Pilato le preguntó a Jesús “¿qué es la verdad?”.
La búsqueda de la verdad es algo que concierne a todo ser humano. Pero no es suficiente con buscar, debemos decidir y actuar de acuerdo con la verdad que encontramos.
Una gran empresa multinacional buscaba un nuevo director de marketing. Después de mucha publicidad y muchas inscripciones, tres candidatos entraron en el proceso de selección final. Un matemático, un estadista y un abogado.
El primero que fue invitado a la entrevista final fue el matemático y el gerente le hizo una pregunta sencilla: ¿cuánto es dos más dos? El matemático se sorprendió, pensó un poco, pensó que podría ser una broma, y simplemente respondió: “cuatro”. El gerente miró hacia la banca de entrevistadores, movió la cabeza y le agradeció por haber venido, pero él no era el candidato que estaban buscando.
El estadista fue el siguiente, y el gerente le hizo la misma pregunta, ¿cuánto es dos más dos? Él se detuvo, pensó un poco y después respondió que estadísticamente era un número entre tres y cinco. El gerente sonrió, pero el candidato fue rechazado.
El último candidato, el abogado, fue invitado para la entrevista y el gerente nuevamente le hizo la sencilla pregunta: “¿cuánto es dos más dos?”. Sin pensar mucho, él respondió: ¿Cuánto quiere usted que sea?” Y fue contratado inmediatamente.
¿Qué quiere usted que sea la verdad? Es así como las personas tratan con la verdad hoy.
El 72% de los adultos y la gran mayoría de los adolescentes no creen que exista una verdad moral o espiritual absoluta. El relativismo es la regla del día: su verdad es su verdad, nadie puede contestar por usted, y la verdad de todo depende de las circunstancias.
Existen dos modelos de verdad en nuestro mundo hoy. Uno es verdadero y el otro es falso.
El primer modelo es que la verdad está definida por Dios para todos, es objetiva y absoluta. En otras palabras, lo que Dios dice y ordena es verdadero para todas las personas, para todos los tiempos y para todos los lugares. Entonces, así como Dios dijo “No cometerás adulterio” hace miles de años, está diciendo lo mismo hoy.
El segundo modelo (y el que estamos viendo cada vez más hoy) es la verdad definida por el individuo, es subjetiva y situacional. En otras palabras, lo que es verdad para usted puede no ser verdad para mí. Recordando que, cuando hablamos de verdad, estamos hablando de lo que es cierto para todos, en todos los momentos y en todos los lugares.
Qué pensaría usted de un piloto de avión si él anunciara poco antes de despegar: “Buenas noches, señores y señoras. Bienvenidos al vuelo 293 con destino a São Paulo. Nuestra altitud de vuelo hoy será de treinta y dos mil pies y estaremos exhibiendo una película. A propósito, no estoy seguro sobre el asunto del combustible. Veo que el medidor está indicando que no tenemos combustible suficiente para llegar a nuestro destino, pero no siento que eso será un problema. Entonces, no entre en pánico. Hoy, no estoy realmente usando nuestros dispositivos de navegación o mapas, porque creo que traerlos sería limitado y prejuicioso. Al final, creo que “todos los caminos llevan a Roma”. Una última cosa, no se preocupen, yo soy muy sincero en lo que creo.
Me imagino que usted querría salir corriendo de ese avión. Dios no nos dio “múltiples elecciones” cuando se trata de alcanzarlo. El camino está claramente marcado para quien lo busca.
En el capítulo 18 de Juan vemos a Jesús ante Pilato, el gobernador romano de Judea. Pilato tenía autoridad para ejecutar o no a Jesús. Pilato intentó ver si el testimonio de las autoridades judías tenía peso suficiente para condenar a Jesús a muerte y comenzó a hacerle preguntas. Jesús declaró su realeza (que es celestial) y continuó diciendo que vino al mundo para dar testimonio de la verdad. Pilato entonces le preguntó: ¿qué es verdad?
Pilato estaba mirando la verdad con sus ojos. La verdad viene de Dios. La verdad es Dios. Por desgracia, muchos como Pilato están frente a la verdad y aun así eligen ignorarla. En ese pequeño tribunal, los testigos compartieron cinco verdades sobre la humanidad y sobre Dios. Examinaremos juntos esas verdades.
