¡Hola, amigo! ¡Hola, amiga! Es un placer estar aquí para iniciar una semana especial. Los mensajes fueron preparados pensando en usted y creo que estos temas cambiarán su vida para mejor. Estoy seguro de que el tema de hoy será una bendición para usted, para mí y para nuestra familia. Quiero que usted me escuche, no solo con sus oídos, sino también, y principalmente, con su corazón.
Imagine que está caminando en una playa y ve una frase escrita en la arena: “En el principio Dios creó los cielos y la Tierra”. Entonces, se aproxima un surfista bromista y dice: “esas palabras aparecieron allí en la arena”. ¿Aceptaría esa explicación? ¿Y si le dijera que las olas golpearon contra la playa, y el viento sopló sobre los granos de arena hasta organizarlos de aquella forma? ¿Todavía no lo creería? ¿Y si, al final, le dijera que eso ocurrió durante millones de años? ¿Ayudaría?
Es claro que no aceptamos una historia de esas. ¿Sabe por qué? Porque intuitivamente sabemos que la información depende de una fuente informante. La información no surge de la nada.
Y, si una frase escrita en la arena nos lleva a esa conclusión, ¿qué podemos decir de la tremenda cantidad de información contenida en el código de la vida, el ADN?
El núcleo de una ameba, por ejemplo, tiene tanta información que daría para llenar una enciclopedia. Y, si fuese impreso como listas telefónicas, ¡el genoma humano formaría una pila de volúmenes de cerca de 170 metros de altura! ¡Olvide la frase en la arena, pues esto es mucho más complicado!
La complejidad de la vida apunta hacia un diseño, que a su vez, apunta hacia un Diseñador.
Es exactamente eso lo que Pablo escribe en Romanos 1:19 y 20. Dios es el creador de la vida, y nadie mejor que Él para decirnos cómo funciona nuestro cuerpo de la manera más adecuada.
La buena noticia es que Él nos dejó un verdadero manual de instrucciones en la Santa Biblia.
Curiosamente, los ocho consejos principales del Fabricante (que algunos los llaman “remedios naturales”) están delineados desde el comienzo, en el primer libro de las Escrituras, el Génesis. Si fueran seguidas, pueden traer salud física, mental y espiritual.
TOME AGUA
“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2).
El cuerpo humano está formado por el 70% de agua. Por lo tanto, queda claro que reponer constantemente el agua que perdemos es una actitud que representa salud y longevidad. El agua limpia el organismo y elimina las impurezas de la sangre. No tomar agua frecuentemente deja al cuerpo vulnerable a inflamaciones e infecciones, principalmente de los riñones y vías urinarias. En promedio, se recomiendan ocho vasos al día, entre las comidas, evitando ingerir líquido con la comida.
TOMAR SOL
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).
Los rayos solares ejercen múltiples efectos sobre el cuerpo humano. Ayudan a combatir bacterias y otros microorganismos. La acción antiséptica es producida por los rayos ultravioletas. Si la dosis de radiación solar que la piel recibe fuera conveniente, todos los procesos vitales serán estimulados por la luz visible, así como por los rayos infrarojos y ultravioletas, que no pueden ser vistos. La luz solar ayuda a sintetizar la vitamina D en las células de la piel. Esa vitamina favorece la asimilación del calcio ingerido con los alimentos, contribuyendo decisivamente en la formación de un buen estado de los huesos.
RESPIRE PROFUNDO
“E hizo Dios la expansión [atmósfera], [...] Y llamó Dios a la expansión Cielos” (Génesis 1:7-8).
Cuando respiramos con regularidad, calma y profundamente, además de irrigar el cerebro, el aire llega a todas partes en los pulmones, haciendo que la sangre también circule adecuadamente por ellas. Hay también un aumento de resistencia local a infecciones de las vías respiratorias (laringe, tráquea y bronquios); las mucosidades retenidas en las vías respiratorias se movilizan y salen mediante la expectoración o tos; aumenta la resistencia a infecciones; mejora el rendimiento intelectual y reduce la irritabilidad.
ALIMÉNTESE BIEN
“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer” (Gen 1:29).
