“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que su Padre que está en los cielos perdone también sus ofensas” (Marcos 11:25).
Hemos llegado al crucial ministerio de Jesús en Jerusalén. Marcos 2 y 3 registran cinco controversias entre Jesús y los líderes religiosos (ver la lección 3). En la lección de esta semana, cuando Jesús llega a Jerusalén, protagoniza seis controversias con los dirigentes religiosos.
Estas dos series de controversias actúan como paréntesis, una al comienzo y otra al final del ministerio terrenal de Jesús. Cada serie tiene que ver con asuntos importantes para la vida cristiana. Las instrucciones de Jesús, aun en estas situaciones polémicas, orientan a los creyentes tanto en asuntos fundamentales de la fe como en cuestiones prácticas de la vida cotidiana.
Los líderes religiosos acuden a confrontar, tratar de confundir y derrotar a Jesús, pero sin éxito. Analizaremos precisamente qué hace que las personas se opongan a Dios y, a su vez, considerará qué pueden hacer los cristianos para superar los prejuicios y hablar al corazón de quienes resisten el llamado del Espíritu.
"Durante su ministerio, persiguiéronle siempre hombres astutos e hipócritas que procuraban su muerte. Seguíanle espías que acechaban sus palabras, para encontrar algo contra él. Los intelectos más sutiles e ilustrados de la nación procuraban derrotarle en controversias. Pero nunca pudieron aventajarle. Tuvieron que dejar la lid, confundidos y avergonzados por el humilde Maestro de Galilea. La enseñanza de Cristo tenía una lozanía y un poder como nunca hasta entonces conocieron los hombres. Hasta sus mismos enemigos hubieron de confesar: “Nunca ha hablado hombre así como este hombre”. Juan 7:46" (MC, 33).
En Marcos 11, el ministerio de Jesús tendrá lugar en Jerusalén durante la Pascua (marzo-abril). Marcos 11 al 16 cubre poco más de una semana (mientras que los diez capítulos anteriores cubren un período de casi tres años y medio); la velocidad narrativa ha disminuido marcadamente. Los primeros diez capítulos cubren aproximadamente tres años y medio. Esta desaceleración apunta a la importancia de estas escenas finales, son las más cruciales del relato.
Existe una doble trama en este relato: La voluntad del hombre contra la voluntad de Dios. Pero la voluntad de Dios triunfa cuando Jesús es crucificado, llevado al sepulcro y resucitado. Así, Jesús nos ofrece la copa de la bendición en vez de la copa del sufrimiento. La voluntad de Dios alcanza su punto culminante en la cruz y confirma la eficacia del sacrificio de Cristo en la resurrección.
I. LA ENTRADA TRIUNFAL
"Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, 2 y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. 3 Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. 4 Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. 5 Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? 6 Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. 7 Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. 8 También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. 9 Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! 10 ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! 11 Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce". Marcos 11:1-11.
"Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. 10 Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra". Zacarías 9:9, 10.
¿Qué está sucediendo aquí?
La mitad de esta historia se refiere al envío de dos discípulos, por parte de Jesús, a un poblado cercano para buscar un asno en el que él entraría a Jerusalén. ¿Por qué se dedica tanto tiempo a este relato?
La respuesta es doble.
Primero, porque demuestra las capacidades proféticas de Jesús, exaltando así la dignidad de su arribo y vinculándolo a la voluntad de Dios.
Segundo, este aspecto de la historia establece una conexión con Zacarías 9:9, 10, que describe al rey entrando en Jerusalén montado sobre un burro. También es reminiscente de la entrada de Salomón en Jerusalén sobre un asno (1 Reyes 1:32-48), cuando Adonías trató de usurpar el trono y David ordenó que Salomón fuera inmediatamente coronado.
La ilustre Jerusalén recibe al Mesías sin grandes fanfarrias por parte de sus líderes religiosos y de la gente culta de la nación. Jesús llega sobre un borriquillo. No es reconocido como rey por quienes juzgan su aspecto exterior.
