“Pero Jesús no le permitió, sino que le dijo: ‘Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo y cómo tuvo compasión de ti’ ” (Marcos 5:19).
El ministerio de Jesús estuvo centrado mayormente en Galilea, especialmente en el lago, de aproximadamente 21 kilómetros de largo y 13 de ancho, y en sus alrededores. El lago de Galilea es el cuerpo de agua más grande de la zona y el centro de la vida de quienes habitaban cerca. Es la mayor masa de agua dulce de Palestina. Se halla 212 metros bajo el nivel del mar. Desemboca en el mar muerto, el cual está a 400 metros bajo el nivel del mar.
Marcos 4 termina con Jesús y sus discípulos cruzando el lago de Galilea. Se levanta entonces una tormenta que Jesús calma hablando al viento y a las olas. Marcos 6 termina con una escena similar, pero esta vez con Jesús caminando sobre el agua hacia sus discípulos, que estaban en el bote. Entre ambas escenas en el agua, hay numerosos milagros que Jesús hizo en tierra y la primera actividad misionera de sus discípulos. Esas historias son el tema de estudio de esta semana.
La característica general de estas historias dramáticas consiste en permitir que el lector vea quién es Jesús. Él es aquel que puede calmar una tormenta, restaurar a un endemoniado, sanar a una mujer que simplemente toca su manto, resucitar a una niña, predicar en su propio pueblo, enviar a sus discípulos a una misión evangelizadora, alimentar a cinco mil personas con unos pocos panes y peces, y caminar sobre el agua. Increíbles demostraciones de poder que acercan a sus discípulos a la comprensión de que él es el Hijo de Dios.
I. CALMANDO UNA TORMENTA
Lee Marcos 4:35 al 41. ¿Qué ocurre en esta historia y qué lecciones podemos aprender en ella acerca de quién es Jesús?
Al comienzo de Marcos 4, Jesús se sube a un bote para enseñar a la multitud que estaba en la playa. En Marcos 4:10 al 12, parece haber descendido del bote y ahora conversar con los discípulos en privado. Ahora, tras un largo día de instrucción, los discípulos toman consigo a Jesús en el bote “como estaba” (vers. 36); es decir, muy cansado. Él se duerme inmediatamente sobre una superficie mullida que estaba tal vez en la popa del barco. Una gran tormenta se desata en el lago, y el bote corre peligro de naufragar cuando los discípulos despiertan a Jesús, quien drásticamente ordena al viento y a las olas que cesen. Una gran calma se apodera del lago. Es comprensible que los discípulos teman profundamente ante semejante manifestación de poder divino.
Lee Salmos 104:1 al 9. ¿Cómo se asemeja la descripción de Jehová aquí con la acción de Cristo de calmar la tormenta?
La historia registrada en Marcos 4:35 al 41 armoniza con un patrón común en la Biblia, el de una “teofanía”; es decir, la aparición de Dios o de uno de sus ángeles. Estos eventos tienen comúnmente cinco características: 1) la demostración de poder divino, 2) temor humano, 3) la exhortación “no temas”, 4) las palabras de la revelación por la que Dios o el ángel aparecieron, 5) la respuesta humana a la revelación. Cuatro de las cinco están presentes en esta historia: la acción de calmar la tormenta es la demostración de poder divino. El miedo de los discípulos es el componente correspondiente al temor humano. La pregunta “¿Por qué están así atemorizados?” es el “no temas”. La pregunta de los discípulos “¿quién es este?” es la respuesta humana. Lo que está faltando aquí son las palabras de revelación. Este detalle faltante juega un papel dentro del tema o motivo teológico revelación/secreto que recorre todo el libro, donde la verdad acerca de Jesús finalmente emergerá. La pregunta de los discípulos “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?” empuja al lector a responder, supliendo la revelación explícita faltante en la fórmula de la teofanía: él es el Hijo de Dios, el Señor mismo.
Piensa en el poder de Dios. ¿Cómo puedes aprender a apoyarte en ese poder y a confiar en él para todo en tu vida?
