"Acuérdense de sus dirigentes que les hablaron la palabra de Dios; consideren el resultado de su vida e imiten su fe" (Hebreos 13:7).
Todo padre sabe que los hijos aprenden con el ejemplo. De allí que muchos progenitores se sienten preocupados al ver que sus pequeños imitan sus malos rasgos de carácter en lugar de los buenos. Cualquiera sea nuestra edad, nos resulta más fácil obrar mal que hacer lo bueno. Eso es parte de lo que significa ser seres caídos. «Porque no hago lo que quiero sino lo que aborrezco» (Romanos 7:15). ¿Quién no se sentiría identificado con esto?
Desde que nacemos, los seres humanos somos moldeados por el poder del ejemplo. Aprendemos a hacer las cosas más básicas de la vida, como caminar, hablar y expresar nuestras emociones, imitando a quienes tenemos más cerca. Cuando ya somos adultos, seguimos necesitando modelos y, aunque no sean perfectos, podemos admirar y emular aquellos rasgos espirituales que los convirtieron en gigantes de la fe.
Esta semana profundizaremos en los ejemplos personales de dos gigantes de la fe que aparecen en el libro que estamos estudiando: Caleb y Josué. ¿Por qué se destacaron en medio de su generación y desempeñaron un papel clave en la vida del pueblo de Dios durante uno de los períodos más cruciales de la historia de Israel?
Analiza el poder de la presión grupal y el valor que se necesita para hablar cuando otros no lo hacen. ¿Cuál es el papel de la valentía en la práctica de nuestra fe? ¿Cómo podemos evitar ser groseros mientras defendemos lo que creemos que es correcto?
I. FIDELIDAD
Lee Números 13:6, 30-32 y Josué 14:6, 14. ¿Quién era Caleb? ¿Qué posición ocupaba en el pueblo de Israel?
El nombre de Caleb proviene de la palabra hebrea keleb («perro»), que aparece en el Antiguo Testamento siempre en un contexto negativo. Sin embargo, keleb se utiliza en cartas e himnos extra bíblicos para expresar el valor, la tenacidad y la fidelidad de un siervo a su amo. En este sentido, Caleb fue fiel a su nombre, demostrando a lo largo de su vida una lealtad inquebrantable a su Señor.
¿Qué dice de Caleb el hecho de que estuviera dispuesto a decir lo que pensaba a pesar de que la mayoría de los espías tenían una opinión completamente diferente y de que el pueblo de Israel lo amenazara de muerte? Ver Números 14:6-10, 21-25; 26:65; 32:12.
Consideremos estos importantes líderes israelitas contemporáneos de Josué y Caleb: Samúa, Safat, Igal, Palti, Gadiel, Gadi, Amiel, Setur, Nahbi y Geuel. ¿Te resultan familiares estos nombres? Probablemente no.
¿Por qué? Porque son los nombres de los otros diez espías enviados por Moisés para explorar la tierra de Canaán. Fueron olvidados porque sus nombres no eran dignos de ser recordados. El informe que trajeron describía la Tierra Prometida como imposible de conquistar. Se veían a sí mismos como langostas en comparación con los gigantes que habitaban algunas zonas de la región. En consecuencia, sus corazones se derritieron de temor ante los muros «inexpugnables» de las ciudades fortificadas de Canaán.
Caleb, el mayor de los dos espías que trajeron un informe positivo, tomó la iniciativa al presentar otra opción: la actitud de fe. Estaba dispuesto a defender lo que sabía que era correcto a pesar de la oposición, incluso ante la posibilidad de morir: «Entonces la multitud habló de apedrearlos» (Números 14:10).
¿Qué hacer cuando la mayoría de quienes te rodean parece tener una opinión diferente y contraria a tus convicciones más profundas?
II. DAME ESE MONTE
Lee Josué 14:6-14; Números 14:24; 32: 12 y Deuteronomio 1:36. ¿Cómo describirías la actitud de Caleb y Josué? ¿Qué significa seguir plenamente al Señor?