“Quinientos años antes del nacimiento de Cristo, el profeta Zacarías predijo así la venida del Rey de Israel. Esta profecía se iba a cumplir ahora. El que siempre había rechazado los honores reales iba a entrar en Jerusalén como el prometido heredero del trono de David” (DTG, 537).
"En ocasiones anteriores, Jesús había viajado siempre a pie, y los discípulos se extrañaban al principio de que decidiese ahora ir cabalgando. Pero la esperanza nació en sus corazones al pensar gozosos que estaba por entrar en la capital para proclamarse rey y hacer valer su autoridad real. Mientras cumplían su diligencia, comunicaron sus brillantes esperanzas a los amigos de Jesús y, despertando hasta lo sumo la expectativa del pueblo, la excitación se extendió lejos y cerca". (DTG, 523).
"La multitud le aclamó como Mesías, como su Rey. Jesús aceptaba ahora el homenaje que nunca antes había permitido que se le rindiera, y los discípulos recibieron esto como una prueba de que se realizarían sus gozosas esperanzas y le verían establecerse en el trono. La multitud estaba convencida de que la hora de su emancipación estaba cerca. En su imaginación, veía a los ejércitos romanos expulsados de Jerusalén, y a Israel convertido una vez más en nación independiente. Todos estaban felices y alborozados; competían unos con otros por rendirle homenaje... Eran incapaces de presentarle dones costosos, pero extendían sus mantos como alfombra en su camino... No podían encabezar la procesión triunfal con estandartes reales, pero esparcían palmas, emblema natural de victoria, y las agitaban en alto con sonoras aclamaciones y hosannas". (DTG, 524).
Jerusalén está ubicada en una región de varias colinas, a una altitud de unos 740 metros. En los días de Jesús, su población era de entre 40.000 y 50.000 personas, no mucho para los estándares modernos. Pero, en el imperio romano de la época, representaba una ciudad de segundo nivel, solo inferior a Roma, Alejandría y Éfeso. pero ese número aumentaba en ocasión de la Pascua. La ciudad cubría una superficie de unos 125 kilómetros cuadrados, pero el monte sobre el que se erigía el Templo ocupaba casi 18 de esos kilómetros. El hermoso complejo del Templo dominaba la ciudad. En el lado sur del templo estaba el Pórtico Real, una columnata o galería sostenida por cuatro filas de 162 enormes pilares. La circunferencia de cada uno de ellos equivalía a tres hombres con los brazos extendidos y las manos entrelazadas. Al norte y al oeste del templo también había galerías cubiertas cada una con dos filas de pilares. La del este conocida como el Pórtico de Salomón. Al norte se encontraba con la fortaleza Antonia, donde estaban acuarteladas las tropas romanas, listas para sofocar cualquier disturbio en el monte del templo. El monte del templo era realmente impresionante.
Jesús entró por el este: descendió por el Monte de los Olivos e ingresó en la ciudad probablemente por la Puerta Dorada (actualmente tapiada) en dirección al Monte del Templo. La ciudad entera se vio agitada por la llegada de Jesús, pues todos se daban cuenta de la relevancia de su acción simbólica. La multitud que acompañaba a Jesús gritaba hosanna, un término cuyo significado original era “salva ahora”, pero que luego llegó a tener el sentido de “gloria a Dios”.
El tiempo del secreto, de la confidencialidad en la que Jesús había insistido a lo largo del Evangelio de Marcos, ha terminado. Ahora Jesús entra en la ciudad mediante una bien conocida acción simbólica vinculada a la realeza. Ingresa al Templo, pero por cuanto es tarde, simplemente mira alrededor y parte luego a Betania con los doce discípulos. Lo que pudo haber terminado en una revuelta concluye, en cambio, con su serena salida de allí. Pero el día siguiente sería diferente.
La acción de montar sobre un asno sugiere humildad. ¿Por qué es ese un rasgo tan importante, especialmente para los cristianos? ¿Hay algo de que podamos enorgullecernos a la luz de la Cruz?