"Absortos en sus esfuerzos para salvarse, [los discípulos] habían olvidado de que Jesús estaba a bordo. Ahora, reconociendo que eran vanas sus labores y viendo tan solo la muerte delante de sí, se acordaron de Aquel a cuya orden habían emprendido la travesía del mar. En Jesús se hallaba su única esperanza...
De repente, el fulgor de un rayo rasgó las tinieblas y vieron a Jesús acostado y dormido sin que le perturbase el tumulto... Sus clamores despertaron a Jesús. Pero al iluminarle el resplandor del rayo, vieron la paz del cielo reflejada en su rostro; leyeron en su mirada un amor abnegado y tierno, y sus corazones se volvieron a él para exclamar: “Señor, sálvanos, que perecemos”.
Nunca dio un alma expresión a este clamor sin que fuese oído. Mientras los discípulos asían sus remos para hacer un postrer esfuerzo, Jesús se levantó. De pie en medio de los discípulos, mientras la tempestad rugía... levantó la mano, tan a menudo empleada en hechos de misericordia, y dijo al mar airado: "Calla, enmudece"...
Así como Jesús reposaba por la fe en el cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador. (DTG, 301-303).
II. ¿PUEDES OÍR UN SUSURRO POR ENCIMA DE UN GRITO?
Lee Marcos 5:1 al 20. ¿Qué podemos aprender acerca del Gran Conflicto y del poder de Jesús gracias a este asombroso relato?
Si la noche anterior sobre el lago fue inolvidable, el arribo al día siguiente, adonde estaban los gadarenos, no fue menos impresionante. La historia del hombre endemoniado es presentada con detalles desgarradores. Rompiendo con toda restricción, él vivía en los sepulcros y se hería a sí mismo con piedras. “Nadie lo podía dominar” (Marcos 5:4). La ayuda humana era imposible y los demonios lo controlaban. Pero, entonces, poseído por una legión (6000), lacerado y ensangrentado, conoció a Jesús.
"La historia del endemoniado geraseno pone de relieve el poder de Jesús, inaugura una misión entre los gentiles y prefigura un futuro ministerio en territorio genitl, se trata de una misión preparatoria que allana el camino para su regreso a la región más adelante en el relato (7:31-37) (Gentils in the gospel of Mark, 'Even the dogs under the table eaten the childrems crumbs' (Londres: T&T Clark, 2007, 20).
Cabe destacar que algunas afirmaciones cristológicas del evangelio salen de la boca de los demonios, cosa que no hubo de los maestros de Israel.
Vemos aquí que por muy abrumado que esté un ser humano por una fuerza tan maligna, no hay entidad demoníaca capaz de resistir el poder del Dios Altísimo o prevalecer contra él.
"El hombre es descrito como totalmente cautivo de los poderes del mal y más allá de cualquier ayuda humana (5:2-4) Además, su morada entre las tumbas, la 'morada de los muertos' casi lo convierte en un muerto viviente. Por último, el endemoniado es autodestructivo (5:5) y obviamente está atormentado. Todo esto es una poderosa imagen de cómo describe el Nuevo Testamento la condición de los seres humanos separados de Cristo: espiritualmente muertos y esclavos del mal" (Mark, Peabody: Hendrikson, 1989, 83).
El hombre se precipitó hacia Jesús. Ni una palabra se dice acerca de los discípulos, quienes probablemente hayan huido despavoridos. Cuando el hombre llegó cerca de Jesús, se postró ante él. La frase “se postró” es traducción del verbo griego proskyneō, usualmente traducido como “adorar”. Parece que el hombre reconoció que Jesús era alguien que podía ayudarlo. Pero, cuando abrió su boca, los demonios que estaban dentro de él le gritaron a Jesús, quien fue, sin embargo, capaz de escuchar por sobre los gritos de ellos la súplica de ayuda susurrada por el hombre. Cuando ellos rogaron a Jesús que les permitiera ir a un hato de cerdos, él les permitió entrar en estos. Todos esos animales, cerca de dos mil, enloquecen y por una ladera se precipitaron al mar y se ahogaron. Aquello fue un desastre financiero para sus dueños.
