"Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios". Lucas 9:57-62.
Introducción
Seguir a Jesús: no se trata solo de decir "sí", sino de comprender lo que implica.
I. El Sacrificio de la Comodidad (v. 57-58)
“Mientras iban por el camino, alguien le dijo: ‘Te seguiré adondequiera que vayas’. Jesús le respondió: ‘Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza’.”
Seguir a Jesús significa sacrificar la comodidad. Jesús no promete una vida fácil ni estabilidad material. Él mismo no tenía hogar ni posesiones terrenales.
“El que ama la comodidad y el placer más que a la verdad, no puede ser discípulo de Cristo.” (DTG, 279).
¿Estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort?
Seguir a Jesús puede implicar incomodidad: renunciar a hábitos o situaciones que nos alejan de Él.
¿Qué comodidad estás dispuesto a sacrificar para seguir a Cristo?
II. El Sacrificio de las Prioridades (v. 59-60)
“A otro le dijo: ‘Sígueme’. Él respondió: ‘Señor, permíteme que primero vaya y entierre a mi padre’. Pero Él le dijo: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos, pero tú ve y anuncia el reino de Dios’.”
Jesús no niega la importancia de la familia, pero resalta que el Reino de Dios debe ser nuestra prioridad máxima. En la cultura de esa época, enterrar a los padres era una responsabilidad social y familiar, pero Jesús le pide a esta persona que reordene sus prioridades.
“Debemos estar dispuestos a renunciar a todo lo que pueda impedirnos seguir a Cristo. Todo lo que nos separe de Él debe ser abandonado.” (CC, 44)
¿Estamos poniendo nuestras responsabilidades y deseos personales por encima de nuestra misión de servir a Cristo?
Esto no significa abandonar nuestras familias, sino colocar a Jesús y su Reino en primer lugar.
“Debemos hacer que los intereses del reino de Dios sean lo primero. Cristo ha de ser el primero, el último y el mejor en todo.” (9TI, 258).
III. El Sacrificio del Pasado (v. 61-62)
“También otro dijo: ‘Te seguiré, Señor; pero permíteme que me despida primero de los de mi casa’. Jesús le dijo: ‘Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios’.”
Seguir a Jesús significa dejar el pasado atrás. Sea este el mejor o el peor. Al igual que un agricultor que ara la tierra debe mantener su mirada hacia adelante para que los surcos sean rectos, nosotros debemos enfocarnos en el futuro con Cristo.
¿Qué cosas del pasado nos están reteniendo?
Jesús nos llama a seguirle con una entrega total, sin mirar atrás, sin lamentarnos por lo que dejamos. Quizás sea el momento de dejar hábitos, relaciones o decisiones pasadas que nos alejan de Dios.
“Muchos toman el nombre de Cristo, pero son necios si no siguen sus pasos con una abnegación constante.” (DTG, 269).
Conclusión
Seguir a Jesús es una decisión radical. No se trata solo de palabras, sino de acciones y sacrificios. Invita a la congregación a reflexionar sobre lo que necesitan dejar atrás, qué comodidades están dispuestos a sacrificar, y cómo pueden reordenar sus prioridades para seguir a Jesús de manera plena.
¿Qué comodidad te está impidiendo seguir plenamente a Jesús?
¿Qué aspectos de tu vida deben cambiar para hacer del Reino de Dios tu prioridad número uno?
¿Estás dispuesto a sacrificar tu comodidad para hacer del Reino de Dios tu prioridad máxima?
¿Qué cosas del pasado necesitas soltar para seguir a Cristo con todo tu corazón?
Te invito a tomar una decisión concreta para seguir a Jesús sin reservas. Coloca a Cristo en primer lugar en tu vida; escucha su llamado y cumple tu misión.
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