Caleb nunca olvidó la promesa que el Señor le había hecho por medio de Moisés: que entraría en la tierra que habían pisado sus pies (Números 14:24). Cuarenta años después, se refirió a su propio informe acerca de la tierra afirmando: «Di la noticia como lo sentí en mi corazón» (Josué 14:7). Su informe se basaba en su certeza de que Israel sería capaz de conquistar la tierra con la guía y la ayuda de Dios.
En contraste con el informe de los otros diez espías, que inspiraron temor entre los israelitas, Caleb manifestó una confianza y un compromiso sincero con la promesa del Señor. La frase hebrea traducida como «yo cumplí siguiendo al Señor» (Josué 14:8) significa literalmente «estaba lleno tras el Señor», y es probablemente una forma abreviada de un modismo más extenso: «Mi corazón estaba lleno siguiendo al Señor» o «Llené mi corazón para caminar tras el Señor». A diferencia de otros que caminaban tras dioses extraños y no seguían plenamente al Señor, el corazón de Caleb estaba totalmente consagrado a Dios.
Esta se repite posteriormente dos veces para enfatizar la fidelidad de Caleb (Josué 14:9, 14). Su propia descripción está en armonía con lo que el Señor mismo llamó «otro espíritu» (Números 14:24), que distinguía a Caleb de los otros diez espías. Incluso a la edad de 85 años, seguía siendo un ejemplo de lo que el Señor puede lograr a través de personas cuyos corazones están totalmente dedicados a él y a su causa.
Caleb comprendió que el territorio que cada tribu llegaría a poseer era directamente proporcional a la medida en que se atrevieran a reclamar las promesas del Señor y a la cantidad de tierra que estuvieran dispuestos a pisar por fe. Las promesas de Dios no se cumplen automáticamente; es decir, no se hacen realidad independientemente de nuestra voluntad. Por el contrario, requieren fe acompañada de acción decidida. El término hebreo ‘ulay, traducido como «tal vez» (Josué 14:12, LBLA), puede expresar temor y duda, pero normalmente denota esperanza y la anticipación de que algo positivo ocurrirá (Génesis 16:2; Números 22:6, 11; 23:3).
¿Qué «pequeñas» concesiones o transigencias pueden impedirnos seguir plenamente al Señor?
III. EL PODER DEL EJEMPLO
Lee Josué 15:16-19 y Jueces 1:13; 3:7-11. ¿Qué te dice esta historia acerca del poder del ejemplo? ¿Cómo se reprodujo la actitud de Caleb en la generación más joven?
En este pasaje, Caleb ofrece a Axa, su hija, en matrimonio a quien conquiste Debir. Otoniel conquistó la ciudad y recibió a Axa por esposa. Esta historia es importante porque revela una vez más el valor, la fe y la disposición de Caleb para afrontar desafíos.
También muestra que la siguiente generación de israelitas siguió el ejemplo de estos gigantes de la fe, Caleb y Josué. A medida que la generación mayor concluía su ministerio, una nueva generación estaba dispuesta a afrontar los desafíos y a seguir cumpliendo el plan de Dios para Israel.
Alentada por su marido, Axa muestra la misma fe y resolución que su padre cuando le pidió a Josué: «Dame la región montañosa» (LBLA). Con su determinación y audacia, Axa continúa la línea del ejemplo de Caleb en el cumplimiento de la promesa de poseer la tierra.
De hecho, la tierra era un regalo de Dios para Israel, pero este debía tomar posesión de ella reclamando las promesas del Señor con fe y valentía. La determinación de Axa prefigura la perseverancia de las mujeres que, según los Evangelios, no se dejaron intimidar por la multitud ni por los discípulos y no se rindieron hasta recibir la bendición de Jesús para ellas y sus Familias. El ejemplo de una fe genuina y valiente puede encender la llama del liderazgo en las nuevas generaciones.
