By Carlos Steger Cuando Adán y Eva escucharon la promesa de que en el futuro uno de sus descendientes heriría a la serpiente en la cabeza (Génesis 3:15), venciéndola para siempre, se llenaron de gratitud a Dios. Esa promesa se hizo mucho más vívida ante sus ojos cuando Dios los vistió con “túnicas de pieles”, obtenidas al sacrificar animales inocentes (Génesis 3:21). Mediante la muerte de esos animales, el Señor les proveyó lo que necesitaban para cubrir su desnudez, resultado del pecado. Esa muerte simbolizaba la muerte del Hijo de Dios, que un día nacería como un ser humano, viviría sin cometer ningún pecado, y moriría en lugar de todos nosotros. Al sacrificar un cordero cada mañana y cada tarde, Adán y Eva expresaban su fe en el futuro Redentor. Y comprendían que el Salvador vendría voluntariamente a morir por ellos, movido solamente por Su infinito amor hacia cada uno de nosotros. A lo largo de toda la Biblia se enfatiza el amor de Cristo por nosotros. El apo
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.