“ASÍ NACÍ, Y ASÍ MORIRÉ”
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley". Gálatas 5:22, 23.
INTRODUCCIÓN
a. El fruto del Espíritu es la verdadera esencia de la vida cristiana, nos muestra de qué modo la persona vive para Dios. El fruto del Espíritu no es algo que logramos meramente por esfuerzos humanos. Es posible por un tiempo aparentar algunas de estas mismas virtudes por medio del ejercicio de nuestra fuerza de voluntad, pero tarde o temprano las tendencias pecaminosas se manifestarán en la vida. Pero cuando el Espíritu nos conecta con Jesús, por medio de su Palabra escrita, sus características intrínsecas se manifiestan en todos los aspectos de la vida.
I. PRODUCIR FRUTO
a. En Juan 15:1 al 11, Jesús nos dice que el hecho de dar fruto es el resultado de la vida de Cristo, la vid, que fluye por las ramas, es decir, los creyentes. El crecimiento del fruto es la obra de Dios por medio de Jesucristo. El primer secreto del cristiano para dar fruto es permanecer en Cristo. Sin Cristo, no podemos producir fruto espiritual genuino.
b. Eso quiere decir que el fruto del Espíritu no se nos es impuesto desde afuera, sino que es el resultado de la vida de Cristo en nuestro interior. Cuando Cristo habita en nuestros pensamientos, se volverá visible en nuestras acciones. Jesús vive su vida en nosotros.
c. El fruto del Espíritu es el carácter de Jesús, producido por el Espíritu Santo en los seguidores de Cristo. Cuando Cristo habita en nosotros, andamos “en el Espíritu, y así jamás satisfaréis los malos deseos de la carne” (Gálatas 5:16). Cuando nos sometemos a las impresiones del Espíritu, su fruto se hace evidente en nuestra vida. El Espíritu Santo nos da poder para vivir victoriosamente y para desarrollar las virtudes que son características de aquellos que son hijos de Dios.
II. EL FRUTO DEL AMOR
a. El fruto del Espíritu de Gálatas 5:22 es compuesto. Empieza con amor, porque al ser la más importante característica del fruto del Espíritu, permea las demás. En cierto sentido, todas las otras cualidades mencionadas pueden ser vistas como aspectos del amor.
b. Debido a que Dios es amor (1 Juan 4:8), la virtud cristiana más importante es el amor (1 Corintios 13:13). Solo hay una manera en que este amor llegue a nuestras vidas: es derramado en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo (Romanos 5:5).
c. El amor es la evidencia de que somos hijos de Dios. Este amor es mucho más que mero afecto humano. No puede ser producido por esfuerzo humano, sino que llega como resultado de permanecer en Cristo.
III. LAS OTRAS CARACTERÍSTICAS
a. Gozo, paz, paciencia (Gálatas 5:22): El gozo que está basado en el fruto del Espíritu se enfoca en Dios y en lo que él ha hecho por nosotros, y no está motivado por las condiciones circundantes. La paz es más duradera que el gozo, y llega como resultado de ser justificados por la fe en nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1). Cuando estamos en paz con Dios, el Espíritu Santo nos guía a ser pacíficos y pacientes con los demás. La paciencia nos es una característica común en los seres humanos. Significa aguantar a otros o soportar ciertas características, aun cuando no sean fáciles.
b. Benignidad, bondad y fe (Gálatas 5:22): La benignidad describe la manera en que Dios se relaciona con su pueblo. También indica la forma en la que deberíamos tratar a otros cuando fracasan. La bondad es amor en acción. Se demuestra en obras prácticas realizadas con amor para los demás. Fe que también se puede traducir fidelidad significa “confiabilidad” o “ser digno de confianza”. Quienes son fieles cumplen lo que prometen.
c. Mansedumbre y templanza (dominio propio) (Gálatas 5:23): Mansedumbre no significa debilidad. No es cobardía ni falta de liderazgo. Al contrario, Moisés fue llamado el hombre más manso de la Tierra (Números 12:3) y, no obstante, fue un líder poderoso del pueblo de Dios. Las personas mansas no son alborotadoras, ni busca pleitos ni egoístamente agresivas. Más bien, sirven con un espíritu dócil. La verdadera temperancia es poder controlar no solamente el apetito o la bebida sino también toda otra área de la vida.
CONCLUSIÓN
a. Todos los aspectos mencionados arriba forman parte de un solo fruto del Espíritu. Cuando la Biblia describe la obra de Dios en nuestra vida, los aspectos éticos de santidad tienen prioridad sobre los dones carismáticos. La semejanza a Cristo en todo aspecto es lo que realmente importa en la vida del creyente. Debido a que el fruto del Espíritu es la marca distintiva común de todos los creyentes por doquier, produce una unidad visible en su iglesia.
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