I. Existen muchas personas religiosas que no conocen a Jesús (Juan 18:28)
Los sacerdotes y fariseos estaban más preocupados por poder observar su fiesta religiosa que en hacer lo que era correcto. Las personas se preocupan tanto por ser religiosas, pero no quieren nada con Jesús. La mayoría de la gente afirma tener relación con algún tipo de religión, pero no van más allá de lo superficial. La religión no nos puede salvar. Jesús es el único que puede hacerlo.
“No todo el que me dice ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad’” (Mateo 7:21-13).
Los sacerdotes y fariseos fueron el mayor ejemplo de lo que significa ser hipócrita. Ellos estaban más preocupados por la apariencia exterior, en parecer bien a todos, que con una relación real con Dios. Los hipócritas desvían a las personas de Jesús para la iglesia. Seguramente usted conoce a alguien que rechazó a Jesús por haber visto el mal testimonio de alguien que alegaba ser cristiano. “Esa persona afirma creer en Jesús. Va a la iglesia, pero en nada se diferencia de mí”, puede afirmar alguien al ver la vida de cristianos hipócritas.
Esa es la diferencia entre una persona que es religiosa y una persona que conoce a Jesús. La persona que conoce a Jesús sufre un cambio radical en su vida, y su vida diaria está de acuerdo con la verdad. Pablo dice en Filipenses 3:8-10: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”. El objetivo de Pablo, y que también debe ser el nuestro, era no tener solo una apariencia de santo para mostrársela a otros, sino conocer a Jesús de tal manera que seamos como él.
II. Todo lo que Jesús dijo que sucedería, sucedió (18:32).
Jesús predijo su muerte y resurrección (Mateo 20:17-19).
Si Jesús hubiera dicho a las aguas: “Cálmense”, y la tempestad hubiera continuado, yo no creería en él. Si Jesús hubiera dicho: “Lázaro, ven fuera” y Lázaro hubiera permanecido en la sepultura, yo no creería en él. Si Jesús hubiera dicho: “Levántate, toma tu lecho y anda”, y las piernas del paralítico hubieran continuado inmóviles y sin vida, yo no creería en Jesús, mucho menos escucharía sus palabras. Pero el hecho es que todas esas cosas sucedieron exactamente como Jesús las dijo.
Entonces, cuando Jesús dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, es mejor prestar atención. Cuando su Palabra dice “todo lo que un hombre siembra...”, mejor es oír su voz. Cuando dice: “vendré otra vez para buscarlos”, es mejor asegurarme que estoy preparado”.
III. Es verdad que Jesús es el rey de un reino lejano (18:33-37)
La acusación que hicieron contra Jesús aquel día fue que él estaba reivindicando ser un rey. Como eso lo colocaba en oposición al César, el emperador romano, lo que Pilato necesitaba descubrir era la naturaleza de la reivindicación de Jesús. Jesús dijo que los siervos de su reino respondieron de manera diferente de los siervos en la mayoría de los reinos (v. 36). Jesús dijo que su reino estaba lejano en el tiempo y en el espacio. Jesús dijo que su reino estaba basado en la verdad (v. 37). ¿No sería bueno tener un gobierno basado en la verdad? Ya se ha dicho que todos quieren la verdad a su lado, pero no todos están dispuestos a estar del lado de la verdad.
Si sabemos que el reino de Cristo está llegando, y él es el Rey de reyes y el Señor de señores, eso debe tener algún impacto en nuestra visión del futuro (Mateo 24:30, 31). O voy a estar sirviendo al lado de Jesús en su reino, o seré uno de sus enemigos. El factor determinante será si estoy o no del lado de la verdad.
IV. Las personas prefieren abrazar la oscuridad de sus pecados que enfrentar a un Salvador que puede perdonar sus pecados. (18:38-40)
El pueblo tuvo que hacer una elección: Jesús o Barrabás. Jesús dio vida, Barrabás había quitado la vida por asesinato (Lucas 23:25). Jesús era Dios, Barrabás era un hombre pecador. Jesús trajo bienestar y paz, Barrabás trajo miedo. Pero aun con esa diferencia absurda, el pueblo eligió a Barrabás.
La humanidad tiene que hacer una elección semejante, decidir si se apega al pecado o si se pone del lado de Jesús. Este es el veredicto: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:19, 20).
