By Marco Antônio Leal Góes
TEXTO BÍBLICO
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. (Génesis 1:1 al 3)
INTRODUCCIÓN
La sexualidad es la unión de todo lo que involucra la intimidad del matrimonio y puede iniciarse desde una mirada, pasando por los recuerdos y llegando hasta el deseo de felicidad entre dos personas.
Cada vez que hablo sobre sexualidad, el primer pasaje bíblico que viene a mi mente es Génesis 1:1, 3: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra…”
Usted debe estar pensando: ¿qué tiene que ver este pasaje con la sexualidad?
Tal vez usted esperaba que comenzara con un pasaje del libro de Cantares, por ejemplo.
Pero entienda, aquí encontramos a Dios mismo preocupado por el bienestar del ser humano.
Es a partir de aquí que se desarrolla todo el plan para la felicidad del hombre y la mujer.
EGOÍSMO
También es verdad que en el mundo en el que vivimos el egoísmo se ha tornado más y más la marca registrada de las relaciones. Existen personas que creen que la felicidad y la satisfacción de necesidades es cosa de cada uno; pero, desde la concepción, pasando por la formación en el vientre materno, y después, todo el cuidado pos nacimiento, y además, el acompañamiento en la fase de la infancia, no hay cómo huir del hecho de que la satisfacción de las necesidades humanas está directamente relacionada a la existencia de otra persona; el placer solitario se llama narcisismo, que tiene un interés egoísta consigo mismo/a.
La expresión máxima de esta maravillosa relación está en la familia, y más especialmente, en la vivencia de la pareja, por cuanto son una sola carne. La búsqueda del bienestar y de la felicidad es el mayor de todos los anhelos del ser humano.
La Biblia, al tratar de la sexualidad del matrimonio, también presenta indicaciones que, si se siguen, darán felicidad a las relaciones en esta área.
La primera y la más importante de las indicaciones está en Génesis 2:24, y dice así: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
En este pasaje se encuentran varias implicaciones que orientan a la felicidad del ser humano. La más expresiva es la de la unión entre dos personas de sexos diferentes. ¿Y por qué es así?
Porque la unión entre dos personas de sexos diferentes tiene que ver con la propia preservación de la especie, el ‘fructificad y multiplicaos”, por la gracia de Dios solo es posible generar vida a partir de la unión entre dos seres diferentes. Pablo amplía ese concepto en 1 Corintios 7:3 incluyendo la noción del cuidado cuando dice: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido”.
CONSENTIMIENTO MUTUO
El punto principal que el apóstol muestra en este versículo es el de consentimiento mutuo; donde hay relaciones adultas y armónicas entre un hombre y una mujer hay entendimiento.
Ese cumplimiento del deber de ambas partes involucra, entre otras cosas, diálogo, honestidad, compañerismo, respeto, ayuda, tolerancia, cariño y comprensión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene la sexualidad como uno de los índices que mide el nivel de calidad de vida de una persona. Una sexualidad buena y activa está directamente relacionada a los matrimonios saludables.
En el libro Patriarcas y Profetas, p. 27, la escritora Elena de White se refiere al matrimonio de esta manera:
“Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral”.
Pero, ante el cuadro social de innumerables matrimonios destrozados, no hay cómo negar que las fuerzas del mal trabajan de día y de noche para la infelicidad del ser humano.
Entonces, todo lo que pueda generar felicidad plena es atacado y pervertido, por eso tantos ataques a la familia y a la sexualidad del matrimonio. Ningún área de la vida ejerce tanta influencia en el individuo como la de la sexualidad, y Satanás lo sabe, y creó un menú que incluye adulterio, violencia, violación, prostitución, homosexualidad, fornicación, bestialidad y otras “formas pervertidas de placer”.
No pretendo dedicar más que el párrafo de arriba para mencionar lo negativo de las relaciones humanas. Quiero hablar de cómo vencer las cosas malas y preservar y valorizar las cosas buenas. Por eso finalizo con algunos consejos prácticos:
MEJORE SU COMUNICACIÓN CON DIOS.
Esta es la tarea individual más importante para impactar positivamente las relaciones; la máxima del “amarás a tu prójimo como a ti mismo” incluye el conocimiento de quién es usted, y eso solo será posible si se acerca a la presencia de aquel que lo creó.
MEJORE LA COMUNICACIÓN DE USTEDES DOS CON DIOS.
Oren juntos, dediquen tiempo para aprender la voluntad de Dios para ustedes como matrimonio y dedíquense a un ministerio que los eleve espiritualmente.
MEJORE LA RELACIÓN ENTRE USTEDES.
Borre las palabras ofensivas de su vocabulario, tome como propósito la felicidad del otro, claro que respetando la individualidad de cada uno, y tenga siempre en mente que las personas exigentes apartan a otros de sí. Conmemoren los momentos que fortalecen la unión entre ustedes.