"Al mandato de Jesús, los espíritus malignos abandonaron sus víctimas, dejándolas sentadas en calma a los pies del Señor, sumisas, inteligentes y afables. Pero a los demonios se les permitió despeñar una manada de cerdos en el mar; y los habitantes de Gádara, estimando de más valor sus puercos que las bendiciones que Dios había concedido, rogaron al divino Médico que se alejara. Tal era el resultado que Satanás deseaba conseguir. Echando la culpa de la pérdida sobre Jesús, despertó los temores egoístas del pueblo, y les impidió escuchar sus palabras. Satanás acusa continuamente a los cristianos de ser causa de pérdidas, desgracias y padecimientos, en lugar de dejar recaer el oprobio sobre quienes lo merecen, es decir, sobre sí mismo y sus agentes... [Este] suceso fue permitido para que los discípulos viesen el poder malévolo de Satanás sobre hombres y animales, pues quería que sus discípulos conociesen al enemigo al que iban a afrontar, para que no fuesen engañados y vencidos por sus artificios. Quería, además, que el pueblo de aquella región viese que él, Jesús, tenía el poder de romper las ligaduras de Satanás y libertar a sus cautivos. Y aunque Jesús se alejó, los hombres tan milagrosamente libertados quedaron para proclamar la misericordia de su Bienhechor (CS, 504, 505).
"Tal poder de Liberación solo se encuentra en Jesucristo. Aquel que reprendió al viento y dijo al mar: ¡'Calla, enmudece'! (Mar. 4:39) también puede ordenar a los espíritus malignos que salgan de aquel hombre (Mar. 5:8).
En Lucas 8:31 los demonios suplican que no los envie al 'abismo'. Este es el mismo término usado en el AT para referirse al caos antes de la creación. También se utiliza para referirse al lugar donde Satanás será confinado durante el milenio.
Lo asombroso es que los demonios sabían exactamente quién era Jesús y también conocían su impotencia frente a él, razón por la que “le rogaron” dos veces que hiciera lo que pedían (Marcos 5:10, 12). Obviamente, sabían de su poder sobre ellos. ¿Cómo podrían los agentes del diablo esperar que Dios impidiera a Jesús salvar a un hombre poseído por los demonios?
Esta historia tiene dos características fundamentales.
Para empezar, contiene numerosos elementos relacionados con la impureza o la contaminación ceremonial de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento. Las tumbas y los muertos eran impuros (Números 19:11, 16). Los cerdos eran animales inmundos (Levítico 11:7). Pero Jesús no se mancha. El poder de Jesús es purificador, y cuando llega a los gadarenos, lo hace como agente purificador de una tierra contaminada. Jesús tiene poder sobre los demonios, no son rivales para él.
Pero, en segundo lugar, esta letanía de impureza es la batalla de idas y venidas entre las fuerzas del bien y del mal. Jesús expulsa a los demonios (dos puntos para Jesús), los demonios matan a los cerdos (dos puntos para Satanás). La gente del pueblo pide a Jesús que se vaya (dos puntos para Satanás), pero Jesús envía de regreso al hombre sanado como su testigo (tres puntos para Jesús). Sin embargo, Jesús no permanece donde no lo quieren. En más de un sentido, este hombre era el más insólito de los misioneros, pero tenía ciertamente una historia asombrosa para contar. Ciertamente, cuando hayas experimentado la gracia de Dios, cuéntaselo a otros.
"Aunque los habitantes de Gádara no habían recibido a Jesús, él no los dejó en las tinieblas que habían preferido. Cuando le pidieron que se apartase de ellos, no habían oído sus palabras. Ignoraban lo que rechazaban. Por lo tanto, les mandó luz por medio de personas a quienes no se negarían a escuchar.
