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Siete características de un líder consagrado - Fe y Acción

Uno de los mayores líderes de todos los tiempos fue un hombre llamado Josué, que valientemente lideró la nación de Israel rumbo a la tierra de Canaán y derrotó a siete naciones (Hechos 13:19). 

De este gran hombre podemos aprender por lo menos siete características de un líder consagrado. 

1. LOS LÍDERES CONSAGRADOS SIENTEN MIEDO 

Había una vez un poderoso cacique de una tribu que quería encontrar un esposo para su hija. Entonces, invitó a todos los guerreros solteros de la tribu a una competencia. Construyó una pileta enorme y puso en ella las criaturas acuáticas más peligrosas: anguilas eléctricas, pirañas, cocodrilos, tiburones, etc. Cuando los guerreros llegaron, el cacique prometió que el primer valiente que cruzara la piscina y llegara vivo al otro lado recibiría la mano de su hija en casamiento y sería el próximo cacique de la tribu. Antes de terminar su discurso, un valiente joven ya estaba en el agua, nadando muy rápido, casi desesperadamente, hacia el otro lado. Cuando llegó, el cacique le da un gran abrazo y le dice: “¡Felicitaciones, hijo! Te ganaste la mano de mi hija en casamiento y te aseguraste la posición de cacique de la tribu en el futuro”. Entonces, le preguntó si el joven quería decir algo a los otros guerreros. “Sí”, dijo recuperando el aliento, “¡Quiero saber quién me empujó!”. 
¿Alguna vez Dios te pidió que hagas algo que te daba mucho miedo? 

Predicar un sermón, dar un estudio bíblico, compartir tu fe, participar de un ministerio, aceptar una posición de liderazgo, hacer un viaje misionero, donar bastante para una causa, defender a alguien, o defender lo que es correcto o resistir la tentación, etc. 
Tal vez, te sientas como el valiente joven de la historia. Puede ser que te sientas cercado de peligros, desafíos y miedos. 
Tal vez hasta te preguntes si Dios no te hizo una broma y te dio un empujón. Josué, uno de los mayores líderes en la Biblia, aparentemente tuvo mucho miedo cuando escuchó que Moisés había muerto y que Dios lo había escogido para que fuera el nuevo líder de Israel. 

De hecho, cuatro veces en el primer capítulo de Josué y aproximadamente diez veces en todo el libro, Dios y sus compañeros israelitas lo animan a ser “esforzado y valiente”. 
A lo largo de los años, descubrí que es así como el Señor trabaja. Cuando llama a un hombre o una mujer, a un niño o una niña para algo, es casi siempre un desafío y siempre exige un nuevo nivel de esfuerzo y valentía. Él lo hace para que nos apoyemos en él, y si hacemos eso, no debemos temer a nada ni a nadie. 

Observa lo que le dice a Josué en el capítulo 1:5: 
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida […]” 

Cuando tenía 16 años y vivía en Midlothian, Texas, escuché claramente el llamado de Dios para ser pastor. Esa fue la primera y la última vez que escuché a Dios de manera audible. Generalmente, él habla conmigo por medio de impresiones, convicciones y pequeños empujoncitos. 
De cualquier manera, la idea de predicar me aterrorizaba, y pasé los siguientes años estudiando cualquier otra cosa menos teología. Finalmente, en mi anteúltimo año en la Southwestern University, me sometí al llamado de Dios y cambié mi especialidad a Religión, esperando que nunca me llamaran para predicar. Pero adivinen qué? Pocos días después, me invitaron a predicar en la iglesia de coreanos que se reunía dentro de nuestro campus. Estaba tan nervioso que di mi sermón rápidamente mientras mis piernas temblaban de los nervios al hablar. Pero cuando terminé, algo lindo sucedió. 

Las queridas personas de aquella iglesia me invitaron para el almuerzo que tendrían y me agradecieron muchas veces por mi mensaje (tal vez porque fue muy corto). También me invitaron a volver, lo que nunca logré hacer, pero nunca olvidé la gentileza que tuvieron conmigo. Siempre estaré agradecido por el modo en el que me trataron durante mi primer sermón, el cual estaba lleno de miedo. 

"Avancen con determinación en la debida dirección, y las circunstancias serán los ayudadores, no los obstáculos” MJ, 69. 

