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El rescate de los perdidos - El Rescate


I. INTRODUCCIÓN

El plan de Dios para Manasés
a. Ezequías: El gran rey. 
Uno de los mayores reyes que tuvo el pueblo de Dios fue Ezequías.
La Biblia dice que “Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre” (2 Reyes 18:3).

Era un hombre de fe y valor. Cuando el rey Senaquerib de Asiria, invadió a su pueblo, Ezequías le presentó el caso a Dios (2 Reyes 19:14). Dios envió su ángel que mató a 185.000 soldados del ejército asirio. Dios los entregó a su pueblo y su rey fiel.

b. Manasés: Nacido por la Providencia.
Ezequías se enfermó y supo que iba a morir (2 Reyes 20:1, 2). Pero como fue un rey fiel a su Dios, presentó su preocupación al Señor (vers. 2, 3). Dios escuchó su oración y le envió el siguiente mensaje: “Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, […] y ampararé está ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo” (2 Reyes 20:5, 6).
Al cumplirse los 15 años el rey murió. “Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo” (2 Reyes 20:21).
La Biblia dice que “de doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén” (2 Reyes 21:1).
Eso indica que Manasés nació dentro de los 15 años de gracia que Dios dio a su padre.
Dios tenía planes para él. Era el plan de Dios que Manasés completara el buen trabajo de su padre.

Manasés nació por providencia divina. Él fue un milagro, un testimonio de la bondad y el amor de Dios por su familia.

1. MANASÉS SE DESVÍA DEL PLAN DE DIOS.

Manasés fue lo opuesto de lo que se esperaba que sea. La Biblia dice que Manasés “hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel” (2 Reyes 21:2).

Dios dijo de él, que “Manasés rey de Judá ha hecho estas abominación es, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amor reos que fueron antes de él” (21:11). “Multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira” (21:6).

Daremos una mirada a los actos de Manasés, para ver cuánto se puede rebajar una persona nacida para ser santa.

a. Se volvió un idólatra:
Manasés adoró a imágenes y dioses falsos.
“Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas” (21:3).

b. Fue un prevaricador profano
No solo cometió el pecado de la idolatría, sino también puso ídolos abominables en el templo de Dios.
“Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: ‘Yo pondré mi nombre en Jerusalén’. “Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová” (21:4, 5).
“Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: ‘Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, la cual escogí de todas las tribus de Israel’ ” (21:7).

c. Cruel:
Su maldad y crueldad le hicieron cometer actos horribles.
La historia dice que “pasó a sus hijos por el fuego” (v. 6), quemó a sus propios hijos y los mató en honor a sus dioses.

d. Supersticioso:
“Y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos” (21:6).
"Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios." Deuteronomio 18 12-14. 
Todas estas practicas del espiritismo, cuyo objetivo era engañar, procurar sabiduría de fuentes extrahumanas y comunicarse con el mundo no humano, no estaban en armonía con la voluntad de Dios.

Su mente fue dominada casi totalmente por Satanás.

e. Asesinato:
“Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo” (21:16).

Una antigua tradición judía atribuye a Manasés la muerte del gran profeta Isaías.
Isaías fue el profeta que Dios había usado para salvar a su padre.
Por voluntad de Dios, él había nacido porque Isaías salvo a su padre.
Manasés puso a Isaías dentro de una caja de madera y la cerró, dejándolo en 2 pedazos (compare con Hebreos 11:37).

f. El pervertidor de personas:
La Biblia dice que Manasés no solo era perverso, sino que también incitaba a otros a seguir su mal camino.
“[…] hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová” (21:16).

Un reflejo de nuestra vida

a. Aquel que nació según la misericordia, para ser el líder y guía del pueblo de Dios, se volvió idólatra y supersticioso. Fue un asesino cruel y un profanador de las cosas sagradas.

b. La historia de Manasés es la historia de todos nosotros. De acuerdo con los planes de Dios, usted y yo también nacimos para reflejar su imagen, para vivir una vida plena, llena de amor y gracia, y para ser una bendición a muchos. La historia de Manasés es la historia de todos los seres humanos creados por Dios, hoy degradados profundamente en pecado.

c. El apóstol Pablo describe la condición de los hombres, en los siguientes términos:
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. […] Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. […] y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencia de sus corazones, de modo que deshonra Ron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, […] Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; [...] Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrece dores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:18-32).

