By Josanan Alves
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Introducción
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Introducción
Sabemos que el mundo está cada vez más violento y cruel. Todos los días lo leemos en los periódicos, o o lo vemos en las personas que sufren. La violencia es visible en nuestra sociedad ya sea en forma de abuso sexual o negligencia, homicidios o golpizas.
Por no conformarse ni adaptarse ante este caos social, hace doce años la Iglesia Adventista del Séptimo Día lanzó la campaña Rompiendo el silencio que tiene por objetivo concientizar y preparar a la sociedad para combatir la violencia.
Cada año se aborda un tema nuevo y sobre todo, se presentan estrategias para enfrentar el problema en cuestión. Este año, la campaña nos convoca a todos para unir fuerzas contra el suicidio, porque se estima que cada 40 segundos alguien se quita la vida alrededor del mundo. No podemos fingir que esta realidad está lejos de nosotros; llegó el momento de enfrentar este problema de frente y, principalmente, saber dar apoyo a quien lo necesita. Jesús vino para que tuviésemos vida y para que la tuviésemos en abundancia (Juan 10:10).
Así que, tenemos que revestirnos del Espíritu Santo para cumplir esta promesa de Jesús en la vida de todos. Qué bueno es saber que, aun en un mundo tan caótico, Dios promete que podemos vivir felices y de forma abundante. ¡Y esta es la promesa que debemos difundir a todos!
I. Dios tiene un plan maravilloso para nuestra vida
Ella era huérfana. No sabemos en qué circunstancias perdió a los padres, pero no tenemos dudas de que no fue fácil para aquella niña vivir sin el cariño de la madre y sin la protección
del padre. Adaptarse a esa nueva y cruel realidad era su mejor
opción. Vivir con parientes fue la solución para aquella gran
pérdida.
Tal vez si viviera hoy en día enfrentaría el bullying, porque
los niños huérfanos con frecuencia relatan que sufren discriminación y rechazo en la escuela.
¿Y en cuanto a la convivencia
social?
Probablemente eran constantes los comentarios maliciosos
sobre lo que el futuro tendría reservado para ella.
¿Y sobre casarse
y tener hijos? ¿Quién se arriesgaría a elegir de esposa a
alguien que no tuviera una madre para enseñarle los deberes
de una ama de casa?
En medio de ese torbellino de factores negativos, el suicidio
podría surgir como la mejor solución para poner fin a una historia
destinada al fracaso y la infelicidad. La ballena azul o cualquier
otro medio para animarse a poner punto final a la vida
podrían fácilmente infiltrarse en su mente. Después de todo,
los infortunios, la desesperanza y la mala adaptación social son
combustibles para alimentar pensamientos suicidas.
Antes de seguir con la historia de esta niña, es
necesario hacer una aclaración: en la mayoría de los casos, el
suicidio no está motivado por la voluntad de morir, sino por el
deseo de librarse de la angustia que atormenta día y noche. Entonces, si la única forma de librarse de esa angustia es la muerte
será planeada y ejecutada.
El suicida no es valiente o cobarde: es solo alguien que ya no
logra ver la solución para sus problemas más profundos e inquietantes
y que, al no soportar más el peso de la vida, desiste
de la lucha. Guardarnos de juzgar a aquel que se quitó la vida es
un acto de verdadero cristianismo.
“El juicio corresponde al Hijo de Dios. Él es el que juzgará
al mundo”. — Manuscrito 174, del 14 de noviembre de 1901.
II. Ester, una historia de superación
Volviendo a la niña de nuestra historia, no nos sorprendería
saber que ella creció y llevó una vida tranquila y sin brillo. No
nos dejaría sorprendidos si supiésemos que en la adolescencia
ella era cabizbaja y solitaria.
Pero lo que es increíble en esta historia real es que, contra
todas las probabilidades, esta niña se convirtió, cuando aún era
adolescente, en reina de un importante gobierno mundial. Sí,
nuestra niña huérfana es Ester, que surge en la historia bíblica para enseñarnos, entre tantas otras lecciones, que “Dios tiene
un plan maravilloso para nuestra vida”. Sirve de inspiración y
esperanza para aquellos que, al ver su propia vida, no logran
encontrar razón alguna para continuar viviendo.
III. Los traumas pueden ser superados
Ester, al oír que Vasti había perdido los derechos de reina,
jamás podía imaginar que ella heredaría la corona. Pues bien,
aquí ya tenemos una lección que aprender. En el Reino de Dios,
todo puede cambiar repentinamente, sin obedecer al tiempo o
a la estadística. Comprobamos esto con la elección de Daniel
y sus amigos para altos cargos en Babilonia (Daniel 1:19 y 20);
David al ser ungido rey cuando todavía era pastor de ovejas (1
Samuel 16:12 y 13); la historia de Moisés quien adoptado por la
hija de Faraón cuando lo lógico hubiera sido morir como los
otros niños hebreos (Éxodo 2:10).