Al ocasionar la destrucción de los cerdos, Satanás se proponía apartar a la gente del Salvador e impedir la predicación del evangelio en esa región. Pero este mismo incidente despertó a toda la comarca como no podría haberlo hecho otra cosa alguna y dirigió su atención a Cristo. Aunque el Salvador mismo se fue, los hombres a quienes había sanado permanecieron como testigos de su poder. Los que habían sido agentes del príncipe de las tinieblas vinieron a ser conductos de luz, mensajeros del Hijo de Dios. Cuando Jesús volvió a Decápolis, la gente acudió a él, y durante tres días miles de habitantes de toda la región circundante oyeron el mensaje de salvación". (MC, 66).
"La fortaleza de toda alma reside en Dios y no en el hombre. La quietud y la confianza han de ser la fuerza de todos los que dediquen su corazón a Dios. Cristo no manifiesta un interés casual en nosotros; el suyo es más fuerte que el de una madre por su hijo. Nuestro Salvador nos ha comprado mediante el sufrimiento y el dolor humanos, mediante el insulto, el reproche, el maltrato, la burla, el rechazo y la muerte. Él vela por ti, tembloroso hijo de Dios. Él te asegurará bajo su protección. Nuestra debilidad en la naturaleza humana no impedirá nuestro acceso al Padre celestial, porque él [Cristo] murió para interceder por nosotros". (HDD, 79).
¿Qué esperanza puedes extraer de esta historia en cuanto al poder de Jesús para ayudarte en cualquier cosa con la que estés luchando?
Si alguien te preguntara de qué te liberó Jesús, ¿cuál sería tu respuesta?
III. EN LA MONTAÑA RUSA CON JESÚS
"Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. 22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, 23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. 24 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban". Marcos 5:21 al 24.
¿Qué características de Jairo se destacan en particular?
Los dirigentes religiosos como Jairo no eran típicamente amigos de Jesús (ver Marcos 1:22; 3:2, 6; Lucas 13:14). Por lo tanto, todo parece indicar que estaba desesperado. Esta desesperación se hace evidente al postrarse ante Jesús. Su ruego resulta comprensible para cualquier padre; su hija está agonizando. Pero tiene fe en que Jesús puede ayudarlo. Sin pronunciar una sola palabra, Jesús parte con el padre rumbo a su casa.
Lee Marcos 5:25 al 34. ¿Qué interrumpe la marcha hacia la casa de Jairo?
El relato se traslada súbitamente a otra escena que evoca piedad. Una mujer sufre terriblemente a causa de una enfermedad durante doce años. Esta historia acerca de Jairo y de la mujer enferma es el segundo relato sándwich de Marcos (ver Marcos 3:20-35, que fue estudiado en la lección 3). En este tipo de historias que 'interrumpen', dos personajes paralelos realizan acciones opuestas, o dos personajes opuestos realizan acciones paralelas. En esta historia, los dos personajes contrastantes, Jairo y la mujer, acuden a Jesús en busca de ayuda. El jefe de la sinagoga con una situación aguda (su hija está a punto de morir); la mujer con una situación crónica (lleva 12 años sangrando). Extrañamente Jesús atiende primero la situación crónica.
PARALELISMOS Y CONTRASTES
Hombre Mujer
Dirigente de la sinagoga Excluida de la vida religiosa
Se presenta ante Jesús Se acerca a Jesús a espaldas de él
Ve a Jesús Escucha acerca de Jesús
Comienza en público Comienza en privado
y termina en privado y concluye en público
Sanamiento Final Sanamiento inicial
Caso agudo Caso crónico
Hija de doce años de edad Doce años de padecimiento
Estos paralelismos y contrastes contribuyen al dramatismo del relato. 2 hijas en medio iban a ser restauradas.
La mujer se acerca a Jesús desde atrás y toca su manto. Inmediatamente recupera la salud. Pero Jesús se detiene y pregunta: ¿Quién ha tocado mi ropa?”