Nosotros como cristianos conocemos la verdad y buscamos perdón por nuestros pecados. Pero hay momentos en que elegimos apegarnos al pecado, en vez de entregarnos a Jesús. Guardamos rencor porque no logramos perdonar a las personas que nos lastiman. Nos apegamos a nuestra ira por algo injusto que nos hayan hecho. Nos apegamos a nuestro programa de TV favorito, a pesar de que está lleno de palabras, imágenes e ideas totalmente ofensivas a Dios. Mantenemos nuestro lenguaje, nuestra pornografía y nuestros gustos por la satisfacción que proporcionan a corta duración. Nos apegamos a todas esas cosas, aunque nos arrojen en un pozo oscuro y profundo del cual Jesús quiere rescatarnos.
Jesús nos ofrece paz y décimos: “No, gracias. Yo prefiero usar drogas ”. Jesús nos ofrece una relación con él y decimos: “No, gracias. Prefiero el sexo con alguien que no es mi cónyuge”. Jesús nos ofrece la eternidad y decimos: “No, gracias. Prefiero vivir en la mentira”. Jesús nos ofrece perdón y decimos: “No, gracias. Prefiero disfrutar de mi pecado”.
No sea rápido en acusar a las personas del tiempo de Jesús, porque ellas tomaron una decisión estúpida. Apuesto que usted y yo hemos tomado la misma decisión en algún momento de esta semana cuando sustituimos la farsa que ofrece este mundo por la verdad que ofrece Jesús.
Cuando nos confrontamos con la verdad, cada individuo debe acepar o rechazar la verdad y estar dispuesto a enfrentar las consecuencias de su decisión (Mateo 27:24-25).
Pilato se enfrentó con la verdad, pero aun así rehusó reconocer la verdad. Escogió creer una mentira. Pilato sabía que lo que hacía ese día no era correcto. Pero, en vez de responder a la verdad, lavó sus manos de la responsabilidad de sus acciones.
Después de la muerte de Jesús, Pilato mató a tantas personas que los samaritanos le presentaron una queja al superior de Pilato, Vitelio, el gobernador romano de Siria. Vitelio estaba como procurador de Judea y ordenó que fuera a Roma para ser juzgado por el emperador por su conducta precipitada de matar samaritanos en el Monte Gerizin, por interpretar que practicaban insurrección. El emperador Tiberio murió el 16 de marzo del año 37 d.C. antes de la llegada de Pilato a Roma. Aparentemente, Pilato escapó del juicio debido a la muerte del emperador. La tradición dice que Pilato fue recluido a la ciudad de Vienne, en Galia, donde finalmente se suicidó.
CONCLUSIÓN
La decisión de Pilato de condenar a Jesús no afectó solo la vida de Jesús ya a la nación judía, sino también a Pilato personalmente. La elección de Pilato en relación con Jesús determinó su propio destino. Usted tiene que decidir lo que cree que es verdad. Debe hacer y responder la misma pregunta que Pilato le hizo a Jesús: “¿Qué es verdad?”.
¿Es verdad que Jesús es el rey y que todos los que no cedan a su autoridad sufrirán las consecuencias? Sí.
¿Es verdad que soy religioso, pero nunca tuve una relación individual con Jesucristo?
¿Es verdad que entregué el control de mi vida a cosas o personas que le impiden a Dios tener control total sobre todo lo que soy y hago?
¿Es verdad que elegí apegarme a mi pecado en vez de recibir el perdón que ofrece Jesús?
Tal vez usted haya encontrado alguna verdad sobre sí mismo hoy, alguna verdad que no le gusta mucho. Tal vez usted quiere cambiar esa situación. Puede hacerlo teniendo a Jesús como Rey de su vida. En unos momentos, vamos a cantar. Mientras cantamos, levántese y venga hasta aquí, vamos a orar por usted que quiere buscar la verdad no importa el costo. Venga y haga un compromiso de examinar la verdad y verá cómo su vida cambiará completamente.
Ser neutro no es una opción. Necesitamos decidir antes de que sea demasiado tarde.
Pocas son las personas que no quedaron profundamente afectadas por las noticias de la tragedia del avión Concorde, que cayó al despegar en París en el verano de 2000. Mientras los investigadores buscaban descubrir el motivo del accidente, escucharon las cintas de la conversación del piloto con la torre de control. Sus últimas palabras, mientras luchaba para salvar a cientos de vidas, fueron: “Demasiado tarde”
Solo tenemos una vida para vivir aquí en la Tierra. Si no logramos hacer las paces con Dios o con las personas antes que la vida termine, será demasiado tarde.
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