Ir al contenido principal

Aguas que restauran por la fe - Jesús Restaurador de la vida

Gracias por venir hasta aquí a otro momento especial donde conoceremos más del gran poder de Dios para restaurar. Ayer vimos que es fundamental saber quién somos, quién no somos y especialmente quién es Jesús. Solo él tiene poder para restaurar todas las cosas. Él tomó nuestra naturaleza, llevó nuestros dolores, pecados y culpas. Todo eso para que podamos ser considerados libres, inocentes, sin mancha delante de Dios nuestro Padre. Y, sobre todo, para que heredemos la vida eterna, que según 1 Juan 5:13, “para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”. Hoy hablaremos de “aguas que restauran por la fe”.

Abramos nuestras Biblias, oremos por la guía del Espíritu Santo y leamos Juan 1:10-14.

“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),” (Juan 1:10-14).

El versículo 28 dice: “Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando” (Juan 1:28).

Introducción

En el texto que acabamos de leer, la Biblia nos llama “hijos de Dios” (vers. 12). Ya en el versículo 28, Juan aparece bautizando “al otro lado del Jordán”. Como vimos ayer, se nos llama hijos e hijas de Dios cuando recibimos a Jesús en nuestra vida, cuando lo aceptamos y creemos en su nombre. A estos Dios restaura por medio del poder que hay en Cristo Jesús y por el bautismo en las aguas. Dios usa los elementos que él mismo creó para restaurarnos. El agua, incluso, es un remedio natural. Los beneficios de la ingestión de agua pura y de la hidroterapia van de la cura y prevención de enfermedades como la depresión, al buen funcionamiento del intestino, promueven una buena disposición mental y una piel más bonita, todo eso porque el 70% de nuestro cuerpo es agua. Pero el agua de la cual hablaremos hoy produce restauración y cura espiritual.

Un día, el famoso navegador Amyr Klink encontró un barco a la deriva. Después de llamar, vio que no había nadie y que no había ningún tipo de problema en el barco, incluso había comida. Aparentemente no había nada malo, hasta que notó marcas de arañazos en la pintura del barco. Él concluyó que las personas que navegaban saltaron al mar para nadar un poco, pero se olvidaron de bajar la escalera. El capítulo 1 de Juan termina con una escalera que es Jesús, y que él nos da acceso al Cielo. Leamos Juan 1:51: “Y le dijo: ‘De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre’”. Debemos nadar en el mar de la vida, pero no podemos olvidar la escalera. No podemos olvidarnos de Jesús. En el libro Los hechos de los apóstoles, Elena de White escribió: “Hay quienes intentan ascender la escalera del progreso cristiano, pero mientras avanzan, comienzan a depositar su confianza en el poder del hombre, y pronto pierden de vista a Jesús, el autor y consumador de la fe. El resultado es el fracaso, la pérdida de todo lo que se había logrado. Ciertamente es triste la condición de los que, habiéndose cansado del camino, permiten al enemigo de las almas que les arrebate las virtudes cristianas que habían desarrollado en sus corazones y en sus vidas. ‘Pero el que no tiene estas cosas -declara el apóstol tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados’” (p. 440). Y para no perder de vista a Jesús, necesitamos conocerlo. Solo él es nuestra escalera, nuestros ojos, nuestra esperanza. ¡Conocer a Jesús es todo!

1. CONOCER A JESÚS ES TODO

a) El conocimiento teórico de Cristo es importante

Juan 1:10, 11 dice: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Dios creó el mundo e hizo a Adán y Eva para que habitaran en el Jardín del Edén. Es muy conocida la historia de la primera pareja que pecó y permitió la entrada del mal en nuestro mundo. Sin embargo, aun después de la caída, Dios continuó amándolos. En verdad, él nos amó más todavía, y nos ama al punto de darnos una maravillosa promesa, registrada en Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. La promesa recordaría a cada hijo e hija de Adán en los próximos milenios que un día Dios enviaría a alguien que heriría la cabeza de la serpiente, Satanás, y terminaría para siempre con el pecado. Ese tiempo había llegado. ¡Sí! Jesús había nacido. Habían pasado cuatro mil años desde que Adán, el padre y representante de la raza humana, había pecado. “El Verbo estaba en el mundo”, el mundo que él había creado. Pero, el mundo no lo conoció”. Lo más triste es que su propio pueblo “no lo conoció”. Es lo que dice el evangelio de San Juan. Los descendientes de Adán, Set, Noé, Sem y Abraham, defensores del conocimiento del verdadero Dios, ya no lo conocían. Tenían un conocimiento teórico de Jesús, lo que era relevante, pero no suficiente. Lucas 2:4, 5 relata que, al ser indagados por Herodes sobre el lugar de nacimiento de Cristo “todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo” respondieron que el Mesías nacería en “Belén de Judea”. Sabían el lugar y podrían saber el tiempo exacto si hubieran estado en conexión viva con Dios, pero el conocimiento, incluso el profético, por sí solo no tuvo el poder transformador en la vida de los judíos. Y no lo tiene en nuestra vida tampoco.

