Texto base:
“Y volvieron después de reconocer la tierra al fin de los cuarenta días” Números 13:25.
Introducción
El número 40 es muchas veces mencionado en la Biblia.
Hagamos un poco de historia.
• Jesús estuvo 40 días en el desierto.
• Llovió 40 días y 40 noches en el diluvio.
• 40 días destinaron los egipcios a embalsamar a Israel (Jacob).
• Estuvo Moisés en el Monte Sinaí, 40 días y 40 noches.
• Varios reyes, David, Salomón, Roboam, Jeroboam, reinaron por 40 años.
• Más de 40, menciona la Biblia en Hechos 23:21 fueron los hombres que juraron no comer ni beber hasta que el apóstol Pablo fuese muerto.
En relación con la vista, la enfermedad que analizaremos hoy tiene que ver con el número 40, pues quién tiene más de 40 años está entre los candidatos a la Presbiopía. Esto es un hecho; este fenómeno el cual todos estamos destinados a padecer, es más conocido con el nombre de “visión cansada”.
El síntoma que evidencia que entraste al grupo de los présbitas (nombre que se da a las personas que poseen este problema) es evidente porque tu brazo “queda corto”.
¡No es un chiste! Una de las primeras señales de acomodación visual a corta distancia está en relación con aquel recurso de intentar alejar el periódico o el embalaje de algún producto en el supermercado. Llega un momento en el que parece faltar el brazo para colocar el objeto lo suficientemente lejos para que se pueda ver con precisión. (Haz la demostración).
Recuerde que la presbiopía es irreversible y puede ser progresiva, estabilizándose a una edad cercana a los 50 años.
Lentes adecuados garantizarán que continúes llevando una vida normal, sin ninguna limitación. Algunas personas se dan el lujo de adoptar lentes para corta distancia (los llamados lentes de lectura) y lo utilizan solamente cuando necesitan mirar de cerca. En este caso, no hay problema en la elección de lentes. Pero, para quien ya usaba lentes, adoptar un segundo par no es la solución más práctica. Para quien tiene una vida activa y trabaja ocho horas por día, se cansa tan sólo de pensar que tiene que alternar los lentes. ¡De cansancio, ya es suficiente con su vista!
Ese disturbio comienza en el nacimiento, pero alrededor de los 40 años una persona para ver de lejos, sin necesidad de corrección óptica, nota las dificultades para ver a distancia normal de lectura, cerca de 30 a 35 cm de los ojos.
Resumiendo, la presbiopía es nada más que la dificultad para ‘ver de cerca’, adquirida con la edad. Así, en los hipermétropes, que ya utilizan parte de su acomodación para compensar este defecto óptico, las manifestaciones de la presbiopía son percibidas antes. Miopes, al contrario, sin uso de la corrección para lejos, ven bien de cerca, hasta en edades muy avanzadas.
Algunos factores parecen colaborar para la manifestación precoz de la presbiopía. Por ejemplo en Europa, este disturbio acostumbra aparecer alrededor de los 45 años, mientras en los países sudamericanos, la incidencia está en una media de los 35 a 40 años.
Estudios muestran que en países de climas calientes, la condición surge más temprano que en lugares de climas fríos, posiblemente debido a la acción de la irradiación solar sobre la elasticidad del cristalino.
La Historia bíblica que vamos a analizar hoy tiene que ver con dos cosas.
La primera: el número 40 (edad a partir de la cual, comienza esta dificultad visual)
En segundo lugar: con Presbiopía (dificultad visual en la cual el ojo humano, pierde gradualmente la capacidad de enfocar los objetos a una distancia normal de visión). Esta falta de “acomodación visual” a corta distancia, presbiopía espiritual, no les permitió ver a los israelitas, algo que tenían ¡tan cerca, la tierra prometida!
Busquemos juntos en nuestras Biblias, Números capítulo 13. Aquí se describe: “La Misión de los 12 Espías”.
¿Quiénes eran? ¿Qué iban a espiar? ¿Quién los enviaba? ¿Cuánto tiempo duró aquella expedición? ¿Qué mensaje trajeron? ¿Cómo reaccionó el pueblo de Israel? Veamos.
Si analizamos un poco quiénes fueron estos doce elegidos, veremos que eran príncipes. Sus nombres no son recordados excepto dos de ellos. Pero allí estaban por ejemplo: Safat, Oseas, Paltí, Gadiel, Gueuel, Amiel, Nahbí, Setur, Gadí...uno de cada una de las doce tribus. Eran representantes dignos y confiables. (Números 13: 4-16)
Moisés los envió a reconocer la Tierra de Canaán, su futuro nuevo hogar, que era un regalo muy especial, que Dios les tenía preparado, una sorpresa maravillosa, aquel bello territorio.
Leamos el versículo 25. Allí encontramos cuánto duró aquella expedición. ¡Si! 40 días. Aquí aparecen los primeros 40 de nuestra historia bíblica. ¡Pero quedan otros 40, otros larguísimos 40!
