"Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis” (Isaías 7:9). Un sábado, Connie y Roy estacionaron frente a su casa al volver de la iglesia. Una gallina pigmea pasó volando frenéticamente frente a ellos por el jardín. Algo andaba mal. Se suponía que las aves domésticas debían estar a salvo en su corral, pero habían salido. Tras una investigación rápida, descubrieron que estaban en medio de una tragedia. Beethoven, el perrito del vecino, también había escapado de su patio y estaba al lado del estanque sosteniendo a Daisy con la boca. Daisy era una hermosa gallina ponedora con suaves plumas blancas en la cola. Connie rescató a Daisy, pero ya era demasiado tarde. Su preciosa mascota, ahora con el cuello destrozado, pronto murió en los brazos de Connie. Ella se sentó llorando, con el ave muerta. Había otra mascota que estaba profundamente conmovida. Un pato alto y blanco llamado Waddlesworth vio que Connie sostenía a Daisy y, al parecer, supuso que ella la había matado, por lo
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.