“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).
Amy Carmichael llevó a un grupo de niños a un orfebre tradicional en la India. En medio de un fuego de carbón había una teja curva. En la teja había una mezcla de sal, tamarindo y polvo de ladrillo. Incrustado en esta mezcla había oro. A medida que el fuego devoraba la mezcla, el oro se volvía más puro. El orfebre sacaba el oro con unas tenazas y, si no era lo suficientemente puro, lo volvía a poner en el fuego. Pero, cada vez que reponía el oro, aumentaba el calor. El grupo le preguntó: “¿Cómo sabe que el oro está purificado?” Él respondió: “Cuando puedo ver mi rostro en él” (A. Carmichael, Learning of God, p. 50).
“Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia… “. Este es el proceso de refinación y purificación que realiza el Señor de los ejércitos. Es una obra muy penosa para el alma, pero es el único proceso por el cual pueden eliminarse las escorias e impurezas contaminadoras. Nuestras pruebas son todas necesarias para acercarnos a nuestro Padre celestial en obediencia a su voluntad, para que podamos llevar al Señor una ofrenda de justicia (3TI, 593).
Dios está tratando de purificarnos, de refinarnos como al oro, de transformarnos a su imagen. Ese es un objetivo asombroso, y más asombroso aún es que solo cuando pasamos por los crisoles de la vida se desarrolla en nosotros un carácter semejante al de Cristo.
¿Qué papel tiene el sufrimiento en el proceso de purificación?
¿Cómo entendemos todo esto en el contexto del Gran Conflicto?
I. “A SU IMAGEN”
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
En el principio, Dios nos hizo a su imagen (Génesis 1:27), pero el pecado corrompió esa imagen. ¿En qué aspectos vemos esta desfiguración de la imagen de Dios en la humanidad?
Es obvio: el pecado nos corrompió a todos (Romanos 3:10-19). Sin embargo, Dios desea restaurarnos a lo que deberíamos haber sido originalmente. Aquí es donde encaja nuestro versículo de hoy: revela el plan de Dios de que quienes someten su vida al Espíritu Santo sean “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). Pero, hay otra dimensión. “La misma imagen de Dios debe reproducirse en la humanidad. El honor de Dios, el honor de Cristo, está comprometido en la perfección del carácter de su pueblo” (DTG, 626).
"Cuanto más estudie el carácter de Cristo, tanto más atractivo aparecerá ante usted. Llegará a estar cerca de usted, en estrecho compañerismo; sus afectos irán hacia él. Si la mente es moldeada por los objetos con los cuales más se relaciona, entonces pensar en Jesús, hablar de él, lo capacitará para ser como él en espíritu y carácter. Reflejará su imagen en lo que es grande y puro y espiritual. Tendrá la mente de Cristo y él lo enviará al mundo como su representante espiritual". (Reflejemos a Jesús, 57).
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". Mateo 5:16.
"Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres". 1 Corintios 4:9;
"Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales". Efesios 3:10.
"Los conflictos que se experimentan en la tierra, en la providencia de Dios, proporcionan la preparación necesaria para desarrollar caracteres apropiados para las cortes del cielo. Debemos ser miembros de la familia real, hijos de Dios, y “todas las cosas les ayudan a bien” a los que a Dios aman y se someten a su voluntad.
Dios es una ayuda que siempre está presente en el momento de necesidad. Conoce perfectamente los pensamientos más secretos de nuestros corazones, y todas las intenciones y los propósitos de nuestras almas. Cuando estamos en perplejidad, aun antes de que le presentemos nuestras dificultades, él dispone las cosas para nuestra liberación. Nuestra tristeza no pasa inadvertida. Él siempre conoce mucho mejor que nosotros lo que es necesario para el bien de sus hijos, y nos conduce como nosotros elegiríamos ser guiados si pudiéramos discernir nuestros propios corazones y ver nuestras necesidades y peligros tal como Dios las ve. Pero los seres finitos pocas veces se conocen a sí mismos. No conocen sus propias flaquezas… Dios los conoce mejor de lo que ellos se conocen, y él sabe cómo guiarlos…
Si confiamos en él, y le encomendamos nuestros caminos, él dirigirá nuestros pasos por la senda que nos conduzca a la victoria sobre toda pasión pecaminosa, sobre todo rasgo de carácter que no es semejante al carácter de nuestro Modelo divino" (Nuestra elevada vocación, 318).
