“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). La lección que estudiamos durante la primera semana trató del final de Juan, que explica por qué escribió su Evangelio . La lección de esta semana vuelve al principio del Evangelio, donde Juan expone la dirección en la que él, inspirado por el Espíritu Santo, desea conducir al lector. Los autores del Nuevo Testamento suelen presentar en las primeras palabras y párrafos de sus escritos los temas que luego desarrollarán . Así lo hace Juan, cuya agenda temática forma parte de un gran barrido cósmico que describe verdades primordiales acerca de Jesucristo, verdades que se remontan incluso a la etapa previa a la Creación. Mas que en ningún otro lugar de las Escrituras, el evangelio de Juan proclama en audacia, claridad y poder la verdad de que Jesús es Dios. Esta presentación al comienzo del Evangelio ofrece a los lectores, quienes ya saben que Jesús es el Mesías, una ventaja que no tenían los p
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.