¿En algún momento de su vida tuvo usted que enfrentar la ingratitud de
alguien cercano a usted? ¿Cómo se sintió?
INTRODUCCIÓN
En el estudio de hoy veremos como la ingratitud es ofensiva para
Dios y puede atraer sus juicios. Sin embargo, aun así, el Señor es
misericordioso y desvía su ira para que nos arrepintamos de nuestra
rebeldía y clamemos por su perdón.
Leamos: Números 21:4-9 y Juan 3:14-15
I. INGRATITUD
Dios había terminado de demostrar su cuidado por Israel, concediendo
a su pueblo la victoria sobre los cananeos cuyo líder era el rey Arad
(Números 21:1-3). Mientras tanto, la caminata rigurosa por el “camino
del Mar Rojo”, rodeando Edom hizo que el pueblo se olvidara de los
milagros favores divinos. La Biblia dice que ellos se demostraron
“impacientes” y murmuraron contra Dios y Moisés, y finalmente
renegaron de la provisión milagrosa, el Maná, llegando al punto de
llamar al “pan de los ángeles” alimento “vil”.
Como seres humanos caídos, tenemos la tendencia de concentrarnos en
las cosas negativas y en las dificultades que enfrentamos en la vida. Pero,
si nos detenemos a analizar, existen diversas bendiciones por las cuales
podemos estar agradecidos a Dios y alegrarnos. Es verdad que la vida
no es un mar de rosas, pero, al concentramos sólo en las dificultades,
podemos convertirnos en personas ingratas y extremamente negativas.
Necesitamos, ante todo, buscar motivos para ser agradecidos y positivos.
Además, debemos encarar las dificultades y pruebas con esperanza, con
la seguridad de que nuestro Dios está con nosotros y nos librará de los
momentos turbulentos de la vida Entonces:
¿Cuál fue el gran pecado de Israel en esa ocasión? ¿Por qué la ingratitud
es un pecado tan ofensivo a Dios? ¿Cómo podemos resistir a la tendencia
natural del corazón humano de concentrarse en las dificultades de la
vida? ¿Cómo podemos llegar a ser personas más agradecidas a Dios?
II. INTERVENCIÓN DIVINA
La rebeldía y la ingratitud de Israel atrajeron inmediatamente el
juicio divino. Dios envió serpientes venenosas en medio del pueblo
(Números 21:5). “Ellos [los israelitas] habían rechazado la dádiva de
vida y salud del cielo, de modo que Dios les envió el sufrimiento y la
muerte en la tierra, y muchos del pueblo perecieron” (W. Wiersbe,
Comentario Bíblico Expositivo, p. 455). Los que eran picados morían
rápidamente y con mucho dolor.
El pecado siempre atrae la ira y los
juicios retributivos de Dios, como Pablo declaró: “La paga del pecado
es la muerte” (Romanos 6:23).
Para pensar:
Debemos estar conscientes de que toda ingratitud atraerá el castigo de
Dios, esto porque la ingratitud es un pecado ofensivo a Dios. La Biblia
dice:
“La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le
buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan”
(Esdras 8:22, úp).
Pero el castigo divino tiene un propósito redentor. La
Biblia dice: “Porque el Señor al que ama, disciplina” y “es provechoso,
para que participemos de su santidad” (Hebreos 12:6, 10). Como un padre disciplina a un hijo rebelde para intentar restaurarlo, Dios nos
corrige con la intención de redimirnos.
Entonces: Si Dios es justo y castiga al transgresor, ¿por qué muchas veces vemos
a personas que practican el mal y aparentemente salen impunes? ¿Qué
riesgo corremos al apegarnos a algún pecado? ¿Cuál debe ser nuestra
actitud cuando por un pecado cometido sufrimos las consecuencias de
nuestros errores?
III. VOLVERSE AL SEÑOR
El pueblo parece haber aprendido la lección, pues se volvió a Dios en
confesión suplicando que Moisés intercediera para que Dios quitara
las serpientes destructoras (v. 7). Pero Dios no respondió de la manera
como los israelitas esperaban. Dios no retiró las serpientes venenosas
de en medio del pueblo, sino que, en vez de hacerlo, instruyó a Moisés
para hacer una serpiente de bronce y colocarla en un asta, de manera
que quedara visible para todos. Si los que eran picados miraban a la
serpiente de bronce, inmediatamente eran curados. Ese milagro fue
usado por Cristo como ilustración de su muerte en la cruz (Juan 3:14).
Así como los israelitas fueron contaminados por el veneno mortífero de
las serpientes, el ser humano también está contaminado por el pecado,
que, irremediablemente, lo conducirá a la muerte (Romanos 6:23).
Pero de la misma manera como los israelitas fueron curados al mirar a
la serpiente de bronce, así también todo aquel que mira a Cristo con fe
y lo acepta como Salvador, será salvo y recibirá la vida eterna.
¿Por qué Jesús se comparó a una serpiente, una criatura que también se
usa en la Biblia para representar a Satanás? ¿Lo que provocaba la cura
de los israelitas heridos por la picadura de la serpiente era la serpiente
de bronce en sí o el hecho de mirar hacia ella? ¿Qué nos enseña ese
episodio sobre la salvación únicamente por la fe en el sacrificio de Jesús
en la cruz?
CONCLUSIÓN
El milagro que estudiamos hoy encierra varias lecciones para los hijos
de Dios. Podemos destacar y buscar poner en práctica por lo menos
tres enseñanzas:
1. La ingratitud es un pecado ofensivo a Dios. Tenemos muchos
motivos para estar agradecidos al Señor, aún en este mundo de
pecado. Tratemos de concentrarnos en las bendiciones de Dios y
alegrarnos en su presencia
2. El pecado es un veneno mortal, aunque lo tomemos en pequeñas
dosis. Por lo tanto, por medio de la confesión y por la gracia divina,
debemos vencer y abandonar cualquier hábito pecaminoso que
todavía haya en nuestra vida.
3. Nuestra única esperanza de curación, salvación y vida eterna está
en Cristo y en la obra que él efectuó en nuestro favor en la cruz del
Calvario. Debemos aceptar a Cristo cada día como nuestro único y
suficiente Salvador.
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