INTRODUCCIÓN
a) “Quien siembra, cosecha”, el dicho es antiguo, y tiene respaldo en la Biblia, que por varias partes dice que uno cosecha en la proporción que siembra y capaz que el texto más conocido en eso sea Gálatas 6:7 — Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.
b) Hay una cultura general instalada en la vida humana, donde uno aprende desde temprana edad, que es la cultura de los resultados. Es decir, todo lo que hacemos produce resultado. Eso es bueno, mas hace que siempre seamos llevados por el riesgo de perder el verdadero sentido de las cosas y la motivación ideal de la vida, pasando a hacer las cosas únicamente por sus resultados.
-Estudiar para los exámenes más por tener resultados o apenas por ellos, que para aprender y tener conocimiento;
- Hacer ejercicios físicos más por perder peso y mejorar medidas que por una buena salud;
c) Fácilmente trasladamos este concepto de hacer para obtener, antes del ser para la vida espiritual. Queremos hacer las cosas para ser cristiano, hacer para ser salvo. Eso nos lleva a la misma pregunta que el hombre hizo a Jesús: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?
d) El gran problema es que hacer para ser, se centra en el ser humano, y cuando uno se vuele a si mismo se auto destruye en el egoísmo, avaricia y egocentrismo. Cuando uno busca ser “cristiano”, eso ya le da la certeza de salvación, no porque uno lo es, y sí porque uno se da cuenta que no puede “ser” sin Dios, sujetándose a Jesús y en Cristo uno pasa a serlo poniéndolo como centro de su vida.
¿El Resultado? hace todo con alegría y por los motivos correctos. Se entrega y sirve, se dona a sí mismo y es generoso como resultado de crecer en la gracia de Dios. El hombre necesitaba entender eso y, entonces, Jesús interactúa con él.
I – GRACIA – v 17, 18
“Cuando salía para continuar su camino, un hombre vino corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó: — Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida eterna? Pero Jesús le dijo: — ¿Por qué me llamas “bueno”? Ninguno es bueno, sino sólo uno, Dios.”
A) ¿Qué haré para heredar la vida eterna?
1. Uno no puede hacer algo para la salvación.
No hay salvación en el ser humano, sea proyectada o planificada por el ser humano. El ser humano por sí mismo no puede salvarse ni al menos ir al cielo (Romanos 5:12).
2. Todos pecaron, dice Romanos 3:23. Eso significa que no hay uno apenas que pueda salvarse por sí mismo.
3. La gran verdad desde el inicio dicha a Adán y Eva es que si comiesen del fruto, desobedecían, pecaban y como resultado morirían (Génesis 2:17), lo mismo que dice el profeta de manera clara y en directo – el alma que peque, ésa morirá (Ezequiel 18:4).
Concepto ampliado en el nuevo testamento por el conocido texto de Romanos 6:23.
4. La venida de Jesús a este mundo como hombre y siendo Dios, su victoria sobre el pecado y justo donde se cayó Adán y Eva, nos trajo esperanza, perdón y salvación (Romanos 5:8 y 2 Corintios 5:21) Tomó sobre él nuestros pecados y pagó el precio en nuestro lugar. Por Él somos salvos del pecado y su culpa. En Jesús somos libertos del poder del pecado.
B) El Único camino para la vida eterna
1. En otro momento Jesús mismo comenta de la maravillosa experiencia de salvación, “Yo Soy camino… nadie viene al Padre, sino por mí”, Juan 14:6.
2. Eso es gracia – uno no puede hacer nada, si se queda en el pecado muere, librarse del él - solo- es imposible por ser pecador, liberarse del pecado solamente en Cristo, por su poder, pero uno se merece eso, pues el simple hecho de ser pecador ya lo pone en contra de Dios, mismo así Dios lo ama, toma su pecado y lo salva – gracia.
C) Maestro bueno
1. ¿Por qué me llamas de bueno? Quería llevarlo a reconocerlo como el Camino para la vida eterna. Ojalá lo hubiese reconocido. Por eso, se va triste, no lo reconoció. Revela su egoísmo, no puede ser generoso aquel que no reconoce que pertenece a Dios y que él debe ser el centro de su vida para ser bendecido y ser un canal de bendición.
2. Otro intento de Jesús – Bueno, sólo uno, Dios – Lo bueno para la salvación está en Dios. Para heredar la vida eterna apenas por Dios. No hay otra manera. Hay que reflexionar: ¿Aceptas a Jesús? ¿Su bondad y su gracia? ¿Vives la gracia? ¿Vives la bondad? Si dudas, no te preocupes. Primero, para saber o no, si vives su gracia, evalúate si eres generoso, si crees que falta, hay un segundo paso que tienes que dar: Crecer en gracia entregándote a Jesús sin reserva alguna, entregándote a él completamente.
II - CRECER – v 19, 20
“Tú conoces los mandamientos: No cometas homicidio, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. Pero él le dijo: — Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud”
A) Crecer es la ley de la vida Sabemos que cuando uno para de crecer ya está muriendo. Así lo es también en la vida espiritual. Es imperativo a la vida cristiana crecer en la gracia, en el conocimiento.