La mejor forma de ingerir los alimentos es en su estado más natural posible. Lo ideal es que al menos el 50% de la comida sean alimentos crudos. Prefiera alimentos integrales, altamente nutritivos y ricos en fibra, capaces de reducir la exposición a agentes cancerígenos debido a su capacidad de regular el funcionamiento intestinal. Los alimentos muy procesados, grasas animales y grasas trans, azúcar, sal y cereales refinados traen muchos perjuicios a la salud, generando obesidad, cáncer, diabetes y disminución de resistencia inmunológica. Embutidos y refrescos son parte de una larga lista de productos que se ha comprobado que hacen mal al organismo.
HAGA EJERCICIO
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15).
El ejercicio físico libera una cascada de neuroquímicos y factores de crecimiento que pueden revertir el proceso de desgaste de las conexiones entre las neuronas, ayudando a sustentar la infraestructura cerebral. Eso contribuye hasta para la capacidad de aprendizaje.
El ejercicio físico libera endorfinas y llevan una sensación de bienestar; mantienen el humor bajo control; a largo plazo, reduce la frecuencia cardíaca de reposo, aliviando el corazón; facilita la acción de la insulina y la circulación periférica, tratando la diabetes tipo 2; mejora la imagen de uno mismo; reducen la tasa de triglicéridos; favorece el buen descanso. De hecho, la lista de los beneficios es mucho más extensa.
DESCANSE
“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3).
No sacrifique sus preciosas horas de sueño en actividades que lo dejarán aún más tenso. Reserve el séptimo día de la semana como especial para reposos físico, mental y espiritual. Aproveche los feriados para estar con sus hijos. Ese periodo debe ser sagrado para la familia. La vida pasa, los hijos crecen, envejecemos y morimos, y el trabajo permanece.
PRACTIQUE EL DOMINIO PROPIO
“De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;” (Génesis 2:16-17).
La resistencia a la compulsión comienza con el ejercicio del dominio propio, lo que puede definirse en una palabra: temperancia, que significa la abstinencia de todo lo que es perjudicial y el uso equilibrado de todo lo que es bueno.
CONFÍE EN DIOS
Además de ser una actitud positiva para el futuro y fuente de salud mental, la esperanza es una cualidad íntimamente relacionada con la fe religiosa. La mayoría de las religiones está fundamentada en la esperanza o cuenta con un fuerte componente de ella. Para el creyente, la esperanza es un don de Dios que relaciona el pasado con el presente y el futuro, hasta ofrecer un final feliz definitivo.
La esperanza cristiana tiene como punto culminante la vuelta de Jesús (Tito 2:13) y anima a la persona que cree pues ella sabe que un día resucitará para la salvación eterna (1 Tesalonicenses 4:13,16).
El primer paso para tener esa esperanza en el corazón consiste en depositar nuestra confianza en Dios. El general Naamán lo aprendió de un modo peculiar:
LLAMADO
Dios nos ama incondicionalmente y por eso desea que seamos saludables y felices. ¿Por qué no seguir sus consejos y así disfrutar de una vida plena? ¿Por qué dejar para después decisiones que pueden costar nuestra salud, familia y principalmente, la vida eterna? Haga su compromiso con Dios de comenzar un proceso de cambio de vida y, con certeza, ¡Él lo bendecirá y lo fortalecerá en sus elecciones!
Permítame decirle: Usted es muy especial para Jesús pues, delante de él, todos somos iguales. Dios tiene un lindo plan para su vida. Mientras yo hablo con usted, Jesús está aquí a nuestro lado, tomando su mano. Él quiere conducir sus pasos a partir de ahora; por eso, no tenga miedo de tomar una decisión, Dios le dará fuerzas. Hoy es el día de comenzar una nueva etapa en la vida; es hora de comenzar a escribir su nueva historia. Ponga a los pies de Jesús todas sus angustias, comience hoy una nueva vida, sepulte todo lo pasado y comience ahora una caminata de victorias. ¿Quiere eso para su vida? ¿Quiere que ore por usted? Entonces escuche esta bella canción y voy a orar por usted.
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