2. LOS LÍDERES CONSAGRADOS TIENEN NECESIDADES 

Alguien dijo una vez: “La valentía es el miedo que ya oró”. 
Uno de los grandes privilegios de ser líder es la intimidad con Jesús. 
Cuando Josué se acercó a la ciudad de Jericó, sin duda pensando en cómo conquistar aquella gran ciudad, Jesús se le apareció como el “Príncipe del ejército de Jehová” (Josué 5:14) y fue durante ese íntimo encuentro cuando Josué recibe la estrategia, simple pero sobrenatural, para tomar la ciudad. Ser llamado para liderar es verdaderamente un llamado a caminar bien cerca de Dios. 
Es un llamado a depender de él… un llamado a reconocer que somos necesitados. 

Los grandes éxitos y los grandes fracasos de Josué en el libro que lleva su nombre, son el resultado de depender de Dios o de depender del ser humano. 
Irónicamente, nunca estamos más calificados para liderar que cuando sentimos nuestra necesidad desesperada de ayuda divina. 

Tal vez, hayas escuchado la historia de la carrera entre un scooter y una Harley Davidson. Un motociclista estaba al lado de un viejo en un scooter y, en tono de broma, le preguntó si quería apostar una carrera. El viejo le dijo: “¡Claro!”. Cuando el semáforo se puso en verde, el motociclista aceleró con todo, sonriendo, pensando en cómo el viejito debía estar tosiendo con toda la humareda que dejó. Entonces, para su asombro, vio que el viejito del scooter se estaba recuperando y en pocos segundos se había chocado contra su Harley. El motociclista se enojó porque su Harley se había dañado, pero quedó aún más conmocionado por la realidad de que el anciano lo había alcanzado. – ¿Cómo hizo eso? – preguntó. 
El viejito, visiblemente conmocionado respondió: – Por favor, suelta mis tiradores de tu manubrio. 

Nosotros también podemos hacer cosas maravillosas como líderes y hasta hacer que Satanás sienta miedo en su corazón si nos mantenemos conectados y dependientes de Dios. 
Josué era, de hecho, un hombre de Dios, pero cometió grandes errores. Como el resto de nosotros, él tenía la tendencia a depender de la fuerza y sabiduría humana en vez de mantener una humilde dependencia de Dios para dirigirlo. 
Aunque él buscó a Dios para pedir una estrategia para destruir Jericó, no buscó primero a Dios en relación a la ciudad de Hai o cuando la nación de Gabaón lo engañó para que el pensara que ellos eran de un país distante y no de una ciudad cercana. 

La Biblia dice que Josué y sus líderes “no consultaron a Jehová” (Josué 9:14). 
Irónicamente, el éxito puede ser nuestro fracaso si permitimos que nos robe nuestra dependencia diaria de Dios. 

Creo que fue Martín Lutero que dijo: “Estuve tan ocupado hoy que tuve que pasar tres horas en oración”. Gracias a Dios, Josué entendió que su éxito como líder dependía totalmente del Señor. 

3. LOS LÍDERES CONSAGRADOS ESTÁN ARMADOS 

Afortunadamente, Dios no envía a sus líderes sin una promesa. 
Josué vino armado con una maravillosa promesa de Dios. 
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5). 

Lo maravilloso sobre Dios es que él siempre mantiene sus promesas. Él es el mayor cumplidor de promesas. La Biblia dice que “es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18). Entonces, si él hace una promesa, él garantiza que se cumplirá. 

Al final de su vida, Josué usó estas lindas palabras para describir a Dios y su fidelidad: 
“No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió” (Josué 21:45). 
Cuanto más vivimos y servimos a Dios, ¡más debemos ser capaces de testificar de su fidelidad! 

En todo este tiempo, desde que conozco al Señor, Dios nunca falló al darme un mensaje para predicar. Es verdad que, muchas veces, llegan horas, si no, minutos antes, pero siempre llegan. 
Alguien dijo una vez: “Dios nunca se atrasa ni se adelanta. Él siempre está a horario”. 
Así como Josué, ¡yo también puedo testificar que Dios es fiel en realizar lo que promete! 

Como líderes en nuestras casas, iglesias, clubes y comunidades, debemos buscar las promesas de Dios, reivindicarlas, y confiadamente esperar que Dios las cumpla a su tiempo. ¡Pero ten cuidado! Satanás, que siempre está intentando encontrar una falla, te tentará para descalificarte de las promesas de Dios. 
Dirá que no eres merecedor o que no cumples las condiciones de la promesa. Entonces, voy a mostrarte un versículo que me ayudó a desviar esas flechas de incredulidad. Su Palabra dice: 
“Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”. 2 Corintios 1:20

En otras palabras, ya cumplimos en Jesús las condiciones para cada promesa dada por Dios. Dios siempre dirá “sí” para cumplirlas; no por nuestros méritos, sino por causa de los méritos y de la justicia de nuestro precioso Salvador y Señor Jesús. Entonces, en vez de mirarnos a nosotros mismos, debemos mirar hacia Cristo y armarnos con las promesas seguras del Dios Todopoderoso. 