"Puesto que la hemorragia vaginal impedía el matrimonio y era motivo de divorcio en la cultura en que ella formaba parte, esta mujer no podía cumplir su función como mujer y madre, ya que no podía dar a luz una nueva vida, y su curación sería un restablecimiento de la vida. Como la niña que espera en la casa de Jairo, está más allá de toda esperanza humana" (Mark, A commentary - Louisville:Westminster John Knox Press, 2006, 159, 160).
"Cristo conocía todos los pensamientos de ella, y se dirigía hacia ella. Comprendía él la gran necesidad de la mujer, y le ayudaba a ejercitar su fe. Al pasar él, se le adelantó la mujer, y logró tocar apenas el borde de su vestido. En el acto notó que había sanado. En aquel único toque habíase concentrado la fe de su vida, e inmediatamente desaparecieron su dolor y debilidad". MC, 38, 39.
En español, su historia suele presentar varias frases, pero en griego se trataba de una sola frase larga. De hecho, es una cláusula subordinada que conduce al verbo central de la frase: 'tocar' la ropa de Jesús. Sus problemas se resumen en un solo 'toque'.
La mujer, que había estado tan enferma, estaba de pronto recuperada. En términos fisiológicos, podemos imaginar que antes de ese toque, su hemoglobina en sangre había bajado bastante, quizás hasta siete u ocho gramos por decilitro (g/dcl). Con el milagro llegó a un nivel normal (12 a 16 g/dcl). Pero temía que Jesús estuviera disgustado por lo que había ocurrido. Aquello fue un viaje vertiginoso para las emociones de ella. Pero Jesús quería sanar su alma, no solo su cuerpo. Hay una diferencia entre el toque de la fe y el toque casual de la multitud.
"Cristo no hizo la pregunta [“¿Quién es el que me ha tocado?”]para obtener información. Quería dar una lección al pueblo, a sus discípulos y a la mujer, infundir esperanza al afligido y mostrar que la fe había hecho intervenir el poder curativo. La confianza de la mujer no debía ser pasada por alto sin comentario. Dios tenía que ser glorificado por la confesión agradecida de ella. Cristo deseaba que ella comprendiera que él aprobaba su acto de fe. No quería dejarla ir con una bendición incompleta. Ella no debía ignorar que él conocía sus padecimientos. Tampoco debía desconocer el amor compasivo que le tenía ni la aprobación que diera a la fe de ella en el poder que había en él para salvar hasta lo sumo a cuantos se allegasen a él. Viendo que no podía ocultarse, la mujer se adelantó temblando, y se postró a sus pies. Con lágrimas de gratitud, le dijo, en presencia de todo el pueblo, por qué había tocado su vestido y cómo había quedado sana en el acto. Temía que al tocar su manto hubiera cometido un acto de presunción; pero ninguna palabra de censura salió de los labios de Cristo… Con dulzura le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz”. Vers. 48. ¡Cuán alentadoras le resultaron esas palabras! El temor de que hubiera cometido algún agravio ya no amargaría su gozo (MC, 39, 40).
Pero para Jairo es un momento terrible. Mientras Jesús curaba a la mujer, su hija moría.(ver Marcos 5:35-43), también su experiencia fue un viaje vertiginoso para este principal de la sinagoga. Jesús solo permitió que Pedro, Santiago y Juan lo acompañaran, junto con los padres de la muchacha. Jesús declara entonces que ella no está muerta, sino dormida. Hace salir a todos los plañideros y enlutados, y se dirige a la habitación donde yace la niña muerta. Tomando su mano, dice: “talita cumi”. Marcos traduce estas palabras: “Niña, a ti te digo, levántate”.
La palabra talita significa en realidad “cordero” y pudo haberse tratado de una expresión cariñosa acostumbrada para designar a un niño en el ambiente del hogar. La orden de que nadie lo supiese es parte del patrón teológico revelación/secreto que recorre el Evangelio de Marcos y que apunta a quién es Jesús, el Mesías; algo que, en última instancia, no puede permanecer oculto y sale finalmente a la luz.
