"Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18). Perdidos en la tierra del olvido. Si vas por Irlanda por un camino rural angosto bordeado de setos, quizás encuentres el camino bloqueado por una vacada que vuelve a casa después de una comida crujiente. Incluso si no hay un pastor con ellas, irán al cobertizo de su dueño. Sabrán adónde ir y a quién pertenecen. Si un niñito en una tienda se separa de su madre y grita, “¡Perdí a mi mamá!”, es posible que no sepa exactamente dónde está él ni dónde está su madre, pero en medio de un mar de madres que caminan por la tienda reconocerá a la madre que es suya únicamente. Lamentablemente, a diferencia de esas vacas irlandesas (o de ese niño perdido), el pueblo de Judá olvidó que pertenecía al Señor, su Padre celestial, y por lo tanto perdió su verdadera identidad como pueblo del Pacto. “
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.