Aunque las circunstancias
apunten a un futuro de desastres o tristeza, Dios tiene poder
para cambiar todo en segundos.
Creer en su poder para hacer lo imposible o aquello que ni
siquiera imaginamos es indispensable para comenzar a cambiar
una historia sombría o sin alegría. Si Ester no hubiera creído
que Dios podría convertirla en una reina, no habría aceptado
participar en el concurso que elegiría a la nueva esposa
del rey.
Queridos hermanos y hermanas, por más pesadas que
sean sus cargas, ¡crean en Dios y tengan la certeza de que Él
realizará grandes cosas en su favor! ¡Pongan el pie en el agua
para que el mar se abra!
Aunque confiemos en Dios y actuemos, los desafíos surgirán
y para vencerlos necesitamos de personas que nos ayuden.
Hegai, encargado de cuidar de las candidatas a reina, fue de
gran ayuda para Ester (Ester 2:8-10), dándole consejos y condiciones
para ganar el concurso; sin mencionar a su primo
Mardoqueo que, además de adoptarla, fue su gran consejero
espiritual. Así que, no podemos tener la ilusión de que no necesitamos
a los demás, pensando que debemos resolver solos
nuestros problemas.
Pedir ayuda no es vergonzoso y mucho menos una señal de
debilidad. Por otro lado, ¡cuán necesario y urgente es que se
levanten más auxiliadores de aquellos que enfrentan luchas y desafíos! En un mundo tan egoísta, con el amor que se enfría
cada vez más, preocuparse por el otro es una tarea que no puede
esperar.
¡Cuántos que conviven con nosotros están muriendo por
no tener con quién conversar y compartir las inquietudes del
alma! ¿Quién está dispuesto hoy a ser auxiliador de su hermano?
Pero continuando el análisis de esta historia tan cautivante,
llegamos al momento increíble: Ester se convierte en reina y su
historia cambia completamente.
De niña huérfana pasa a ser la
mujer más poderosa de su reino.
En lugar de sierva, que era lo
más probable para una niña hebrea de su época, se encuentra
rodeada de personas que atienden todos sus pedidos. ¡Todo
parecía perfecto!
Pero, como la historia de Ester no es un cuento de hadas, la
rutina tranquila y feliz se altera repentinamente y una conspiración
aparece para quitarle no solamente la paz, sino para aniquilar
su vida. Amán, que ocupaba el más alto puesto en el gobierno
del rey Jerjes, manifesta todo se odio al conseguir legitimar
un plan de muerte para todos los judíos (Ester 3:8-11). Esta vez
parecía imposible escapar de un fin trágico.
Si los infortunios
de la infancia no habían sido suficientes para destruir todos sus
sueños, ahora sí que no tendría cómo librarse de la muerte.
IV. Con Cristo somos más que vencedores
La historia de Ester tal vez se parezca a la suya en muchos
aspectos: una infancia sufrida, tal vez marcada por abusos u
otro tipo de violencia pero cuando parece que todo se marcha,
usted sufre otro golpe grande, como si la vida no le diera tregua.
¿Por qué pasa esto? ¿Por qué será que el mal aflige a las
personas buenas?
Queridos hermanos, todo esto es consecuencia del pecado
y el pecado es injusto, hace que todos, desde los niños hasta los
ancianos, sufran con sus ardides.
Pero, cuando todo parece perdido, cuando parece que no hay
salida, Dios siempre provee una liberación. De forma espectacular,
Ester valientemente enfrenta a Amán y la trama de ese hombre
perverso es desenmascarada (Ester 6 y 7). La fecha prevista
para la muerte del pueblo de Dios se convierte en una gran fiesta de vida, y ese
hecho marca la historia judía con ese milagro increíble.
Claro que Ester preferiría que tales pruebas no existieran.
Sería mejor no tener que enfrentar la furia de Amán. Pero,
como en todas las circunstancias, podemos aprender lecciones
y tener la oportunidad de ser refinados como el oro; no
hay dudas de que ni la misma Ester imaginaba que podría revelarse
como una persona tan fuerte. Ella misma debe haberse
sorprendido con la valentía que Dios le concedió en momentos
tan desafiantes.
