Aunque hoy vivimos en lo que David Kinnaman describe como la "Babilonia Digital"; la iglesia hacer tres únicas contribuciones a nuestro mundo:
1. El conocimiento de nuestro pasado espiritual.
2. El entendimiento de nuestra visión futura.
3. Proveer esperanza en nuestro peligroso presente.
Actualmente muchos estudiantes universitarios y jóvenes profesionales adventistas en todo el mundo están escuchando el llamado a servir –el llamado a dar testimonio por Jesús, incluso cuando ese llamado involucre vivir riesgosamente entre los grandes peligros del mundo al dar testimonio cristiano. Después de todo, Jesús mismo advirtió: “Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16, NIV).
Los jóvenes están respondiendo al llamado de Cristo para servir en la misión, y dedican un año de su tiempo a participar en el programa “Un año en misión” (OYiM, por sus siglas en inglés) como una manera de vivir arriesgadamente para Cristo. En los colegios y universidades, lugares de trabajo y vecindarios de todo el mundo, hay personas perdidas en busca de esperanza, con el corazón abierto a Dios. Son como un campo listo para la cosecha. Si alguna vez has vivido cerca de un huerto, conoces esta realidad: ¡Los frutos maduros se pudrirán si no se cosechan! Cuando Dios llama a un misionero, es porque hay un alma madura y lista para la cosecha. Pero hay que darse prisa.
PLURALISMO RELIGIOSO
El enemigo no quiere que prestemos atención al llamado urgente a ser misioneros. Satanás ha introducido innumerables formas de evitar que alcancemos a los que no conocen la verdad. Una de esas formas es el virus maligno llamado pluralismo religioso, la filosofía de que todas las religiones son igualmente válidas y todas constituyen caminos hacia Dios y la salvación. Robert Jeffress declara en su informe que “el 70 por ciento de los estadounidenses con afiliación religiosa dice que muchas religiones, no solo la suya, pueden llevar a la vida eterna”.
Esta filosofía de que todos los caminos conducen a Roma es engañosa precisamente porque suena tan inclusiva y tan tolerante. Piensa un momento en ello. Si la salvación se puede lograr de otra manera que no sea a través de Jesús, entonces ¿por qué hablar de la cruz? El pluralismo religioso hace innecesaria la cruz de Cristo y vuelve inútil el evangelismo. Afortunadamente, tenemos las palabras de Cristo para mantenernos rectos: “—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús a Tomás. Nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Y nosotros tenemos el testimonio del Espíritu Santo a través de los apóstoles: “De hecho, en ningún otro hay salvación [más que en Jesús], porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Cuando Jesús estaba en el huerto del Getsemaní, y el peso de los pecados del mundo –tuyos y míos– quebrantaban su corazón, en realidad rogó a su Padre si podía haber alguna otra manera: “Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo”, suplicó (Mateo 26:39). Pero significativamente, Dios se mantuvo en silencio. Si en realidad hubieran muchos caminos a Dios, Él hubiera hablado, rescatado a su Hijo, y hubiera hecho del pluralismo religioso una avenida aceptable para la salvación. ¡Pero el silencio de Dios fue ensordecedor! Eso fue así porque Jesús es el único camino. La cruz es el único medio.
La Biblia nos enseña que el cielo es nuestro hogar, y Jesús es el camino. ¿Crees en esto? Si es así, ¡sabes lo esencial acerca de dar testimonio y convertirte en un misionero! Por desgracia, hay miles de millones en el mundo actual, de toda nación, tribu, lengua y pueblo que quieren llegar a Dios, pero no conocen “el Camino”. De ahí el llamado de Cristo a voluntarios, a misioneros del evangelio. Si ningún misionero responde al llamado de Cristo, muchos morirán en sus pecados, “sin esperanza y sin Dios” (Efesios 2:12).
CADA UNO ALCANZANDO UNO
Cuando consideramos el tamaño de las ciudades en las que muchos de nosotros vivimos, y la población de estudiantes en y alrededor de las universidades en las que estudiamos, podríamos preguntarnos cómo podemos hacer una diferencia. Pero nunca debemos olvidar que las personas se alcanzan una a la vez. ¡Cada uno alcanza a uno! Ese es el plan bíblico. Dios no envió un ejército para redimir a su pueblo de la trama genocida de Amán sino que envió a una persona –Ester– a entregar el mensaje de Dios al rey con audacia y de esa manera, salvar a su pueblo. Daniel llegó a una persona –su cuidador– y a través de él se paró delante del rey de Babilonia, para dar a conocer la gran marcha de Dios a través de la historia. ¿Cómo alcanzó Jesús a la ciudad de Samaria? A través de una mujer a quien se reveló como el “agua viva” (Juan 4:10) y ella lo llevó a toda la ciudad.
Hace años, una joven pareja y su bebé se mudaron a un barrio de Gorham, Maine. Se sentían “sin esperanza y sin Dios”. Justo enfrente de ellos vivía una pareja adventista, Earl y Doris Gilman, que conocían la esperanza del Evangelio. Los Gilman se hicieron amigos de los nuevos vecinos e hicieron los arreglos para que ellos estudiaran la Biblia con una pareja pastoral, Ralph y Ardyth Trecartin. Pronto, la joven pareja fue bautizada, y su bebé fue dedicado en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Estoy particularmente agradecido de que esta pareja haya respondido al llamado de Dios y se acercara, pues yo era el pequeño que fue dedicado. Cinco años después, mis padres escucharon el llamado de Dios y fueron como misioneros a Malawi, África. Luego pasaron los siguientes 40 años enseñando el evangelio a los niños en el sistema educativo adventista. Mi hermano Jason ahora se desempeña como Director del Hospital Malamulo en Makwasa, Malawi, y yo trabajo como Director de Jóvenes en la sede mundial de la Asociación General. ¿Cómo sucedió todo esto? Porque dos familias escucharon el llamado de Dios y estuvieron dispuestas a ayudar. Nuestra familia era como fruta madura y fuimos cosechados. Cuando Dios ve un corazón abierto a Él, envía un misionero. ¿Puedes oír su llamado?
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