Y usted, ¿qué conocimiento posee del Mesías? ¿Es puramente teórico? No digo que no es importante, pero si se resume a eso, nuestra vida no tendrá más poder del que tenía el pueblo de Dios en la época cuando Cristo habitó entre nosotros. Una relación solo académica, literaria y hasta bíblica no tendrá valor si usted y yo no probamos a Cristo en nuestra vida. ¿De qué vale saber que la comida sacia el hambre y el agua la sed, si no tomamos, comemos y bebemos? Cuántos dejan sus coronas de flores en las tumbas de sus queridos y declaran llorando palabras llenas de significado cuando esos gestos ya no tienen ningún valor para los muertos. En Apocalipsis 3:20, Juan escribe que Jesús está a la puerta y llama. ¿Quién abrirá la mente y el corazón e invitará a Jesús a entrar? El Verbo espera que abra su corazón para que él “entre en acción”. Ábrale ahora, y su vida nunca más será la misma. 

b) Un conocimiento práctico y fundamental 
Ese conocimiento teórico es importante, la experiencia práctica es fundamental. Hay un hermoso himno escrito por el Pr. William Costa Jr. Que dice: “Conocer a Jesús es todo lo que preciso conocer, entender el amor es todo lo que preciso comprender para tener poder en la vida”. Conocer a Jesús realmente es todo, pero el conocimiento tiene que ser transformador, práctico, basado en el amor y en la confianza, en la entrega, en la amistad, en la lealtad, en el compañerismo. Solo así, nuestra vida tendrá poder real. Juan 1:12 dice que “a todos los que le recibieron, a todos los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. ¡Qué maravilla es ser hechos hijos e hijas de Dios! La restauración de nuestra vida, nuestro hogar, nuestra salud mental y nuestras emociones solo se realiza en ese nivel. No hay otra forma de vencer el mundo y nuestro corazón pecaminoso. Solo mediante el poder que viene de Dios, al transformarnos en hijos e hijas de Dios por medio de Cristo. Para los griegos, conocer una silla, por ejemplo, es saber qué elementos la componen. Para los hebreos, conocer una silla es sentarse en ella y descansar. Necesitamos tener una experiencia con Jesús

2. LOS QUE CONOCEN A JESÚS VERÁN SU GLORIA 

a) Quién cree nace para Dios 
Juan 1:13 dice: “Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. El versículo está a continuación del versículo que menciona que los hijos de Dios son los que recibieron a Cristo y creen en su nombre. Así, quien recibe a Cristo y cree en su nombre, nace de la voluntad de Dios y para Dios. Ese verá la gloria de Cristo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Y todos los que creen y reciben a Cristo son restaurados por su presencia y su gloria. ¿Y cómo hacer para creer y recibir a Cristo? En Romanos 10:17, Pablo explica: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Desarrollamos la fe cuando oímos, leemos y practicamos lo que dice la Palabra de Dios, por la fe que tenemos en él que la inspiró. En Apocalipsis 1:3, Juan escribió que son felices “los que leen y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”. Si usted quiere ser feliz de verdad, no solo tener momentos de alegría, lea, escuche y obedezca lo que Dios dice. La restauración comienza por la fe. 

b) Quien cree renace para la vida 
El versículo 28 del capítulo 1 de Juan dice que esas cosas que acabamos de estudiar “Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando”. Las personas que se arrepentían de sus malos caminos eran bautizadas por Juan como un símbolo de la aceptación de Dios y de su Hijo, quien vendría para bautizar con el Espíritu Santo. Para que eso ocurriera, era necesario tener fe. Tener fe no es entender todo, es confiar en aquel que todo lo entiende. Lutero dijo: “Podemos no conocer el camino, pero estamos seguros porque podemos conocer a nuestro Guía”. Eso es fe. Permita que Jesús y su Palabra lo guíen.

Jesús dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mar. 16:16). La restauración de su vida pasa por la fe que actúa por las obras. Necesitamos creer y actuar. ¿Y usted? ¿Solo va a creer o va a actuar de acuerdo con su fe en Jesús? La restauración de su vida pasa por Jesús y por las aguas.