Lee 2 Timoteo 1:5-7. ¿Qué principios sobre la transmisión de la fe y el fortalecimiento del liderazgo joven se destacan aquí?
Entregar la antorcha de la fe a la siguiente generación es crucial para el cumplimiento de la misión que Dios nos ha encomendado. Piensa en los desafíos que supone transmitir la fe a la próxima generación y en las oportunidades que tienen los jóvenes de asumir más responsabilidades en la causa de Dios. ¿Qué podemos hacer a fin de facilitar ese proceso y formar a los jóvenes para que asuman un liderazgo consagrado? ¿Hasta qué punto es crucial nuestro ejemplo para que eso resulte posible?
Comparte en tu clase ejemplos de fe de algunos integrantes de tu iglesia o comunidad que hayan moldeado tu vida y tu carácter. ¿Cuáles son los rasgos de estas personas que vale la pena imitar?
Piensa y dialoga con los miembros de tu clase acerca de la influencia que los medios de comunicación tienen en nuestra vida. ¿Cómo podemos evitar su efecto negativo y, al mismo tiempo, aprovechar su potencial para los buenos propósitos?
IV. UN HÉROE HUMILDE
Las listas de nombres de lugares que constituían los puntos de referencia en los límites de los territorios asignados a las tribus de Israel se completan con el informe de la asignación de tierras a Caleb y Josué, los dos héroes de la misión de reconocimiento previo. Caleb fue el primero en recibir su parte del territorio, mientras que Josué recibió la suya en último lugar, después de distribuir la tierra entre las tribus de Israel. Ahora era el momento de que el pueblo de Israel entregara a Josué la parte que le correspondía.
Lee Josué 19:49-51. ¿Qué implica el hecho de que el gran líder de Israel, quien repartió la tierra, recibiera su herencia en último lugar?
Josué recibió la ciudad de Timnath-serah, nombre compuesto por dos palabras. La primera, Timnath, deriva del verbo manah («contar» o «asignar») y significa «porción» o «territorio». La segunda palabra deriva tal vez del verbo hebreo seraj, que significa «exceso» o «sobrante» (comparar con Éxodo 26:12). El nombre de la ciudad de Josué puede traducirse como «la porción sobrante» o «el territorio restante».
El nombre de la ciudad que Josué eligió de entre lo que quedaba da testimonio de su noble carácter como líder de Israel. En primer lugar, esperó hasta que todo el pueblo recibiera su parte. Luego, no eligió como herencia uno de los territorios densamente poblados ni las ciudades más impresionantes, sino una ciudad modesta, o tal vez las ruinas de ella, para reconstruirla con arduo trabajo (comparar con Josué 19:50).
Además, Timnath-serah estaba situada cerca de Silo, en las inmediaciones del Santuario, lo que demuestra dónde estaban las prioridades de Josué y hacia dónde se dirigía su corazón. Ciertamente, después de que la recién nacida nación de Israel fue conducida a la Tierra Prometida y el territorio correspondiente a cada tribu y familia quedó asegurado con la ayuda de Dios, no habría habido objeción a la demanda de Josué de una herencia más significativa. Sin embargo, él se contentó con vivir una vida sencilla centrada en lo más importante, encarnando así la oración expresada más tarde por David: «Una sola cosa he demandado al Señor, esta buscaré: que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor e inquirir en su templo» (Salmos 27:4).
¿Qué lecciones puedes aprender de la actitud de Josué y cómo podrías aplicarla a ti mismo ahora?
Reflexiona más acerca de la humildad de Josué como líder y su deseo de vivir cerca del Santuario. ¿De qué manera te habla su ejemplo?
V. TRANSFORMADOS POR LA CONTEMPLACIÓN
Contemplar el ejemplo de vida de los grandes héroes de la fe es esencial para nuestro crecimiento espiritual. Al mismo tiempo, nuestro ejemplo supremo es Jesucristo: su vida y sus enseñanzas. ¿Cómo nos transforma el hecho de enfocarnos en la vida de Jesús? Ver Hebreos 12:1, 2; 2 Corintios 3:18.