Como crecer:
1. Vivir lo que conocemos (Filipenses 3:16).
2. Proseguir a la meta (Filipenses 3:14).
3. Conocer la Palabra (2 Timoteo 3:16).
B) Seguir la Palabra de la Verdad
El mismo Jesús lo llevó a la Biblia a través de los mandamientos:
1. Jesús lo lleva a la Biblia, pues es a través de la Biblia que el ser humano conoce lo que es “Bueno” para heredar la vida eterna – la Biblia lo presenta, da su testimonio y muestra la salvación, Juan 5:39.
2. Le Pregunta sobre los diez mandamientos, justamente porque expresan el mismo carácter de Dios, que es “Bueno” para la salvación. Pero no es guardar por guardar, no hace para ser; sino primero es y luego hace. Jesús nos explica que Necesitamos conocer al “Bueno”, relacionarnos con él, conocer su carácter para que nuestra relación con Dios sea buena y nos conceda el verdadero sentido de la vida.
3. Guardar los mandamientos no limitados por la tradición y sí de manera amplia y linda como Jesús lo presenta en Mateo 5, en el sermón del monte, donde uno sigue - no la letra de la ley- más su esencia que está enfocada en Cristo y su gracia.
C) El que crece en la gracia disfruta de su ley y la vive
1. Vivir la ley es más que cumplirla. Vivirla es resultado de tenerla en el corazón como fruto de estar en Dios por Cristo Jesús.
2. Un paso más – practicarla para llegar a la esencia. Esta sería la prueba, si vendes todo lo que tienes y das a los pobres ¿Haz entendido?
“¡Qué revelaciones se harán en el día del juicio! Se descubrirá que muchos que se han llamado a sí mismos cristianos no son siervos de Dios, sino siervos de sí mismos. El yo ha sido su centro; el servicio egoísta ha sido la obra de su vida. Al vivir para agradarse a sí mismos y para ganar todo lo que podían para ellos mismos, han invalidado y empequeñecido las capacidades y las facultades que Dios les encomendó. No han tratado honradamente con Dios…Estos ahora se quejan contra Dios y sus semejantes, porque no se los reconoce ni se los favorece como piensan que deberían. (CSMC, 135).
Hay que decidir:
¿Estás creciendo día tras día en la gracia de Cristo Jesús?
¿Podrías vender todo y dar a los pobres?
¿Podrías seguirlo, cueste lo que cueste?
¿El centro de tu vida está en ti mismo o en Cristo?
Crecer en la gracia es un llamado que Dios nos hace hoy, en este momento. ¿Cuál es tu respuesta?
III – GENEROSIDAD – V 21
“Entonces al mirarlo Jesús, le amó y le dijo: — Una cosa te falta: Anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven; sígueme.”
1. No era esta una apología a la pobreza y sí un llamado a la generosidad como resultado de conocer el “Bueno” para la salvación.
2. Era un llamado a abandonar el egoísmo, una vida centrada en sí mismo para estar en Cristo y tenerlo como el Camino para la vida eterna. Mostrarse generoso iba a llevarlo a conocer el Camino que lleva al cielo.
3. Lo que más le estaba pidiendo Jesús era su corazón, cuyo interés estaba en sus posesiones y abandonarlas poniéndolas en su verdadero puesto era necesario para conocer a Jesús la más valiosa joya que uno puede tener y la única manera de heredar la vida eterna.
“El gran día final revelará ante ellos y todo el universo el bien que habría podido hacerse si ellos no hubiesen seguido sus inclinaciones egoístas... Habrían podido colocar su tesoro en el banco del cielo y preservarlo en bolsas que no envejecen; pero en lugar de hacerlo, lo gastaron en ellos mismos y en sus hijos, y al parecer temían que el Señor recibiese algo de su dinero o su influencia, y de esta manera acarrearon sobre sí pérdida eterna. Piensen ellos en el resultado de retener lo que es de Dios. El siervo infiel que no puso a interés el dinero de su Señor, pierde una herencia eterna en el reino de gloria” (CSMC, 91).
4. Uno no tiene que ser generoso para heredar la vida eterna. Uno tiene que aceptar a Jesús y va a heredar la vida eterna. Es Jesús que quita de nuestro corazón el pecado y en su lugar siembra la bondad y el amor, la gracia y la generosidad para que sean cultivadas en el Camino rumbo al cielo.
CONCLUSIÓN
El mismo llamado Dios nos hace para abandonar lo que sea que nos impide de estar en el Camino, qué decidimos ¿irnos triste o aceptarlo?
Él volverá y discernirá “la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve” (Malaquías 3: 18).
En aquel día, los que piensan que Dios aceptará ofrendas mezquinas y un servicio prestado de mala gana quedarán chasqueados. Dios no colocará su aprobación sobre la obra de ningún hombre, encumbrado o humilde, rico o pobre que no haya sido hecha de todo corazón, con fidelidad y tomando en cuenta su gloria. Pero los que han pertenecido a la familia de Dios aquí abajo, que se han esforzado para honrar su nombre, han obtenido una experiencia que los hará como reyes y sacerdotes para con Dios, y ellos serán aceptados como siervos fieles. Para ellos se pronunciarán estas palabras: Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Señor” (CSMC, 135).
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