Los hombres “pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

d. Dios nos creó con un propósito santo, un plan eterno y maravilloso.
Pero el pecado nos ha perjudicado. Estamos llenos de vicios, hábitos malos y pecados secretos que hacen de nuestras vidas una abominación delante de Dios. 

2. DIOS AVISA Y CASTIGA A MANASÉS

a. Dios envía su mensaje:
Dios nunca deja a los pecadores a su propia suerte. Siempre manda mensajes de rescate, esperanza y arrepentimiento:

La Biblia dice que “Habló, pues, Jehová por medio de sus Siervos los profetas (21:10).

b. La amenaza:
Dios advirtió al pueblo y a su rey impío que no quedaría indiferente a su maldad. El pecado trae consecuencias.
“Por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel; He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos” (21:12).
Muchos esperan que Dios les envíe un ángel del cielo, pero rechazan los mensajes que Dios envía y el llamado al arrepentimiento y a volver a él.
Usa la consciencia como un mensajero de Dios (Romanos 12:15).

Aunque no sintamos en la conciencia que somos pecadores y culpables, eso no indica que somos inocentes:
“[…] pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas” (1 Juan 3:20).
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:8, 9).

c. Castigo:
“Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon” (2 Crónicas 33:10).

Las amenazas y advertencias divinas pasaron desapercibidas. El único mensaje que, si aceptaba, podría impedir la ruina de la ciudad fue completamente rechazado.

Nuestra salvación o ruina dependen de nuestra aceptación o rechazo del mensaje de misericordia que Dios nos envía.
El hecho de que Dios nos envíe un mensaje indica que él no quiere nuestro mal, si no que trata de darnos la salvación.
Pero el deseo y los esfuerzos de salvación del amor de Dios para ayudarnos son anulados y neutralizados cuando resistimos su gracia.
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:7, 8).

d. Deportado:
“Por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia” (2 Crónicas 33:11).
Preso y esposado, atado con cadenas. De rey a esclavo, de comandante a prisionero, del trono al calabozo. Este es el camino de la degradación que sigue a todos los que rechazan el mensaje de gracia de Dios.

e. En la prisión:
Imaginen en la prisión a aquel que nació para el trono. Imaginen la degradación a la que llegó quien nació para la gloria.

Como muchos aquí hicieron con las oportunidades que Dios les dio, tuvieron la oportunidad y arruinaron todo.

¿Cuántos han desperdiciado sus vidas y se volvieron una maldición
para el mundo? 

Muchos hoy están atados por cadenas elegidas por ellos mismos.
¡Cuántos están lejos de Dios y se encuentran en la ruina y el fracaso!

3. Dios perdona y rescata a Manasés
a. Cuando estudiamos la historia de Manasés, encontramos una luz en su fracaso y ruina. Nuestro sentido de justicia nos hace desear que alguien que hizo tanto mal pague por sus acciones y sufra, así como esa persona hizo sufrir.

b. Pero la historia de Manasés no termina en la prisión. Manasés no terminó su vida en fracaso y tragedia. Los eventos más importantes en la vida de Manasés todavía permanecen para que los
veamos. Miremos a continuación la segunda mitad de su historia en el Capítulo 33 del libro de 2 Crónicas. La Biblia dice:

Oró a Dios. “Luego que fue puesto en angustias, [Manasés] oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres” (2 Crónicas 33:12).

En su angustia, en medio de su dolor recordó a Dios. Nosotros no somos diferentes a Manasés. En el sufrimiento recordamos más a Dios. ¡Ah, si recordáramos al Señor en todo tiempo!
Se humilló. Manasés no solo oró, sino que estuvo “humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres” (2 Crónicas 33:12).

a. Dios lo oyó.
“Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración” (v. 13).

Dios no desprecia la súplica de alguien arrepentido y humilde.
No importa quién es o fue. El ladrón inveterado lloró y clamó perdón junto a la cruz y la respuesta vino inmediatamente: “Estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43) le dijo Jesús.