Si usted quiere ser restaurado, reconstruido, acepte pasar por las aguas bautismales. Acepte a Jesús, estudie su Palabra, prepárese para ser bautizado e incorporado a la familia de Dios.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sermón para Funeral

En este momento de dolor y tristeza para las familias _(nombre de las dos familias principales del fallecido)______, saquemos un momento para reflexionar sobre lo que nos dice la palabra de Dios en el libro de Eclesiastés 7: Vs. 1 Vale más el buen nombre que el buen perfume. Vale más el día en que se muere que el día en que se nace. Vs. 2 Vale más ir a un funeral que a un festival. Pues la muerte es el fin de todo hombre y los que viven debieran tenerlo presente. (NVI) La muerte es el fin de todo hombre y los que viven debieran tenerlo presente. La muerte irrumpe en nuestras vidas en un instante. ¿Cómo estás viviendo? Vs. 3 Vale más llorar que reír; pues entristece el rostro, pero le hace bien al corazón Vs. 4 El sabio tiene presente la muerte; El necio sólo piensa en la diversión. (NVI) ¿Tienes presente que algún día también vas a morir? ¿O solo estas pensando de forma egoísta en como divertirte y disfrutar de la vida? Job 14:5 Ciertamente sus días está

¿En quién confías? - El Señor Salva

Isaías 36 “Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra” (Isaías 37:16). Un hombre delgado camina descalzo con sus dos hijos. Otra familia acaba de cargar todas sus pertenencias en una carreta tirada por bueyes escuálidos. Un hombre guía los bueyes mientras dos mujeres se sientan en el carro. Los menos afortunados llevan sus pertenencias sobre sus hombros. Los soldados están por todas partes. Un ariete golpea la puerta de la ciudad. Los arqueros que están en la parte superior del ariete disparan a los defensores de los muros. La matanza frenética reina suprema. Apretamos el botón de avance rápido. Un rey imponente está sentado en su trono, recibiendo el botín y a los cautivos. Algunos cautivos se le acercan con las manos en alto, suplicando piedad. Otros se arrodillan o se agachan.  Las descripciones de estas escenas con el rey comienzan con estas palabras:  “Senaquerib, re

Herencia de Jehová son los Hijos - Herencia de Jehová

VERSÍCULO CLAVE “Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa” Salmo 127:3 NVI. INTRODUCCIÓN 1. La tendencia de la mayoría de los lectores de la Biblia es a interpretar los conceptos de acuerdo a lo que se entiende hoy. 2. Eso es un error con consecuencias impredecibles. 3. Dos conceptos fundamentales: a. La Biblia no fue escrita para nosotros hoy en primer lugar, sino para personajes de otro contexto cultural. b. Por lo tanto, somos los actores secundarios, que debemos extraer los principios aplicables hoy. 4. Cuando se lee la Biblia hay que hacerse dos preguntas básicas: a. ¿Qué significó para los lectores primarios el concepto que se está planteando? b. ¿Cómo se puede aplicar hoy dicho concepto? 5. En otras palabras debemos extraer el principio aplicable hoy. 6. Cuando este ejercicio no se hace, cometemos el error de hacer decir a la Biblia lo que no dice. DESARROLLO A. EL CONCEPTO HERENCIA 1. El

Juventud al Borde del Fracaso - Jóvenes

JUVENTUD AL BORDE DEL FRACASO "Te lo advertí cuando eras próspero pero respondiste: “¡No me fastidies!” (Déjame en paz). Has sido así desde tu juventud, ¡nunca me obedeces!" Jeremías 22:21. Introducción   1. En la actualidad al joven le toca atravesar muchos desafíos, es más, ser joven se ha convertido en un desafío muy difícil. 2. La juventud se encuentra rodeada de muchos atractivos que como espejismos se desvanecen dejando muchos vacíos. 3. El alcohol el tabaco, la droga, las pandillas, todo eso es fruto de una sociedad que lo único que ha hecho es envenenar el alma y los sueños juveniles. 4. Pero ¿sufrirán menos los jóvenes cristianos? No, de seguro que no, porque a la juventud cristiana le persigue la moda, la televisión y el atractivo sexual. 5. Dios tiene un plan para salvar a la juventud del fracaso y ese plan consiste en identificar las estrategias del enemigo.   I. LA CULTURA - UN POTENTE DESTRUCTOR DEL CRISTIANISMO   1. El estado

Deja tu Cántaro

1. Idea Central: Enseñar que la vida sin Cristo no tiene sentido, se vuelve monótona, cansada; y que con Cristo, la fuente de agua viva, hay frescura de alma, tranquilidad de espíritu, seguridad y confianza, y un deseo inmediato de testificación. 2. Propósito: Llegar al corazón de las personas y demostrarles que con Cristo y en Cristo las cosas son diferentes, y que no importa quién seas, puedes y tienes derecho a ser feliz y testificar. 3. Texto: San Juan 4:7-30.  Dios puede hacer muchas cosas, pero a veces no logramos entender y sólo lo resumimos en una palabra: “Milagro”. Y milagro es lo que realmente sucedió en el corazón de una mujer de quien vamos a hablar esta mañana. 4. Proposición: Lograr que las personas se acerquen a Cristo y su palabra. Sólo el encuentro con Cristo puede cambiar la dinámica de la vida de una persona moviéndolo a testificar. INTRODUCCIÓN 1. En la vida de cada ser humano existen algunas cosas en común. Vivimos en tiempo