TEXTO BASE
“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:10, 11).
INTRODUCCIÓN:
El pasaje de los evangelios es bien conocido. Muy probablemente el subtítulo de esa narración en su Biblia sea: “La mujer adúltera”.
Jesús había terminado de pasar la noche orando en el Monte de Los Olivos. Estaba lleno de GRACIA. Gracia que sería tan necesaria en las historias que serán motivo de análisis en este sermón. En la Biblia hay relatos de vidas prisioneras para las cuales el rescate parecía improbable, y así podríamos describir la vida de la mujer adúltera, ese sería el rótulo que ella llevaría aun después de su rescate.
Esa mujer sería un trofeo en la galería de Cristo, uno de los que en las generaciones futuras sería presentado ante el universo.
¿Cuál era la prisión de esa mujer?
- Era prisionera del pasado
- Era prisionera de las inclinaciones carnales.
- Era prisionera de los rótulos humanos. En fin, una coleccionista de fracasos y pecados no vencidos que se transformaron en ataduras difíciles de romper. Si no hubiera una intervención divina, dejaríamos de ser prisioneros y pasamos a ser huéspedes voluntarios. No es exagerado usar el término “prisionera”para rotular a esa mujer, pues aun delante de un pecado que en los tiempos de Jesús tenía pena capital, ella no lograba resistirse.
Tal vez en algún momento se sintió incómoda por las ataduras y prisiones, y probablemente ansiaba una nueva historia marcada por la libertad, pero siempre se encontraba con obstáculos:
1. Hombres:
a. Que buscaban fracasos mayores que los suyos.
b. Que no creían en la recuperación de los demás
c. Adeptos a la filosofía del pecador bueno y el pecador expuesto.
2. Conceptos
a. Fui demasiado lejos.
b. Nadie jamás va a creer en mí.
c. La gracia de Dios tiene límites, y soy yo.
DESARROLLO:
En esa historia podemos percibir la forma en la que Cristo trata a los que luchan o hasta a los que desistieron de luchar contra la servidumbre del pecado, veamos la estrategia de Cristo para rescatar a los que necesitan de él.
- Está donde el pecador lo necesita.
- No ve como ve el hombre.
- Tiene salida para lo inimaginable.
- No desiste de los que desisten.
- Es el Dios del antes y del después.
- Rescata y permanece con usted para ayudarlo a ser libre.
- La única piedra que la mujer recibió fue la de la gracia.
Jesús nos rescata cuantas veces sea necesario, pero el propósito es rescatar a una vida nueva, no porque él obstruirá el camino de regreso a la esclavitud, sino porque las perspectivas en Cristo son infinitamente superiores. La Biblia no menciona la historia posterior de esa mujer, pero basados en otras historias podemos imaginar cómo vive un rescatado:
1. No deja de ser pecador, pero ya no es siervo del pecado (Pedro).
2. Tiene consciencia de sus pecados, pero cree en una gracia suficiente para cada uno de ellos.
3. Vive como mensajero de la gracia que ya alcanzó (mujer samaritana).
4. No mira hacia atrás (Leví Mateo).
5. Quiere reparar sus errores (Zaqueo).
6. Se arriesga por Cristo (Nicodemo)
7. Gasta y se gasta por Cristo (María Magdalena).
Elena de White describe así la vida de ella después de aquel encuentro.
“Esto fue para ella el principio de una nueva vida, una vida de pureza y paz, consagrada a Dios. Al levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte eterna. Esa mujer penitente llegó a ser uno de sus discípulos más fervientes” (MC, 59).
Conclusión
Sin percibirlo aquellos hombres llevaron a esa mujer al lugar más apropiado posible, a los pies de Cristo. Necesitamos de un momento a solas con él, como tuvo esa mujer. Nosotros no podemos engañar a Dios; incluso, conociendo lo peor que tenemos, jamás desiste de nosotros. No importa la dimensión de su prisión. Jesús no conoció ni conocerá cerrojos que impidan su gracia. “Jesús conoce las circunstancias particulares de cada alma. Cuanto más grave es la culpa del pecador, tanto más necesita del Salvador. Su corazón rebosante de simpatía y amor divinos se siente atraído ante todo hacia el que está más desesperadamente enredado en los lazos del enemigo. Con su propia sangre, firmó Cristo los documentos de emancipación de la humanidad” (MC, 59).
LLAMADO
Hoy el asunto es entre usted y él. No es el día de detenerse a considerar cuánto tiempo usted lleva siendo rehén, ponga sus ojos en el Príncipe de la libertad, hágalo ahora y experimentará no una sensación, sino la convicción de la genuina libertad.
Comentarios
Publicar un comentario