¿Quieren saber lo que trajeron estos jóvenes como muestra de su expedición? Leamos el versículo 23. Frutas. Grandes y sabrosas. Imagina lo que habrá sido ver aquellos grandes racimos de uva y ¡no comerlos en el camino de regreso! ¡Qué entusiasmo, qué felicidad! ¡Cuánto para contar y mostrar! En el campamento esperaban, sin duda, hermanitos menores, padres, abuelos y hasta bisabuelos.
Imaginen al primero que vio a los doce regresando y avisó a todo el campamento. ¿Habrá gritado fuerte de alegría? ¡Ya no querían estar ni un día acampando! ¡Cuán cerca querían estar todos, de aquellos mensajeros! ¡Todos querían estar “en la primera platea” para escuchar con claridad lo que, los cansados jóvenes tenían para decir! Los rodearon. Quizá hasta les trajeron algo para beber o comer. Pero con seguridad, sus rostros expresaban ansiedad por recibir noticias. (Versículo 26).
Comienza el informe
(Versículo 27). ¡Excelente informe! Qué felicidad se ve en los rostros de todos. Dijeron “que fluye leche y miel” se repetían unos a otros. ¡Por fin pastos verdes para criar animales, árboles frutales con ores llenas de néctar, manantiales de agua fresca! Dios no les podía haber reservado una sorpresa mejor. Pero el informe sigue. No sabemos cuánto duró la alegría, tal vez mientras duraron las frutas, higos, granadas, uvas. Veían todo con tanta nitidez. Eran hijos de Dios por lo tanto confiados y felices. ¡Por fin en Canaán! Estaba tan cerca.
Pero en el versículo 28 vemos como repentinamente la visión pierde el foco, todo comienza a ser borroso y confuso. Leamos juntos. “Mas el pueblo que habita en aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac”.
Comienza un susurro. Y otro, y otro más... Otras veces ya habían escuchado como comenzaban las quejas. Primero eran suaves. Después el volumen iba en aumento hasta tornarse en gritos y lamentos. Viendo Caleb (uno de los doce mensajeros) a dónde conduciría este alboroto, mandó que se callasen y siguieran escuchando. (Versículo 30).
Este joven no había perdido la claridad de la imagen inicial. Un Padre protector y un regalo: Canaán. Si Dios era con ellos, ¿quién sería contra ellos? Pero ya era tarde. La Presbiopía espiritual había atacado a la mayoría. Comenzaron a dar razones “lógicas” de por qué no podrían entrar a Canaán. (Versículos 31- 33) Y todo el capítulo 14 lleva por título, escuchen bien: “Los Israelitas se rebelan contra Jehová”.
Expresiones ya conocidas resurgen:
• 14: 2 “¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto, o aquí en el desierto!”
• 14:3 “¿Para qué nos trajo el Señor a este país? ¿Para morir en la guerra, y que nuestras mujeres y nuestros hijos caigan en poder del enemigo?”
• 14: 4 “¡Pongamos a uno de jefe y volvamos a Egipto!”
¡Sólo imagina, por un momento la sorpresa de Dios, al escuchar tal ingratitud!
Sin embargo, imaginen como llega el tratamiento oportuno, con palabras de aliento, de ánimo, de esperanza de parte de Josué y Caleb, dos de los doce que no perdieron la claridad visual.
Palabras de ánimo (Leer los versículos Números 14: 6-9)
Ante esta situación, la reacción del pueblo ya no sólo fue con una visión disminuida, sino que estaban ciegos de ira, fue entonces cuando quisieron ¡apedrearlos! Pero la gloria del Señor se mostró. (Versículo 10)
En el versículo 18, Dios, que es tardo para la ira y grande en misericordia... perdona nuevamente la iniquidad de este pueblo. ¡Gracias a la intercesión amorosa de Moisés! Pero las consecuencias de la maldad de Israel, llegaron.
Leamos juntos la primera parte del versículo 23. Dijo Dios: “No verán la tierra de la cual juré a sus padres” y los versículos 33-34 “Vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto 40 años... conforme al número de los días, en que reconocisteis la tierra”.
¡Tan cerca y no pudieron ver Canaán! Así es la presbiopía espiritual.
Llamado
Hoy estamos muy cerca de un evento maravilloso, la entrada a la Canaán celestial, que no nos suceda lo mismo que a los israelitas. Pronto vendrá Jesús a buscarnos.
¿Estás viendo llegar ese día con claridad, sin presbiopía espiritual? Las señales son poderosas y elocuentes. ¿Te gustaría estar entre los que entren por las puertas de la Santa Ciudad? ¡Tú y yo recibiendo la bienvenida de Jesús! Los que así lo deseen pueden colocarse en pie, para orar.
Oración final
Señor, Tú quieres que fijemos nuestros ojos en Ti, para que llenos de esperanza aguardemos aquel hermoso día en que vendrás a buscarnos, para morar por siempre contigo. ¡Anhelamos llegar al Hogar, Señor! ¡Expresamos este deseo con todo nuestro corazón, con ando en los méritos de Jesús! Amén.
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