“Pero él les dijo: ‘No se asusten. Ustedes buscan a Jesús nazareno, que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto’ ” (Marcos 16:6).
La crucifixión de Jesús fue un oscuro fin de semana para los discípulos mientras no solo lidiaban con la muerte de su Maestro, sino también temían por su propia vida (Juan 20:19).
Marcos 15 termina con la contribución de un miembro notable de la sociedad israelita, alguien que pone su vida y sus recursos a disposición del Reino de Dios cuando Jesús muere.
Surgen entonces, las siguientes preguntas:
¿Dónde están los discípulos?
¿Cómo reaccionaron ante la muerte de Jesús?
¿Cómo respondieron a la noticia de su resurrección?
En Marcos 16, el último capítulo del Evangelio de Marcos, veremos lo que sucedió tras la muerte de Jesús.
En primer lugar el momento en que ocurrió la resurrección de Jesús y por qué las mujeres fueron al sepulcro ese domingo de mañana. Los adventistas hemos evitado a veces referirnos a la mañana de la resurrección porque es usada erróneamente para apoyar la presunta sacralidad del domingo. Veremos, en cambio, que podemos regocijarnos por la resurrección ocurrida aquel domingo a pesar de la teología errónea que, desafortunadamente, ha surgido a partir de ello.
En segundo lugar, la lección explica los primeros versículos de Marcos 16, vinculando este texto con un tema presente en todo el libro. Al final del relato de Marcos 16 veremos la importancia y el impacto de creer. Lamentablemente, el corazón de las personas seguía dominado por la incredulidad. Estas personas no eran los sacerdotes, los líderes de Israel o el gobernador romano, sino los propios discípulos de Jesús. A lo largo de la mayor parte del libro, los discípulos parecen bastante incapaces de captar quién es Jesús y hacia dónde se dirige. No les agradan las predicciones del Maestro acerca de la cruz y se resisten a preguntarle al respecto. Durante su pasión fracasan estrepitosamente y lo abandonan, mientras Pedro lo niega tres veces. Podrían, incluso, ser considerados por muchos como ineptos para comunicar el mensaje del evangelio. Finalmente, Jesús, desvanece sus dudas y fortalece su fe.
En tercer lugar, como conclusión de nuestra estudio, examinaremos el resto de Marcos 16 y consideraremos la misión que este texto nos propone. Este estudio muestra el alcance de la misión y el objetivo del evangelio desafiando al lector de Marcos a llevar el evangelio al mundo entero.
I. REGOCIJO EN LA RESURRECCIÓN
La muerte de Jesús fue devastadora para sus seguidores, no estaban preparados para el impacto de los acontecimientos.
"Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, 43 José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 45 E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, 46 el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 47 Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.
Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. 2 Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. 3 Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? 4 Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. 5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. 6 Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron". Marcos 15:42-16:6.
¿Qué ocurre aquí y por qué esta historia es tan relevante para el relato de la resurrección?
Los escritores de los cuatro evangelios coinciden en que Jesús murió en el día que identifican como “la preparación” (Mateo 27:62; Marcos 15:42; Lucas 23:54; Juan 19:14, 31, 42). La mayoría de los comentadores entienden la expresión como una referencia al período que se extiende entre el atardecer del jueves y el del viernes. Jesús murió el viernes de tarde y fue sepultado antes de la puesta de sol. Durante el sábado, descansó en la tumba.
También lo hicieron todos sus discípulos. “Y vueltas, prepararon aromas y perfumes. Pero reposaron el sábado, conforme al mandamiento” (Lucas 23:56), algo que habría sido extraño si Jesús hubiera disminuido la obligación de guardar el cuarto Mandamiento o si así lo hubieran entendido ellas.
El sábado de noche, las mujeres compraron especias y fueron el domingo de mañana al sepulcro con la intención de completar el procedimiento funerario acostumbrado. Por supuesto, ¡Jesús no estaba allí!
Desde tan temprano como el siglo segundo, el cristianismo consideró significativo el hecho de que Jesús resucitó en domingo. Esto se convirtió en el fundamento de la presunta sacralidad del domingo. Pero ¿es eso lo que el Nuevo Testamento enseña?
"Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos". Colosenses 2:10-12.
¿Cuál es el memorial de la resurrección de Jesús según el Nuevo Testamento?
