Un conflicto bélico entre países trae dolor, muerte y devastación. Muchas
familias pierden a sus integrantes. A veces se separan para nunca volverse a ver.
Todo esto deja una profunda huella en el alma. Ese fue el caso de Lee Geumseom y su hijo Ri Sang-Chol. Ellos fueron separados durante la guerra de Corea
que terminó dividiendo el territorio en 1953. Desde esa fecha, madre e hijo nunca se volvieron a ver. Ella se quedó en Corea del Sur y su hijo en Corea del Norte.
En agosto del 2018, los gobiernos de Corea acordaron otorgar el permiso
para que algunas familias puedan reunirse. Estas familias fueron elegidas por
sorteo. Fue así que el 20 de agosto del 2018, después de 65 años, madre e hijo
se volvieron a ver. Ella tenía 92 años y su hijo 71. Fue una reunión corta de 3
días. Conversaron, rieron, se mostraron fotografías y lloraron juntos. No querían
separarse pero, desgraciadamente, tenían que hacerlo. Aquella reunión solo fue
un pequeño beneplácito para verse por un momento. Con tristeza, entre abrazos
y lágrimas se separaron sabiendo que quizás nunca más se volverían a ver.
Nosotros también fuimos separados de la familia celestial. El ingreso del pecado a este mundo causó esa separación, y se inició un conflicto entre el bien y el
mal. Esto también tuvo consecuencias tristes en la familia humana. Sin embargo,
la Biblia brinda esperanza en medio de ese conflicto. Y hoy vamos a ver cómo
podemos ser invencibles por el Espíritu Santo.
EL CONFLICTO, UNA REALIDAD DESDE EL EDÉN
Eva y Adán habían sido creados perfectos. Había unidad entre ellos. Pero
el pecado destruyó la paz y la unidad de su familia. Génesis 3:12 podría ser
la primera referencia escrita que pone en evidencia la desunión entre ellos.
El texto dice: “Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera
me dio del árbol, y yo comí”. La situación de ambos delante de Dios estaba
muy complicada. Ambos habían desobedecido la palabra de Dios y comido
el fruto prohibido. Pero Adán buscó justificarse y echarle la culpa a la mujer.
No solo eso, sino que al decir “la mujer que me diste por compañera”, de
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forma indirecta, buscaba responsabilizar a Dios por lo ocurrido. Mientras que
la mujer al ser interpelada por Dios, dijo: “la serpiente me engañó, y comí”
(Gén. 3:13). Esto nos muestra cómo el ser humano se volvió en contra de Dios
y de su prójimo a causa del pecado.
Vivimos en medio de un gran conflicto entre el bien y el mal. El dolor, la muerte, las drogas y la violencia son realidades que día a día enfrentamos. Y las familias están en medio de ese gran conflicto. Desgraciadamente, en los últimos años
la tasa de divorcios se ha acrecentado: México 15%, Brasil 21%, Ecuador 20% y
Chile 3% por año. Esto no era el plan de Dios. El deseaba que las familias permanecieran unidas. El pecado causó esa separación. Y nuestro archienemigo está
buscando que más familias se dividan y que más matrimonios se separen. Sin
embargo, la Biblia provee esperanza para la familia en medio de este conflicto.
LOS ESPOSOS Y EL ESPÍRITU SANTO
El apóstol Pablo en su epístola a Efesios describe la relación de los esposos
en el contexto de la plenitud del Espíritu Santo. En Efesios 5:18-20 dice: “Sed
llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos
espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
La presencia del Espíritu cambia la vida, las palabras y los pensamientos de un
ser humano. Más adelante, él declara: “Así como la iglesia está sujeta a Cristo,
así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”
(Efesios 5:24,25).
Como se puede notar, la relación entre Cristo y su Iglesia es el modelo para
la relación matrimonial. En medio del gran conflicto, Jesús tuvo que dar su vida
para salvar a su iglesia. Ese mismo tipo de amor debe haber en el esposo hacia
su esposa. Y la esposa debe sujetarse a su esposo como la iglesia a Cristo. Este
tipo de relación entre esposos parece imposible. Pero para el Espíritu Santo
nada es imposible. Por eso Jesús lo presentó como su vicario en la tierra.
LAS PROMESAS DEL ESPÍRITU SANTO
En los capítulos del 14 al 16 del evangelio de Juan se registra la gran promesa del Espíritu Santo hecha por Jesús a sus discípulos. Vamos a ver brevemente
cuáles son.
1. El Parákletos o Consolador. En Juan 14:16, Jesús prometió la venida
de “otro Consolador”: el Espíritu Santo. El término “consolador”, que
en griego es Parákletos, puede también traducirse como abogado o
compañero, “alguien llamado al lado de”. De esta forma, Dios proveyó en la venida del Espíritu Santo, auxilio, sostén y defensa para todos
los creyentes y para las familias. Cuando te encuentres en medio de un
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conflicto espiritual, el Espíritu Santo puede ayudarte. Cuando parezca
que la unidad de tu familia está en peligro, el Espíritu Santo puede estar
allí para auxiliarlos.