II. UN ÁRBOL MALDITO Y UN TEMPLO PURIFICADO
"Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. 13 Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. 14 Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. 15 Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 16 y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. 17 Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. 18 Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. 19 Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad. 20 Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. 23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas". Marcos 11:12-26.
¿Cuál es el significado de los eventos descritos aquí?
En la mañana, mientras venía de Betania, a unos tres kilómetros de Jerusalén, Jesús sintió hambre. Al ver una higuera frondosa, se dirigió a ella para encontrar tal vez algún fruto temprano. Esta acción no habría sido considerada un hurto, puesto que, según la legislación del Antiguo Testamento, uno podía comer del campo o el huerto de un vecino para satisfacer su apetito (Levítico 19:9, 10; 23:22; Deuteronomio 23:25). Pero no encontró fruto, y dijo al árbol: “Nunca más coma nadie fruto de ti” (Marcos 11:14). Aquello era una acción atípica y extraña de parte de Jesús ¿Qué significa esto?
Lo que sucede inmediatamente es más impactante aún.
Lo que sucede luego tuvo lugar, probablemente, en el atrio de los gentiles, donde tenía lugar la venta de animales para los sacrificios (una novedad implementada poco antes por Caifás). Jesús expulsa a los vendedores para restaurar el culto reverente.
Para destacar el significado de esta acción, el relato gira en torno a la entrada de Jesús en el templo. La palabra traducida aquí como templo es 'hieron', y se refiere a todo el complejo del monte del templo, no al edificio en sí (naos en griego). Jesús expulsa a los que compran y venden en el recinto del templo. Es probable que esto ocurriera en la zona del pórtico real, al sur del templo, donde tenían libre acceso tanto los judíos como los gentiles. Mas cerca del edificio del templo había un muro bajo con inscripciones que advertían a los gentiles que no siguieran adelante so pena de muerte.
Jesús vincula dos pasajes del Antiguo Testamento en su dura reprimenda contra el profano tráfico. Insiste en que el Templo debe ser una casa de oración para todos los pueblos (Isaías 56:7), incluyendo enfáticamente a los gentiles. Luego dice que los líderes han convertido el Templo en una cueva de ladrones (Jeremías 7:11).
"Los negociantes pedían precios exorbitantes por los animales que vendían, y compartían sus ganancias con lo sacerdotes y los gobernantes, quienes se enriquecían así a expensas del pueblo". DTG, 129.
Al mismo tiempo sabemos que "todo varón israelita debía pagar un impuesto anual de medio shekel para el templo... Los debates sobre los que hacían las autoridades del templo con el excedente de dinero sugieren que las finanzas eran totalmente turbias" (David Instone-Brewer, 'Temple and Priesthood, en The world of the New Testament, 203).
Marcos 11:18 centra la atención de sus lectores en los sacerdotes, los dirigentes de los servicios del templo y los escribas, y en cómo 'buscaban la manera de matarlo'. Que triste resulta que hayan sido los líderes religiosos quienes dieran inicio al complot para dar muerte a Jesús. En lugar de escuchar el mensaje, quieren que el mensajero desaparezca.
"Los atrios del templo de Jerusalén, llenos del tumulto de un tráfico profano, representaban con demasiada exactitud el templo del corazón, contaminado por la presencia de pasiones sensuales y de los pensamientos profanos. Al limpiar el templo de los compradores y los vendedores mundanales, Jesús anunció su misión de limpiar el corazón de la contaminación del pecado, de los deseos terrenales, de las concupiscencias egoístas, de los malos hábitos que corrompen el alma" DTG, 132.
Más tarde, al final de esta asombrosa jornada, Jesús abandona la ciudad junto con sus discípulos (Marcos 11:19).
Su acción es una afrenta directa contra los que estaban a cargo del sistema del Templo. Comienzan a enviar grupos para enfrentarlo.
A la mañana siguiente, al ir nuevamente a la ciudad (ver Marcos 11:20-26), los discípulos se asombran al ver la higuera marchita de raíz. Jesús imparte una lección acerca de la oración y el perdón como parte de su explicación acerca de lo ocurrido. ¿Qué significa todo esto?