4. LOS LÍDERES CONSAGRADOS SON SEGUIDORES 

Como Josué, los líderes consagrados siguen al Señor en amorosa obediencia. 
Muchos años atrás, un grupo de misioneros estaba considerando si debían o no comenzar un trabajo de evangelismo en una parte específica del país que era considerada resistente e incluso peligrosa para los cristianos. Ellos supieron que un ex general militar estaba cerca y decidieron consultarlo. Le preguntaron: 
- “¿Qué debemos hacer, señor?”. Él levantó la mirada de su escritorio, sonrió y les preguntó: 
- “¿Cuáles son sus órdenes?”. 

Pocos líderes recibieron órdenes de enfrentar más peligros que Josué. 
Primero, se le pidió que liderara una nación que historicamente no trataba bien a sus líderes (por ejemplo, José, Moisés, Dios). Se quejaban, reclamaban, desobedecían y hasta trataron de asesinar a uno de ellos (Números 14:10). 
En segundo lugar, estaba siendo enviado a conquistar una tierra llena de gigantes y ciudades impenetrables. ¡Claro que necesitaba valentía! La orden de Dios a Josué es muy semejante a la orden que él le dio a su iglesia en los últimos días (tú y yo). 

Nosotros también recibimos la orden de conquistar este mundo, no con una espada de acero, sino con la espada del evangelio. 
En otras palabras, debemos predicar las buenas nuevas de Jesús a “toda nación, tribu, lengua y pueblo” y enseñarles a ser sus discípulos (Marcos 16:15; Apocalipsis 14:6; Mateo 28:13-20). 

Descubrí personalmente que cuanto más compartimos la gracia de Dios y su bondad inmerecida, más comenzamos a experimentar la victoria sobre el pecado. 
La Biblia confirma: 
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” Romanos 6:14. El mismo libro de la Biblia dice que “su benignidad te guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4). 

La gran comisión que Dios le dio a la iglesia es tan desafiante como la que se le dio a Josué. El peligro es muy real para nosotros también y es peor cada año.  
Sí, a nuestro alrededor están los temibles gigantes del paganismo, ateísmo, satanismo, agnosticismo, secularismo, humanismo, liberalismo, conservadurismo, tradicionalismo, laodiceanismo, y la lista no para de crecer. 

Sin embargo, al contrario del mundo, nosotros no debemos consultar a nuestros miedos sino a las órdenes de Dios. Dios es capaz de proteger y abrir puertas al evangelio en lugares considerados por los humanos como inalcanzables. 

¿Quién imaginaría que había una Rahab en Jericó? 
O, ¿Quién diría que toda la ciudad de Nínive se arrepentiría con la predicación de Jonás? 

Si me diesen un peso para cada definición que escuché para la palabra “discípulo”, sería por lo menos cien pesos más rico. 
Frases como: “seguidor totalmente funcional de Jesús” o “alguien que es cubierto por el polvo del maestro”, y la lista de definiciones floridas continúa. Pero, ¿qué dice la Biblia? 
Jesús dice que un verdadero discípulo es aquel que obedece “todas las cosas que os he mandado” (Mat. 28:20). 

Puede parecer no tan elaborada, pero de acuerdo con Jesús, un verdadero discípulo y líder es aquel que sigue a Jesús en total obediencia a lo que él enseñó. Elena de White lo pone de esta forma: 

“La obediencia, es decir el servicio y la lealtad que se rinden por amor, es la verdadera prueba del discipulado” (CC, 61). 

La cosa más valiente que un líder consagrado puede hacer es seguir a Dios en obediencia. En una era de compromiso o cristianismo insuficiente “solo de nombre”, un líder que obedece a Dios se destaca y, en muchos casos, se vuelve blanco de tratamiento duro e incluso cruel. 
No es de admirar que Dios conecte la valentía con la obediencia a su ley cuando dice a Josué: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas” (Josué 1:7). 

