INTRODUCCIÓN
En el epicentro de una ciudad súper movida y famosa, la vida urbana nunca se ponía en pausa. Las calles estaban repletas de gente siempre a mil por hora, y los rascacielos parecían tocar el cielo como si fueran mega torres de ambición. Pero ojo, debajo de toda esa apariencia moderna y de lujo, se escondían peligros invisibles.
Una mañana mega fría de invierno, empezaron a sonar los primeros rumores sobre una enfermedad que nadie entendía.
La gente se sentía como si tuviera una gripe mortal, con fiebres altas, problemas para respirar y toses que no daban tregua. Al principio, nadie le dio mucha importancia porque, claro, los resfriados y las gripes son moneda corriente en una ciudad tan poblada, ¿verdad?
Sin embargo, la enfermedad comenzó a propagarse de manera alarmante. Los hospitales se llenaron en un dos por tres, y los doctores estaban más saturados que los servidores de streaming. Las autoridades de salud mandaron una alerta roja y se pusieron a investigar qué pasaba con esa enfermedad. Los expertos en
salud pública analizaron cómo se estaba propagando, y vieron que la enfermedad tenía que ver con un mercado de comida medio “exótica” en el centro de la ciudad, donde vendían animales nada comunes. El pánico se adueñó de la ciudad cuando confirmaron que la enfermedad era una versión nueva de un virus que pasaba de los animales a los humanos. Entonces, hicieron el movimiento y decretaron una cuarentena de una, ¡toda la city en standby! Cerraron ese mercado raro en un flash, pero ya era tarde para frenar completamente la enfermedad. Miles de personas estaban infectadas, y la tasa de mortalidad llegó a un pico bien alto. La ciudad se sumergió en un caos total. Las calles que antes eran movidas se volvieron como un set de película post apocalíptica. La gente se quedó en sus casas con miedo de salir, los negocios bajaron la persiana y la economía pegó un giro de 180 grados. Los hospitales estaban al borde del colapso, y los médicos trabajaban como si no hubiera un mañana para atender a los enfermos.
Aunque parezca que la historia es pura ficción, sabemos que es verdad. La vida en una ciudad puede ser más frágil de lo que parece y es crucial que estemos preparados y cooperemos a la hora de enfrentarnos a las enfermedades en las ciudades modernas.
DESARROLLO
I. Enfermedades en la ciudades
Las enfermedades en las ciudades son un tema que tiene muchas vueltas y enrosques y que tiene que ver con la vida urbana y la salud de las personas. A continuación, notemos algunas de las principales causas del problema:
• Contaminación del aire: en varias ciudades, el aire que respiramos es un problema grave por la cantidad de autos, fábricas y cosas que tiran humo y suciedad. Esa contaminación puede causar problemas en las vías respiratorias como el asma, bronquitis y hasta puede pegarle al corazón.
• Contaminación del agua: el agua en las ciudades es clave, pero si no se cuida, pueden pasar cosas feas. Si las cañerías y los sistemas de purificación no están en buen estado, puede acarrear consecuencias desagradables si no se mantiene adecuadamente. Las enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, pueden propagarse si las tuberías y los sistemas de depuración no están en buen estado.
• Densidad de población: en las ciudades, las personas están apretadas como sardinas en lata, y eso hace que las enfermedades infecciosas sean más comunes. Gripes, COVID-19 y otras pestes pueden ser más comunes donde hay muchas personas junta.
• Acceso limitado a servicios de salud: aunque en las ciudades hay hospitales y clínicas por todos lados, no siempre es fácil llegar y que te atiendan. Hay gente que no tiene recursos económicos o está lejos de los centros médicos, lo que puede hacer que se complique el tratar enfermedades.
• Problema de salud mental: el estrés, la ansiedad y la depresión son temas reales en la ciudad. La vida en la ciudad puede ser estresante debido a la competencia laboral, el tráfico, el aislamiento social y otros factores, lo que puede contribuir a problemas de salud mental.
• Insectos y roedores molestos: en algunas ciudades, hay insectos como mosquitos y roedores que pueden transmitir enfermedades si no se controlan bien. Por ejemplo, el dengue y otras enfermedades que pasan por picaduras o contacto con esos insectos o roedores.
• Estilo de vida sedentario: mucha gente en la ciudad vive un estilo de vida re sedentario por culpa de labores de oficina y la falta de espacios para hacer ejercicio. Eso puede causar problemas de salud como la obesidad y otras enfermedades relacionadas con el corazón.
• Contaminación sonora: el ruido constante en la ciudad puede hacer que te estreses a lo loco y hasta puede arruinar tu sueño. Eso puede afectar la presión sanguínea y el descanso y, si no te cuidas, puedes terminar con problemas de salud.
II. Dios y la salud
El Dios de la Biblia es el Dios de la salud. En 3 Juan 1:2, se muestra un mensaje importante: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. En el plan original de Dios para la raza humana, la enfermedad ni estaba en el radar. ¿Te imaginas a nuestros primeros padres en ese estilo de vida saludable? Sin contaminación, en un lugar saludable y comiendo nueces, granos y frutas naturales, sin químicos raros.
Elena G. de White, que escribió bastante sobre la salud, dijo que nuestros primeros padres vivían en una salud a toda máquina. Eran altos y bien parecidos, como sacados de una foto. Adán era mucho más alto que las personas de hoy en día, y Eva era un poco más bajita que él, pero muy hermosa y elegante (Ver Patriarcas y profetas, 26).
Adán y Eva eran la salud en persona. Tenían salud física, mental y social. Lo mejor de todo es que estaban súper conectados con Dios, lo que les daba una salud espiritual envidiable. Pero, esa salud se perdió. Cuando Adán y Eva decidieron no confiar en Dios y fueron echados del paraíso, todo cambió, y las enfermedades aparecieron en todas las áreas.
