By
Yeury Ferreira
INTRODUCCIÓN - (Mateo 9:36)
¿Ama Dios tu ciudad?
Hoy vamos a responder esa pregunta. Pero antes, echemos un vistazo a algunas cosas interesantes sobre las ciudades. Según los estudios, una ciudad es como un lugar súper poblado y organizado que es como el epicentro de todo: dinero, cultura, política y más. Las ciudades están llenas de rascacielos, carreteras y un montón de servicios. Además, en las ciudades, hay gente de todos los lugares y culturas, y son lugares donde ocurren muchas cosas emocionantes, como innovación, educación y trabajo.
Ahora, hablemos de algunas de las ciudades más grandes del mundo:
• Tokio, Japón: es la ciudad con más gente en el planeta, es famosa por ser mega tecnológica y tener una cultura súper cool.
• Nueva York, Estados Unidos: es como el centro de todo, con mucho dinero, comercio y cultura top.
• Londres, Reino Unido: es una ciudad histórica que todavía tiene un papel importante en la economía y la política mundial.
• Pekín, China: es la capital de China y un lugar mega importante para la política y la cultura.
• São Paulo, Brasil: es el lugar donde pasa todo en Sudamérica, tiene mucho comercio y cultura divertida.
• Bombay, India: es una ciudad en crecimiento y súper importante para los negocios.
• Lagos, Nigeria: es un importante centro financiero africano. Se la ha descrito como la capital cultural, financiera y del entretenimiento de África.
Ahora, ¿qué pasa con los problemas emocionales de la gente que vive en las ciudades? Resulta que vivir en la ciudad no siempre es como en las películas. Las personas en la ciudad pueden sentir estrés, porque todo va rápido y el tráfico puede ser un lío. A pesar de estar rodeados de gente, algunas personas pueden sentirse solas porque no tienen conexiones profundas. La ansiedad también puede ser un tema, ya que la presión para tener éxito y la competencia están a todo lo que da. Y a veces, la depresión también es más común en las ciudades, porque la vida puede ser intensa.
Pero aquí está la buena noticia:
Dios ama a las ciudades, y eso significa que ama a la gente que vive en ellas, con todos sus problemas y emociones. Dios tiene un corazón gigante y se conmueve cuando ve a las personas pasando por momentos difíciles. Así que, ¿cómo nos muestra Dios su amor en las ciudades? Vamos a ver tres cosas que nos demuestran su amor en acción.
DESARROLLO
1. Dios manda mensajeros a las ciudades
¿Sabías que, en la Biblia, la primera vez que se menciona una ciudad tiene que ver con un hombre llamado Enoc, que era hijo de Caín (Génesis 4:17)? Resulta que Enoc venía de una familia con un historial de problemas graves. Sus descendientes crearon ciudades en las que pasaban cosas bastante locas, como matrimonios múltiples y asesinatos, pero también se ponían creativos con la música y la metalurgia. Después de un gran diluvio, las cosas no mejoraron. Los nietos de Noé, específicamente los hijos de Cam, comenzaron a construir ciudades de lo peor (Génesis 10:6-12), y el punto culminante fue cuando construyeron la torre de Babel con la idea de volverse famosos (Génesis 11:4).
En la Biblia, hay varias ciudades, algunas de las más famosas son Babilonia, Ur de los Caldeos, Sodoma, Gomorra, Nínive y Jerusalén, entre otras. La mayoría de estas ciudades eran como el epicentro de lo malo y lo pecaminoso. Pero, sorprendentemente, a pesar de todo su desastre, Dios no se dio por vencido con ellas y les mandó mensajeros con un mensaje de compasión y una oportunidad para cambiar. Un ejemplo de esto es la historia de Jonás.
Dios le dijo a Jonás que fuera a la ciudad de Nínive para darles una amonestación. Ahora, Nínive era un lugar súper violento y lleno de maldad (Nahúm 3:1). Imagina qué tan malos eran: hay un rollo antiguo que dice que los reyes de Nínive agarraban a sus enemigos y literalmente los quemaban después de quitarles la piel. ¡Era una locura!
Pero a pesar de toda su violencia y maldad, Dios no quería abandonarlos sin darles una oportunidad de cambiar. Envió a Jonás, un profeta, para advertirles. Y, ¿sabes qué? La ciudad de Nínive respondió con arrepentimiento (Jonás 3:5-10).
¿Sabías que Dios también quiere ver cambios y arrepentimiento en las ciudades? ¡Por eso manda mensajeros! Lee lo que Dios dice a través de uno de sus mensajeros: “Juro que vivo, dice el Señor, que no quiero la muerte de los malvados.
Lo que quiero es que cambien sus caminos y vivan. ¡Arrepiéntanse! ¡Déjenlo de hacer mal, gente” (Ezequiel 33:11).