Estos dos relatos constituyen la cuarta historia sándwich del Evangelio de Marcos (ver la lección 3). En las historias de ese tipo, se emplea la ironía que se dramatiza mediante personajes paralelos que realizan acciones opuestas o mediante personajes opuestos que realizan acciones paralelas. En esta historia, la higuera y el Templo están en paralelo. Jesús maldice la higuera, pero purifica el Templo, dos acciones opuestas. Pero la ironía consiste en que los dirigentes religiosos se complotarán ahora para matar a Jesús, y esa acción significará el fin de los servicios del Templo, los cuales hallaron su cumplimiento en Jesús. La muerte de Jesús pondrá fin a la razón de ser de los sacrificios en el templo y presagiará la destrucción del edificio mismo.
"Este ritual había sido instituido por Cristo mismo. En todas sus partes, era un símbolo de él; y había estado lleno de vitalidad y hermosura espiritual. Pero los judíos perdieron la vida espiritual de sus ceremonias, y se aferraron a las formas muertas. Confiaban en los sacrificios y en los ritos mismos, en vez de confiar en aquel a quien estos señalaban. A fin de reemplazar lo que habían perdido, los sacerdotes y los rabinos multiplicaron los requerimiento de su invención; y cuanto más rígidos se volvían, tanto menos del amor de Dios manifestaban. Medían su santidad por la multitud de sus ceremonias, mientras que su corazón estaba lleno de orgullo e hipocresía". DTG, 21.
"Los mismos sacerdotes que servían en el templo habían perdido de vista el significado del servicio que cumplían. Habían dejado de mirar más allá del símbolo, a lo que significaba. Al presentar las ofrendas de los sacrificios eran como actores de una pieza de teatro. Los ritos que Dios mismo había ordenado eran trocados en medios de cegar la mente y endurecer el corazón. Dios no podía hacer ya más para el hombre por medio de ellos. Todo el sistema debía ser desechado". DTG, 36.
"Declara la Palabra de Dios: “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Romanos 3:23. “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Romanos 3:12. Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter. Sin embargo, cuán fatalmente fracasan cuando no alcanzan la norma divina y, por sí mismos, no pueden hacer frente a los requerimientos de Dios. Podemos medirnos a nosotros por nosotros mismos, podemos compararnos entre nosotros mismos; quizá digamos que nos portamos tan bien como este o aquél, pero la pregunta por la que se demandará una respuesta en el juicio es: ¿Llenamos los requisitos de las demandas del alto cielo? ¿Alcanzamos la norma divina? ¿Están en armonía nuestros corazones con el Dios del cielo? (1MS, 376, 377).
¿Cómo podría aplicarse ese principio hoy a nuestra iglesia? ¿Cómo debería ocurrir una limpieza tal?
¿Qué cosas de tu vida necesitan ser limpiadas por Jesús? ¿Cómo ocurre esto?
III. ¿QUIÉN DIJO QUE PODÍAS HACER ESO?
"Volvieron entonces a Jerusalén; y andando él por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28 y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio autoridad para hacer estas cosas? 29 Jesús, respondiendo, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas. 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme. 31 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 32 ¿Y si decimos, de los hombres…? Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta. 33 Así que, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas". Marcos 11:27-33.
¿Qué desafío plantearon los líderes religiosos a Jesús y cómo respondió él?
Un día después de que Jesús limpió el Templo, los líderes religiosos lo confrontan en sus atrios y le preguntan con qué autoridad había actuado el día anterior. Dirigieron preguntas a Jesús por malicia. No pretenden escuchar la verdad, sino entramparlo. No esperan una respuesta, sino entramparlo sobre la base de lo que él responda. Solo querían contender con él, en lugar de arrepentirse de su orgullo y dureza de corazón. Si dice que su autoridad proviene de Dios, ellos negarán que un simple carpintero de pueblo tenga tal autoridad. Si él dice que su autoridad es humana, lo despreciarán como a un tonto. Jesús les contestó con otra pregunta y evitó así, darles una respuesta directa.
