Es maravilloso estar con ustedes un día más. Hoy será nuestro último encuentro de la semana. Ayer aprendimos que necesitamos preocuparnos mucho más con la restauración eterna que con la terrenal, que es pasajera. Debemos pensar y trabajar con ahínco por nuestra salvación, por nuestra vida eterna, por el pan que no se descompone y por el agua que nunca se contamina. Y es exactamente lo que tenemos en Jesús, el Pan y el Agua de vida, el Restaurador. Tomen su Biblia y oremos por luz y comprensión del Espíritu Santo. Leamos Juan 7:37 y 38: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva’” Introducción Este texto fue escrito un día después de un reportaje sobre la falta crónica de agua, en la región nordeste de Brasil: “Animales agonizando, esqueletos esparcidos en los pastos resecos, lechos de ríos secos, represas vacías, persona
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.