Como cristianos, nunca debemos olvidar que estamos en medio de un drama cósmico. El gran conflicto entre Cristo y Satanás se desarrolla a nuestro alrededor. La batalla toma muchas formas y se manifiesta de diversas maneras. Y, aunque hay muchas cosas ocultas, podemos entender que, como seguidores de Cristo, tenemos un rol que desempeñar en este drama y podemos honrar a Cristo con nuestra vida.
Imagínate estar en el campo de un estadio enorme. Sentados en las gradas a un lado, están los seres celestiales leales a Dios; del otro lado, están los seres que han caído con Lucifer. Si tu vida durante las últimas 24 horas se jugara en ese estadio, ¿qué equipo tendría más para festejar? ¿Qué te dice tu respuesta sobre ti?
II. FE EN MEDIO DEL FUEGO REFINADOR
Una cosa es estar en una batalla; otra muy distinta es ni siquiera ver las
fuerzas desplegadas en esa batalla. En cierto sentido, esto es lo que enfrentamos como cristianos. Sabemos que las fuerzas están allí, podemos sentirlas
en nuestra vida, y no obstante tenemos que seguir adelante por fe, confiando
en el “Invisible” (Hebreos 11:27).
"Dios recompensará al hombre de fe y obediencia. Si esta fe penetra en la experiencia de la vida, habilitará a cada uno de los que temen y aman a Dios para soportar pruebas. Moisés estaba lleno de confianza en Dios, porque tenía una fe que se apropiaba de sus promesas. Necesitaba ayuda, oraba por ella, se aferraba a ella por la fe, y entretejía en su experiencia la creencia de que Dios le cuidaba. Creía que Dios regía su vida en particular. Veía y reconocía a Dios en todo detalle de su vida, y sentía que estaba bajo el ojo del que lo ve todo, que pesa los motivos y prueba el corazón. Miraba a Dios, y confiaba en que él le daría fuerza para vencer toda tentación. Sabía que le había sido asignada una obra especial, y deseaba, en cuanto fuese posible, cumplir cabalmente esa obra. Pero sabía que no podía hacerlo sin ayuda divina; porque tenía que tratar con un pueblo perverso. La presencia de Dios bastaba para hacerle atravesar las situaciones más penosas en las cuales un hombre pudiera ser colocado (5TI, 612, 613).
"A esto respondió Job: «Mi queja sigue siendo amarga; gimo bajo el peso de su mano. ¡Ah, si supiera yo dónde encontrar a Dios! ¡Si pudiera llegar adonde él habita! Ante él expondría mi caso; llenaría mi boca de argumentos. Podría conocer su respuesta, y trataría de entenderla. ¿Disputaría él conmigo, con todo su poder? ¡Claro que no! ¡Ni me acusaría! Ante él cualquier hombre recto podría presentar su caso, y yo sería absuelto para siempre delante de mi juez. »Si me dirijo hacia el este, no está allí; si me encamino al oeste, no lo encuentro. Si está ocupado en el norte, no lo veo; si se vuelve al sur, no alcanzo a percibirlo. Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro." Job 23:1-10.
¿Cuál es la esencia de la lucha de Job? ¿Qué es lo que
no ve? Al mismo tiempo, ¿qué acepta por fe, a pesar de todas sus pruebas?
Aun en medio de sus terribles pruebas, Job confió en Dios. A pesar de todo,
Job estaba decidido a resistir. Y, una de las cosas que le dio perseverancia era de
oro. No una medalla de oro sino, más bien, al contemplar el futuro se dio cuenta
de que, si se aferraba a Dios, saldría mejor: saldría como el oro. No se nos dice
cuánto sabía Job de lo que sucedía detrás de escena. Sin importar cuánto le era
oculto, de todos modos soportó el fuego refinador.
¿Le temes al fuego? ¿Te preocupa el calor que generan las circunstancias?
