Objetivo: Agradecer a Dios por la Palabra que nos ayuda a crecer espiritualmente.
Texto: “Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese”. (Filipenses 1:6 DHH).
I. INTRODUCCIÓN.
Lo que la Santa Palabra hace por el creyente no se limita a señalarle el camino o su condición. No solo le muestra a Cristo. Le da la fuerza al creyente y los elementos necesarios para ayudarlo a crecer. Para que, al llegar a nacer de nuevo, pueda no solo mantenerse como recién nacido, sino que le ayuda a crecer en la fe y a madurar espiritualmente.
Es por eso que no podemos dejar de agradecer a Dios por su Palabra.
Y seguramente brindará a los creyentes las bases suficientes para su crecimiento. Por eso en esta noche veremos cómo la La Palabra Santa nos ayuda a crecer espiritualmente.
II. CÓMO LA PALABRA NOS AYUDA A CRECER ESPIRITUALMENTE.
a. La Palabra nos ayuda a crecer en la fe (Romanos 10:17).
Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
Basado en esta declaración del apóstol Pablo, Alejandro Medina, en su libro “Cómo estudiar la Biblia” menciona que “la lectura de la Biblia
desarrolla la fe de los creyentes”.
Osvaldo Sanders, escritor bautista, sostiene que “la Biblia le permite al creyente cumplir con las exigencias de la vida y vivir victoriosamente sobre el pecado y las circunstancias”.
Y enfatiza que todos debieran sentir urgencia acerca de la Biblia y verla “como un asunto de vida o muerte”. Desde su posición, los cristianos que están viviendo vidas transformadas
es porque “estudian la Biblia como si sus vidas dependieran de esas
lecturas”.
b. Enseña, redarguye, corrige e instruye. (2 Timoteo 3:15-17)
Pablo, subrayando la importancia de la Biblia en la vida de los creyentes, propone cuatro verbos que enfatizan su función especial:
(1) Enseñar –didascalía- como el primer aprendizaje de un niño,
pone el fundamento de la fe. Porque no puede haber fe sin la Palabra, pues es ella la que alumbra la vida y nos muestra a Cristo, y pone la fe en nuestro corazón.
(2) Redargüir –elegmós- refutación del error, muestra nuestro pecado. Nos revela nuestra verdadera condición, sin irse por las ramas,
nos confronta con la cruda realidad de nuestra condenación.
(3) Corregir – apanórthosis- corrección, enmendar, restaurar, Realiza el milagro de la transformación, cambia nuestra forma de ver las cosas y de vivir, nos arranca nuestro pasado para darnos un nuevo rumbo y aprender a vivir de una manera diferente.
(4) Instruir – paideía- Instruir, disciplinar. Nos va forjando en un
nuevo caminar, alumbra nuestros pensamientos e infunde nuevos valores y principios que no eran parte de nuestra vida pasada y
nos hace ser nuevas personas con un nuevo destino. Cada término dimensiona su valor en todas las áreas de la vida espiritual del
creyente.
c. Santifica el corazón.
Jesús oró a su Padre: “Santifícalos en tu Verdad” (Juan 17:17) Elena White, presenta el estudio de la Biblia como un asunto de suma importancia para la vitalidad de los creyentes, por eso remarca insistentemente su valor y enumera al menos seis beneficios trascendentes que vale la pena destacar:
(1) Ayuda a desarrollar mentes bien equilibradas
(2) Vivifica nuestro entendimiento”
(3) Despierta nuestras sensibilidades
(4) Purifica nuestras simpatías y sentimientos
(5) Nos crea una mejor atmósfera moral
(6) Imparte un nuevo poder para resistir a la tentación (CMPA, 343).
III. CONCLUSIÓN.
Lo que La Santa Palabra hace por nosotros es verdaderamente maravilloso. Al repasar estas hermosas realidades, no podemos más que seguir regocijándonos por su precioso valor. Los animo a amarla con todo su corazón y a hacerla parte indispensable de su vivir cotidiano.
Y que podamos con gozo traerle al Señor ofrendas de gratitud y vivir
agradecidos siempre por su luz que transforma nuestra vida.
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