Así, termino con el mismo consejo bíblico que Pablo escribió a los filipenses (Filipenses 2:1-4):
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”
TEXTO BÍBLICO
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. (Génesis 1:1 al 3)
INTRODUCCIÓN
La sexualidad es la unión de todo lo que involucra la intimidad del matrimonio y puede iniciarse desde una mirada, pasando por los recuerdos y llegando hasta el deseo de felicidad entre dos personas.
Cada vez que hablo sobre sexualidad, el primer pasaje bíblico que viene a mi mente es Génesis 1:1, 3: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra…”
Usted debe estar pensando: ¿qué tiene que ver este pasaje con la sexualidad?
Tal vez usted esperaba que comenzara con un pasaje del libro de Cantares, por ejemplo.
Pero entienda, aquí encontramos a Dios mismo preocupado por el bienestar del ser humano.
Es a partir de aquí que se desarrolla todo el plan para la felicidad del hombre y la mujer.
EGOÍSMO
También es verdad que en el mundo en el que vivimos el egoísmo se ha tornado más y más la marca registrada de las relaciones. Existen personas que creen que la felicidad y la satisfacción de necesidades es cosa de cada uno; pero, desde la concepción, pasando por la formación en el vientre materno, y después, todo el cuidado pos nacimiento, y además, el acompañamiento en la fase de la infancia, no hay cómo huir del hecho de que la satisfacción de las necesidades humanas está directamente relacionada a la existencia de otra persona; el placer solitario se llama narcisismo, que tiene un interés egoísta consigo mismo/a.
La expresión máxima de esta maravillosa relación está en la familia, y más especialmente, en la vivencia de la pareja, por cuanto son una sola carne. La búsqueda del bienestar y de la felicidad es el mayor de todos los anhelos del ser humano.
La Biblia, al tratar de la sexualidad del matrimonio, también presenta indicaciones que, si se siguen, darán felicidad a las relaciones en esta área.
La primera y la más importante de las indicaciones está en Génesis 2:24, y dice así: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
En este pasaje se encuentran varias implicaciones que orientan a la felicidad del ser humano. La más expresiva es la de la unión entre dos personas de sexos diferentes. ¿Y por qué es así?
Porque la unión entre dos personas de sexos diferentes tiene que ver con la propia preservación de la especie, el ‘fructificad y multiplicaos”, por la gracia de Dios solo es posible generar vida a partir de la unión entre dos seres diferentes. Pablo amplía ese concepto en 1 Corintios 7:3 incluyendo la noción del cuidado cuando dice: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido”.
CONSENTIMIENTO MUTUO
El punto principal que el apóstol muestra en este versículo es el de consentimiento mutuo; donde hay relaciones adultas y armónicas entre un hombre y una mujer hay entendimiento.
Ese cumplimiento del deber de ambas partes involucra, entre otras cosas, diálogo, honestidad, compañerismo, respeto, ayuda, tolerancia, cariño y comprensión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene la sexualidad como uno de los índices que mide el nivel de calidad de vida de una persona. Una sexualidad buena y activa está directamente relacionada a los matrimonios saludables.
En el libro Patriarcas y Profetas, p. 27, la escritora Elena de White se refiere al matrimonio de esta manera:
“Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral”.
Pero, ante el cuadro social de innumerables matrimonios destrozados, no hay cómo negar que las fuerzas del mal trabajan de día y de noche para la infelicidad del ser humano.
Entonces, todo lo que pueda generar felicidad plena es atacado y pervertido, por eso tantos ataques a la familia y a la sexualidad del matrimonio. Ningún área de la vida ejerce tanta influencia en el individuo como la de la sexualidad, y Satanás lo sabe, y creó un menú que incluye adulterio, violencia, violación, prostitución, homosexualidad, fornicación, bestialidad y otras “formas pervertidas de placer”.
No pretendo dedicar más que el párrafo de arriba para mencionar lo negativo de las relaciones humanas. Quiero hablar de cómo vencer las cosas malas y preservar y valorizar las cosas buenas. Por eso finalizo con algunos consejos prácticos:
MEJORE SU COMUNICACIÓN CON DIOS.
Esta es la tarea individual más importante para impactar positivamente las relaciones; la máxima del “amarás a tu prójimo como a ti mismo” incluye el conocimiento de quién es usted, y eso solo será posible si se acerca a la presencia de aquel que lo creó.
MEJORE LA COMUNICACIÓN DE USTEDES DOS CON DIOS.
Oren juntos, dediquen tiempo para aprender la voluntad de Dios para ustedes como matrimonio y dedíquense a un ministerio que los eleve espiritualmente.
MEJORE LA RELACIÓN ENTRE USTEDES.
Borre las palabras ofensivas de su vocabulario, tome como propósito la felicidad del otro, claro que respetando la individualidad de cada uno, y tenga siempre en mente que las personas exigentes apartan a otros de sí. Conmemoren los momentos que fortalecen la unión entre ustedes.
Así, termino con el mismo consejo bíblico que Pablo escribió a los filipenses (Filipenses 2:1-4):
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”
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