Finalmente, Jesús devuelve la vida a dos personas: a una mujer casi muerta, tanto física como socialmente; y a la hija de Jeiro una niña de doce años que estaba muerta.
En ambos casos un toque sanador figura en la narración. La mujer toca el manto de Jesús y Jesús toca la mano de la niña. Sin embargo el autor intenta explicar a los lectores que no fue el toque en sí de la mujer lo que produjo la sanidad. Mas bien, fue la fe de la mujer sangrante y de Jairo lo que hizo posible el resultado deseado.
En el primer caso, Jesús consuela a la mujer diciéndole: 'Hija tu fe te ha sanado' (Marcos 5:34)
En el segundo caso, Jesús anima al padre de la niña a persisitir en su fe de que su hija resucitará (Marcos 5:36).
IV. RECHAZO Y ACEPTACIÓN
Lee Marcos 6:1 al 6. ¿Por qué Jesús fue rechazado por la gente de su propio pueblo?
"En su primera gira misionera, los discípulos debían ir solamente a “las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Si entonces hubiesen predicado el evangelio a los gentiles o a los samaritanos, habrían perdido su influencia sobre los judíos. Excitando el prejuicio de los fariseos, se habrían metido en una controversia que los habría desanimado en el mismo comienzo de sus labores. Aun los apóstoles fueron lentos en comprender que el evangelio debía darse a todas las naciones. Mientras ellos mismos no comprendieron esta verdad, no estuvieron preparados para trabajar por los gentiles. Si los judíos querían recibir el evangelio, Dios se proponía hacerlos sus mensajeros a los gentiles. Por lo tanto, eran los primeros que debían oír el mensaje". (DTG, 316, 317).
"Satanás y sus ángeles cegaron los ojos y ofuscaron la inteligencia de los judíos, excitando a los principales y a los gobernantes del pueblo para que le quitaran la vida al Salvador… Vi que muchos magistrados y ancianos creían en Jesús: pero Satanás les impedía confesarlo, pues temían el oprobio del pueblo más que a Dios". PE, 160, 161.
Suele ocurrir que, cuando un habitante de un pueblo pequeño se vuelve popular, sus conciudadanos le brindan toda su atención cuando está de visita. No así en Nazaret. Estaban ofendidos y sorprendidos por el éxito de Jesús como maestro y sanador. Su paso de ser un obrero manual a un maestro les resultaba difícil de aceptar. Otra razón para la animosidad de ellos pudo haber sido el hecho de que realizó la mayoría de sus milagros en Capernaum (ver Lucas 4:23). Además, él ya había tenido un desacuerdo con su familia (Marcos 3:31-35).
Lee Marcos 6:7 al 30. ¿Qué contraste existe entre la misión de los doce apóstoles y la decapitación de Juan el Bautista?
Esta es la tercera historia sándwich en Marcos (ver la lección 3). La misión de los doce apóstoles consistente en llevar el mensaje de Jesús a todas partes se encuentra en abierto contraste con la encarcelación y el silenciamiento de Juan el Bautista. Herodes mandó a encarcelar a Juan, posiblemente en la fortaleza de Maqueronte, situada al este del mar muerto. A los discípulos se les dice que viajen sin equipaje y que dependan de otros para su sostén. Esta estrategia hace que los misioneros precisen de las personas a las que sirven, lo que los ayuda a vincularse con quienes necesitan su mensaje.
Pero el Bautista no tenía un vínculo tal con Herodes y la familia de este. La muerte de Juan se describe de una manera impactantemente detallada a medida que la conspiradora Herodías se aprovechaba de la ambivalencia y la lujuria de Herodes. La hija de Herodías añade al escandaloso plan con su grotesca solicitud de que la cabeza del Bautista le fuera traída en un plato.