Pero espera, ¡esto no solo pasaba en la antigüedad! Dios aún hoy quiere ver cambios en nuestras ciudades. Es como si dijera: “Oigan, no me quiero perder de lo bueno que hay en sus ciudades. Quiero que se arrepientan y cambien para mejor”.
Piensa en tu propia ciudad. Puede que esté llena de cosas buenas, pero también es probable que tenga sus propios rollos, como problemas, crímenes, y todas esas emociones intensas. Pero Dios sigue enviando a personas a tu ciudad para mostrar amor y decir: “¡Ey, aquí estoy! Vamos a cambiar esto juntos”.
Así que, si alguna vez te preguntas si Dios se preocupa por tu ciudad, la respuesta es sí, ¡lo hace! Dios quiere que cada ciudad sea un lugar donde las personas puedan vivir en paz, prosperidad y armonía. Y está dispuesto a usar a personas como tú para hacer que eso suceda. Entonces, ¡anímate y sé parte del cambio en tu ciudad!
Así que, jóvenes, Dios está en el negocio de transformar hasta las ciudades más rebeldes y locas. ¡Eso es amor en acción!
2. Dios muestra compasión por las ciudades
Resulta que Dios no solo manda mensajeros, sino que también muestra una gran empatía por las personas que viven en esas ciudades, especialmente cuando están pasando por tiempos difíciles.
Mira este pasaje de Mateo 9:35-36:
“Jesús recorría todas las ciudades y pueblos, enseñando en las sinagogas, compartiendo el evangelio del reino y curando todas las enfermedades y males del pueblo. Al ver a la multitud, sintió compasión por ellos, porque estaban como perdidos y dispersos, como ovejas sin pastor”.
¿Y qué significa eso de “sentir compasión”?
En resumen, es ponerse en el lugar de otra persona y entender sus problemas y dolores. ¡Sí, Dios siente profundo pesar por las personas en las ciudades, ¡especialmente cuando están pasando por momentos difíciles!
Imagina esto: tu ciudad puede ser un lugar lleno de caos, donde a veces se siente como si todos estuvieran perdidos en la confusión. Puede que la gente se sienta sola, estresada, enferma o con otros rollos. Pero ¡Dios está ahí! Jesús mismo se movía por las ciudades, enseñando y sanando a la gente. Y cuando veía a la multitud, su corazón se conmovía. Es como si quisiera decirles: “Chicos, estoy aquí para ustedes. No están solos en esto”.
Así que, jóvenes, la próxima vez que te sientas abrumado por todo lo que pasa en tu ciudad, recuerda que Dios te entiende. Él siente empatía por ti y por todos los demás.
No importa cuán desordenado se sienta el mundo, Dios está dispuesto a estar allí y a cuidar de nosotros. ¡Eso es puro amor en acción!
3. Dios transforma las ciudades
Entonces, ya hablamos de cómo Dios manda mensajeros a las ciudades y siente compasión por la gente que vive allí. ¡Pero eso no es todo! Dios también es como un experto en darle un cambio de look a las ciudades. ¿Te acuerdas de la historia de Saulo de Tarso?
Un día, Saulo estaba en su misión súper intensa para perseguir a los cristianos, y se dirigía a la ciudad de Damasco para hacer de las suyas. Pero, espera, aquí viene lo interesante: ¡Jesús mismo se le aparece en el camino y le cambia la vida por completo! La historia está en Hechos 9:1-6. Saulo, que antes era el peor enemigo de los cristianos, se transforma en Pablo, uno de los apóstoles más importantes de todos los tiempos.
Imagina esto, Saulo de perseguidor de cristianos llegó a ser un hombre que planta iglesias por todas partes y se convierte en una especie de héroe. Esto es como si Dios le hubiera dado a Saulo una súper actualización y lo hubiera convertido en alguien completamente diferente.
¿Y qué nos enseña esto? Que Dios tiene un poder enorme para
transformar no solo a las personas sino también ciudades enteras. Cuando su gracia se pone en acción, todo puede cambiar. Así que, jóvenes, si alguna vez piensas que tu ciudad necesita un cambio, recuerda que Dios es el experto en transformar las cosas. ¡Es como un artista en acción que hace que todo sea mejor!
CONCLUSIÓN
Dios tiene un amor especial por las ciudades. A través de la Biblia, hemos visto cómo muestra su amor de formas increíbles: manda mensajes, se muestra supercomprensivo y hasta cambia ciudades súper pecadoras. Como jóvenes de Dios, es nuestro deber amar a nuestras ciudades y hacer que el Reino de Dios se expanda en ellas. Siempre ten en mente que Dios está activo en nuestras ciudades, y nosotros podemos ser sus instrumentos de amor y compasión. Hagamos una oración para que el amor de Dios siga fluyendo y transformando nuestras ciudades.
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