EXPLORA
Juan 1:35-42
EL PUNTO PRINCIPAL: Para descubrir quién es realmente Jesús, debemos abrir nuestra mente y explorar mientras le abrimos nuestro corazón a Dios.
En contacto
Di: Esta noche vamos a pasar más tiempo en grupos de 8 a 12 personas. Estos grupos nos dan la oportunidad de juntarnos y hablar acerca de algunas preguntas y estudiar la Biblia (se debe dejar tiempo para la organización de los grupos.) Ahora, ya dentro de los grupos, reúnete con 2 o tres personas de tu mismo sexo y pregúntense unos a otros: “¿Hubo algo en la reunión de anoche que fue más relevante para ti? ¿Por qué se quedó fijo en tu mente? ¿Estás de acuerdo con ello, o no? ¿Trataste de cumplir con el desafío de fe?” Escucha con atención mientras cada uno recuerda lo que se dijo anoche.
Vinculación
Pide a la congregación que se quede en sus grupos de dos a tres personas
Di: ¿Has deseado alguna vez saber todo lo posible acerca de una persona en particular? Tal vez esa persona era figura famosa o un nuevo compañero de escuela. ¿Qué te hizo interesarte en esa persona? ¿Qué tuviste que hacer para saber cómo era en realidad? ¿Se lo preguntaste a otros? ¿Trataste de juntarte tú mismo con esa persona? Discutan esto en el grupo por algunos minutos.
Después de conceder algunos minutos para la discusión, pide a uno o dos voluntarios que expresen cómo trataron de conocer a ese alguien.
Piensa en esto: ¿Cuáles son algunas similitudes y diferencias entre explorar el carácter de una persona y explorar el carácter de Jesús? ¿Adoptamos las opiniones de otras personas acerca de él, como propias, o vamos e investigamos más acerca de él nosotros mismos? ¿Qué nos hace querer investigarlo?
Introducción
La mujer estaba parada junto a su mesa llena de folletos y propaganda, invitando en alta voz a los transeúntes que pasaban: “¿Conoces a Jesús? ¿Qué es Dios para ti? ¿Tienes sed de la verdad? ¡Ven, prueba y ve que el Señor es bueno!”
Un hombre que pasaba apresuradamente vio de reojo hacia la mesa. La mujer aprovechó de inmediato esta oportunidad y acercándose a él directamente, le dijo: “Perdone, señor, ¿le gustaría saber más acerca de Dios para saber quién es él realmente?”
El hombre la escuchó por un momento, antes de replicar: “No, tengo mejores cosas qué hacer en vez de sentarme a leer toda esa literatura”.
“Pero no es eso simplemente, señor, es más bien toda una búsqueda amplia para descubrir la verdad acerca de Dios.”
Él se cruzó de brazos y frunció los labios: “De hecho, realmente no me importa nada acerca de esas cosas. Tal vez Dios existe, tal vez nos ama; tal vez no; o tal vez no hay un Dios y estamos solos en este universo”. Se encogió de hombros y siguió diciendo: “De todas maneras, a mí no me importa. Yo tengo mi propia vida de qué preocuparme y no veo ningún valor en ir en busca de nociones abstractas acerca de deidades. Ahora bien, si me permite, tengo muchas cosas que hacer”.
La mujer se sintió frustrada al darse cuenta de que no había modo de persuadir a ese hombre de la importancia de buscar a Dios. Al alejarse el hombre, la mujer se puso a observar al resto de la gente que pasaba por la calle. ¿Cuántos de ellos serían como ese hombre, seguros y contentos con el estatus quo de su propia vida? ¿O cuántos creían que ya tenían la verdad completa y ni siquiera contemplaban ninguna otra posibilidad? Oró entonces silenciosamente porque todos ellos pudieran dar el primer paso y explorar acerca de quién es realmente Dios.
Mensaje
La Biblia habla mucho acerca de exploración y de exploradores, desde una mujer que está buscando una simple moneda, hasta unos israelitas explorando un nuevo territorio. ¡Ustedes también pueden ser exploradores! Jesús quiere que vayamos en su búsqueda y lleguemos a conocerlo mejor. La Palabra de Dios nos da una serie de ejemplos de personas explorando quién era ese Jesús.
Un sencillo testimonio personal puede ser todo lo que se necesita para encender la llama de la necesidad de explorar a Jesús. Esto fue todo lo que se necesitó para que dos de los discípulos de Juan el Bautista concluyeran que tenían la necesidad de explorar al Hijo de Dios.
Lee Juan 1: 35 – 39. Antes de esos versículos, encontramos a Juan el Bautista predicando acerca del Mesías próximo a venir y de cómo quitaba los pecados del mundo. Juan estaba prácticamente dando un emocionante testimonio personal acerca de lo que sabía acerca de Jesús al haberlo explorado. Sus discípulos oyeron el testimonio y la posibilidad de que fuera verdad llamó su atención y lo hizo grabarse en su mente mientras pensaban y meditaban en aquello que Juan proclamaba. Así que para cuando vino Jesús, ya se había despertado su curiosidad e inmediatamente lo siguieron tratando de aprender más acerca de él.