El acallamiento de la voz estentórea del Bautista ocurre mientras los doce apóstoles proclaman su mensaje de arrepentimiento, así como lo había hecho antes Juan. La muerte de Juan presagia la de Jesús. Juan es ejecutado, sepultado y reportado como resucitado de entre los muertos (Marcos 6:14-16, 29), como ocurriría con Jesús (Marcos 15; 16). Estas historias paralelas apuntan a una futura crisis para Jesús y sus seguidores.
Así, pues el Bautista es el precursor en más de un sentido. El final del ministerio del Bautista contrasta con el gran éxito al inicio de la misión de los discípulos. Irónicamente, mientras se acalla la voz de Juan, los discípulos comparten a viva voz el mensaje del evangelio.
¿Has sido alguna vez rechazado como lo fue Jesús, o tuviste que pasar por alguna crisis difícil de entender? ¿Qué aprendiste de esas experiencias que podría ayudarte la próxima vez que algo así suceda?
¿Por qué a veces Dios permite que algunas personas buenas como Juan el Bautista sean encarceladas y ejecutadas. ¿Qué consuelo o esperanza podemos encontrar a pesar de estas cosas difíciles?
V. UNA CLASE DIFERENTE DE MESÍAS
Lee Marcos 6:30 al 52. ¿Qué problema enfrentaron Jesús y los discípulos, y cómo fue resuelto?
Tras volver de su misión, los discípulos van con Jesús a una zona tranquila de la costa oriental del mar de Galilea para descansar, pero una gran multitud de cinco mil hombres llega al lugar antes que ellos. Jesús ve que son como ovejas sin pastor. Los instruye durante todo el día.
Al atardecer, los discípulos recomiendan despedir a la multitud para que vayan a buscar comida, pero Jesús les dice que alimenten al gentío. El diálogo subsiguiente (Marcos 6:35-38) ilustra el hecho de que los discípulos están pensando en términos humanos acerca de cómo resolver el problema. Pero Jesús lo soluciona alimentando milagrosamente a la gran multitud con apenas cinco panes y dos peces.
"Así, cuando estemos rodeados de almas menesterosas, sepamos que Cristo está allí. Pongámonos en comunión con él; traigamos nuestros panes de cebada a Jesús. Los medios de los cuales disponemos no parecerán tal vez suficientes para la obra; pero si queremos avanzar con fe, creyendo en el poder de Dios que basta para todo, se nos presentarán abundantes recursos. Si la obra es de Dios, él mismo proveerá los medios para realizarla. Él recompensará al que confíe sencilla y honradamente en él. Lo poco que se emplea sabia y económicamente en el servicio del Señor del cielo, se multiplicará al ser impartido. En las manos de Cristo, la pequeña provisión de alimento permaneció sin disminución hasta que la hambrienta multitud quedó satisfecha. Si vamos a la Fuente de toda fuerza, con las manos de nuestra fe extendidas para recibir, seremos sostenidos en nuestra obra, aun en las circunstancias más desfavorables, y podremos dar a otros el pan de vida". (DTG, 338, 339).
Las características de esta historia encajan en el concepto popular del Mesías en la época de Jesús. La expectativa era que el Mesías liberaría a Israel de sus enemigos y traería justicia y paz. La presencia de un gran número de hombres en un ambiente desértico podría tener ciertos visos de revuelta militar (compara con Juan 6:14, 15; Hechos 21:38).
Esta noción se ve reforzada por la referencia a que Jesús vio a esas personas como “ovejas sin pastor”, una cita parcial de Números 27:17, donde Moisés pide a Dios que designe un líder como sucesor suyo para Israel. Esta fraseología acerca de un pastor para el pueblo de Dios aparece por doquier en el Antiguo Testamento, típicamente en referencia a la falta de un líder o rey para Israel (compara con 1 Reyes 22:17; 2 Crónicas 18:16; Ezequiel 34:5, 6).
No obstante, Jesús no satisfizo sus falsas expectativas, sino que envió a sus discípulos aparte y despidió a la multitud. En lugar de liderar una rebelión contra Roma, ¿qué hizo entonces Jesús? Se retiró a una montaña para orar, no precisamente lo que la multitud esperaba.