El juicio de destrucción pesaba sobre Nínive, la nación perversa sería destruida por su mal, entonces fue cuando el rey se arrepintió y convocó a la nación para humillarse delante de Dios y la ciudad fue perdonada (Jonás 3:3-10).

La Biblia dice que “Al corazón contrito y humillado no despreciar ás tú, oh Dios” (Salmos 51:17).

b. Dios lo perdonó:
El pensamiento de Manasés se volvió a las palabras del profeta Isaías, a quién él había dado muerte, cuando dijo: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).

Dios no mira al pecador como a alguien a quien quiere destruir, siempre prefiere mirarlo como a alguien que desea rescatar.
Dios dijo por la boca del profeta Ezequiel “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva” (Ezequiel 33:11).

c. Lo rescató:
¡Qué bueno y misericordioso es nuestro Dios! No solo perdonó a Manasés. La Biblia dice que “Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino” (2 Crónicas 33:13).

d. La vida nueva de Manasés
Manasés hizo todo lo posible para corregir su pésimo ejemplo. Restauró y fortificó la ciudad (v. 14).
Quitó los ídolos de la casa del Señor y de la ciudad (v. 15).
Reparó el templo y el altar y restauró la adoración a Dios (V. 16)
Lideró al pueblo para servir a Dios (v. 16).

III. CONCLUSIÓN Y LLAMADO

a. Manasés nació por la providencia de Dios.
b. Dios tenía planes maravillosos para Manasés.
c. Él se volvió contra Dios y se hundió cada vez más en una vida pecaminosa y perversa.
d. Las consecuencias de sus acciones y el castigo de Dios lo alcanzaron.
e. En su angustia y sufrimiento se humilló grandemente delante de Dios.
f. Fue perdonado y rescatado por el amor y la gracia de Dios.

2 LLAMADO INICIAL

a. La historia de Manasés es nuestra historia, es su historia; refleja partes de los momentos de nuestras vidas, las de todos nosotros.
b. Nosotros nacimos por la gracia y la misericordia de Dios y, desde antes del nacimiento, Dios ya soñaba con nosotros. Él siempre tuvo planes grandiosos para nuestra vida.
c. ¿Hasta dónde llegamos con nuestros propios caminos? ¿Qué hicimos hasta ahora con Dios?
d. Así como Manasés ¿estamos involucrados en la miseria del pecado? O tal vez pusimos a Dios en un segundo o último lugar en nuestra vida.
e. No esperemos que nuestros pecados nos alcancen o que las consecuencias de nuestras malas acciones nos cubran o que los juicios de Dios vengan sobre nosotros.
f. Nuestra vida ¿ha sido como la de Manasés? ¿Un prisionero, un esclavo de su propia miseria o un dependiente de las vanidades y vicios de esta vida? ¿Estamos necesitando un rescate?
g. Si hasta ahora su vida ha sido una réplica de los primeros años de la vida de Manasés, busque vivir también la misma experiencia de los últimos años de Manasés en su vida.
h. No permanezca en el calabozo, no siga en la prisión, no continúe lejos de Dios.

LLAMADO FINAL

a. Me gustaría invitarlo a hacer lo que hizo Manasés cuando sintió su condición y comprendió la aflicción de su culpa. La Biblia dice “luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres” (2 Crónicas 33:12).

b. Lo invito a hablar con Dios, entregarle su vida, dejar que los sueños de Dios y sus bendiciones lo alcancen de hoy en adelante.

c. En este momento quiero invitar a dos grupos de personas para orar a Dios:

Primero, quiero orar por los que como Manasés decidieron volver a Dios. Usted que acepta la invitación para volver a los caminos del Señor, venga, venga al frente como una señal de su regreso a Dios. La Biblia dice en 2 Crónicas 33:13 “Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración”.

Venga, que juntos oraremos y suplicaremos al Señor y él nos va a rescatar.

Segundo, quiero orar con mis hermanos y hermanas que recordaron a los amigos y los trajeron hoy o los que están felices de volver a ver a viejos amigos y les gustaría unirse a los que están aquí en el frente en este momento. También los invito a venir al frente para que juntos nos reconciliemos con nuestro Dios.

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