No hay una sola palabra en la Biblia que sugiera la sacralidad del domingo como un recordatorio de la resurrección. Ese recordatorio es el bautismo. “Porque fuimos sepultados junto con él para muerte por medio del bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en nueva vida” (Romanos 6:4).
Independientemente de la teología errónea acerca del culto dominical, debemos como adventistas regocijarnos por la resurrección de Jesús, ocurrida el domingo de mañana. Jesús ha triunfado sobre la muerte en virtud de su muerte y resurrección, y es gracias a esta que estamos seguros de nuestra propia resurrección.
“¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia nos regeneró para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pedro 1:3). Observa la certidumbre que Pedro tenía acerca de la resurrección de Jesús. ¿Cómo podemos nosotros tener esa misma certeza?
"¡Ojalá que la cabeza inclinada pudiese alzarse, que los ojos se abriesen para contemplarle, que los oídos pudiesen escuchar su voz! “Id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado”. Invitadlos a no mirar la tumba nueva de José, que fue cerrada con una gran piedra y sellada con el sello romano. Cristo no está allí. No miréis el sepulcro vacío. No lloréis como los que están sin esperanza ni ayuda. Jesús vive, y porque vive, viviremos también. Brote de los corazones agradecidos y de los labios tocados por el fuego santo el alegre canto: ¡Cristo ha resucitado! Vive para interceder por nosotros. Aceptad esta esperanza, y dará firmeza al alma como un ancla segura y probada. Creed y veréis la gloria de Dios". DTG, 736.
"La resurrección de Jesús fue una muestra de la resurrección final de todos los que duermen en él. El cuerpo resucitado del Salvador, su porte, el acento de su voz, eran familiares para sus seguidores. En forma semejante se levantarán los que duerman en Jesús. Conoceremos a nuestros amigos así como los discípulos conocieron a Jesús. Aunque hayan quedado deformados o desfigurados en esta vida mortal, sin embargo en su cuerpo resucitado y glorificado se preservará su identidad individual, y reconoceremos a los que amamos por su rostro radiante con la luz que brilla del rostro de Jesús... Hasta esa hora de triunfo, cuando resuene la trompeta final y marche ese vasto ejército hacia la victoria eterna, todo santo que duerme estará en un lugar seguro, y será guardado como joya preciosa, a quien Dios conoce por su nombre". (AFC, 361).
II. LA PIEDRA FUE QUITADA
"Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. 2 Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. 3 Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? 4 Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. 5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. 6 Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. 7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. 8 Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo". Marcos 16:1-8.
"Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí". 1 Corintios 15:1-8.
¿Qué tienen en común estos pasajes?
La historia de la resurrección aparece en los cuatro evangelios. El autor de cada uno de ellos presenta el relato desde una perspectiva diferente, pero todos ellos registran los conceptos centrales presentes también en 1 Corintios 15:1 al 8.
Hay cuatro ideas que aparecen una y otra vez:
- Murió,
- Fue sepultado,
- Resucitó,
- Fue visto.
En Marcos, las primeras dos ideas aparecen en el capítulo 15. Las otras dos están en el capítulo 16, pero con un giro. Marcos 16:7 habla de una reunión en Galilea (“y allí le veréis”; ver Juan 21).
Para algunas personas es inconcebible que los cristianos crean en un Señor resucitado. Pero la evidencia de su resurrección es sustancial y consistente con la razón.
Para empezar, todo lo que uno tiene que hacer es creer en Dios como el Creador (ver Génesis 1; 2), y la idea de la resurrección, un milagro, llega a ser razonable. El Dios que creó el universo y, por ende, la vida en la Tierra, ciertamente tiene el poder, si así lo decide, de resucitar a Jesús. La existencia de Dios no convierte la resurrección de Jesús en algo inevitable, solo en algo razonable.
Además, la tumba estaba vacía. Aun los historiadores ateos aceptan ese hecho. Si así no fuera, la aseveración acerca de la resurrección de Jesús habría fracasado desde el principio, pues la existencia de su cuerpo habría destruido cualquier pretensión de que hubiera vuelto a la vida.
Luego, la explicación de que sus discípulos sustrajeron el cuerpo es insostenible, ya que no podrían haber burlado a la guardia. Y, aun en el caso de que hubieran podido y se llevaran el cuerpo, ¿por qué no fueron arrestados por hacerlo? La respuesta es que los líderes religiosos sabían que los discípulos no habían hecho eso.
