¿Qué había cambiado? La había
visto. (Drew Dyck. Yawning at tigers, Thomas Nelson: 2014, 54).
Queridos jóvenes, a menudo
servimos y adoramos a Dios por
obligación. Nos arrastramos a la
iglesia, nos forzamos a servir a los demás, pero nuestros corazones no están en ello. Somos como ese tipo en el aeropuerto, sosteniendo flores a regañadientes para Dios. Intentamos vivir santamente porque sabemos que debemos hacerlo, pero nos resulta pesado, no lo hacemos con alegría.
¿Qué puede cambiar esto? Ver a Dios.
Cuando tenemos una visión de quién es Dios en realidad, de repente nos sentimos llenos de energía para cumplir su misión; cuando contemplamos su grandeza y su gloria, la adoración deja de ser ardua. Una vez que comprendemos su gran amor, servir y adorar no es un deber, ¡es una alegría!
DESARROLLO
Al hablar del amor como una acción, no podemos pasar por alto el tema de la adoración, ya que amar a Dios es adorarle. Ahora bien, puede que no exista un tema que traiga más controversias y opiniones encontradas como el tema de la adoración. Casi siempre que se trata el tema de la adoración las personas se van al tema de la música. Permítanme decirles que en nuestro sermón de hoy no entraremos en las discusiones interminables que giran en torno al tema de la adoración, más bien veremos algunos pasajes bíblicos que muestran qué produce la verdadera adoración en la vida de los creyentes; para esto vamos a tomar tres pasajes bíblicos registrados en el evangelio de San Mateo.
Iniciemos leyendo san Mateo 2: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le of recieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”.44
Los reyes de Oriente, que eran astrónomos y estudiosos de las profecías, vinieron de tierras muy lejanas con la intención de adorar al “rey” que había nacido.45 ¿Te puedes imaginar el tiempo que estos hombres dedicaron en su viaje para encontrarse con Jesús y adorarlo? Ellos estuvieron dispuestos a soportar lo difícil del camino y la inclemencia del tiempo tan solo por adorar al Señor. Y cuando lo encontraron, se postraron ante él y le of recieron sus costosos presentes. ¿Qué ocurrió con ellos entonces? La historia dice que después de adorar al Señor “regresaron a su tierra por otro camino”.46
Sin ánimo de forzar el pasaje bíblico, podemos decir que todo aquel que verdaderamente adora al Señor volverá a su casa “por otro camino”. En otras palabras, un cambiodedirecciónypropósitose producirá en su vida y experiencia espiritual.
Un segundo pasaje que habla del efecto de la verdadera adoración lo podemos ver en el capítulo 14 de Mateo:
““Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”47
La historia dice que una gran tormenta amenazaba con hundir la embarcación de los discípulos. En medio de aquella tempestad, Jesús vino a ellos caminando sobre las aguas. Al verle, los discípulos atemorizados gritaron pensando que era un fantasma, pero Jesús les habló, diciendo: “Tened ánimo; yo soy, no temáis”. 48
Es entonces cuando Jesús entra a la barca y, de manera milagrosa, la tormenta se detiene y el embravecido mar se calma.
47RVR 1960, Mateo 14:32, 33. 48RVR 1960, Mateo 14:27. 49RVR 1960, Romanos 8:31. 50RVR 1960, Mateo 28:9.
Observando el poder del Señor, los discípulos se postran a sus pies y le adoran, pues habían visto el poder del Señor sobre la tormenta. Habían experimentado la paz que sobrepasa todo entendimiento, ahora no podían hacer otra cosa que adorar al Señor. Postrados a los pies del Maestro no había lugar para el miedo; la inseguridad había desaparecido.
Sí, queridos muchachos, cuando somos testigos del poder de Dios y le adoramos, el miedo y la inseguridad que amenazan con hundir nuestras vidas desaparecen. La paz que sobrepasa todo entendimiento embarga nuestros corazones y con confianza podemos decir: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”49
El último versículo que me gustaría compartir es de Mateo:
“He aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”. 50
El viernes anterior a este acontecimiento, el Señor había sido crucificado y las esperanzas de sus seguidores habían sido desechas. El desaliento, la derrota y la desilusión habían tocado la puerta de cada uno de ellos. ¡Solo algunos habían permanecido al pie de la cruz! ¡La mayoría había huido y dejado solo al Maestro! Con mucha tristeza, algunos discípulos y en especial algunas mujeres vieron cómo el cuerpo de su amado Maestro fue llevado al sepulcro. El domingo, pasado el día de reposo, estas valientes mujeres decidieron ir al lugar, pero cuál fue su sorpresa: ¡la tumba estaba vacía! ¡Jesús había resucitado y él mismo les salió al encuentro!, y les dijo: ¡Salve!
Al ver a su Maestro resucitado, lo único que estas fieles creyentes pudieron hacer fue abrazar los pies del Señor y adorarlo. Allí, postradas, el desánimo y la desilusión llegaron a su fin. En adoración al Cristo resucitado su experiencia de derrota fue cambiada en victoria.
CONCLUSIÓN
¿Qué ocurrió con los magos de Oriente, los discípulos y las mujeres que fueron al sepulcro el día que vieron la persona, el poder y la autoridad de Jesús? ¡Le adoraron y como resultado sus vidas fueron transformadas!
Cuando te enfoques en la persona, el poder y la autoridad de Dios, le amarás, le adorarás y como resultado tu vida será transformada. Ralph Waldo Emerson dijo célebremente: “Nos convertimos en lo que adoramos”. En otras palabras, nuestro objeto de adoración conforma nuestra identidad.
Se dice que el científico evolucionista Charles Darwin escribió una vez en su autobiograf ía: “Mi principal diversión y mi único empleo a lo largo de la vida ha sido el trabajo científico. De este trabajo –añadió– nunca estoy ocioso”, ya que es “lo único que me hace la vida soportable”.51
¿Qué efecto tuvo la dedicación al trabajo científico en la persona en la que se convirtió Darwin?
“Hasta la edad de treinta años continuó Darwin escribiendo, “la poesía... me proporcionaba un gran placer, y (...) me deleitaba intensamente con Shakespeare... Pero ahora, desde hace muchos años (...) la encuentro tan intolerablemente aburrida que me da náuseas... Mi mente parece haberse convertido en una especie de máquina para moler leyes generales a partir de grandes colecciones de hechos. [Esta] pérdida es una pérdida de felicidad (...) [Me convertí] en “una hoja marchita para todos los temas, excepto la Ciencia” [que él veía como “un gran mal”]”. 52
Consideremos ahora la vida de otro genio influyente, el teólogo Jonathan Edwards. A la edad de 19 años, Edwards escribió:
“Resuelto... a echar mi alma sobre el Señor Jesucristo, a confiar en él y consagrarme enteramente a él”. 53
Más tarde en su vida, Edwards reflexionó sobre cómo su objeto de adoración afectó su alma a lo largo de los años:
“[Traía] al alma una pureza, un brillo, una paz y un éxtasis inexpresables. En otras palabras, convertía el alma en un campo o un jardín”.54
Dos hombres dotados. Uno se convirtió en “una hoja marchita” y el otro en un “jardín”. El objeto de su adoración dio forma a la clase muy diferente de hombres en que se convirtieron.
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