Pero Jesús es más sagaz que ellos, percibe la trampa y les dice que contestará su pregunta si ellos responden primero una suya. Lo que les pregunta es si el bautismo de Juan el Bautista provenía de Dios o de los hombres. Ellos se dan cuenta al instante, aunque demasiado tarde, de que son ellos quienes han sido entrampados ya que cualquier respuesta que den los pondrá en problemas. Si admiten que ese bautismo provenía de Dios, Jesús les dirá: “¿Por qué no le creyeron?” Si dicen que fue una iniciativa humana, temen la reacción de la gente. Así que, ante este dilema, mienten y responden que no saben. Esto da a Jesús la oportunidad de rehusarse a contestar la pregunta de ellos.
Pero Jesús no ha terminado, cuenta entonces la extraña parábola de los labradores.
"Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. 2 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de estos del fruto de la viña. 3 Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. 4 Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. 5 Volvió a enviar otro, y a este mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. 6 Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. 7 Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. 8 Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña. 9 ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros. 10 ¿Ni aun esta escritura habéis leído:
La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo;
11 El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
12 Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron". Marcos 12:1-12.
¿Cómo continuó Jesús su negativa a responder, y con qué efecto?
Jesús presenta una parábola acerca de una viña, un propietario y arrendatarios a quienes el dueño alquila el campo. La historia que Jesús narra tiene grandes similitudes con la parábola de la viña en Isaías 5, donde Dios presenta una acusación contra el Israel infiel. Cualquiera habría reconocido el paralelo, especialmente los líderes religiosos.
La historia se desarrolla de una manera muy inusual, dado que los arrendatarios se niegan a entregar el fruto de la viña al propietario. En lugar de ello, maltratan y matan a los siervos que él envía. Finalmente, el dueño envía a su amado hijo, a quien espera que ellos respeten. Pero no ocurre eso. Razonan, en cambio –y extrañamente– que, si matan al hijo, la viña les pertenecerá. Su descabellado razonamiento es sorprendente, y la sentencia que se les impondrá está justificada. Claramente los labradores representaban a los líderes religiosos judíos; el originador de la viña es Dios, el hijo amado es Jesús, el hijo de Dios.
Cristo confirma la perfidia de ellos mediante las siguientes palabras: 'Y prendiéndolo, lo mataron y echaron su cuerpo fuera de la viña' (Marcos 12:8)
Lo que Jesús estaba haciendo en esta historia era dirigir a los líderes religiosos una solemne advertencia acerca del desenlace de su conducta. Vista desde esta perspectiva, su parábola es un amoroso preaviso. Aún no es muy tarde para que cambien y eviten un juicio seguro. Algunos de ellos se arrepentirán, cambiarán y aceptarán a Jesús. Pero otros, no hacen caso de la advertencia y optan por continuar con su complot para darle muerte.
Con la muerte de Cristo, todo el sistema del tabernáculo llegó a su fin. Todos sus emblemas apuntaban a Jesús. Además, el remanente fiel de Israel continuaría la misión.
William L. Lane explica el funesto destino de Israel con las siguientes palabras: "En el escenario de la parábola, la consecuencia inevitable del rechazo del hijo era un juicio decisivo y catastrófico. Esto señala el significado crítico del rechazo de Juan y de Jesús, que tan prominentemente se aprecia en Marcos 11:27 al 12:12, pues se trata del rechazo de Dios. Sin declarar su propia filiación trascendente. Jesús da a entender claramente que el Sanedrín ha rechazado al último mensajero de Dios y que ello acarrerá un desastre. La sagrada confianza depositada originalmente en el pueblo elegido será transferida al nuevo Israel de Dios" (The gospel according to Mark. Grand Rapids:Eerdmans, 1974, T2, 419).
IV. DEBERES TERRENALES Y RESULTADOS CELESTIALES
"Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra. 14 Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos? 15 Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea. 16 Ellos se la trajeron; y les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Ellos le dijeron: De César. 17 Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él. 18 Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: 19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 20 Hubo siete hermanos; el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia. 21 Y el segundo se casó con ella, y murió, y tampoco dejó descendencia; y el tercero, de la misma manera. 22 Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de todos murió también la mujer. 23 En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 24 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? 25 Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. 26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis". Marcos 12:13-27.