Esto es, para vivir una vida de obediencia a Dios, necesitas valentía. Como líderes cristianos, no debemos caer en el pozo del conservadurismo (“derecha”) o del liberalismo (“izquierda”), sino que debemos andar recto y verdaderamente en el camino marcado con un “así dice el Señor”. 
Me han preguntado: “¿Eres liberal o conservador?”. Yo respondo: “Ni uno ni otro. Yo quiero ser bíblico”. 

Es importante recordar que Jesús no está necesariamente de nuestro lado. Sí, ¡leíste bien! Cuando Josué encontró a Jesús, el Príncipe del ejército de Jehová, le preguntó: “¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?”. Es revelador leer como Jesús respondió. Dijo: “No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora” (Josué 15:5, 13, 14). 

Quiere decir, Jesús está al lado de su Padre y, por lo tanto, solamente del lado de aquellos que siguen a Dios. 

Muchos se cuestionan: “¿Donde están los milagros de Dios en estos días?”
Algunos hasta desarrollaron una teología en torno de la idea de que las cosas sobrenaturales no ocurren más o solo viven como si eso fuera verdad. ¡Pero eso no puede ser! Jesús está vivo, él tiene toda la autoridad y todavía le importa mucho su pueblo. Los milagros ocurren pero solo cuando nuestros pies tocan el río Jordán. Recuerda que solo en el momento en que los pies de los sacerdotes obedientes tocaron el río Jordán el agua se dividió (Jos. 3:15). 

Por otro lado, es cuando avanzamos en obediencia al llamado de Dios que ocurren cosas sobrenaturales. Las montañas se convierten en madrigueras y los monstruos se hacen ratones. Josué vivenció los siguientes milagros mientras siguió fielmente al Señor: 
• El crecido río Jordán se abrió. 
• Las grandes murallas de Jericó cayeron. 
• El sol y la luna pararon misteriosamente. 
• Canaán fue conquistada. 
• ¡Él fue transformado! 

Tal vez, el mayor milagro en el libro de Josué haya sido el milagro que ocurrió en el propio Josué. ¡El mismo hombre que tuvo miedo cuando se le pidió que liderara a Israel se convirtió en un incentivador de los otros! 

Percibe como Josué habla con el pueblo israelita en Josué 10:25: 
“[…] No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis”. 

5. LOS LÍDERES CONSAGRADOS SON JÓVENES (CON FRECUENCIA) 

Más que la “iglesia emergente” me preocupa la “iglesia que se sumerge”. 
Una iglesia que, como Jonás, es llamada para llevar el evangelio a ciudades peligrosas del mundo, pero, en vez de eso, se sumerge, como Jonás, que descendió a Jope, descendió a lo más profundo del barco y descendió aún más en el vientre del gran pez, cada vez más a lo profundo del mar. 

Creo que esta generación de jóvenes adoraría dejar de sumergirse y comenzar a emerger en las ciudades del mundo con los tres mensajes angélicos. 
Ahora, sé que Josué era más grande (tal vez con sus ochenta y pocos años), pero muchos de sus líderes eran jóvenes. ¿Sabías que el grupo de aquellos que Dios permitió que conquistaran la tierra de Canaán era formado por personas más jóvenes? Recordarás que la generación anterior a ellos (sus padres y abuelos) se negaron a confiar en Dios e invadir la Tierra Prometida. Por eso, ellos fueron enviados a vagar y morir en el desierto (Josué 5:4-5). Esto es, una nueva generación se levantó en la época de Josué para concluir la obra. Si este no es un claro llamado a los jóvenes adventistas del séptimo día en todo el mundo para participar en la conquista del evangelio, no sé qué lo es. 

¿Has notado en Salmos 127:4 que los jóvenes son descritos como “Como flechas en las manos del guerrero” (NVI)? 
En otras palabras, las flechas no fueron hechas para podrirse en la aljaba ; fueron diseñadas para volar derechas y sin miedo hacia la primera línea del enemigo. 

Si me preguntaran qué es lo que hace exitoso a un líder de jóvenes, yo diría que no es cuántas flechas tiene guardadas en sus programas, eventos y servicios, sino a cuántos enviaron de los “debidamente preparados” al campo de cosecha para causar estragos en el reino de las tinieblas y construir el reino de Dios. 

Piensa, cuando Jesús vuelva y termine el gran conflito, ¿quieres que Dios te encuentre con un aljaba lleno de flechas o con uno vacío? 

Un autor lo presenta así: crecimiento “No es su número de asientos en la iglesia, sino su número de enviados”. Cumplir la misión de ir y enviar, es lo que hace de ti un líder de jóvenes, director de conquistadores, maestro de Escuela Sabática, educador, coordinador del MJ o un padre eficaz.

