¿En alguna ocasión se sintió desanimado en la fe? ¿Qué hizo para superarlo?
INTRODUCCIÓN
Existen más personas desanimadas y hasta depresivas de lo que imaginamos. Este problema afecta a todas las edades: adolescentes, jóvenes y ancianos. El desánimo no elige la edad.
Todos nosotros somos afligidos por el villano llamado desánimo.
Cuenta una fábula que cierto hombre estaba pasando hambre por falta de alimento. Su vecino, sabiendo de su situación, le llevó una bolsa de arroz. Cuando el vecino llegó con el arroz él pregunto si estaba limpio o con cáscara, entonces respondió que estaba con cáscara. El hambriento, desanimado, decidió morir de hambre.
Los teólogos y predicadores medievales daban mucha importancia a lo que ellos llamaban los siete pecados mortales:
- El orgullo,
- La envidia,
- La avaricia,
- La glotonería,
- La sensualidad y
- La pereza o desánimo.
En la antigua lista de los siete pecados capitales, el desánimo era llamado pereza.
Leamos Salmos 42:1-11
1. ¿Cuáles son las fuentes actuales de desánimo y perturbación?
2. ¿Dónde encontró el salmista la solución para su desánimo?
Somos como vasos de barro, pues la Biblia dice que el hombre fue hecho del polvo de la tierra. Tenemos una naturaleza carnal, un cuerpo frágil, débil y mortal. Pero la Biblia dice que, a pesar de ser vasos de barro, somos para la excelencia del poder de Dios. (2 Corintios 4:7).
Podemos revelar al mundo el poder de Dios cuando aprendemos a esperar en él por medio de una vida dependiente de su poder.
¡Los problemas deben aumentar nuestra capacidad de creer, depender y esperar en el Todopoderoso!
El desánimo oscurece la fe y contamina nuestras fuerzas. Ocasiona desesperación y depresión, de forma que es difícil incluso ver a Dios.
Somos atacados de muchas maneras, pero nunca debemos perder la esperanza. La naturaleza humana puede tener sus días de desánimo, las emociones pueden ser sombrías, grises, pueden quedarse densas. Pero cuando deseamos y decidimos buscar a Dios, independientemente de las circunstancias, él viene a nuestro encuentro y nos libera de todo sentimiento sombrío (Jeremías 29:13).
¿Es bíblica la doctrina que enseña que el cristiano está libre del sufrimiento y del desánimo? (Salmos 42:3).
Aunque a veces escuchemos “dónde está tu Dios” debemos recordar siempre que “si el enemigo logra que los abatidos aparten sus ojos de Jesús, se miren así mismos y fijen sus pensamientos en su indignidad, en vez de fijarlos en los méritos, el amor y la gran misericordia de Jesús, ellos se despojarán del escudo de la fe; y quedarán expuestos a violentas tentaciones. Los débiles deben, por lo tanto, mirar a Jesús y creer en él; haciendo esto ejercen la fe” (TS, 125).
¿Vivir de recuerdos puede traer solución para el desánimo? ¿Cómo podemos superar el desánimo? (Salmo 42:4-5).
“Sentimientos de desasosiego, de nostalgia o de soledad pueden ser para vuestro bien. Vuestro padre celestial intenta enseñaros a encontrar en Él la amistad, el amor y el consuelo que satisfarán vuestras esperanzas y deseos más sinceros… vuestra única seguridad y felicidad está en hacer de Cristo vuestro constante consejero” (MCP, 127).
¿Qué acción práctica pretende adoptar para enfrentar y vencer el desánimo cada día?
En comunión constante con Dios podemos afirmar lo mismo que el apóstol Pablo:
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva día a día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18).
“Nunca os permitáis hablar de una manera descorazonada y desesperada. Si lo hacéis perderéis mucho. Mirando las apariencias y quejándose cuando vienen las dificultades y premuras, revelareis una fe enferma y débil. Hablad y obrad como si vuestra fe fuera invencible. El Señor es rico en recursos: el mundo le pertenece. Mirad al cielo con fe. Mirad a Aquel que posee luz, poder y eficiencia” (PVGM, 112 y 113).
Comentarios
Publicar un comentario