INTRODUCCIÓN Naamán era un gran hombre de Siria. Era general del ejército. Sabía pelear, sabía organizar, mandar tropas, y usar estrategia. Era “valeroso en extremo”. Tenía inteligencia, grado militar, fuerza, sabiduría, experiencia, éxito, riquezas, respeto, fama y gloria entre los hombres. A su palabra miles de hombres se lanzaban a la batalla. Sin embargo, aunque podía hacer prodigios en batalla, tenía un problema en su propia vida que no podía solucionar. Era leproso. Naamán podía organizar y mandar a sus soldados y le obedecían en seguida, pero la lepra no le hacía caso. Podía presentar peticiones delante del rey y le eran concedidas, pero la lepra no le escuchaba. Podía sacar la espada ante un enemigo y vencerlo, pero no podía vencer la lepra. La lepra vivía en él, y al final lo iba a humillar, vencer y matar. La lepra en aquel entonces era algo incurable y fatal. No había forma de curarla. A sus víctimas les infectaba la piel. Al principio sólo se vei
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.