En todo el mundo, necesitamos enviar a nuestros jóvenes a través de iniciativas como CONEXIÓN GP, MISIÓN CALEB, y UN AÑO EN MISIÓN (descubra más en el sitio gcyouthministries. org).

Moonshoots

Misiones ambiciosas, moonshots (llegar a la luna), crean un panorama de acciones a largo plazo, pero tienen la virtud, al mismo tiempo, de establecer tareas precisas que movilizan a varios actores, de abajo hacia arriba y en diferentes sectores.

Según Mazzucato, en el programa espacial Apolo, “el gobierno de EEUU. entre 1960 y 1972, gastó 26 mil millones de dólares. Impulsó más de 300 proyectos diferentes que contribuyeron no solo en aeronáutica, sino en áreas como nutrición, textiles, química, electrónica y medicina, dando como resultado 1.800 productos derivados: desde alimentos liofilizados hasta trajes de enfriamiento, neumáticos de resorte y control de vuelo, sistemas utilizados en aviones comerciales”.

Las acciones orientadas por misiones son diferentes de la aproximación por sectores o de colocarse desafíos amplios. En el primer caso nos circunscribimos a trabajar en un sector: transporte, salud o energía. En el segundo, los desafíos son más amplios y difusos.

Y a partir de una misión muy concreta se articulan decenas de actores y sectores.

Así, las acciones orientadas por una misión (moonshot) deben centrarse en crear una transformación de todo el sistema y en muchos sectores diferentes y con la participación de muchos actores públicos y privados. Deben ser acciones interdisciplinarias y transversales con objetivos medibles y una fecha límite de cumplimiento
Asimismo, en la opinión de Mazzucato, las acciones orientadas por misiones concretas deben ser valientes/disruptivas/audaces e inspirar a los miembros

¿Cuáles son los moonshots que requiere tu iglesia hoy?

Estas preguntas tienen que comenzar a ser respondidas por los jóvenes, que se colocaron la misión concreta, que parecía imposible, de sacar una generación a flote.

Yo personalmente, creo que la ventana 10/40 necesita ser nuestro blanco como iglesia, ya que la mayoría de las personas que viven en esa parte del mundo nunca escuchó el evangelio. Además, considere esto: en Mateo 24:14, Jesús prometió volver solamente cuando el evangelio fuese llevado al mundo entero. Entonces, la ventana 10/40 puede ser lo que está entre nosotros y el regreso de Jesús.

6. LOS LÍDERES CONSAGRADOS TENDRÁN ÉXITO

Alguien dijo acertadamente: “Yo lei el final de la Biblia y ¡nosotros ganamos!”.
Pero no necesitamos esperar el regreso de Jesús para tener éxito en el ministerio. Si vamos donde Dios nos manda, y servimos de la manera que él dijo que debemos servir, encontraremos éxito hasta en lugares que son considerados cerrados para las cosas espirituales.

Uno de mis versículos favoritos en el libro de Josué es:
“Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como él os dijo”. Josué 23:10

El pastor Mark Finley cuenta la increíble historia de una mujer que viajaba por un país conocido por su hostilidad a la religión. Ella llevaba consigo una caja con 50 ejemplares de El gran conflicto cuando quedó parada en un embotellamiento. Este era tan grande que las personas salían de sus carros para estirarse y conversar unos con otros.
Un joven vio que ella estaba leyendo su Escuela Sabática para pasar el tiempo y le preguntó qué estaba aprendiendo. Ella comenzó a contarle sobre la segunda venida de Jesús y de los eventos finales. Él se interesó bastante. Entonces, ella le ofreció un libro El gran conflicto antes de que él volviera a su vehículo. Algunos minutos después, la esposa de ese hombre vino a pedirle otro libro más. La mujer le dio el libro y ambas también comenzaron a conversar sobre el regreso de Jesús. Luego, otros que también estaban en el embotellamiento comenzaron a juntarse para escuchar y ella pudo compartir el evangelio y sobre los eventos finales con todos ellos.

Cuando volvieron a sus autos, se habían llevado casi todos los libros "El gran conflicto". Solo sobraron tres. De repente, un helicóptero que sobrevolaba el área aterrizó en el campo cercano. El piloto corrió hasta ella y le preguntó qué estaba ocurriendo. En su radar veían que un gran número de personas se estaban acumulando en un lugar. Entonces, ella comenzó a hablarle sobre Jesús y su pronta venida a aquel hombre. A él también le dio un ejemplar del libro, pero, antes de volver al helicóptero, el piloto le preguntó si tenía dos libros más para los hombres que estaban con él.

