"Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías". 2 Crónicas 29:1.
ZACARÍAS - "EL RECORDADO DE DIOS"
ABIAS - "MI PADRE ES DIOS"
EZEQUÍAS - "MI FUERZA ES JEHOVÁ"
"Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio". 2 Timoteo 1:5-7.
"Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús". 2 Timoteo 3:15.
"La madre y la abuela de Timoteo unieron sus esfuerzos para prepararlo para Dios. ¿Cuál fue su libro de texto? La Biblia. Pablo, su padre en el Evangelio, declara: "Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras". La fe que la madre y la abuela tenían en los oráculos de Dios fue una ilustración constante para Timoteo de la bendición de hacer la voluntad de Dios". 7CBA, 930.
"Pablo amaba a Timoteo porque Timoteo amaba a Dios. Su inteligente conocimiento de la piedad experimental y la verdad, le daban distinción e influencia. La piedad e influencia de su vida hogareña no eran de baja calidad, sino puras, sensatas e incontaminadas por falsos conceptos. La influencia moral de su hogar era sólida, no caprichosa, ni impulsiva, ni variable. La Palabra de Dios era la regla que guiaba a Timoteo. Recibió su instrucción renglón tras renglón, mandamiento tras mandamiento, un poquito allí, otro poquito allá. Delante de su mente se mantuvieron siempre impresiones del orden más elevado posible. Las que lo instruyeron en su hogar cooperaron con Dios en educar a ese joven para que llevara las responsabilidades que habrían de recaer sobre él en una temprana edad.
Apreciamos la ventaja que tuvo Timoteo debido a un correcto ejemplo de piedad y verdadera santidad. La religión era la atmósfera de su hogar. El evidente poder espiritual de la vida hogareña lo conservó puro en su habla y lo libró de todo concepto corruptor. Timoteo había conocido las Sagradas Escrituras desde la niñez; había recibido el beneficio de las Escrituras del Antiguo Testamento y de los manuscritos del Nuevo, las enseñanzas y lecciones de Cristo (Carta 33, 1897) (Citado en 7CBA, 930).
Comentarios
Publicar un comentario