El escritor y predicador Max Lucado nos narra una conmovedora historia, ocurrida después del terremoto que sacudió a Armenia en 1989; movimiento telúrico que en solo cuatro minutos destruyó casi toda la nación y mató cerca de treinta mil personas.
Momentos después del mortal terremoto, un padre corrió hacia la escuela para salvar a su pequeño hijo. Cuando llegó, vio el edificio en ruinas. Mientras buscaba en medio de aquella masa de piedras y escombros, recordó una promesa que le había hecho a su hijo: “No importa lo que ocurra, siempre estaré ahí donde tú estés”.
Llevado por su promesa, encontró el lugar donde había estado el aula de su hijo y empezó a quitar los escombros; luego llegaron otros padres y empezaron a buscar a sus hijos también. Muchos de los que se acercaban al lugar, al ver la magnitud de la destrucción, le decían: “Es demasiado tarde”, “Usted sabe que están muertos. No se puede hacer nada”. Incluso un policía le recomendó que dejara de buscar.
Pero el padre no se dio por vencido. Pasaron ocho horas, luego dieciséis, luego veintidós y, finalmente, treinta y seis; buscó y buscó. Sus manos estaban destrozadas y sus fuerzas se habían agotado, pero se negaba a darse por vencido. Finalmente, después de treinta y ocho horas de angustia, removió un gran trozo de pared y oyó la voz de su hijo.
Le gritó: “¡Arman! ¡Arman!”. Y una voz le respondió: “¡Papá, aquí estoy!”. Enseguida, el niño pronunció estas preciosas palabras: “Les dije a los otros niños que no se preocuparan, que, si tú estabas vivo, vendrías a salvarme; y al salvarme a mí, ellos también se salvarían porque me prometiste que, pasara lo que pasara, siempre estarías conmigo”.
DESARROLLO
¿Por qué se dice que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están llenos de promesas de la segunda venida de Cristo?
Jóvenes, la misma promesa que este padre le hizo a su hijo, la hizo Jesús. Él dijo: “... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.64
La segunda venida de Jesús es la bendita esperanza del creyente65 y déjenme decirles que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están llenos de promesas de la segunda venida de Cristo. Por ejemplo, hay 1.845 referencias a ella en el Antiguo Testamento y le dan prominencia un total de diecisiete libros.
Ahora bien, de los 260 capítulos de todo el Nuevo Testamento hay 318 referencias a la segunda venida, es decir, uno de cada 30 versículos; 23 de los 27 libros del Nuevo Testamento se refieren a este gran acontecimiento; y por cada profecía sobre la primera venida de Cristo hay 8 sobre la segunda venida.66
La segunda venida será el regreso de Cristo para cumplir todas las profecías restantes. En su primera venida, Jesús fue el Siervo sufriente. En su segunda venida, Jesús será el Rey conquistador.
¿Por qué se dice que el que ama, espera?
En su primera venida, Jesús llegó en la más humilde de las circunstancias. En su segunda venida, Jesús llegará con los ejércitos del cielo a su lado.
A través de los siglos, los cristianos hemos esperado con ansias el cumplimiento de la promesa del retorno de Jesús en gloria y majestad. Uno de esos fieles que esperaba el retorno del Señor para sus días era el gran apóstol Pablo. Estando casi en el final de su vida y ministerio, este gran siervo de Dios escribió:
“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.67
Pablo esperaba con amor la segunda venida del Señor. Desde el inicio de su vida cristiana, cuando Jesús lo encontró camino a Damasco, este gran hombre de Dios vivió en constante expectativa. Su seguridad era tal que en cierta ocasión les escribió a los creyentes en Tesalónica:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. 68
¿Notaste la seguridad que Pablo tenía en el regreso del Señor? ¡Él creía que Cristo vendría en sus días! ¡Por esto dijo: “... nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor...!”.69 Sin embargo, el tiempo transcurrió y el apóstol continuó predicando y trabajando incansablemente por la causa del evangelio. El paso del tiempo no mermó su confianza en la venida del Señor. En otra ocasión escribió:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”. 70
¡El paso de los años no desalentó al apóstol Pablo! Cada día que transcurría, el amor por la segunda venida de Cristo crecía más y más en su corazón. ¡Su esperanza no decaía con el paso del tiempo, sino que se fortalecía! Llegando al final de sus días, cuando debido a la persecución, su muerte era inminente, con valentía y fe dijo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida”.71
CONCLUSIÓN
¿Cuál debe ser la actitud que debemos asumir ante la promesa de la venida del Señor?
¿Por qué la fe del apóstol Pablo acerca de la segunda venida de Cristo se fortaleció con el paso de los años? ¡Porque él amaba la venida del Señor! Queridos jóvenes, el que ama espera. Amar al Señor es esperar con fidelidad su regreso en gloria y majestad. Hoy los invito a que esperen con amor la venida del Señor. Los invito a que le pidan a Dios que los prepare para el día en que Jesús se manifieste en las nubes de los cielos.
Quiera el Señor que ustedes puedan tener la misma actitud que tuvieron los sirvientes del multimillonario Benneth, en la historia que les narraré a continuación.
Jill Jones escribió sobre un editor de periódicos estadounidense, fabulosamente rico, llamado James Gordon Bennett. En 1835, Bennett fundó un famoso periódico llamado The New York Herald. Tenía dos lujosos apartamentos en París, además de una finca en Francia y un yate amarrado en Europa; también tenía tres casas en Estados Unidos, aunque hacía más de diez años que no vivía en el país, pero los criados de cada una de sus casas siempre tenían que estar preparados para la llegada inesperada de Bennett.
Al respecto, Jones escribió:
“Cada [casa] contaba con todo el personal necesario, listo para servir a Bennett si entraba por la puerta principal sin avisar: las bodegas se mantenían abastecidas, los fuegos rugían en las rejillas y las sábanas se bajaban todas las noches”.72
¡Así debemos vivir: esperando que en cualquier momento nuestro Señor Jesucristo regrese en las nubes del cielo con poder y gloria!
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