Los seres humanos pueden decir que es imposible alcanzar a ciertas personas, pero Jesús dice: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38).

7. LOS LÍDERES CONSAGRADOS EXALTAN A JESÚS

No es coincidencia que el libro de Josué esté lleno de indicadores de Cristo. Esos indicadores son pistas sobre Jesús y su trabajo como nuestro Redentor. Cuando leemos esos indicadores, debemos recordar que nuestra principal responsabilidad como líderes consagrados es guiar a otros hasta Jesús y enseñarles a ser sus discípulos.

Aquí hay solo algunos de los indicadores encontrados en el libro de Josué:

Indicador 1: ¡El propio Josué! De hecho, ¡el nombre Josué es el equivalente hebreo para el nombre griego Jesús! Y, como Josué, Jesús guía a su pueblo a la Tierra Prometida y les da descanso de sus enemigos.

Indicador 2: El cordón rojo que Rahab colgó de su ventana (2:18) nos hace recordar la sangre roja de Jesús que también nos salva cuando colocamos nuestra confianza en él.

Indicador 3: Según Elena de White, el “Príncipe del Señor” que se encontró con Josué fuera de Jericó ¡era Jesús mismo! (PP, 754, 827)

Indicador 4: Las Ciudades de Refugio eran lugares a los que las personas que fueran erróneamente acusadas podían huir por seguridad. Jesús es nuestra ciudad de refugio. Podemos ir hasta él aunque seamos culpables y encontraremos perdón y liberación.

Indicador 5: La trompeta de cuerno de carnero es ciertamente un símbolo de la cruz de Cristo. Para hacer una trompeta de cuerno de carnero, un carnero debe morir. Jesús es el “Cordero que fue muerto desde la fundación del mundo”. Es interesante que fue el soplo de la trompeta de cuerno de carnero lo que derribó las murallas de Jericó.
Si queremos alcanzar con éxito las ciudades del mundo y ver caer las murallas de la resistencia satánica, nosotros también debemos declarar en voz alta “la muerte del Señor hasta que él venga”. Entonces, ¡allí están! Siete características de un líder consagrado.
Al estudiar la vida de grandes hombres y mujeres como Josué, y al buscar sabiduría y fuerza de Dios diariamente, quiera él que tú también seas conocido como un líder consagrado.

LLAMADO

Jóvenes, ¡Dios los está llamando para ser líderes como Josué!
Ustedes pueden pensar “¡De ninguna manera! No soy líder”.
Pero, ¿sabían que fue exactamente así como reaccionó la mayoría de los grandes líderes de la Biblia?
Por ejemplo Moisés, Jeremías, Isaías, Salomón y, claro, Josué.
Piensen en esto: en grados diferentes, todos nosotros somos líderes. ¡Es así! Te guste o no, tienes seguidores. No solo estoy hablando de seguidores en Facebook, Snapchat, Instagram, Twitter, etc. Todos los días estás siendo observado por hermanos, hijos, colegas, empleados, jefes, educadores, parientes, creyentes, no creyentes y hasta personas a las que no conoces. Entonces, mi invitación es que aceptes el alto llamado que Dios te extiende para liderar y recuerda que él te dice lo que le dijo a Josué centenares de años atrás: “[…] como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5).

Entonces, ahora te desafío a levantarte y aceptar la soberana vocación que Dios puso en tí para ser un líder consagrado. Y nunca olvides que...
- Los líderes consagrados sienten miedo.
- Los líderes consagrados tienen necesidades.
- Los líderes consagrados están armados.
- Los líderes consagrados son seguidores.
- Los líderes consagrados son jóvenes (con frecuencia).
- Los líderes consagrados tendrán éxito.
- Los líderes consagrados exaltan a Jesús.

Tener fe en Dios nos ayudará a ver más allá de lo obvio.
Para ti, 
¿Qué tan importantes son las opiniones de los otros?
¿Eres alguien que sigue a la multitud, o puedes analizar las cosas y tomar decisiones independientemente de los demás?

El Señor te está llamando hoy a grandes conquistas, derribando los gigantes que nos alejan de su promesa.

Cuántos quieren aceptar esta invitación y decirle: Aquí estoy Señor, hazme un siervo esforzado y valiente!

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