"El cristiano que ama a su Padre celestial puede no discernir por providencias externas o señales visibles algún favor celestial… A menudo está sumamente afligido, angustiado, perplejo… Las apariencias parecen estar en su contra… Job fue despojado de sus tesoros terrenales, privado de sus hijos y convertido en un espectáculo de repugnancia para sus amigos, pero en la hora de Dios, él mostró que no había abandonado a su siervo… Si os manda que entréis al horno rugiente por amor de él, Jesús estará a vuestro lado, así como estuvo con los tres fieles en Babilonia. Los que aman a su Redentor, se gozarán en cada oportunidad de participar con él en la humillación y en el vituperio. El amor que sienten hacia su Señor dulcifica el sufrimiento por su causa (En los lugares celestiales, 273).
Quizá, como en el caso de Job, el calor de Dios parece inexplicable.
Podría ser la
dificultad de adaptarse a un trabajo nuevo o a una casa nueva.
Podría ser tener
que sobrevivir al maltrato en el trabajo o incluso dentro de tu propia familia.
Podría ser una enfermedad o una pérdida económica.
Por más que resulte difícil
de entender, Dios puede usar estas pruebas para refinarte y purificarte, y resaltar
su imagen en tu carácter.
"Se me ha mostrado que en lo futuro, veremos cuán íntimamente estaban relacionadas nuestras pruebas con nuestra salvación, y cómo esas leves tribulaciones produjeron para nosotros “un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”… Los años de abnegación, de privaciones, de pruebas, de aflicciones y persecuciones que soporto Pablo, los llamaba él algo momentáneo. Las cosas del tiempo presente no eran consideradas dignas de mención al compararlas con el eterno peso de gloria que le aguardaba cuando hubiera terminado la lucha. Esas mismas aflicciones eran los operarios de Dios, dispuestas para la perfección del carácter cristiano. Cualesquiera sean las circunstancias del cristiano, no importa cuán oscuros y misteriosos sean los caminos de la Providencia; no importa cuán grandes sus privaciones y sufrimientos, él puede apartar de tales cosas su mirada dirigiéndola a lo invisible y eterno. Tiene la bendita seguridad de que todas las cosas le ayudan para su bien". (6CBA, 1099).
Demostrar que era oro parecía ser un incentivo para Job aquí, algo en lo
que concentrarse y que lo ayudó a superar los problemas. Este es un poderoso
testimonio de su carácter, que en medio de todo el dolor y el sufrimiento pudo
sentir la realidad del proceso de purificación. Además, por más que no entendiera, sabía que estas pruebas lo perfeccionarían.
"Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter. Sin embargo, cuán fatalmente fracasan cuando no alcanzan la norma divina y, por sí mismos, no pueden hacer frente a los requerimientos de Dios. Podemos medirnos a nosotros por nosotros mismos, podemos compararnos entre nosotros mismos; quizá digamos que nos portamos tan bien como este o aquél, pero la pregunta por la que se demandará una respuesta en el juicio es: ¿Llenamos los requisitos de las demandas del alto cielo? ¿Alcanzamos la norma divina? ¿Están en armonía nuestros corazones con el Dios del cielo? (1MS, 376, 377).
Según tu experiencia, ¿cómo refinan y purifican las pruebas? ¿De qué otro modo
podrías refinarte, aparte del sufrimiento?
"Cuando nos sobrecojan las pruebas, no meditemos en la magnitud de ellas, ni pensemos que no podemos gozarnos en el Señor. Es cierto que tendremos sentimientos cambiantes. Pasaremos por momentos de desánimo y depresión. ¿Pero viviremos por sentimiento o por fe? Cuando nuestros hermanos y amigos hablen imprudentemente, no nos descorazonemos. Recordemos que nos hallamos en un mundo de pruebas y dolor, de penas y desilusiones. Estas experiencias deberían conducimos a Cristo. Si no lo hacen, sufriremos una pérdida… La purificación no es agradable, pero recordemos que Cristo vino al mundo y se humanó para poder cargar las aflicciones que debemos soportar, y ser un ejemplo de fiel tolerancia bajo toda forma de prueba. Dios quiere que nos demos cuenta de que somos parte de la gran familia humana, y que debemos soportar las pruebas (Alza tus ojos, 250).
III. LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS
Jesús estaba en Jerusalén, a punto de morir. Según el Evangelio de Mateo,
Jesús dedica la última hora de enseñanza antes de la Pascua a narrar parábolas
a sus discípulos, incluidas las de las diez vírgenes, las ovejas y los cabritos. Estas
historias se relacionan con la forma en que debemos vivir mientras esperamos
la venida de Jesús. Por lo tanto, nunca han sido tan relevantes como en la actualidad, donde las señales del pronto regreso de Jesús están por todas partes.
En la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-12), muchos comentaristas señalan que el aceite es un símbolo del Espíritu Santo. Elena de White coincide,
pero también dice que este aceite es un símbolo del carácter y que es algo que
nadie puede adquirir por nosotros.
En esta parábola ¿Cómo cambia el significado de la historia, dependiendo
de si ves el aceite como un símbolo del Espíritu Santo o como la posesión
del carácter? ¿Qué implicaciones tiene esta historia para ti, si el aceite representa al Espíritu Santo o un carácter semejante al de Cristo?
Espíritu Santo:
Carácter: En la parábola de las ovejas y los cabritos en Mateo 25:31 al 46. ¿Qué
criterios se utilizan para separar las ovejas de los cabritos?
Fíjate que el rey separa las ovejas de los cabritos según sus obras, su carácter.
Aunque Jesús no inculca la salvación por obras aquí, podemos ver cuán importante es el desarrollo del carácter en el plan de salvación y cómo los que verdaderamente son salvos en Cristo reflejarán esa salvación en su vida y su carácter.
Se dice que “el carácter es lo que una persona es en la oscuridad”. ¿Qué tipo de
persona eres tú cuando nadie te mira? ¿Qué te dice la respuesta sobre los cambios que necesitas hacer?
IV. “LOS ENTENDIDOS”
Ya la importancia del carácter para quienes esperan la Segunda
Venida. Ahora veremos más específicamente la importancia del carácter para
quienes estarán en vida en la segunda venida de Jesús.
Leamos Daniel 12:1 al 10. ¿Cuál es el contexto? ¿A qué época de la historia de la
Tierra hace referencia? Más aún, ¿qué podemos entrever en estos versículos
sobre el carácter del pueblo de Dios en esa época? ¿Qué características se
le atribuyen, en contraste con los impíos? Ver también Apocalipsis 22:11.
A Daniel se le dice que, justo antes de la venida de Jesús, habrá un tiempo
de angustia como no lo ha habido en toda la historia. En Daniel 12:3 y 10, se nos
da una descripción de los justos y de los impíos durante este tiempo. Fíjate que
los malvados “procederán impíamente” (Dan. 12:10), en contraste con los justos,
que, según el versículo 3, “resplandecerán”, tal vez porque han sido “limpios, y
emblanquecidos y purificados” (Daniel 12:10) durante este “tiempo de angustia,
cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1). Además, en
contraste, los impíos no entienden, pero los justos son “entendidos”.
¿Entender qué? ¿Matemáticas, ciencias, la Alta Crítica? Proverbios dice que “el
principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7). Quizás en este contexto
los “entendidos” sean sabios porque conocen estos acontecimientos finales, el
tiempo de angustia, a medida que se desarrolla. No los toma por sorpresa; por
su estudio de la Palabra, saben qué es lo que viene. Y, lo más importante es que
entienden lo suficiente como para permitir que este tiempo de angustia los
purifique y los refine. Los impíos, por otro lado, simplemente se vuelven más
obstinados en su rebelión y así continúan en su maldad.
La cuestión fundamental es que aquí se nos presenta una descripción de un
pueblo que ha pasado por un proceso de refinamiento y purificación.
Aunque hemos visto estos versículos en el contexto de los últimos días, ¿qué
principios vemos aquí que pueden ayudarnos ahora mismo a entender mejor de
qué se trata el proceso de purificación y refinamiento, incluso para nosotros hoy?
V. EL CARÁCTER Y LA COMUNIDAD
Una canción dice así: “Soy una roca, soy una isla”. ¿Alguna vez te sentiste así:
querer estar solo? Hasta quizás escuchaste gente que dice: “Bueno, mi caminar
con Dios es una cuestión personal. No es algo de lo que quiera hablar”.