Por otra parte, muchas personas dieron testimonio de que habían visto a Cristo resucitado. Muchos, incluyendo a los discípulos, no creyeron al principio. Y Pablo, un muy sólido enemigo, no solo asegura haber visto al Señor resucitado, sino también esa experiencia cambió radicalmente toda la trayectoria de su vida.
Finalmente (aunque existen muchas otras razones), ¿cómo explicar el surgimiento de la iglesia cristiana, fundada por personas que afirmaron haber visto al Señor resucitado? ¿Por qué habrían estado esas personas dispuestas a morir por algo que supieran que no era verdad? El testimonio sostenido de ellos desde poco después de la muerte de él (Hechos 3:15) y en los años siguientes (1 Pedro 1:3) es una evidencia poderosa en favor de su resurrección.
¿Qué responderías si alguien te preguntara qué evidencia tienes de la resurrección?
"El hecho de que Cristo fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, es prenda de la aceptación del pecador arrepentido por parte del Padre. Entonces, ¿nos permitiremos tener una experiencia vacilante de dudar y creer, creer y dudar? Jesús es la prenda de nuestra aceptación por parte de Dios. Tenemos el favor de Dios, no porque haya mérito alguno en nosotros, sino por nuestra fe en 'el Señor, nuestra justicia'" (FYO, 111).
"¿De qué lado estamos nosotros? El mundo rechazó a Cristo; los cielos lo recibieron. El hombre, el hombre finito, rechazó al Príncipe de la Vida; Dios, nuestro Gobernante soberano, lo recibió en los cielos. Dios lo ha exaltado. El hombre lo coronó con una corona de espinas; Dios lo ha coronado con una corona de real majestad. Todos nosotros debemos pensar sin prejuicio. ¿Queréis que sea este hombre, Cristo Jesús, quien gobierne sobre vosotros, o Barrabás? La muerte de Cristo acarrea al que rechaza su misericordia la ira de los juicios de Dios, sin mezcla de misericordia. Esta es la ira del Cordero. Pero la muerte de Cristo es esperanza y vida eterna para todos los que lo reciben y creen en él". TM, 139.
"Cada manifestación de duda fortalece la incredulidad. Cada pensamiento y palabra de esperanza, valor, luz y amor, fortalece la fe y fortifica el alma para resistir en medio de la oscuridad moral que existe en el mundo. Los que hablan acerca de la fe tendrán fe, y los que hablan acerca del desánimo tendrán desánimo. Nos transformamos de acuerdo con lo que contemplamos".
III. LAS MUJERES EN EL SEPULCRO
“Las mujeres que habían estado al lado de la cruz de Cristo esperaron velando que transcurriesen las horas del sábado. El primer día de la semana, muy temprano, se dirigieron a la tumba llevando consigo especias preciosas para ungir el cuerpo del Salvador. No pensaban acerca de su resurrección de los muertos. El sol de su esperanza se había puesto y había anochecido en sus corazones. Mientras caminaban, relataban las obras de misericordia de Cristo y sus palabras de consuelo. Pero no recordaban sus palabras: ‘Os volveré a ver’ (Juan 16:22)” (DTG 747).
"Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. 2 Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. 3 Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? 4 Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. 5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. 6 Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. 7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. 8 Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo". Marcos 16:1-8.
No sabemos dónde le han puesto
"¡A cuántos podrían dirigirse las palabras del Salvador: “¿Por qué lloras? ¿a quién buscas?” Está al lado de ellos, pero sus ojos cegados por las lágrimas no lo ven. Les habla, pero no lo entienden". DTG, 736.
¿Qué sucedió y cómo respondió la mujer al principio?
Desde el comienzo del Evangelio, el lector sabe que Jesús es el Mesías. Pero en el texto mismo, la primera persona no endemoniada que lo reconoce como tal es Pedro, en Marcos 8:29. ¡Y esta declaración ocurre recién en la segunda mitad del libro!
