Cuatro años atrás Instagram hizo una “limpieza” en los perfiles falsos y removió un número enorme de cuentas de su plataforma. Personas con seguidores falsos, que compraron popularidad, perdieron miles de admiradores de la noche a la mañana.
Un cantante norteamericano, por ejemplo, que tenía 1,6 millones de seguidores, pasó a tener solo 100 mil, demostrando que gran parte de ellos eran falsos o comprados. El caso más extremo fue el del perfil “chiragchirag 78” que poseía 3,8 millones de seguidores, ¡y pasó a tener solo 8!
Las personas pagan miles de reales para ser famosos en las redes sociales, aunque sea a través de seguidores falsos.
Jesús no hacía eso. A él no le importaba la popularidad. Mientras estuvo aquí en la tierra, tuvo innumerables seguidores fakes, que incluso de un momento a otro lo abandonaron. Pero Jesús no se movía por likes.
No necesitaba, y no necesita seguidores que sean robots, que actúan solo para
llenar su ego. En verdad no es privilegio de Jesús tener seguidores, es un privilegio de los seguidores poder seguir a Jesús.
Hoy vamos a analizar la postura de cuatro supuestos seguidores de Cristo, y las motivaciones que ellos tenían al seguir a su maestro. Presten mucha atención para saber cuál de esos seguidores los representan ustedes.
I. LOS SEGUIDORES SIN FOCO
Lucas 9:59-62
“Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi
padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame
que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que
poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.
Esos dos hombres respondieron al llamado de Jesús con un “pero”. Uno de ellos quiso ir a enterrar al padre primero, otro quiso despedirse de la familia. No existe nada de malo en querer despedirse de la familia o enterrar al padre, pero un detalle importante de esa historia es que muy probablemente el padre de ese hombre no estuviera muerto. Él en verdad estaba diciendo, “cuando mi padre muera te seguiré”.
La realidad es que ambos usaron la familia como pretexto para no seguir a Jesús.
Dios nos ordena que amemos y respetemos a nuestra familia, y la mejor manera de hacerlo es teniendo a Dios como prioridad.
Cuando colocamos a nuestros familiares, a nuestros amigos, a un novio o novia, antes que a Dios, en verdad no los
estamos respetando, los ponemos en un lugar que no fueron creados para estar.
Ellos no saben tratar la situación de ser el primero en la vida de alguien, y tarde o
temprano los van a decepcionar. Esos dos jóvenes negaron el llamado de Jesús no por amor a su familia, sino por amor excesivo a sí mismos, lo que los hizo dar la excusa de que era por la familia.
Guillermo era un joven que conoció a Jesús cuando cursaba la enseñanza media, a través de un amigo. Experimentó una transformación completa en su vida.
Abandonó hábitos destructivos, era mejor, más calmado y gentil con las personas.
Su padre, sin embargo, estaba totalmente en contra de la nueva fe de Guillermo,
amenazándolo con expulsarlo de casa si se bautizaba. Guillermo se sintió angustiado pensando que al bautizarse estaría deshonrando y desobedeciendo a su padre. Pero entonces se dio cuenta que priorizar la opinión de su padre en vez de la de Dios sería injusto con Dios y con su padre.
También se dio cuenta que en verdad
estaba honrando a su padre terrenal con esa decisión aunque él no lo notaba, pues ahora era un hombre mejor, una persona mejor, que es el deseo de todo padre para su hijo. Entendió que si su padre estuviera en sana consciencia, estaría feliz con su actitud. Decidió honrar a su padre, aunque él no lo consideraba así.
El ejemplo de Guillermo es el ejemplo de muchos que enfrentan la situación de
decidir poner su familia en el lugar correcto. Ya sea en actitudes extremas como la de Guillermo, o en pequeñas decisiones de la vida diaria, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro empleo, nuestros miedos, nada debe ser una excusa para no seguir a Jesús.
Nuestra respuesta debe ser directa: sí o no. El término medio no es una opción. No elegir ya es elegir. No demoren en entregar sus vidas a Jesús.
Acepten a Jesús que los llama y dejen de dar excusas privándose de una vida increíble que Dios tiene para ustedes.
II. EL SEGUIDOR QUE SE OFRECIÓ
Lucas 9:57-58 describe ese seguidor:
“Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.
Aquí vemos a un hombre que se ofreció a seguirlo por su propia voluntad. Hasta
aquí todo bien, pero la respuesta de Jesús muestra su verdadera intención.
El hombre quería seguir a Cristo porque buscaba algo a cambio. Tenía motivos egoístas. No quería servir al Maestro, quería beneficiarse.
Muchos hoy buscan a Jesús para satisfacer sus deseos egoístas. Van a la iglesia creyendo que Dios es como un banco de inversiones, donde yo doy dinero y él me devuelve el doble. Los templos están llenos de personas que buscan a Dios solo para recibir algo a cambio, pero buscarlo por motivos egoístas solo resulta en frustración.
Aunque la Biblia dice que Jesús nos acompaña en medio de los problemas,
no dice que nos priva de ellos.
¿Será que tu corazón es egoísta?
¿Por qué haces las cosas que haces? ¿Cuáles son tus motivaciones al ayudar a otras personas?
¿Por qué vas a la iglesia?
El egoísmo nos priva de una de las mayores felicidades de la vida, la bendición de depender solo de Dios.
Dios nos basta.
Líbrense de la ansiedad entendiendo la esencia del cristianismo, dejen de preocuparse con la propia vida, con su comodidad, o con su “propio ser”, y preocúpense solo en amar a Dios y cuidar de las personas.
Ser cristiano es vivir las palabras de Jesús, cuando dijo:
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Marcos 8:35.