¿Qué está ocurriendo aquí y qué verdades enseña Jesús?
Parece que los líderes religiosos reconocen quien es Jesús y la autoridad de sus enseñanzas. Sin embargo, no están dispuestos a seguirlo y formar parte de su reino.
¿Cómo es posible que alguien reconozca la autoridad de Jesús y al mismo tiempo lo rechace?
Los líderes religiosos estaban tratando de sorprender a Jesús en algo que pudieran usar para condenarlo ante el gobernador romano o ante el pueblo. En el caso de esta controversia, la cuestión giraba en torno al pago de impuestos. En esa época y lugar, negarse a pagar los impuestos podía ser interpretado como un acto de rebelión contra el Gobierno romano, un delito grave.
¿Debemos pagar o no?
La respuesta de Jesús es brillante. 'Dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios' lo puso a salvo de una trampa, pero también significó una profunda lección sobre la responsabilidad del creyente hacia el Gobierno. Jesús “declaró que, ya que estaban viviendo bajo la protección del poder romano, debían dar a ese poder el apoyo que exigía mientras no estuviese en conflicto con un deber superior. Pero, mientras se sujetasen pacíficamente a las leyes del país, debían en toda oportunidad tributar su primera fidelidad a Dios” (DTG, 568).
¿Dónde se encuentra la línea apropiada de separación entre la Iglesia y el Estado?
Muchos cristianos se han preguntado a lo largo de los años cómo deben relacionarse con los gobiernos terrenales, sobre todo con los que se apartan del temor del Señor. La perspectiva bíblica es que Dios establece los gobiernos y los depone. Debemos respetar a las autoridades bajo las que vivimos y pagar los impuestos que nos corresponden.
Lo que viene luego es una pregunta acerca de la resurrección de los muertos.
Los saduceos eran un grupo sacerdotal que aceptaba solo los cinco libros de Moisés como Escritura. No creían en la resurrección de los muertos. El escenario que presentaron a Jesús fue probablemente hipotético, y tenía que ver con siete hermanos y una mujer. De acuerdo con la ley de Moisés, a fin de preservar la propiedad dentro de la familia, cuando un hombre moría sin dejar descendientes, su hermano debía casarse con la viuda, y el primogénito resultante de esa unión era considerado legalmente como hijo del difunto (Deuteronomio 25:5-10). Así, intentan desacreditar la resurrección, que promovería en este caso la inmoralidad.
Procurando desacreditar la doctrina de la resurrección, los saduceos proponen aquí un dilema moral: ¿De cuál de los hermanos será esposa la mujer cuando ocurra la resurrección?
Jesús echa por tierra la hipocresía de ellos y contrarresta el argumento de ellos en dos pasos, haciendo referencia a las Escrituras y al poder de Dios.
Primero, describe el poder de Dios en la resurrección e indica que la institución del matrimonio ya no existirá en el Cielo. Cristo afirma que cuando los muertos resuciten, ni se casarán, ni serán dados en matrimonio.
a. Afirma rotundamente que los muertos resucitarán.
b. Señala que quienes resuciten no se casarán. En esa sociedad patrilineal, Jesús se dirige a laacción del hombre de buscar una mujer para casarse con ella.
c. Descarta la idea de nuevos matrimonios en el cielo. 'Dar en matrimonio' era la acción que realizaba el padre de la novia al aceptar el matrimonio de su hija, y eso no ocurrirá en el cielo.
Pero ¿Qué acerca de los matrimonios existentes?
Jesús no aborda esta cuestión, aunque en el contexto de su argumento parece claramente afirmar que. no habrá matrimonios en el cielo. Esta afirmación ha suscitado muchas preguntas acerca de nuestra felicidad en el cielo, preguntas que solo hallarán respuestas tras el regreso de Jesús. Pero una cosa es cierta, nuestra relaciones en el cielo cumplirán y superarán nuestra expectativas. Podemos confiar en que Dios cuidará de nosotros pues sabe qué nos hará felices.
