TEXTOS BASE: JUAN 13:35 Y COLOSENSES 3:13, 14
INTRODUCCIÓN
Nos gustaría mucho probar lo que creemos; a veces usamos la Biblia con tanta habilidad que nos orgullecemos y pensamos que ese es el mejor método de mostrar que somos la iglesia verdadera. Pero es bueno recordar que además de las verdades que profesamos existe una que muchas veces olvidamos, y que si la sumáramos a las doctrinas, daría mayor poder a nuestros esfuerzos de evangelizar: es el amor.
Y aquí, cuando digo amor, no digo sólo amor al prójimo como si me estuviera refiriendo a alguien extraño, sino a otro miembro de la iglesia o a algún familiar. Piense en la siguiente situación: imagine una iglesia donde sus miembros son buenos conocedores de la Biblia, donde los sermones son poderosos y llenos de informaciones, donde los detalles del culto son cuidadosamente preparados y revisados; pero en medio de toda esa cantidad de virtudes, hay un defecto que impregna el corazón de los miembros de esta iglesia “imaginaria”: los miembros no se llevan muy bien y viven en conflictos. Una iglesia así estaría condenada al fracaso total, por lo menos a los ojos de Dios, pues es posible que esta noche esté predicando a una iglesia de éxito a los ojos de los hombres, pero que necesita de una restauración total en sus relaciones. La Biblia nos presenta en Colosenses 3:13 y 14 tres aspectos de la vida de relacional del cristiano que deben ser practicados. Antes de enumerarlos quiero alertar a la iglesia sobre dos problemas:
1. No piense que porque los principios bíblicos relacionados aquí son difíciles de practicar, no debería intentarlo.
2. ‘No crea que estoy hablando a otro hermano que no sea usted, pues tenemos la tendencia de imaginar que este tipo de asunto es un pecado de otros, menos el nuestro. Entonces, vayamos a los principios bíblicos:
I. “SOPORTAOS”
El versículo 12 comienza exhortando a revestirnos (o portarnos) como elegidos de Dios. Pablo entonces enumera una serie de obligaciones impuestas sobre los que ahora tienen una naturaleza nueva. Entre ellas encontramos soportar. Este verbo puede tener dos significados que nos ayudan a comprender lo que Dios espera de las relaciones mutuas entre sus hijos.
1. Soportar no significa necesariamente “aguantar”, sino “respetar”. Dios no le exige a usted que le gusten todas las características peculiares de una persona, más bien exige que ame a esa persona incondicionalmente, ignorando esas características peculiares. Soportar significa que usted ve los defectos de carácter de un hermano, pero, en vez de criticarlo, lo tolera simplemente porque sabe que no es mejor que él, pues en Cristo Jesús ustedes fueron hechos iguales. Quiero que imagine en este momento que tiene un pariente que actuó muy mal; para que la ilustración sea más clara, piense que ese pariente puede ser su padre o su madre (recuerde, es solo para ilustrar).
Cierto día, usted va a un comercio y alguien le dice: — Escuché decir esto y aquello de su pariente, es terrible, ¿no? Pregunto, ¿usted dejaría que la conversación continuara? ¿Sí o no? (Espere que los hermanos respondan).
Es claro que no, pues, aunque fuera verdad, trataría de defender la imagen de la persona. Así debemos actuar cuando alguien intenta conversar sobre aspectos negativos de nuestros hermanos. Entienda que usted no defenderá el error, sino la imagen de su hermano.
Infelizmente, la mayoría de las veces, los amigos de la iglesia saben de los problemas que existen a través de nuestras propias bocas. Soportar, por lo tanto, significa en primer lugar ignorar defectos.
2. Soportar significa “ser un soporte”. Si cree que su hermano no es tan bueno como podría ser, algo que usted puede hacer es ayudarlo, en el caso de que sea algo que realmente necesita cambiar.
II. “PERDONAOS”
Perdonar implica tres aspectos de la vida cristiana:
1. Humildad: Cristo dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” y también “Padre, perdónalos”. La humildad es un requisito previo al perdón, tanto para el que pide perdón como para quien fue ofendido. Nadie es capaz de perdonar si no es semejante a Cristo. La humildad es algo completamente contrario a la naturaleza pecaminosa. Sólo los que buscan conocer el carácter de Jesús a través del estudio de la Biblia y a través de momentos de oración, serán agraciados con ese don. No es algo que surge de la noche a la mañana, ni se puede comparar con dinero. Humildad es un don del Espíritu Santo.
2. Perdonar genera el bienestar de la comunidad: Cualquier persona que no quiere perdonar debe ser consciente de que se está perjudicando a sí mismo y a la comunidad donde vive. Cuando sucede algo malo entre dos hermanos, y toda la iglesia lo comenta, se manifiesta la obra del maligno y sus resultados destructivos; la única manera de retener ese fuego, es eliminar el combustible, lo que sólo se logra a través del perdón y de la reconciliación.
3. Perdonar es un acto salvífico: Sólo los que practican el perdón están en condiciones de recibir de manera plena el perdón de Dios. Es más, perdonar es un requisito previo al perdón que Dios nos concede.
III. “AMOR”
Hablar sobre el amor es muy amplio, pero quiero destacar la palabra “vínculo de la perfección”. Como leímos al comienzo, Cristo dice que el amor es la característica que distinguirá a los discípulos del resto del mundo. En adhesión a esto, se presenta al amor como el “eslabón”, otro significado es la idea de una cuerda que afirma un paquete.El deseo de Dios para su iglesia es que sea más que un conjunto de gente, que sean “uno”, unidos a través de las cuerdas de amor.
Toda doctrina será inútil en una iglesia donde existe amargura y contiendas. Pero con el amor podremos probar a nuestros amigos que existe una verdad que transforma. Podremos decir: —“Venga a conocer la verdad del amor en mi iglesia”. Y así, dentro de una comunidad que se ama será más fácil presentar todas las demás verdades bíblicas.
CONCLUSIÓN
Podemos predicar que tenemos la verdad, pero sólo con el amor podremos vivir la verdad en su plenitud. Jesús dijo que el amor es la verdadera prueba del discipulado; debemos rogar a Dios que ponga en nuestros corazones el amor verdadero.
Ame incondicionalmente.
Pida perdón a quién ofendió.
Perdone a los que piden perdón.
Y sobre todo, intente reflejar cada día el carácter de Jesús en su vida.
SEA NUESTRA ORACIÓN:
Señor, ayúdame a vivir el cristianismo cada día. No permitas que el viejo hombre vuelva a dominarme. A través de Cristo hazme cada día mejor. Ayúdame a amar a mis hermanos, aunque ellos no sean como me gustaría, pues es así como tú me amas. En el nombre de Jesús, amén
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