Marco Iacoboni, científico de la Universidad de California, en Los Ángeles, Estados Unidos, investigó la función de las neuronas espejo. Estos pequeños circuitos celulares se activan cuando realizamos una determinada acción, como reír o abrazar a alguien, y también cuando observamos a otra persona realizando esa misma acción. La actividad de estas neuronas reduce la distinción entre observar algo y hacerlo.
Elena G. de White habla de la importancia de contemplar el carácter de Jesús: «Mirando a Jesús obtenemos vislumbres más claras y distintas de Dios, y por la contemplación somos transformados. La bondad, el amor por nuestros semejantes, llega a ser nuestro instinto natural. Desarrollamos un carácter que será la copia del carácter divino. Creciendo a su semejanza, ampliamos nuestra capacidad de conocer a Dios. Entramos cada vez en mayor relación con el mundo celestial, y llegamos a poseer un poder creciente para recibir las riquezas del conocimiento y la sabiduría de la eternidad» (Elena G. de White, Palabras de vida del gran Maestro, p. 292).
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". Romanos 12:1, 2.
¿Qué dos procesos tienen propósitos opuestos en nuestra vida? ¿Cómo podemos estar seguros de que damos espacio al correcto?
En el capítulo resumen de su epístola a los Romanos, el apóstol Pablo habla de dos fuerzas antagónicas que intentan moldear nuestras vidas. Por un lado, el mundo circundante trata de forzarnos cada día a amoldarnos a él mediante sus diversas influencias, efectuando en nosotros una transformación que actúa desde el exterior hacia el interior.
Para contrarrestar este impacto, el Espíritu Santo es capaz de transformarnos actuando desde nuestro interior, de un modo similar a como una oruga se convierte en una hermosa mariposa. Pero para que ese proceso ocurra, necesitamos consagrarnos a Dios y pedirle que continúe la buena obra que ha comenzado en nosotros (Filipenses 1:6). Para ello, debemos decidir cada momento vivir de acuerdo con el Espíritu.
CONCLUSIÓN
"La fe de Caleb era en esa época la misma que tenía cuando su testimonio contradijo el informe desfavorable de los espías. Él había creído en la promesa de Dios, de que pondría a su pueblo en posesión de la tierra de Canaán, y en esto había seguido fielmente al Señor. Había sobrellevado con su pueblo la larga peregrinación por el desierto, y compartido las desilusiones y las cargas de los culpables; no obstante, no se quejó de eso, sino que ensalzó la misericordia de Dios que le había guardado en el desierto cuando sus hermanos eran eliminados. En medio de las penurias, los peligros y las plagas de las peregrinaciones en el desierto, durante los años de guerra desde que entraron en Canaán, el Señor le había guardado; y ahora que tenía más de 80 años su vigor no había disminuido. No pidió una tierra ya conquistada, sino el sitio que por sobre todos los demás los espías habían considerado imposible de subyugar. Con la ayuda de Dios, quería arrebatar aquella fortaleza de manos de los mismos gigantes cuyo poder había hecho tambalear la fe de Israel. Al hacer su petición no fue movido Caleb por el deseo de conseguir honores o engrandecimiento. El valiente y viejo guerrero deseaba dar al pueblo un ejemplo que honrara a Dios, y alentar a las tribus para que subyugaran completamente la tierra que sus padres habían considerado inconquistable" (PP, 489, 490).
«Fue la fe de Caleb en Dios lo que le dio valor, lo mantuvo alejado del temor humano y lo capacitó para mantenerse firme y valiente en defensa de lo correcto. De igual manera, al confiar en el mismo poder del poderoso General de los ejércitos celestiales, todo verdadero soldado de la cruz puede recibir fortaleza y valor para vencer los obstáculos que parecen insuperables» (Elena G. de White, «How to Meet Trial and Difficulty», Review and Herald, 30 de mayo de 1912, p. 4).
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