Segundo, defiende la doctrina de la resurrección apelando a Éxodo 3, donde Dios dice que es Dios de Abrahán, Isaac y Jacob. Jesús da a entender que los patriarcas volverán a vivir en virtud de la resurrección; esto significa que Dios los resucitará; ellos no pueden permanecer muertos si Dios es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, quienes están, por ahora, muertos.
"En ningún pasaje de las Santas Escrituras se encuentra declaración alguna de que los justos reciban su recompensa y los malos su castigo en el momento de la muerte. Los patriarcas y los profetas no dieron tal seguridad. Cristo y sus apóstoles no la mencionaron siquiera. La Biblia enseña a las claras que los muertos no van inmediatamente al cielo. Se les representa como si estuvieran durmiendo hasta el día de la resurrección. 1 Tesalonicenses 4:14; Job 14:10-12. El día mismo en que se corta el cordón de plata y se quiebra el tazón de oro (Eclesiastés 12:6), perecen los pensamientos de los hombres. Los que bajan a la tumba permanecen en el silencio. Nada saben de lo que se hace bajo el sol. Job 14:21. ¡Descanso bendito para los exhaustos justos! Largo o corto, el tiempo no les parecerá más que un momento. Duermen hasta que la trompeta de Dios los despierte para entrar en una gloriosa inmortalidad (CS, 537).
¿Por qué la doctrina de la resurrección es tan central para nuestra fe, especialmente al considerar el estado de los muertos?
A lo largo de los evangelios, Jesús se refiere una y otra vez a las Escrituras y a cómo deben cumplirse. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán centrales son ellas para la vida de la fe?
¿Por qué debemos rechazar fervientemente todo intento de rebajar la autoridad de las Escrituras, especialmente la idea de que ellas son meramente las ideas de las personas acerca de quién es Dios y de cómo obra?
Si alguien te preguntara si conoces el poder de Dios, ¿qué le responderías y por qué?
V. EL MANDAMIENTO MÁS IMPORTANTE
"Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. 32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; 33 y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. 34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle". Marcos 12:28-34.
¿Qué profunda pregunta hizo el escriba amigable, y cuál fue la doble respuesta de Jesús?
Hasta este punto del Evangelio de Marcos, la mayoría de los líderes religiosos, con pocas excepciones, son antagónicos a Jesús. Esto es particularmente cierto en el caso de Jerusalén, donde Jesús ha confrontado al liderazgo acerca de la adoración en el Templo, algo que se encuentra en el corazón mismo del judaísmo. Por lo tanto, el hecho de que un escriba escuchara las disputas y apreciara las respuestas de Jesús demuestra honestidad y valentía frente a la animosidad prevaleciente contra él. Habría sido más fácil simplemente permanecer en un segundo plano y solo observar, aun simpatizando con Jesús. Pero este hombre no hace eso.
El escriba penetra hasta el corazón mismo de la religión con su pregunta acerca de cuál de los mandamientos es el más importante. Jesús responde con simplicidad y claridad citando la Shemá, la confesión de fe del judaísmo tomada de Deuteronomio 6:4 y 5. El más importante de los mandamientos, dice Jesús, es amar a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas; es decir, con la totalidad del ser. Jesús concede un extra al escriba al mencionar el segundo mandamiento en orden de importancia: cita nuevamente el Antiguo Testamento, esta vez Levítico 19:18. Este mandamiento consiste en amar al prójimo como a uno mismo.
La gente se pregunta a veces cómo es posible exigir el amor. El contexto cultural del mandato que aparece en Deuteronomio ayuda a esclarecer esto. Ese lenguaje es tomado de los antiguos pactos o tratados entre partes, y el término traducido como “amor” se refiere al hecho de ser fiel a los requerimientos convenidos en el acuerdo, cumpliéndolos fielmente. Por lo tanto, aunque no se descarta el afecto profundo entre las partes, ese término está mucho más centrado en las acciones que demuestran esa lealtad.
