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Mostrando las entradas de febrero, 2024

Vencedor para siempre - Rumbo al hogar

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron” (Apoc. 21:4) INTRODUCCIÓN El relato que narra la caída de la humanidad en el pecado, registrado en Génesis, es un recuerdo constante de aquello que Dios no había planeado, y que se ha convertido, por defecto, en la única realidad que conocemos (Gén. 3:1-24). Las consecuencias que trajo a este mundo la desobediencia de la primera pareja humana son diversas. Separación de la presencia de Dios (Gén. 3:24), conflictos en el hogar (Gén. 3:12-13; 4:1-7) y la muerte (Gén. 3:21; 4:8), son solo algunos de los efectos del pecado que están presentes en el día a día que vivimos. Dios, sin embargo, tenía un plan distinto para la humanidad (Gén. 1:26-29; 2:8-15). Esto, porque nunca fue el plan de Dios que habitára- mos en una tierra maldita por el pecado (Gén. 3:14-15, 17-19), lugar en donde reinan el dolor, la enfermedad (Ge

Venciendo día a día - Rumbo al hogar

“Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea” (Apoc. 19:11). INTRODUCCIÓN El libro de Daniel nos enseña que en el tiempo del fin los hijos e hijas de Dios vivirán un tiempo de angustia “como no lo ha habido jamás desde que las naciones existen” (Dan. 12:1, Nueva Versión Interna- cional). Pero no debemos temer, pues será el propio Jesús, a quien Daniel llama Miguel, el que se levantará para luchar por su pueblo (Dan. 12:1). La buena noticia es que Jesús nos defiende y nos librará de aquel tiempo de angustia. La victoria está asegurada. Jesús venció a Sata- nás en la cruz, y estamos expectantes esperando el regreso de nues- tro libertador (Luc. 10:18; Juan 12:31; 16:11). El libro de Apocalipsis, en particular el capítulo 19, expone en términos generales cómo se llevará a cabo esa liberación (Apoc. 1:7; 14:14-20; 19:11-21). En el día de hoy estudiaremos parte del capítulo 19 del

La última invitación para vencer - Rumbo al hogar

“Y oí otra voz del cielo, que decía: ‘¡Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!’” (Apocalipsis 18:4). INTRODUCCIÓN La oración de Jesús, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34), no fue dirigida únicamente en favor de los que lo condenaron y crucificaron. El impacto del sacrificio de Jesús, revelado en esta súplica, nos abarca a todos hoy, incluyendo a aquellos que son parte de Babilonia. Antes del regreso de Jesús, el pueblo remanente tiene la tarea de advertir a los habitantes de Babilonia que deben abandonarla para no ser cómplices de sus pecados y evitar sufrir las consecuencias de las plagas que le llegarán (Apocalipsis 18:4). Lo anterior es una evidencia palpable del amor de Dios; ya que, como dicen las Escrituras, no es que el señor se esté tardando en cumplir lo que prometió, “sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al

Venciendo como el venció - Rumbo al hogar

“Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: 'Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás'” (Mateo 4:10). INTRODUCCIÓN Es necesario reconocer que el tiempo es un lujo para una persona ocupada. Hay personas que duermen poco y trabajan más de lo permitido por las leyes civiles. No obstante, este problema parece afectar no solo a aquellos con una vida ajetreada, sino también a la población en general. El gran reclamo de muchas personas hoy es que no tienen el tiempo suficiente para hacer lo que les gusta. Esto significa no poder disfrutar con la familia o hacer alguna actividad que les permita descansar de las tareas que usualmente realizan. El cristiano no está libre de esta amenaza. Sea usted ama de casa, un obrero de la construcción o un estudiante universitario, todos estamos sufriendo el mismo problema: no tenemos tiempo. Es posible que la mayor tentación que los cristianos enfrentemos sea la de priorizar otras tareas, y dejar de lado la lectura y el estudi

Venciendo a la amenaza de conciencia - Rumbo al hogar

“La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado” (Apoc. 13:8). INTRODUCCIÓN El mundo occidental en el que vivimos es sin duda contradictorio. Mientras enaltece un tipo de vida y conducta, cuestiona el accionar de otras perspectivas que promueven visiones distintas acerca de la familia y la ética. Todo eso amparado bajo el accionar de la denominada tolerancia cultural, la que a fin de cuentas es irónicamente intolerable. Bajo esa “tolerancia intolerante” se oculta el deseo de imponer por la fuerza un punto de vista que en la mayoría de los casos contradice el relato bíblico. El libro de Apocalipsis, por su parte, nos dice que en el fin del tiem- po el punto bajo discusión estará vinculado con la ley de Dios, prin- cipalmente con la adoración divina. Aunque ese tiempo aun no lle- gó, podemos ver cómo surgen instancias, como las ya mencionadas, que retratan las presiones de la

Venciendo las trampas de Satanás - Rumbo al hogar

“Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ‘Sorbida es la muerte en victoria’” (1 Corintios 15:54). INTRODUCCIÓN La cultura religiosa popular, de la cual, aunque no lo queramos, usted y yo somos parte, enseña que el ser humano posee un alma inmortal. Al momento de morir, nos dicen, el hombre y la mujer dejan de existir terrenalmente, y asumen una vida espiritual eterna. Los justos, es enfatizado, vivirán en el cielo para siempre, mientras los impíos sufrirán un castigo que jamás terminará. La Biblia, sin embargo, afirma algo distinto. El hombre y la mujer no poseen un alma, sino que son un alma (Génesis 2:7; Ezequiel 18:20). Por lo tanto, son seres mortales. Bíblicamente, al morir, el aliento de vida de los seres vivientes retorna a Dios, y el cuerpo queda en la tumba (Salmos 104:29; Eclesiastés 3:19-21; 12:7). De esta manera, el ser humano, cuando muere, no sabe n

Venciendo el sufrimiento - Rumbo al hogar

“Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7) INTRODUCCIÓN Al sentirnos nerviosos o preocupados por diversas cuestiones que vivimos cotidianamente, estamos, de alguna forma u otra, expresando algún grado de ansiedad en nuestra vida. Este tipo de sensación es parte de la experiencia humana, la que nos recuerda que estamos vivos. Por otro lado, existen también los llamados trastornos de ansiedad. Esta ansiedad patológica, a diferencia de la primera, es constante, extensa y exagerada, y necesita ayuda médica. Nuestro estudio de hoy no se centrará en la ansiedad patológica, la que requiere la opinión de un especialista, sino en aquella que los seres humanos experimentamos en momentos determinados de estrés, y que se despierta ocasionalmente. Esta, sin duda, es una forma de sufrimiento, y como creyentes no estamos exentos a sus ataques. En el estudio de hoy examinaremos lo que el apóstol Pedro, en su primera carta, nos enseña acerca