A algunas personas les lleva un tiempo explorar a Jesús, pero el paso inicial se realiza en un abrir y cerrar de ojos. A Simón Pedro le ocurrió así. Lee Juan 1: 40 al 32. El anuncio de Andrés: “Hemos hallado al Mesías”, seguramente resonó en su corazón como para estar dispuesto a ser guiado a Jesús. Andrés no lo sabía, pero había encendido una pequeña, pero segura chispa que inspiraría a Pedro a salir a explorar quién era realmente Jesús.
Los hechos no siempre persuaden a una persona a explorar a Jesús en un nivel más profundo. El siguiente pasaje bíblico es un buen ejemplo de ello -un grupo de personas, los fariseos, a los cuales los hechos no hicieron cambiar su corazón y mente. En Juan 9: 1 al 34, Jesús se encuentra caminando con sus discípulos un buen sábado de tarde, cuando observan a un hombre que era ciego de nacimiento. Jesús escupe en el suelo, hace lodo con la saliva, lo unta en los ojos del ciego y luego le dice que vaya a lavarse en el estanque de Siloé. El hombre hace lo que se le indica ¡y su vista es restaurada! Casi todos los presentes se maravillan y asombran, pero los fariseos no se emocionan con ese hecho. Acusan a Jesús de quebrantar la ley por sanar en el día sábado. Interrogan al hombre que era ciego y también a sus padres, pero las respuestas que reciben no coinciden con sus ideas preconcebidas, así que se rehúsan a creer en Jesús.
Cuando exploramos, las opiniones de otras personas pueden tener una gran influencia sobre nosotros. En Mateo 16: 13 -16, Jesús les pregunta a sus discípulos qué piensan los demás de él; pero no se detiene ahí. Les pregunta entonces quién piensan ellos personalmente que es él. Sin dudar un instante, Simón Pedro contesta: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”.
La gente de hoy debe llegar a ser más como Pedro en este aspecto. Pedro había estado explorando a Jesús. Lo había explorado tanto, que ahora se sentía cómodo con lo que creía, independientemente de la opinión de los demás. Habiendo procurado saber tanto acerca de Jesús, Pedro había descubierto que Jesús era el verdadero Dios y Mesías.
No es demasiado difícil comenzar a explorar quién es Jesús. Como dice Elena G. White en su libro El Camino a Cristo: “Dios nunca nos exige que creamos sin darnos suficiente evidencia sobre la cual fundar nuestra fe. Su existencia, su carácter, la veracidad de su Palabra, todas estas cosas están establecidas por abundantes testimonios que apelan a nuestra razón. Sin embargo, Dios no ha quitado toda posibilidad de dudar. Nuestra fe debe reposar sobre evidencias, no sobre demostraciones. Los que quieran dudar tendrán oportunidad de hacerlo, al paso que los que realmente deseen conocer la verdad encontrarán abundante evidencia sobre la cual basar su fe” (CC 105). Lee ahora lo que Jesús dijo de sí mismo en Lucas 11: 9 y 10: Si nos disponemos a ver y de hecho buscamos y exploramos, se nos garantiza que encontraremos a Jesús y su verdadero carácter. Lee Jeremías 29: 12 y 13. A fin de encontrar lo que estamos buscando, debemos buscarlo de todo corazón; debemos querer hacerlo más que cualquier otra cosa.
La exploración nunca comienza mientras estemos sentados sin hacer nada –tienes que dar el primer paso. Primero debes elegir dedicarte a descubrir la verdad acerca de Jesús. Entonces debes decidir lo que vas a hacer después. ¿Incluirá tu plan la incorporación de estudios bíblicos que te ayuden a profundizar tu conocimiento de Cristo, o enfocará la atención en aprender a simplemente sentarte a escuchar a Jesús? Puedes también pasar mucho tiempo simplemente hablando con Jesús a través de la oración. ¿De qué otra manera vas a conocer mejor a Jesús si no pasas tiempo con él? El primer pequeño paso anterior de Pedro para seguir a Jesús, lo llevó a proclamar con confianza que Jesús era el Hijo del Dios viviente. ¡Qué transformación! ¡Imagínate! ¡Y es también posible para ti!
Discusión en grupos pequeños
Regresa a los grupos pequeños de dos o tres personas en que estabas al comienzo, para comentar sobre las siguientes preguntas:
¿Qué tal si…tuvieras que abandonar todo a fin de explorar a Jesús?
Desafío de fe
Examina esta noche la forma cómo ves a Dios. ¿Cuál es tu percepción con respecto a lo que es realmente la verdad? Toma entonces tiempo para explorar quién es Dios realmente. Obviamente, tu exploración te va a llevar mucho más que una noche, pero comienza ahora tu jornada buscando sinceramente a Dios en su Palabra, la Biblia.
El convertirse en discípulo de Jesús –abandonando todo por seguirle a él- puede ser una dura jornada. Así que no te apresures a decir sí todavía. Esta noche, toma por lo menos la decisión de no decirle no a Jesús, tómalo como un tiempo para abrir su Palabra y abrir tu mente y tu corazón a la posibilidad de que Dios te muestre algo más allá de lo que estás acostumbrado a ver.
Para finalizar
Dentro de los minigrupos de 2 a 3 personas, pueden presentarse peticiones de oración y orar por ello y unos por otros. Oren también por el desafío de fe de esta noche y pidan a Dios que bendiga a cada persona en su tarea de explorarlo.
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