TEXTO BASE: DEUTERONOMIO 5:32-33
INTRODUCCIÓN
En estos versículos se revela claramente el deseo de Dios para Israel. Llevarlo a la tierra prometida: Canaán. También se revela la condición para que este sueño se realice. La concreción no era algo que dependía de Dios sino del pueblo.
I. OBSTÁCULOS A LA VISTA (DEUTERONOMIO 2:24 - 3:3-6).
En su trayectoria en dirección a la tierra prometida, con un compromiso bien claro de no desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, el pueblo de Israel se encontró con dos reinos que le ofrecieron fuerte oposición. La tierra de Hesbón estaba gobernada por el rey Sehón quien no aceptó la propuesta de Moisés, no se doblegó ante la voluntad de Dios; y al rechazar el acuerdo su corazón se endureció por propia decisión. Israel no quería guerra, sólo quería obedecer, estaba allí en la tierra de Hesbón porque Dios dirigía el camino. Sehón fue eliminado por su propia rebeldía. Los propósitos de Dios no pueden frustrarse.
La región de Basán tenía por rey a Or, un hombre de gran estatura, cuya cama quedó en la historia por su tamaño (Deuteronomio 3:11). Este rey cometió los mismos errores que Sehón y tuvo el mismo fin. En este incidente Israel practicó la ley del herem, por la cual todo lo que se oponía a la soberanía de Dios debía ser destruido. No se trataba de una acción de tiranía, Dios les había dado a ambos la oportunidad de un tratado de paz con Israel (Deuteronômio Introdução e Comentário [Deuteronomio, Introducción y comentario], pág. 94).
“Fueron hombres de corazón duro que intentaron evitar los propósitos de Dios para su pueblo. Israel les ofreció todo tipo de recompensas, pero el corazón obstinado de estos reyes hizo que las rechazaran. No se pudo hacer nada más” (CBASD, Génesis a Deuteronomio, pág. 974).
“Estas naciones que estaban situadas en los confines de Canaán se habrían salvado si no se hubieran opuesto al progreso de Israel en desafío de la palabra de Dios” (PP, 462).
Satanás siempre intentó que el pueblo de Dios perdiera su rumbo, su dirección. Pero Israel obedeció la orden de Dios, el camino estaba indicado y el compromiso era no desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, la columna de nubes se movía hacia adelante en la dirección de Sehón y Og, ellos confiaron en el poder divino y siguieron las indicaciones.
“El camino estará a veces tan obstruido por obstáculos aparentemente insuperables, que ello podrá descorazonar a los que cedan al desaliento; pero Dios les dice: Seguid adelante. Cumplid vuestro deber cueste lo que costare” PP, 466
II. OBSTÁCULOS MODERNOS A LA VISTA (MATEO 28:18-20).
La IASD del siglo 21 debe mantener su visión ajustada. Russel Burril en su libro “Discípulos modernos” en el capítulo “La Gran Comisión” presenta tres obstáculos que necesitamos vencer a fin de avanzar y cumplir la misión en dirección a la Canaán celestial.
a) El síndrome de la comunidad reunida: En el Antiguo Testamento la estrategia de Dios era que las naciones vinieran a Israel a fin de aprender acerca de él. En el Nuevo Testamento la dinámica toma otra dirección, la orden ahora es “ID”. Hay muchas iglesias que preparan programas con el propósito de atraer a las personas para darles instrucciones. La iglesia de la Gran Comisión se esparce como sal impregnando el mundo. Nosotros tenemos un fuerte concepto de “comunidad reunida” sabemos cómo conducirla, pero nuestro desafío es romper las barreras y hacer que la iglesia se expanda, que actúe como iglesia sal, como iglesia luz.
b) La enfermedad de la satisfacción: La iglesia tiende a estar satisfecha con lo que ya realizó, y termina conformándose sin continuar avanzando. El “ID” trae la idea de movimiento físico, o sea, moverse. Jesús les pidió a sus discípulos que esperaran, pero esa espera duró sólo diez días; y el poder que descendió sobre ellos es el mismo poder que está a disposición de los discípulos modernos del siglo 21.
c) La falla en comprender la “triple misión de Cristo”: En diferentes épocas la iglesia realizó una de las tres dimensiones de la misión, pero en raras ocasiones dio énfasis a las tres: discipular, bautizar y enseñar. La misión está centrada en estas tres acciones de manera conjunta. En el episodio de la derrota a Sehón y Og, Israel obedeció el mandato de Dios y por eso obtuvo la victoria.
Si la iglesia bautiza sin hacer discípulos y sin enseñar, está desobedeciendo.
Si la iglesia quiere hacer discípulos sin bautizar y enseñar, está desobedeciendo.
Si la iglesia quiere hacer discípulos, bautiza y falla en continuar enseñando, está desobedeciendo.
El desafío de la iglesia de hoy es cumplir con las tres acciones; sólo un énfasis equilibrado en discipular, bautizar y enseñar cumple la Gran Comisión.
III. AJUSTAR EL FOCO PARA CUMPLIR LA MISIÓN (ISAÍAS 49:6; HECHOS 1:8)
“La Iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fue el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia” (HAp, 9).
Dios tiene un camino por el cual desea que su iglesia siga, y que continúe avanzando sin desviarse, ni a la derecha ni a la izquierda; el Señor nos ordena: “Seguid adelante”. El pastor Jan Paulsen (ex presidente mundial de la IASD) en su artículo “La iglesia del futuro” presenta nueve marcos como límites de seguridad de los cuales la iglesia nunca debe apartarse:
Sagradas Escrituras,
Jesucristo,
Mente abierta,
Rechazo al relativismo,
Prioridad misionera,
Ser sensible al sufrimiento,
Aceptar la diversidad,
Compromiso con la unidad y
Aceptar el regreso de Jesús.
Vale destacar sus comentarios sobre la “Prioridad Misionera”: El movimiento adventista es misionero, el pueblo de Dios siempre estuvo enfocando la misión y esto debe ser un marco bien definido en nuestro camino hacia el futuro.
La misión debe dirigir claramente las decisiones en todos los niveles de la administración de la iglesia, instituciones e iglesia local.
La misión debe encabezar la agenda de planificación y utilización de recursos financieros.
El lenguaje de misión debe ser el dialecto de la iglesia.
Si la misión no es nuestro primer objetivo, entonces, todos nuestros concilios y reuniones en todos los niveles administrativos, todo, será pérdida de tiempo.
“La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el Monte de los Olivos, de que volvería, iluminó el porvenir para sus discípulos al llenar sus corazones de una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, ‘el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo’ era la ‘esperanza bienaventurada’” (CS, 304).
El regreso de Jesús es nuestra suprema esperanza, pero sólo se hará realidad cuando la misión esté cumplida. En esta hora solemne de la historia es preciso detenernos y reflexionar sobre nuestra condición real. Hay tres preguntas en las cuales debemos reflexionar en esta hora:
¿El nivel de su participación en el cumplimiento de la misión refleja cuánto desea ver regresar a Jesús?
¿El nivel de compromiso de su familia en el cumplimiento de la misión refleja cuánto desean ver regresar a Jesús?
¿Lo que sucede cada día en su iglesia refleja cuánto desean ver regresar a Jesús?
Tal vez nuestras respuestas revelen que es urgente ajustar el foco y restaurar la visión misionera.
CONCLUSIÓN
1. Ser misionero es algo que está al alcance de todos. 2.
Dios llevó a Israel a la Canaán terrenal y llevará su iglesia a la Canaán celestial.
3. Sin desvíos, sin distracciones, la iglesia triunfará si sigue el camino indicado
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