“Entraron en Capernaúm, y tan pronto como llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y se puso a enseñar” Marcos 1:21, NVI. INTRODUCCIÓN Hace unos días atrás me tocó visitar a un niño de 10 años. Le pregunté lo que más disfrutaba de ir a la escuela… - “El recreo” –señaló. ¡Pareciera que aprender, o ser enseñado, es una tarea cada vez más difícil! Enseñar era uno de los componentes principales del ministerio de Jesús: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Mateo 9:35. Las cosas que él enseñaba preparaban el camino para que, las verdades divinas fueran comprendidas y, al mismo tiempo, para estimular la fe de quienes serían protagonistas de sus milagros. Nos resulta natural entender que Jesús eligiera las sinagogas como lugar de enseñanza. Sin embargo, es significativo que, salvo un episodio (Lucas 4:18-27), ningún Evangelio registra las palabras ex
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.