Seguir a Jesús significa dejar a un lado mis deseos egoístas, dejar de preocuparme conmigo, y comenzar a preocuparme por otros. Dios es quien cuida mi vida, y me cuida muy bien, gracias. Ahora, mi responsabilidad es cuidar de la vida de otros.
No hablando mal de ellos, sino amando, orando, preocupándome, y sanando las
necesidades que tienen. Ese es el verdadero sentido de seguir a Jesús.
¿Cuáles son nuestras intenciones cuando buscamos a Dios? Pidamos hoy que Dios purifique nuestro corazón, para que no seamos seguidores que nos ofrecemos,
sino un agente sincero de Dios, que deja a un lado sus propios intereses por amor a Dios y a los demás.
III. EL SEGUIDOR “OFICIAL REAL”
Leer Marcos 2:14
“Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió”.
Leví era un recolector de impuestos y estaba sentado recibiendo dinero de las
personas. Jesús llegó y le dijo: “Sígueme” e inmediatamente Leví se levantó y siguió al maestro.
Ese momento es impresionante ¿qué llevó a un hombre que tenía bastante dinero a abandonar todo y seguir a Jesús? Yo no lo sé, tal vez fue el hecho de que Leví miró a quien le hizo el llamado, y no a las cosas que tenía que dejar atrás.
Leví era un hombre poderoso, pero mal visto por su pueblo. Podríamos compararlo a un político corrupto de los días de hoy, alguien que todos podrían pensar que nunca aceptaría el llamado de seguir a Jesús. Pero contrariando todas las expectativas, su respuesta al llamado fue inmediata.
¿Cuál sería tu reacción si Jesús llegara a tu lugar de trabajo y te llamara a seguirlo?
Dejarías todas tus pertenencias en la mesa, ni siquiera presentarías tu renuncia para recibir el seguro de desempleo, simplemente seguirías al maestro que te llamó, ¿harías eso?
Una historia que ilustra ese momento es el testimonio del ex arquero Víctor. En su
momento de auge de su carrera, donde todos sus sueños terrenales se estaban
realizando, fue confrontado con el llamado de Jesús, y para sorpresa de todos, abandonó todo, su equipo, su profesión, su sueño, para aceptar ese llamado. Perdió cosas que quería mucho, pero ganó cosas mucho mejores.
Seguir a Jesús es una decisión muy importante, pero muchas veces nuestro dinero, nuestra posición, nuestros hábitos, o nuestro amor a las cosas pueden dificultar nuestra decisión de seguirlo.
Creemos que aceptar ese llamado nos privará de ser felices, de tener dinero, de
amar y ser amados, pero en verdad, sucede lo contrario. Jesús es quien da significado a todo lo que tenemos y somos.
La fama, el éxito, la alegría, sin Jesús no son de verdad, son falsos, en un momento u otro serán eliminadas de nuestro perfil, dejándonos con el vacío que tenemos y somos.
Leví captó eso de inmediato, y sin pensarlo dos veces, se levantó y siguió al maestro.
¿Y ustedes?
¿Será que existe algo que aman más que a Jesús, algo que les impide tener la vida increíble que Dios tiene para ustedes? ¿Qué los está sujetando a ese banco y les impide vivir la vida plena que Jesús, que los llama, planeó para ustedes?
Acepten hoy el llamado de Jesús y respondan de inmediato como lo hizo Leví.
CONCLUSIÓN
Este es el perfil de los cuatro seguidores que intentaron seguir a Jesús.
Los dos primeros presentaron excusas,
El tercero se ofreció egoístamente, y
El cuarto aceptó inmediatamente.
¿Cuál de esos seguidores los representa?
El llamado de Jesús los desconectará totalmente de la vida anterior, pero los unirá a una vida increíblemente nueva y feliz.
No será una vida sin problemas, pero será una vida de plenitud, pues aun en medio de los problemas nunca estarán solos.
Pero para eso tendrán que dejar la vida vieja que tienen.
Ustedes no serán los primeros: Leví tuvo que abandonar la recolección, Pedro tuvo que dejar las redes atrás. Pablo tuvo que abandonar el reconocimiento de la vida religiosa de la época.
Yo sé que seguir a Jesús tiene un precio, pero les garantizo que es un precio que vale la pena.
Mientras Leví permanecía en la recolección, mientras Pedro permanecía pescando, mientras Pablo permanecía en la vida religiosa vacía podrían hasta seguir ejerciendo honrada y fielmente su profesión, pero no hubiesen tenido la vida increíble que tuvieron.
Necesitamos arrojarnos en los brazos de Jesús, necesitamos crear una situación
donde la fe en Dios sea todo lo que tengamos, necesitamos abandonar cualquier cosa que nos traiga una seguridad aparente, dejar atrás la red, dejar la mesa, dejar el cargo que nos separa de Dios, y saltar del barco como Pedro, para poder andar sobre las aguas.
Si Pedro no hubiera salido del barco no habría aprendido a tener fe.
Si ustedes no se entregan, aunque sea difícil, no experimentarán la bendición
de la fe en Dios.
LLAMADO
¿Qué discípulos son ustedes?
¿Están poniendo condiciones?
¿Han presentado excusas?
¿Han aceptado como Leví?
Yo no vine aquí hoy a decirles que si aceptan ser discípulos de Cristo tendrán una vida mejor, pero vine a decirles que sin Jesús no existe vida.
Sin no eres un discípulo, no vives, apenas existes.
Acepten el llamado de Dios. Vivan una vida plena con él. Entren de cabeza, ustedes que están listos para aceptar, ¡háganlo hoy!
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