A lo largo del Evangelio de Marcos, Jesús pide a las personas que mantengan en reserva quién es él o sus curaciones milagrosas. En Marcos 1:44, dice a un leproso que no cuente su sanación a nadie. En Marcos 5:43, pide a Jairo y a su esposa lo mismo acerca de la resurrección de su hija. En Marcos 7:36, dice a un grupo que no digan a la gente acerca de su curación de un sordomudo. Y luego ordena a sus discípulos no decir a la gente que él es el Mesías (Marcos 8:30; ver también Marcos 9:9). No cabe duda de que la principal razón por la que Jesús les pedía que guardaran silencio era para disponer del tiempo necesario para terminar su ministerio de acuerdo con el tiempo profético anunciado en Daniel 9:24 al 27.
Ahora, en esta escena, aun después de que se les ha dicho que Jesús ha resucitado, las mujeres, temerosas y asombradas, huyen del sepulcro y, al menos en un primer momento, tampoco ellas hablan acerca de lo que ha sucedido. Todo encaja perfectamente. Esto forma parte del motivo revelación-secreto que recorre todo el evangelio de Marcos. Hemos visto antes que, cuando Jesús dice a la gente que no cuente algo, normalmente desoyen su pedido y lo hacen de todos modos. Ahora en Marcos 16, se dice. a las mujeres que vayan y lo cuenten, pero ellas huyen despavoridas y no lo dicen a nadie. La característica constante de estos encuentros es que la gente no hace lo que se le dice.
Huir con miedo y no contarlo a nadie 'no es como termina la historia'. Con su silencio, aquellas mujeres la dejaron inconclusa. Alguien tiene que ir y contarla ¿Quién será esa persona? Tú, el lector de Marcos.
A lo largo de Marcos, el lector ha estado 'por encima' de los personajes en cuanto a saber quién es Jesús y hacia donde se dirige. Esto puede crear una sensación de superioridad. Pero aquí, al final del libro, el evangelista cambia la situación con un final abierto que constituye un llamado al lector. Evidentemente, alguien contó lo ocurrido en la tumba vacía, lo que vio y oyó allí, pero Marcos deja el final de su informe abierto y sin explicación como una manera de desafiar al lector a que sea él quien vaya y comparta la buena noticia acerca de la muerte y resurrección de Jesús. Podemos pensar en el final largo de esta manera: el evangelista Marcos hizo un trabajo tan bueno al escribir un final abierto para su evangelio, que alguien en el siglo II dijo: "¡Así no es como termina la historia! Así no termina un evangelio". Y esa persona elaboró un final acorde con los demás escritos del naciente Nuevo Testamento que circulaban entre los cristianos y lo añadió a Marcos 16:8.
No obstante, el silencio no dura mucho. Al llegar al final del libro de Marcos, leemos lo siguiente: “Y ellos salieron y predicaron en todas partes. Y el Señor los ayudaba, y confirmaba la palabra con las señales que seguían” (Marcos 16:20).
¡Ha resucitado, ha resucitado! Las mujeres repiten las palabras vez tras vez. Ya no necesitan las especias para ungirle. El Salvador está vivo, y no muerto. Recuerdan ahora que cuando hablaba de su muerte, les dijo que resucitaría. ¡Qué día es este para el mundo! Prestamente, las mujeres se apartaron del sepulcro y “con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos” (DTG, 732).
De esa manera, el secreto acerca de quién es Jesús y de lo que ha hecho es finalmente dado a conocer ampliamente. El libro concluye diciendo que ellos “predicaron en todas partes”.
¿Por qué no deberíamos guardar silencio acerca de Jesús y de lo que ha hecho? ¿A quién podrías hablar hoy acerca de Jesús y del Plan de Salvación?
IV. LA APARICIÓN A MARÍA Y OTROS
"Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. 10 Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. 11 Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron.
12 Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo. 13 Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron.
14 Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. 15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. 20 Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén". Marcos 16:9-20.
¿Qué agregan estos versículos al relato de la resurrección?
Casi todo Marcos 16:9 al 20 tiene paralelismos con otros pasajes del Nuevo Testamento: el encuentro de María Magdalena con Jesús en el sepulcro (Mateo 28:1, 9, 10; Juan 20:11-18; comparar con Lucas 8:2); dos hombres ven a Jesús en una zona rural (Lucas 24:13-35); los once reciben la comisión de predicar (Mateo 28:16-20; Lucas 24:36-49; Juan 20:19-23).