Conclusión
Los momentos angustiantes de la vida pueden ser nuestra única
oportunidad para descubrir que en Cristo somos más que vencedores
(Romanos 8:37), de que podemos enfrentar cualquier situación
en Aquel que nos fortalece (Filipenses 4:13).
Escuche una cosa: enfrentar problemas no es exclusivo de su
vida, no soo le pasa a usted. Todos enfrentamos dificultades y muchas veces parece que
no las soportaremos. Claro que la carga es más pesada para unos
que para otros y usted debe ser perseverante. No desista, no desista.
Si no aguanta más tanto sufrimiento, si parece que nada sale
bien o que su vida fue un error, busque ayuda.
Aunque parezca no
haber solución o que será juzgado por los demás, o tal vez necesite
terapia, cuide sus emociones.
Muchos creen que los trastornos emocionales o la voluntad de
morir no pueden existir si hay confianza en Dios. Hasta hay algunos
que afirman que el sufrimiento psíquico es una contundente
evidencia de falta de fe. Invito a aquellos que piensan así a reflexionar
en las innumerables historias presentadas en la Biblia que
contradicen tales pensamientos.
Las patologías físicas y emocionales han acompañado la historia
de la raza humana después de la desobediencia de Adán y Eva.
Desde entonces, el Creador ha usado diferentes estrategias para
curar el dolor humano. Una estrategia para cada caso, un remedio
para cada dolor, siempre con el objetivo de aliviar las consecuencias
nefastas del pecado sobre nosotros.
No es el plan de Dios que suframos. Él mismo dice que es necesario
que vivamos libres de las emociones perjudiciales. Su plan es que
tengamos vida y vida en abundancia (Juan 10:10). Jesús dice tampoco
que no desea que estemos ansiosos (Mateo 6:25-27), pero no dice que
deberíamos librarnos solos de este trastorno. Al contrario, él enfatiza la importancia de la conexión con Dios y con los semejantes, mostrando
cómo eso es esencial para la felicidad y la salud.
A lo largo de la historia, las estrategias divinas para resolver los
problemas humanos han sido variadas. Para Adán y Eva, hizo ropas
para minimizar la vergüenza y la desesperación (Génesis 3:21);
para calmar el corazón de Elías, se presentó en la brisa suave (1
Reyes 19:12-13); para la despreciada samaritana, reservó tiempo
para una conversación a solas (Juan 4:6-9); para la rechazada María
Magdalena, demostró simpatía y amor al aceptar la ofrenda de gratitud
(Mateo 26:7-12).
Así, para los diferentes dolores hay diferentes
remedios. Para los dolores físicos, los más variados tratamientos;
para las inquietudes de la mente, innumerables abordajes psicoterapéuticos.
La psicoterapia puede ser el método de Dios para disminuir su
sufrimiento; mientras que para otros, los remedios químicos son más eficaces.
Si se le recomienda una estrategia terapéutica, no se rehúse
a hacerla, porque puede ser una estrategia divina para resolver su
problema.
Necesitamos, como personas y comunidad, no ignorar más el
hecho de que hay personas que sufren y deciden suicidarse. Amar,
darse cuenta cuando alguien está triste y ofrecer ayuda, incentivar
la búsqueda de ayuda profesional son parte de la conducta cristiana.
Sobre todo, tanto para quien sufre como para quien quiere ayudar,
la esperanza es indispensable para vencer las dificultades.
Sin
esperanza, la vida pierde el color; sin esperanza, el futuro se vuelve
tenebroso.
Sin esperanza, la vida de Ester terminaría sin dejar un
legado de fe tan importante.
Si aún no eres lo que deberías ser, un día lo serás, en esta vida o en lo porvenir. Dios no ha terminado su obra en ti. Cree que Dios reescribirá tu historia
y encontrarás fuerzas para vencer.
Llamado
Nunca lo olvide: el ladrón es el que viene para matar y robar
(Juan 10:9), para destruir sueños y sacar las ganas de vivir. Pero,
Aquel que nos creó y nos ama incondicionalmente, vino para que
tuviésemos vida y para que la tuviésemos en abundancia (Juan
10:10). Acepte el plan de Jesús y no el del enemigo; y viva abundantemente.
Dios está con usted, no dude de eso. Aunque parezca oculto o
en silencio, él está actuando en su favor. De la misma forma que en el libro de Ester no hay mención del nombre de Dios, ninguno de
nosotros duda de que la actuación divina es espectacular en cada
detalle de la historia. Aunque parezca que los cielos se olvidan de
usted, sienta que el Soberano está actuando y que completará la
buena obra que comenzó en usted (Filipenses 1:6).
¡Sea feliz! ¡Usted fue creado para eso!
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