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Cristo en el Crisol - En el Crisol con Cristo

“Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Siempre que analizamos el tema del sufrimiento, se suscita la pregunta: ¿Cómo surgieron el pecado y el sufrimiento? Por revelación divina, tenemos buenas respuestas: Surgieron porque hubo seres libres que abusaron de la libertad que Dios les había dado. Esto lleva a otra pregunta: ¿Sabía Dios de antemano que estos seres caerían? Sí, pero obviamente pensó que, como escribió C. S. Lewis, “valía la pena correr el riesgo”. ¿Vale la pena correr el riesgo? ¿Para quién? ¿Para nosotros, mientras Dios está en el cielo, sentado en su Trono? No exactamente. La libertad de todas sus criaturas inteligentes era tan sagrada que, en lugar de negarnos esa libertad, Dios decidió asumir la peor parte del sufrimiento causado por nuestro abuso de esa libertad. Y vemos este sufrimiento en la vida y la muerte de Jesús, quien, al sufrir en nuestra ca

Como Gedeon, cambien el mundo - Conquistadores

 TEXTO BÍBLICO: JUECES 6:12 (NVI) “Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: "Jehová está contigo, varón esforzado y valiente".  INTRODUCCIÓN  Buen día a todos los Conquistadores, líderes, padres y a todos nuestros hermanos y hermanas presentes. Es una alegría celebrar el 72º aniversario del Club de Conquistadores con más de dos millones de Conquistadores en el mundo, recibiendo el desafío de cambiar el mundo. Sin embargo, a veces podemos preguntarnos: ¿Cómo voy a cambiar el mundo si no sé qué hacer? Probablemente ustedes o sus padres ya oyeron la expresión “mi oración no pasa del techo”. El pastor Alejandro Bullón, que era Conquistador y sirvió como departamental para el Ministerio de los Jóvenes y Conquistadores por más de quince años, escribió en su libro “Conocer a Jesús es todo” que le preguntó a su profesor por qué sus oraciones no pasaban del techo. El profesor respondió que orara al aire libre. Parece una broma, ¿no? Inmediatamente el profesor le dijo que a vece

Morir como una semilla - En el Crisol con Cristo

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:24).  La ilustración de Jesús de un grano de trigo que muere es una analogía fascinante de nuestra sumisión a la voluntad de Dios.  1. Cae. El grano que cae de la espiga no tiene ningún control sobre dónde o cómo caerá al suelo. No tiene control sobre el suelo que lo rodea y que luego lo cubrirá.  2. Espera. Mientras el grano permanece en la tierra, no sabe qué le deparará el futuro. No puede “imaginarse” cómo será la vida en el futuro, porque es solo un grano de trigo.  3. Muere. El grano, probablemente, no podrá convertirse en espiga a menos que abandone su situación cómoda y segura como grano. Debe “morir”; es decir, debe renunciar a lo que siempre ha sido antes, una semilla, para poder transformarse en una planta que produzca frutos.  Si sabemos que la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarla? ¿Qué ejemplo

Aguardar en el Crisol - En el Crisol con Cristo

“Mas el fruto del Espíritu es [...] paciencia” (Gál. 5:22). Los científicos hicieron un experimento con niños de cuatro años… y malvaviscos. Un científico le dijo a cada niño que podía comer un malvavisco. Ahora bien, si el niño esperaba hasta que el científico regresara de una diligencia, le daría dos. Algunos de los niños llevaron el malvavisco a la boca en cuanto el científico se fue; otros esperaron. Se registraron las diferencias. A continuación, los científicos hicieron un seguimiento de estos niños hasta la adolescencia. Los que habían esperado resultaron tener mejor adaptación, ser mejores estudiantes y más seguros de sí mismos que los que no esperaron. Al parecer, la paciencia indicaba algo mayor, algo importante en el carácter humano. Por ende, no es de extrañar que el Señor nos aconseje que la cultivemos. "La vida de sus hijos ha de revelar amor, mansedumbre y tolerancia. La tolerancia nos permite soportar… muchas cosas, sin que tratemos de vengarnos por palabra o acció

Templanza en el Crisol - En el Crisol con Cristo

“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat. 5:5). ¿Por qué muchas veces equiparamos la mansedumbre y la humildad con la debilidad? Mientras que los imperios y los reinos de la tierra se construyeron sobre valores como la audacia, el poder y la conquista militar, la religión de Dios se construye y se conquista con mansedumbre, amor y gracia. Sin embargo, la mansedumbre no significa que él sea débil. La mansedumbre es un rasgo esencial del carácter de Dios y su manera de relacionarse con el universo y con nosotros los pecadores. No escuchamos que se utilice mucho la palabra manso, excepto tal vez cuando leemos sobre Moisés o estudiamos las Bienaventuranzas. Tampoco es difícil descubrir por qué. La mansedumbre se define como “soportar el agravio con paciencia y sin resentimiento”. No es de extrañar que no escuchemos mucho al respecto; difícilmente es un rasgo respetable en la cultura actual. A veces, la Biblia traduce esta palabra como “humilde”. Nueva