La primera persona en ver a Jesús resucitado es María Magdalena (Juan 20:11-18). Otras mujeres también lo vieron (Mateo 28:8-10). Es significativo que las primeras personas que ven a Jesús resucitado son mujeres. Puesto que las mujeres no tenían un estatus elevado como testigos en el mundo antiguo, si el relato acerca de la resurrección hubiera sido ficticio, habría sido mucho más probable que seleccionara a hombres como sus primeros testigos. Pero no fueron hombres, no los discípulos, sino una mujer. Ella va entonces a dar la buena noticia a los discípulos, pero, no es de sorprenderse, ellos no creen en su testimonio, muy probablemente porque les parecía fantasioso y, además, y desafortunadamente, porque provenía de una mujer.
Los defensores de la autenticidad del reporte de la resurrección de Jesús han usado este hecho, que una mujer fue la primera persona en ver a Jesús resucitado, como una poderosa evidencia en favor de la veracidad del relato.
¿Qué ocurre en Marcos 16:14, y que no tendría sentido si el relato fuera una invención?
De hecho, en caso de haber fraguado el relato, ¿por qué habrían dado una imagen tan mala de ellos mismos? Jesús tuvo que reprenderlos por su “incredulidad y dureza de corazón”. Desde el momento del arresto de Jesús, y en sus sucesivas apariciones posteriores a la resurrección, los evangelios describen a los seguidores de Jesús de forma muy negativa: huyen, niegan conocerlo, no creen, etc. Esto no tendría sentido si el relato fuera ficticio.
En contraste, su audaz e inquebrantable proclamación posterior acerca del Cristo resucitado, así como la esperanza que ella ofrece a todos, es una evidencia poderosa en favor de la veracidad de sus afirmaciones.
¿Por qué habrían mentido los discípulos acerca de la resurrección? A la luz de todo lo que sabemos, ellos no experimentaron otra cosa que odio, distanciamiento y persecución a causa de su convicción. ¿Qué habrían ganado inventando este relato?
¿Cuál de las evidencias de la resurrección de Jesús es más convincente para ti? Comparte tus razones.
¿Cómo podemos protegernos de caer en la trampa espiritual de la duda y la incredulidad?
¿Por qué deberíamos vincularnos cada día con el Cristo resucitado?
V. VAYAN POR TODO EL MUNDO
Considera más detenidamente la gran esperanza que nos ofrece la resurrección. Lee 1 Corintios 15. ¿Cuánta importancia da Pablo a la resurrección de Jesús?
"Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. 15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. 20 Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén". Marcos 16:14-20.
¿Qué dijo Jesús a sus discípulos cuando se les apareció, y qué significan estas palabras para nosotros hoy?
Las primeras palabras dichas por Jesús a sus discípulos, después de su resurrección, solo aparecen registradas en forma de discurso indirecto en Marcos 16:14. Allí los reprende por su incredulidad y dureza de corazón. Como hemos visto, los primeros discípulos de Jesús ya tenían problemas para creer (Mateo 28:17; Juan 20:24-29) a pesar de estar con Jesús en persona y haber visto sus milagros vez tras vez.
Pero él les demostró la realidad de su resurrección mediante diversas evidencias. Por lo tanto, el testimonio de ellos, combinado con la evidencia presentada en la sección anterior, constituye un firme fundamento para la fe.
Jesús encomendó a sus discípulos la proclamación del evangelio al mundo. Su orden es expansiva. Ellos deben ir al mundo entero y proclamar el evangelio a toda la Creación. Jesús luego explica el resultado de su labor para bien y para mal: quienes crean serán salvos; quienes no crean serán condenados.
Jesús también describe las señales que acompañarán la obra de los discípulos: expulsarán demonios, hablarán nuevos idiomas, serán protegidos de daños y sanarán a los enfermos. Algunas personas han interpretado erróneamente Marcos 16:18 como si aseverara que los cristianos deben demostrar su fe sosteniendo serpientes venenosas en sus manos. Ninguna acción presuntuosa como esa es autorizada aquí. Lo que Jesús está describiendo es la protección del cristiano mientras participa en la misión, como ocurrió con Pablo mientras servía a otros (Hechos 28:3-6).
Obviamente, la Biblia no enseña que los cristianos serán siempre protegidos de todo daño. A veces Dios considera apropiado obrar un milagro para promover la causa del evangelio. Pero a veces los cristianos sufren como consecuencia de su testimonio. En tales circunstancias, su paciente perseverancia es para los incrédulos otra evidencia del poder de la fe.