Lee Efesios 4:11 al 16. ¿Qué destaca Pablo aquí? ¿Qué papel otorga a la
comunidad?
Cuando Pablo escribe a los efesios, caracteriza a la iglesia como un cuerpo.
Jesús es la cabeza y su pueblo constituye el resto. Si observas Efesios 4:13, notarás
que el propósito final de vivir en esa comunidad es experimentar “la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo”. ¡Y para eso nos necesitamos unos a otros!
Sin duda, es posible ser cristiano en soledad. De hecho, a veces es inevitable
estar solo, al igual que muchos a lo largo de los siglos que fueron ridiculizados
o perseguidos. Es un poderoso testimonio del poder de Dios que los hombres
y las mujeres no cedan bajo las presiones que los rodean. Sin embargo, si bien
esto es cierto, Pablo quiere enfatizar una verdad esencial: en última instancia,
experimentamos y revelamos la plenitud de Cristo cuando trabajamos juntos
en comunión unos con otros.
En Efesios 4:11 al 16, ¿qué dice Pablo que debe suceder antes de que la
plenitud de Cristo se pueda revelar en nuestra comunidad cristiana?
¿En qué se diferencia el testimonio de una comunidad que revela la
plenitud de Cristo del de una persona que revela la plenitud de Cristo? ¿Qué
implicaciones tiene esto en el contexto del Gran Conflicto? Ver Efesios 3:10.
Es fácil ser agradable cuando estás solo o con extraños, pero es mucho más difícil
ser amable con los que conoces muy bien o que no te agradan. Esto significa que
cuando todavía mostramos gracia y bondad por estas personas damos un testimonio irresistible de la verdad acerca de Dios.
CONCLUSIÓN
“La edificación del carácter es la obra más importante que jamás haya sido
confiada a los seres humanos, y nunca antes ha sido su estudio diligente tan
importante como ahora. Ninguna generación anterior fue llamada a hacer frente
a problemas tan importantes; nunca antes se hallaron los jóvenes frente a peligros tan grandes como los que tienen que arrostrar hoy” (Ed 225).
“En la parábola, las vírgenes necias aparecen pidiendo aceite, sin que lo
consigan. Esto es un símbolo de los que no se han preparado desarrollando
un carácter para permanecer en el tiempo de crisis. Es como si fueran a sus
vecinos y les dijeran: Deme su carácter o me perderé. Las que fueron sabias
no pudieron compartir su aceite con las lámparas vacilantes de las vírgenes
necias. El carácter no es transferible. No puede comprarse ni venderse; debe
adquirirse. El Señor ha dado a cada uno la oportunidad de obtener un carácter
recto mediante las horas de prueba; pero no ha proporcionado un medio por
el que un agente humano pueda impartir a otro el carácter que ha desarrollado
pasando por duras experiencias, aprendiendo lecciones del gran Maestro, para
que pueda manifestar paciencia en la prueba y ejercitar la fe para que pueda
remover montañas de imposibilidad” (AFC 348; YI, 16/1/1896).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué significa “edificación del carácter”? ¿Cómo se logra esto? ¿Hasta qué
punto es una prioridad visible la formación del carácter en tu propia vida
y en la comunidad de tu iglesia?
2. El estudio del jueves hablaba del importante papel de la comunidad en
la vida de un cristiano. ¿Cuán bien funciona tu iglesia local como cuerpo
de Cristo? ¿Cuán bien representan al Señor como comunidad? Como clase, analicen qué pueden hacer para mejorar.
3. Como clase, consideren por qué es importante la formación del carácter, aunque seamos salvos únicamente por la fe en Jesús. Si la justicia
de Cristo y su carácter perfecto son lo que nos salva, entonces ¿por qué
necesitamos edificar el carácter?
4. Helen Keller, quien era sorda y ciega desde temprana edad, escribió: “El
carácter no se puede desarrollar en un contexto fácil y tranquilo. Solo al
experimentar pruebas y sufrimientos se puede fortalecer el alma, aclarar la visión, inspirar la ambición y lograr el éxito” (Leadership, t. 17, Nº
4). ¿Concuerdan con ella? Analicen la conexión entre el carácter, el sufrimiento y el Gran Conflicto.
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