"¡Regocíjense en el Señor siempre! Repito: ¡Regocíjense!" (Filipenses 4:4).
Un pastor adventista encarcelado por cargos falsos pasó casi dos años entre rejas. Aunque al principio estaba muy perplejo, se dio cuenta de que la prisión era el campo misionero que Dios le había dado. Cuando sus compañeros se enteraron de que era pastor, le pidieron que predicara. Lo hizo, y también compartió literatura. Incluso bautizó a varios reclusos y dirigió servicios de Santa Cena. «A veces era difícil ejercer el ministerio en la cárcel, pero también había alegría, sobre todo cuando veías que las oraciones eran escuchadas y las vidas cambiaban», admitió.
Pablo escribió Filipenses y Colosenses desde la cárcel (ver Filipenses 1:7; Colosenses 4:3). De hecho, en la misma Filipos, después de que Pablo y Silas fueran acusados injustamente, el carcelero «les aseguró los pies en el cepo» (Hechos 16:24). A medianoche, «oraban y cantaban himnos a Dios; y los presos los oían» (Hechos 16:25). Verdaderamente sabían «regocijarse siempre».
Hoy analizaremos las circunstancias que enfrentó Pablo. Él vio un propósito más grande para lo que le sucedió, y nosotros también podemos aprender de su ejemplo al enfrentar las pruebas.
I. PABLO, EL PRISIONERO DE JESUCRISTO
Las cartas de Filipenses y Colosenses son conocidas como las epístolas de la prisión, pues fueron escritas mientras Pablo estaba preso (las otras cartas de la prisión son Efesios y Filemón). La mayoría de los comentaristas cree que fueron escritas mientras Pablo estaba en Roma, entre los años 60 y 62 d. C. (ver Hechos 28:16).
"Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles" Efesios 3:1
"Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro". Filemón 1:1.
¿Qué importancia tiene la forma en que Pablo describe su encarcelamiento?
Pablo había entregado su vida al servicio de Jesucristo. Si ese servicio incluía ser prisionero, estaba preparado para ello. El apóstol se describe a sí mismo como «embajador en cadenas» (Efesios 6:20). Había estado en viajes misioneros, levantando iglesias y entrenando obreros para el Señor. Podría haberse preguntado: «¿Por qué estoy aquí cuando podría hacer mucho más sin estas cadenas?». Pablo también fue encarcelado más tarde, cuando escribió 2 Timoteo, que es considerada una epístola pastoral. Así que, al menos cinco libros del Nuevo Testamento fueron escritos mientras estaba en prisión.
En ninguna de las epístolas de la prisión Pablo menciona exactamente dónde estuvo encarcelado; por ello, algunos han sugerido Éfeso o Cesarea. Pero no hay evidencias bíblicas de que Pablo haya estado privado de la libertad en Éfeso. Cesarea parecería más probable, excepto por el hecho de que no hay registro de ninguna amenaza evidente a la vida de Pablo en esa ciudad. Sin embargo, esa amenaza ya existía cuando escribió Filipenses (ver Filipenses 1:20; 2:17).
"Así, aunque aparentemente ajeno a la labor activa, Pablo ejerció más amplia y duradera influencia que si hubiese podido viajar libremente de iglesia en iglesia como en años anteriores. Como preso del Señor, era objeto del más profundo afecto de parte de sus hermanos; y sus palabras, escritas por quien estaba en cautiverio por la causa de Cristo, imponían mayor atención y respeto que cuando él estaba personalmente con ellos. Hasta que Pablo les fue quitado, los creyentes no se dieron cuenta de cuán pesadas eran las cargas que había soportado por ellos. En otros tiempos se habían excusado en gran parte de las responsabilidades porque les faltaba su sabiduría, tacto e indomable energía; pero ahora, abandonados a su inexperiencia para aprender las lecciones que habían rehuído, apreciaron sus amonestaciones, consejos e instrucciones como no los habían estimado durante su obra personal. Al informarse de su valentía y fe durante su largo encarcelamiento, fueron estimulados a una mayor fidelidad y celo en la causa de Cristo". (HAp, 362, 363).
Esta epístola contiene algunas pistas acerca del lugar donde Pablo se encontraba en el momento de su encarcelamiento.
1. Había un pretorio. Esto puede referirse a la residencia oficial de un gobernador provincial –como la de Jerusalén, donde Jesús fue interrogado por Pilato (Mateo 27:27; Juan 18: 33), o como la de Cesarea, donde Pablo fue encarcelado (Hechos 23:35)–, pero Pablo utiliza claramente este término no como una referencia a un lugar, sino en relación con ciertas personas. Dice que «toda la guardia pretoriana» se familiarizó con el evangelio (Filipenses 1:13, LBLA). Esta guardia estaba integrada por hasta catorce mil soldados seleccionados que protegían al emperador y custodiaban a los prisioneros.
2. Pablo también envía saludos de los creyentes de «la casa del César» (Filipenses 4:22). Esto indica que Pablo estaba prisionero en Roma y en contacto con los que servían a la casa imperial.
¿Cómo podemos aprender a extraer lo mejor de cualquier situación difícil en la que nos encontremos? ¿Por qué no siempre es fácil hacerlo?
II. PABLO ENCADENADO
Pablo menciona varios encarcelamientos durante su permanencia en Macedonia (2 Corintios 6:5; 7:5; 11:23). El primer caso registrado ocurrió en Filipos (Hechos 16:16-24). Más tarde fue encarcelado brevemente en Jerusalén antes de ser trasladado a la prisión de Cesarea.
En otro texto, Pablo dice que estaba «en prisión» (Filemon 1:10, 13). Aunque estaba bajo arresto domiciliario en Roma, era acompañado por un soldado romano de élite. Ignacio de Antioquía, un cristiano de principios del siglo II que estuvo en una condición semejante, describió a los soldados romanos como «bestias salvajes […] que cuanto más amablemente se los trata peor se comportan» (Epístola a los Romanos 5.1).
"Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida". 2 Corintios 4:7-12.
¿Qué revela este pasaje acerca de cómo pudo Pablo soportar las pruebas a las que se enfrentó? ¿Cuál era el centro de su vida?
Por muy difícil que fuera su vida, Pablo era capaz de ver el lado bueno de las cosas, y eso le daba valor para soportar la tensión. A pesar de que Satanás lo hacía objeto de sus más feroces ataques, Pablo sabía que no estaba desamparado.
"No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; 4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; 5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; 6 en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, 7 en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra". 2 Corintios 6:3-7.
¿De qué recursos espirituales disponía Pablo para afrontar estas dificultades?
A menudo, podemos caer en la tentación de mirar nuestras circunstancias, nuestras debilidades o nuestros fracasos pasados, y desanimarnos. En momentos como esos necesitamos recordar los numerosos recursos que Dios ha provisto para nuestro éxito en la lucha contra el mal. Uno de los más importantes es la Biblia misma, «la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15), porque en ella podemos aprender de los errores de otros y cómo estas personas obtuvieron la victoria. Además, el Espíritu Santo «hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia» (DTG, 641).
¿Cómo podemos presentarnos siempre «en todo como ministros de Dios» (2 Corintios 6:4)? ¿Qué significa esto?
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