"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos". 2 Corintios 8:9
¿Has escuchado la historia del rey y la plebeya?
Se cuenta que un rey estaba muy enamorado de una joven humilde que vivía en una pequeña y pobre aldea de su reino. El rey no era precisamente conocido por ser bondadoso; más bien, tenía fama de ser un monarca al que no le temblaba la mano para humillar a todo aquel que se levantara en su contra. Sin embargo, el amor que sentía por la humilde muchacha sacaba a relucir su lado más humano.
Un día, el rey pensó en declararle su amor a la plebeya, llevarla al palacio, vestirla con preciosos ropajes y joyas finas. Estaba casi seguro de que ella no le pondría peros a su decisión. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de poner en marcha su plan, se preguntó: “¿Y ella me amará?”. Llevarla al palacio mediante el uso de la fuerza no garantizaba que ella llegara a amarlo.
Luego pensó que lo mejor sería llegar a la aldea montado en un regio caballo, rodeado de imponente guardia real. La chica se sentiría abrumada por semejante manifestación de gloria, entonces la tomaría y la convertiría en su amante, la haría una igual a él. “¿Pero ella me amaría?”, se preguntaba una vez más.
Finalmente, el rey escogió una tercera opción mediante la cual no elevaría a la doncella, pero tampoco la oprimiría; es más, escogió descender al estatus de la muchacha. Se vistió como si fuera un mendigo, adquirió una identidad distinta a la gloria de su palacio y renunció a su trono para ganarse el amor de la persona amada.
¿Qué gran verdad nos muestra la historia del rey y la plebeya?
Estimados jóvenes, esta historia ilustra una gran verdad: el amor verdadero conlleva sacrificio.
DESARROLLO
Curiosamente, el apóstol san Pablo también cuenta la historia de un rey que estuvo dispuesto a sacrificarlo todo para recuperar el amor de sus súbditos. En la carta de 2 Corintios, capítulo 8, versículo 9, el gran apóstol Pablo, en tan reducido número de palabras, relata la historia más grande de amor y sacrificio jamás escrita: “Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos”.
Queridos amigos, hay tanto de qué hablar acerca de la maravillosa historia de amor y sacrificio protagonizada por nuestro amante rey y salvador Jesucristo. Sin embargo, en esta ocasión solo nos detendremos en dos simples verdades.
1. Nuestro rey era rico.
¿Cuán rico era nuestro rey?
Cada año, la revista Forbes publica la lista de las personas más ricas de todo el mundo. Para el 2022, la revista había encontrado, en total, 2.668 multimillonarios en todo el planeta. ¿Sabes cuánto dinero acumulan en total estos multimillonarios? ¡Entre todos suman una riqueza de 12,7 billones de dólares!
Pero ¿quién es la persona más rica del mundo? Es Elon Musk, el dueño de la marca de coches Tesla, cuya fortuna se sitúa en los 219 mil millones de dólares. Musk, además de ser el fabricante y consejero delegado de Tesla, es el creador de Space X, la compañía aeroespacial que abrió la puerta a los viajes comerciales al espacio; es cofundador de PayPal y el nuevo accionista mayoritario de Twitter.
En la lista de las personas más ricas del mundo también se encuentra Jeff Bezos, el fundador de Amazon, cuya fortuna es de 171 mil millones de dólares. Otro gran multimillonario es Warren Buffet, quien es considerado uno de los más grandes inversionistas de los Estados Unidos. Su fortuna es de 118 mil millones de dólares. La revista Forbes también menciona a Bill Gates, fundador de Microsoft, cuya fortuna es de 129 mil millones de dólares.
Sin embargo, aunque las personas mencionadas tienen en sus patrimonios billones de dólares, sus riquezas son insignificantes comparadas con las riquezas que desde la eternidad ha poseído nuestro rey y Señor Jesucristo. Apreciados jóvenes, Jesús, el rey celestial, es rico en poder y gloria. Notemos lo que nos dice Colosenses 1:16.
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”.
¡Nuestro rey es el creador de todas las cosas! ¡Él creó el universo y todas las galaxias! ¡Él creó el sol, la luna y los millones de estrellas existentes! ¡Él creó el mar y todas sus variedades de peces! Todas las cosas que vemos testifican el poder y la gloria de nuestro rey. Por esta razón, los seres celestiales no se cansan de decir: “... El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”. Apocalipsis 5:12.
Queridos jóvenes: Jesús, el rey celestial, fue, es y será rico en poder, majestad, autoridad y gloria. ¡Sus riquezas son incontables y sus recursos son ilimitados!
2. Nuestro rey se hizo pobre.
Sin embargo, nuestro rey no solo fue rico, sino que se hizo pobre. En el 2017, la ONG australiana Fund for Peace hizo una lista de las 100 personas más pobres del mundo, la Bottom 100, en respuesta a la famosa clasificación que todos los años hace la revista Forbes. El primer lugar era de una refugiada sudanesa de nombre Mary Myaluak, que es madre soltera y vive con sus cinco hijos en un campo de refugiados, donde lo único que puede conseguir para sostenerse es un poco de comida para ella y sus hijos. El segundo lugar de la lista corresponde a Prem Bahadur Lama, un nepalés de 45 años que trabaja 10 horas al día llevando sobre sus espaldas un canasto lleno de rocas, actividad por la que recibe 4 dólares al día. Vive en una choza con su esposa y tres hijos. Sus únicas propiedades son: un reloj de pulsera, la ropa y el cesto para cargar las piedras.
Muchachos, al escuchar de esta extrema pobreza, mi corazón se llena de dolor. Pero ¿sabías que Jesús, nuestro rey, fue más pobre que Mary Myaluak y Prem Bahadur Lama? ¿Cuán pobre se hizo nuestro rey Jesús? Por favor, léelo por ti mismo"
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2:5-8
¿Cuán rico es Jesús y por qué, siendo rico, se hizo pobre?
¡Nuestro rey se hizo pobre! ¡Abandonó la adoración de las huestes celestiales! ¡Dejó los aleluyas del mundo celestial por el pesebre de Belén! ¡Dejó el poder y la gloria que tenía y se puso un manto de pobreza! ¡Cambió su trono por una cruz!
CONCLUSIÓN
¿Qué movió a nuestro rey a semejante sacrificio? ¿Sería su amor por nosotros?
Sí, queridos. Jesús, el rey celestial, se hizo pobre siendo rico, por amor. Y gracias a su pobreza, nosotros hoy somos enriquecidos. Ahora, te pregunto: ¿Cómo responderás a tal manifestación de amor?
La mejor respuesta que puedes dar es rendir tu vida en sacrificio de amor. Recuerda que el amor verdadero conlleva sacrificio. Ante el gran sacrificio de nuestro rey, tú y yo debemos estar dispuestos a dejarlo todo, sacrificarlo todo y entregarlo todo por amor a él.
Hoy te invito a rendir tu vida ante el rey celestial que, por amor a nosotros, se hizo pobre siendo rico.
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