INTRODUCCIÓN Un capellán, se aproximó a un herido en medio del fragor de la batalla y le preguntó: - ¿Quieres que te lea la Biblia? - Primero dame agua que tengo sed - dijo el herido. El capellán le convidó el último trago de la cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda. -¿Ahora?- preguntó de nuevo el capellán - Primero dame de comer- suplicó el herido. El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila. -Tengo frio- fue el siguiente clamor, y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña pese al frio que calaba y cubrió al lesionado. -Ahora sí- le dijo al capellán. -Háblame de ese Dios que le hizo darme tu última agua, tu último mendrugo, y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad. Texto:1 Pedro 2:9 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las nieblas a su luz
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.