"Ante la vida consecuente de los verdaderos seguidores de Cristo, la ignorancia, la superstición y la oscuridad desaparecerán, así como el sol disipa las sombras de la noche. De la misma manera los discípulos de Jesús irán a los lugares tenebrosos de la tierra, para diseminar la luz de la verdad hasta que la senda de los que se hallan en tinieblas sea iluminada por la luz de la verdad". (CDCD, 90).
Y luego, después de toda la obra que realizó aquí, “fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios” (Marcos 16:19). Jesús ascendió para sentarse a la diestra de Dios, el lugar del poder supremo, porque había derrotado a todas las fuerzas del mal.
Nota lo que dice el último versículo. Aunque ellos predicaron “en todas partes” el evangelio, no fueron solos. “Y el Señor los ayudaba, y confirmaba la palabra con las señales que seguían” (Marcos 16:20). Él estaba con ellos y promete estar con nosotros ahora mientras continuamos la obra que ellos comenzaron.
“Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). ¿Qué consuelo podemos recibir y deberíamos recibir de esta promesa a medida que procuramos también proclamar el evangelio “en todas partes”?
"La comisión evangélica es la magna carta misionera del reino de Cristo. Los discípulos habían de trabajar fervorosamente por las almas, dando a todos la invitación de misericordia (HAp, 22).
"Así dió Cristo su mandato a sus discípulos. Proveyó ampliamente para la prosecución de la obra y tomó sobre sí la responsabilidad de su éxito. Mientras ellos obedeciesen su palabra y trabajasen en relación con él, no podrían fracasar. Id a todas las naciones, les ordenó. Id hasta las partes más lejanas del globo habitable, pero sabed que mi presencia estará allí. Trabajad con fe y confianza, porque nunca llegará el momento en que yo os abandone". DTG, 761.
¿Qué esperanza y fortaleza te dan estas palabras?
¿Cuál es tu proyecto misionero y a qué retos te enfrentas?
CONCLUSIÓN
Lee los capítulos titulados “El Señor ha resucitado” e “Id y haced discípulos a las naciones” en el libro El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, pp. 739-746 y 773-784.
"Tiempos tempestuosos se agolpan delante de nosotros. La tierra está corrompida y su corrupción aumentará. Pero ustedes pueden tener perfecta confianza en Cristo. A pesar de la violencia, el crimen y el robo, hay un Dios que es el Rey del universo. Somos sus hijos; no estamos sujetos a un destino caprichoso. Tenemos, sí, tienen ustedes, al leer las palabras de aliento pronunciadas por Cristo, la sagrada promesa que renovará las fuentes de la esperanza. Pueden regocijarse en un Salvador viviente. Es nuestro Señor que ha resucitado. Sus promesas son para todos los que quieran recibirlo". CDCD, 89.
“Para el creyente, la muerte es asunto trivial. Cristo habla de ella como si fuera de poca importancia. ‘El que guardare mi palabra, nunca verá muerte’, ‘nunca sufrirá muerte’. Para el cristiano, la muerte es tan solo un sueño, un momento de silencio y tinieblas. La vida está oculta con Cristo en Dios y, ‘cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria’ (Juan 8:51, 52; Colosenses 3:4)” (DTG, 745).
Aun los historiadores ateos, quienes no aceptan la realidad de la resurrección, admiten no solo que Jesús fue ejecutado, sino también que, tras su muerte, muchos afirmaron haberlo visto resucitado y que, como resultado, dieron inicio al núcleo de lo que llegó a ser la iglesia cristiana. En un intento por explicar por qué esas personas afirmaron eso
- Algunos dijeron que Jesús tenía un hermano mellizo o que los primeros discípulos alucinaron pensando que en realidad habían visto a Jesús.
- Otros dijeron que, en realidad, no murió, sino que solo se desvaneció, volviendo posteriormente en sí.
- Otra persona afirmó que los extraterrestres descendieron y se llevaron el cuerpo. Para conocer todos estos argumentos y por qué son insostenibles, ver Clifford Goldstein, ¡Ha resucitado! Encontrando esperanza en la tumba vacía (ACES, 2022).
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