Cuántas barreras inimaginables tuvo que romper Cristo para restaurar al hombre. El plan de la redención no fue algo efectuado a la distancia, sino que hubo una participación directa de Cristo; y el primer paso visible al hombre fue la encarnación de Cristo. No se trataba de un disfraz o un haz de cota. “Él sabía lo que significaba tener hambre, sed y cansancio. Fue sustentado por el alimento y refrigerado por el sueño. Fue un extranjero y advenedizo sobre la tierra, el mundo, pero no del mundo. Tentado y probado como lo son los hombres de la actualidad; sin embargo, vivió una vida libre del pecado.
Lleno de ternura, compasión, simpatía, siempre considerado con los demás, representó el carácter de Dios” (HAp, 376).
La verdad bíblica de la encarnación del Verbo es apasionante. Pensar que Dios, el Dios Eterno, se hizo hombre como todos los hombres, por amor a cada uno de nosotros, hace que el temor y la reverencia nos invadan. Nuestra mente jamás será capaz de comprender tal profundidad. Sí, el amor de Cristo va más allá de todo entendimiento (Efesios 3:19). “Nuestra finitud se amedrenta delante del infinito” (Eguinaldo Hélio de Souza).
La encarnación de Cristo era imprescindible por algunas razones:
1. Tenía que vencer donde Adán falló: “Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente: el postrer Adán espíritu vivificante’” (1 Corintios 15:45). Él debía obedecer como hombre, sin ventajas sobre el primer Adán, por eso: “Y aquel Verbo fue hecho carne” (Juan 1:14).
2. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). La muerte era un término que no existía en el vocabulario divino hasta la caída y solo encontró solución con la encarnación y muerte de Jesús.
El Cielo no se ahorró nada cuando el asunto era nuestra salvación, Dios se hizo hom- bre, ¿y qué ganamos con eso?
a) Sentido de valorización. Fuimos evaluados en la vida del Hijo de Dios. Qué golpe en la crisis de autoestima.
b) Conciencia de grandeza del amor de Dios. Por más que la cruz sea el punto culmi- nante de ese amor, el nacimiento de Cristo es sin duda algo admirable.
c) Sentido de compromiso divino.
Dios fue lejos para traernos más cerca.
“El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. No podemos apreciar cuán profunda- mente interesado está él en la humanidad. El conoce el valor de cada alma. ¡Con cuánta aflicción fue agobiado cuando vio su herencia adquirida hechizada por las invenciones satánicas!”(CSMC, 142).
Con seguridad, el acto de Cristo de hacerse hombre fue un acto de amor inmensurable, debe ser el blanco de una mirada especial y no debe quedar al margen de los grandes temas bíblicos, sino que debemos recordar: “Aunque Cristo nazca mil veces en Belén, si no nace en ti, estarás perdido eternamente” (Maestro Eckhart).
PAUSA PARA DISCUSIÓN
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