El escriba fue honesto y apreció la claridad y la simplicidad de la respuesta de Jesús, reconociéndolas a viva voz. Uno puede imaginar los ceños fruncidos de los otros líderes religiosos puesto que el escriba honesto afirma que la respuesta de Jesús es válida, algo que ninguno de ellos estuvo dispuesto a hacer. Jesús también expresó su reconocimiento hacia el escriba por su respuesta honesta al decirle que no estaba lejos del Reino de Dios. No estar lejos no significaba estar dentro. Lo que el escriba todavía necesitaba era reconocer quién era Jesús y seguirlo, un paso adicional en el camino de la fe.
¿Cómo aprendemos a amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos?
¿Por qué es la Cruz la clave para obedecer estos mandamientos?
CONCLUSIÓN
Lee los capítulos “Un pueblo condenado”, “Cristo purifica de nuevo el Templo” y “Controversias” en el libro El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, pp. 547-576.
"Las teorías y especulaciones humanas nunca conducirán a una comprensión de la Palabra de Dios. Aquellos que suponen que entienden de filosofía piensan que sus explicaciones son necesarias para abrir los tesoros del conocimiento e impedir que las herejías se introduzcan en la iglesia. Pero son estas explicaciones las que han introducido falsas teorías y herejías... Los sacerdotes y los fariseos pensaban estar haciendo grandes cosas como maestros, colocando sus propias interpretaciones por sobre la Palabra de Dios; pero Cristo dijo de ellos: “No sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios”. Marcos 12:24. Los declaró culpables de enseñar “como doctrinas mandamientos de hombres”. Marcos 7:7. Aunque ellos eran los maestros de los oráculos divinos, aunque se suponía que entendían la Palabra, no eran hacedores de la misma. Satanás había cegado sus ojos, de tal manera que no viesen su verdadera importancia". (PVGM, 81, 82).
"Pero ellos [los dirigentes judíos] no lo querían recibir. Mientras pretendían guardar la ley, la invalidaban mediante sus acciones. Aunque tenían ojos, no veían debido a la ignorancia que había en ellos por la dureza de su corazón. La impureza de sus corazones, las costumbres contaminadoras de sus vidas, su egoísmo, su envidia, sus celos, sus malas sospechas, su transgresión de la ley de Dios mientras pretendían guardarla, continuamente daban testimonio de su carácter. Al árbol se lo conoce por sus frutos. Cristo desenmascaró su verdadero carácter". (CDCD, 273).
“El acto de Cristo de maldecir el árbol que con su propio poder había creado se destaca como una amonestación a todas las iglesias y a todos los cristianos. Nadie puede vivir la Ley de Dios sin servir a otros. Pero son muchos los que no viven la vida misericordiosa y abnegada de Cristo. Algunos de los que se creen excelentes cristianos no entienden lo que constituye servir a Dios. Planifican y estudian para agradarse a sí mismos. Solo obran con respecto al yo. Para ellos, el tiempo solo tiene valor en la medida que les permite juntar para sí. Este es su objetivo en todos los asuntos de la vida. No obran para otros, sino para sí mismos. Dios los creó para vivir en un mundo donde debe realizarse un servicio abnegado. Los designó para ayudar a sus semejantes de toda manera posible. Pero el yo es tan enorme que no pueden ver otra cosa. No están en contacto con la humanidad. Los que así viven para el yo son como la higuera, que tenía mucha apariencia pero no llevaba fruto. Observan las formas del culto, pero sin arrepentimiento ni fe. Profesan honrar la Ley de Dios, pero les falta obediencia. Dicen, pero no hacen. En la sentencia pronunciada sobre la higuera, Cristo demostró cuán abominable es a sus ojos esa vana pretensión. Declaró que quien peca abiertamente es menos culpable que quien profesa servir a Dios pero no lleva fruto para su gloria” (DTG, 550, 551).
Comentarios
Publicar un comentario