"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).
1. ¿Qué es adorar a Dios?
"Alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantad a él, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas. 1 Crónicas 16:8, 9.
De acuerdo a 1 Crónicas 16:8 al 29, adorar a Dios es alabarlo, invocar su nombre, darlo a conocer, llevarle presentes, darle la honra debida a su nombre, hablar de sus maravillas, buscar su rostro, proclamarlo cada día, postrarse y gloriarse en su salvación. Es culto que se rinde a Dios. Es amor profundo.
Adorarlo es Alabarlo y darlo a conocer.
2. ¿Por qué Dios es digno de adoración?
"Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid delante de él; postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad." 1 Crónicas 16:29.
“Por su grandeza, su dignidad, su plenitud, por sus maravillas, su pacto, sus promesas, su amor, etc. “El Ser divino debe ser adorado… porque sobresale en majestad suprema y poder...” (2MS, 178).
Dios es digno de adoración por la belleza de su santidad
3. ¿Qué se necesita para adorar a Dios?
"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." Juan 17:3.
“El poder y alma de la verdadera educación es un conocimiento de Dios y de Jesucristo, a quien él ha enviado” (EC, 52).
Para adorarlo precisamos conocerlo.
4. ¿Qué debe suceder en mi para poder adorarlo?
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." Gálatas 2:20.
“El yo debe morir antes que Dios pueda obrar por nuestro medio... Vuestra voluntad debe morir; debe identificarse con la voluntad de Dios. El desea fundiros y purificaros de toda mácula” (CPI, 523).
Para poder adorarlo el yo debe morir primero.
5. ¿Cuándo en verdad estoy adorando a Dios?
"El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" Mateo 10:37
"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente." Mateo 22:37.
“La ley divina nos demanda amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sin el ejercicio de este amor, la más elevada profesión de fe es mera hipocresía” (1MS, 255).
Cuando amo a Dios por encima de todo y cuando lo amo de todo corazón.
6. ¿Cuáles son los errores de la adoración?
"Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren." Juan 4:20-24.
Centrarse en forma y lugar, cuando Dios requiere el espíritu del adorador y la verdad. El adorador debe ser santo y apartado del mal y la adoración debe ser a Dios Creador, el Dios revelado en la Biblia, y no a un lugar o a un dios hecho a la imagen de hombres o animales.
Erramos cuando creemos que adorar es sólo forma y lugar.
7. ¿Cuál es el secreto del éxito de la adoración?
"Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." Mateo 6:20, 21.
¿Cómo poner nuestros tesoros en el cielo? “Cuán dulce es negarse a sí mismo para dar a los necesitados, sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el cielo” (1TI, 164).
El secreto del éxito es poner nuestros tesoros en el cielo y apostarlo todo por la causa de Cristo.
MI DECISIÓN
Decido adorar a Dios en espíritu y verdad, honrando su nombre, llevándole presentes y proclamando su nombre entre los demás.
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