En lugar de la opinión popular acerca del Mesías como un rey que libera a Israel, él viene a liberar a las personas de la esclavitud del pecado. Él es, en verdad, el Señor de la naturaleza. Pero no vino a gobernar, sino a dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45).
"Al considerar el poco tiempo que nos queda, debiéramos velar y orar como pueblo, y en ningún caso dejarnos distraer de la solemne obra de preparación para el gran acontecimiento que nos espera. Porque el tiempo se alarga aparentemente, muchos se han vuelto descuidados e indiferentes en sus palabras y acciones. No comprenden su peligro, y no ven ni entienden la misericordia de nuestro Dios al prolongar el tiempo de gracia a fin de que tengan oportunidad de adquirir un carácter digno de la vida futura e inmortal. Cada momento es del más alto valor... Dios tiene en la tierra un pueblo que, con fe y santa esperanza, está siguiendo el rollo de la profecía que rápidamente se cumple, y cuyos miembros están tratando de purificar sus almas obedeciendo a la verdad a fin de no ser hallados sin manto de boda cuando Cristo aparezca". 4TI, 301, 302).
Jesús salió de su propia comunidad de fe para llegar a personas de comunidades gentiles; es decir, paganas ¿Qué hacemos nosotros para alcanzar a las personas que están más allá de nuestros muros e invitarlas a formar parte del Reino de Dios? Considera Marcos 6:34 - Jesús vio esa gran multitud y tuvo compasión de ellas, porque eran como ovejas sin pastor. Así que empezó a enseñarles muchas cosas.
¿Qué lecciones hay en la alimentación de los cinco mil para una iglesia o una congregación que cuenta con pocos recursos?
¿Qué debería decirnos esta historia acerca de por qué es importante una comprensión correcta de la profecía? Si una comprensión errónea de la primera venida de Cristo condujo a varios al desastre, ¿cuánto peor podría ser el caso de muchos hoy si tuvieran una comprensión equivocada de la segunda venida?
CONCLUSIÓN
Lee los capítulos titulados “Calla, enmudece” y “El toque de la fe” en el libro El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, pp. 305-320.
“En todos los que reciben la preparación divina debe revelarse una vida que no está en armonía con el mundo, sus costumbres o prácticas; y cada uno necesita tener una experiencia personal en la obtención de un conocimiento de la voluntad de Dios. Debemos oírlo individualmente hablarnos al corazón. Cuando todas las demás voces son acalladas, y en la quietud esperamos ante él, el silencio del alma hace más distinta la voz de Dios. Nos invita: ‘Estad quietos, y conoced que yo soy Dios’ (Salmos 46:10). Solo aquí puede encontrarse verdadero reposo. Y esta es la preparación eficaz para todo trabajo por realizar para Dios. En medio de la muchedumbre apresurada y la tensión de las intensas actividades de la vida, el alma que es así refrigerada quedará rodeada de una atmósfera de luz y de paz. La vida respirará fragancia, y revelará un poder divino que alcanzará los corazones de los hombres” (DTG 336).
¿Cuáles eran las opiniones populares de ayer y las actuales acerca de Jesús (Ver Marcos 5 y 6) ¿Qué sucede con quienes usan a Jesús para obtener poder político y para dominar a otros?
“Con corazón desconforme, preguntaban: ¿Por qué, si Jesús podía hacer obras tan admirables como las que habían presenciado, no podía dar a todos los suyos salud, fuerza y riqueza, librarlos de sus opresores y exaltarlos al poder y la honra? El hecho de que aseverara ser el Enviado de Dios y, sin embargo, se negara a ser el Rey de Israel, era un misterio que no podían sondear. Su negativa fue malinterpretada. Muchos concluyeron que no se atrevía a presentar sus derechos porque él mismo dudaba del carácter divino de su misión. Así abrieron su corazón a la incredulidad, y la semilla que Satanás había sembrado llevó fruto según su especie: incomprensión y deserción” (DTG 355).
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