2. El que nos enseña y recuerda a Jesús. En Juan 14:26 Jesús dice que
el Espíritu nos “enseñará todas las cosas y nos recordará lo que él ha
dicho”. En el mundo donde vivimos, es fácil olvidarnos de Dios. Es
fácil preferir las cosas terrenales que colocar en primer lugar a Dios.
Pero vivir sin Jesús es vivir sin la vida. Vivir sin Jesús es vivir sin la Paz.
Él dijo: “Mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da”. Tu familia
necesita a Jesús. Necesitan la vida, la paz, el perdón, el amor que solo
Jesús puede dar.
3. Él nos hace sus testigos. En Juan 15:26, 27 se registra que Jesús presentó al Espíritu como su testigo. “El dará testimonio acerca de mí y ustedes
darán testimonio también”. Por la obra del Espíritu, los discípulos testificarían de Jesús. Compartirían los pensamientos, palabras y acciones
de él. Tristemente, hay personas que sin Cristo solo hablan de violencia
y piensan en venganza. Otros solo hablan de pornografía, de sus vicios
y de sus aberrantes inclinaciones. Otros viven enfocados en las diversiones de este mundo, videojuegos, fiestas, etc., solo hablan de eso. Otros
solo piensan en ganar dinero, viven enfocados en su trabajo y cuando
llegan a su casa no pueden sostener una conversación con su cónyuge
o con sus hijos. Entonces ¿cómo vas a ser feliz así? ¡De ningún modo! –
Necesitas del testimonio del Espíritu en tu vida, en tu hogar para que tus
pensamientos, palabras y acciones posean el aroma de Cristo.
4. El convence de pecado. En Juan 16:8, Jesús afirma que cuando el Espíritu venga “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.
Solo el Espíritu Santo puede convencernos de que somos pecadores.
Convencer a alguien de que está equivocado es difícil. Convencer a un
cónyuge de sus errores no es tarea fácil. Y querer que tu esposo o esposa reconozca o acepte sus errores, es casi imposible. Todos tenemos
faltas y errores. Todos somos pecadores. Y solo el Espíritu puede convencernos de pecado. Solo por el poder del Espíritu vamos a ser transformados. Solo así, tu carácter será transformado. Y la atmósfera del
hogar cambiará.
5. Él será nuestro guía. En Juan 16:13 Jesús declara que el Espíritu “nos
guiará a toda la verdad”. El ser humano necesita ser guiado desde que
nace. Alguien nos enseña a comer, a caminar y a leer. Siempre necesitamos de alguien. ¿Cuánto más en el camino de la vida? El Espíritu Santo
quiere guiar tu vida y tu familia en la verdad. Y la verdad nos hace libres
del pecado. Él quiere guiarte desde ahora hasta que un día puedas encontrarte con Jesús cara a cara.
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CONCLUSIÓN Y LLAMADO
Satanás intentó destruir la familia humana. Por medio del pecado intentó
separarnos para siempre de nuestro Creador. Y cada día estamos en medio de
un gran conflicto donde el Espíritu Santo puede ser nuestro ayudador. Quizá
por los errores que has cometido sientes que tu vida está destruida. Quizá has
visto cómo tu familia se divide por los problemas y te sientes culpable. Pero no
pierdas la esperanza de que Jesús puede ayudarte.
Aquel 20 de agosto de 2018, Lee Geum-seom y su hijo Ri Sang-Chol se reunieron después de 65 años con un fuerte abrazo, pero también tuvieron que separarse con otro abrazo. Quizá en este mundo de pecado y dolor vamos a sufrir
muchas experiencias tristes y dolorosas. Si en este momento, tienes problemas
y dificultades en tu familia, busca el perdón y perdona, busca restauración y
restaura, busca reconciliación y reconcíliate. Abraza a tus seres amados. Quizá
habrá dificultades después de ese abrazo en esta tierra. Pero un día, después
de haber luchado al lado del Espíritu Santo, en la venida de Jesús, nos vamos a
abrazar para nunca más separarnos. Nunca más habrá lágrimas o peleas, nunca
más habrá conflictos. Pero hoy es el momento para buscar la dirección del Espíritu Santo para ser invencibles y tener familias invencibles.
Te invito a tomar la decisión de permitir que el Espíritu Santo sea tu guía
desde ahora hasta la eternidad. Levántate y oremos juntos
En este momento de dolor y tristeza para las familias _(nombre de las dos familias principales del fallecido)______, saquemos un momento para reflexionar sobre lo que nos dice la palabra de Dios en el libro de Eclesiastés 7: Vs. 1 Vale más el buen nombre que el buen perfume. Vale más el día en que se muere que el día en que se nace. Vs. 2 Vale más ir a un funeral que a un festival. Pues la muerte es el fin de todo hombre y los que viven debieran tenerlo presente. (NVI) La muerte es el fin de todo hombre y los que viven debieran tenerlo presente. La muerte irrumpe en nuestras vidas en un instante. ¿Cómo estás viviendo? Vs. 3 Vale más llorar que reír; pues entristece el rostro, pero le hace bien al corazón Vs. 4 El sabio tiene presente la muerte; El necio sólo piensa en la diversión. (NVI) ¿Tienes presente que algún día también vas a morir? ¿O solo estas pensando de forma egoísta en como divertirte y disfrutar de la vida? Job 14:5 Ciertamente sus días está
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