Génesis 3 cuenta cómo la primera pareja se dejó llevar por el enemigo de Dios y le dieron la espalda a su Creador. Pero a pesar de la rebeldía de nuestros primeros padres, Dios todavía se preocupa mucho por nuestra salud. Por su amor infinito, Dios nos dejó una promesa que nos da la oportunidad de vivir saludables.
En un principio, Dios le dio esta promesa a los israelitas cuando estaban de travesía por el desierto, pero nosotros también podemos hacernos cargo de esa promesa, porque como dice Romanos 15:4:
“Lo que se escribió en el pasado, se escribió para que nosotros aprendamos de eso, para que, gracias a la paciencia y el consuelo que nos dan las Escrituras, tengamos esperanza”.
Mira la promesa que Dios le dio a Israel a través de Moisés, en Éxodo 15:26: “Si escuchan lo que dice el SEÑOR su Dios y hacen lo que está correcto ante sus ojos, siguiendo sus reglas y respetando sus normas, entonces no les mando ninguna de las enfermedades que mandé a los egipcios; porque yo soy el SEÑOR, el que cura” (NTV).
En la onda antigua, el pueblo de Israel tenía tips de salud muy avanzados. Resulta que un libro arcaico llamado el “Papiro de Eber,” escrito por los egipcios allá por el 1500 a.C., en la época de Moisés, fue des-
cubierto por algunos arqueólogos.
Este libro era como una guía de salud egipcia, aunque tenían ideas medio locas. Échale un ojo a algunos de los consejos médicos que traía este papiro, pero en serio, ¡no pruebes esto en casa!
Por ejemplo, para evitar que te salgan canas, te recomendaban frotarte el pelo con sangre de gato negro hervida en aceite o con grasa de serpiente de cascabel. Y si no querías quedarte pelón, tenías que usar seis tipos de grasas: de caballo, hipopótamo, cocodrilo, gato, serpiente y cabra. Para fortalecer tu melena, tenías que mezclar miel con polvo de diente de asno. ¿Qué tal?
Si tenías una astilla enterrada, la receta médica incluía “sangre de gusano y estiércol de asno”. Y otros consejos raros incluían “sangre de lagarto, dientes de cerdo, carne en descomposición, humedad de orejas de cerdo y hasta excremento humano, animal y de moscas”. ¿Te imaginas si tu médico te diera estos
tips hoy en día? ¡Qué locura! Estos eran los “expertos” de la época de Moisés.
Seguramente, Moisés conocía estos Papiros de Eber, porque según las Escrituras, él aprendió toda la ciencia de los egipcios. Pero lo interesante es que en la Biblia no vas a encontrar ninguna de estas recomendaciones raras. ¿Por qué?
Como ya te hemos dicho, las leyes de salud que Dios le dio a su gente estaban a otro nivel para esa época.
Por ejemplo, en la Edad Media, Europa fue golpeada por la “peste negra”. La peste mataba a una de cada cuatro personas, y nadie sabía cómo detenerla porque ni siquiera conocían la microbiología como nosotros hoy en día. ¿Sabes qué los salvó? ¡La Biblia! Finalmente volvieron a las Escrituras, específicamente a Levítico 13:46, que dice: “El que tenga una llaga será impuro y vivirá solo fuera del campamento”. Con la Biblia aprendieron sobre la importancia de poner a los enfermos en cuarentena.
La Biblia nos da instrucciones claras sobre cómo cuidar de nuestra salud, no solo la física, sino también la emocional, la sociocultural y especialmente la espiritual. ¿Qué te parece?
CONCLUSIÓN
Querido joven, Dios quiere que estes en salud y que compartas esa salud en tu ciudad. ¿Sabían que la medicina de Dios es más de prevenir que de curar? Él nos dejó ocho tips naturales que nos pueden ayudar a vivir vidas llenas de energía y bienestar. ¿Quieren saber cuáles son? Aquí les va, ¡con el acróstico ADELANTE!
• A de aire: pueden empezar a sentirse al cien inundando sus cuerpos de aire puro, haciendo unas respiraciones profundas durante el día. El oxígeno es clave para las células. Cuantas más bocanadas de aire fresco se den, más energía tendrán.
• D de descanso: dormir bien es fundamental, o sea, descansar siete u ocho horas en una habitación con buena ventilación. Equilibren su vida entre el trabajo y el descanso.
• E de ejercicio: necesitan activar esos cuerpos con ejercicio diario, preferiblemente al aire libre si se puede. Un poco de caminata, como media hora, es lo más. ¡A moverse, muchachos!
• L de luz solar: un poco de sol les sube el ánimo y les da vitalidad. Eso sí, con moderación, ¿ok? La luz solar en exceso puede causar estragos. Mejor en la mañana.
• A de agua: agua, agua y más agua. La mejor bebida para purificar y mantener hidratadas todas sus células. Pónganse entre seis y ocho vasos al día en la lista de pendientes.
• N de nutrición apropiada: coman cosas sanas, con todos los nutrientes que necesitan y un toque de fibra. Balance es la clave para mantener sus cuerpos al top.
• T de temperancia: no al exceso, chicos. Nada de tabaco, alcohol, cafeína ni sustancias adictivas. Pero lo bueno, con medida y equilibrio.
• E de esperanza en Dios: no se olviden su vida espiritual. La fe y la confianza en Dios refuerzan la salud y traen gozo. Pasen tiempo en la iglesia con sus familias, cultivando el amor y la esperanza.
Así que, chicos, ¡ADELANTE con estos consejos saludables!
Mantengan sus cuerpos en buena salud.
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