"Entonces la serpiente dijo a la mujer: ‘No moriréis’” (Génesis 3:4).
MATERIALES NECESARIOS
Para cada pareja se necesitarán dos hojas de papel oficio. La primera debe cortarse en tres columnas en sentido horizontal. Cada columna dividida horizontalmente en dos, formando seis pedazos de papel en total. En cada pedazo se escribirán siete palabras en diferentes idiomas, de acuerdo con la siguiente lista:
(portugués) pastor, pastos, verde, ovelha, justiça, morte, misericórdia;
(español) pastor, pastos, verde, oveja, justicia, muerte, misericordia;
(inglés) shepherd, pastures, green, sheep, righteousness, death, mercy;
(italiano) pastore, paschi, verde, pecora, giustizia, morte, misericordia;
(francês) berger, pâturages, vert, brebis, justice, mort, grâce;
(alemão) hirte, Aue, grüner, schaf, rechtschapenheid, dood, barmherzigkeit
Al final, los papeles deben recortarse de modo que quede solo una palabra en cada pedazo. Las 42 palabras deben mezclarse. Cada pareja debe recibir una hoja en blanco, un sobre con 42 palabras dentro y una lapicera o lápiz.
PREPARACIÓN DEL AMBIENTE
Cada pareja recibirá su material, sin ninguna información sobre los idiomas a los que pertenecen las palabras puestas dentro del sobre. Con ese material, realizarán cinco actividades en total, como están escritas a continuación.
1. Aunque desconocen algunas palabras, la primera actividad de los participantes será separarlas por idioma, o sea, harán siete montoncitos con siete palabras del mismo idioma, aunque se confundan con el orden exacto de las palabras. Los idiomas latinos (portugués, español, francés e italiano) pueden confundirse un poco, porque son muy parecidos entre sí, pero eso es parte del juego. Cuando el coordinador dé la señal (usando, por ejemplo, un silbato), todas las parejas iniciarán la tarea al mismo tiempo. El coordinador cronometrará el tiempo (unos tres minutos) y comenzará la cuenta regresiva cuando falten 20 segundos para que termine el tiempo.
2. Después, en la segunda actividad, los participantes tendrán, espontáneamente, que reconocer los idiomas, y el coordinador les dirá si acertaron o no.
3. La tercera parte del juego (opcional) consiste en el desafío de escribir en dos minutos en un papel en blanco la mayor cantidad posible de palabras en el idioma extranjero que prefieran (por ejemplo, alemán, italiano, inglés), pero sin copiarlas de los papelitos usados al inicio del juego, o sea, haciendo uso de la memoria. Los participantes tendrán de 30 a 60 segundos para prepararse, memorizando la grafía de las palabras. Después deben guardar los papelitos y comenzar a escribir en la hoja en blanco.
El coordinador debe elogiar y valorar el esfuerzo y el coraje de quien intenta, aunque los resultados no sean perfectos.
La cuarta actividad requiere escribir bien grande en el papel en blanco el número del salmo que contiene la mayoría de las palabras del juego (la respuesta correcta es: Salmo 23).
Por último, deberán mirar la maqueta, lámina o diapositiva del Santuario, de acuerdo con lo presentado el día anterior, y decir en cuál de los tres compartimentos entraba la oveja y en qué mueble del Santuario se derramaba la sangre del animal (Levítico 1:4, 5; 4:29, 30, 33, 34); las respuestas son: patio del tabernáculo (o atrio de la tienda de la congregación) y altar del holocausto (Éxodo 27:1, 2; 38:1-2). El coordinador pedirá que un participante voluntario explique el significado o simbolismo de la muerte del cordero. El cordero sacrificado, de acuerdo con el Nuevo Testamento, simboliza a Jesús, cuya sangre derramada en la cruz nos libra de la culpa y de la condenación del pecado (Juan 1:29; Hebreos 9:12-14; 1 Pedro 2:24).
ILUSTRACIÓN (OPCIONAL)
Dos veces mío
(https://bit.ly/3wHbWMo; https://bit.ly/3sLmtVA, https://bit.ly/3A0uk4z).
Pedrito estaba ansioso por jugar con su barquito. Con la ayuda de su padre había construido un lindo velero. El fin de semana, la familia viajó a un lugar donde había un río.
Cuando llegaron, el día estaba soleado y soplaba una leve brisa. Pedrito en seguida corrió para soltar el barco en el agua. “Mamá, mira, navega como un velero de verdad”.
Cuando todos admiraban el barco de Pedrito, un viento fuerte llevó el velero río abajo. La vara que Pedrito usaba para guiar el barco era muy corta. El padre intentó seguir al velerito por el borde del río, pero había muchos árboles y ramas por el camino. El velero finalmente desapareció a lo lejos, y no lograron hacer nada para evitarlo. Al regresar a casa Pedrito estaba muy triste. Esa noche oró a Dios para pedirle que pudiera encontrar el barco. Varios días después, Pedrito y su madre volvían a su casa cuando, en la vidriera de una tienda de juguetes usados, vieron algo que les llamó mucho la atención:
- “Mamá, mira, ese es mi barco”, gritó Pedrito. Cautelosa, la madre respondió:
- “Tienes razón. Se parece mucho al barco que tenías. Entremos y miremos”. Pedrito se dirigió al que atendía y le dijo:
- “Permiso, señor, el pequeño velero que está en la vidriera es mío. Yo estaba jugando con él en el río cuando un viento fuerte lo llevó, y lo perdí”. El hombre, cortésmente, respondió:
- “Lo siento, hijo, pero alguien encontró el barco y me lo vendió. Tendrás que pagar para tenerlo de vuelta”. A Pedrito no le gustó la idea y respondió:
- “Pero, es mi barco. Yo lo construí. Ya pagué por él”. El señor repitió:
- “Lo siento mucho, pero si quieres el velero de vuelta tendrás que comprarlo”.
Pedrito salió amargado de la tienda.
-“Mamá, yo quiero comprarlo para tenerlo de nuevo. Voy a ahorrar para poder comprarlo. Será mío por segunda vez”. La mamá entonces comentó:
- “Esa situación me recuerda a otra persona”.
- “¿A otra persona? ¿A quién mamá?”, preguntó curioso Pedrito. La mamá respondió:
- “Dios hizo el mundo con mucho cariño. Creó a Adán y Eva, los primeros seres humanos, a su imagen. Pero Adán y Eva tomaron una decisión equivocada; en lugar de seguir los caminos de Dios, se fueron bien lejos y siguieron sus propios caminos, hasta que se perdieron y fueron secuestrados por el enemigo. Pero Dios amaba tanto a su creación que quiso rescatar al hombre. Por eso envió a Jesús. Cristo pagó el precio por nuestros pecados y nos dio la salvación. En otras palabras, Dios nos compró dos veces. Éramos suyos en el principio, pero cuando nuestros pecados nos separaron de él, Dios nos compró para que no hubiera más distancia entre él y nosotros”. Los ojos de Pedrito brillaban de emoción mientras escuchaba la explicación de la madre. Entonces preguntó:
- “Mamá, ¿entonces eso es lo que ocurrirá con mi barquito? ¿Será mío nuevamente cuando lo compre?”
- “Sí, eso mismo”, respondió la madre.
- “Estoy feliz porque Jesús nos compró de vuelta”- agregó Pedrito.
Algunas semanas después, el niño volvió a la juguetería, tomó su barquito y lo llevó a la caja registradora. Entonces dijo al cajero:
- “Señor, tengo el dinero para comprar mi barco de vuelta”. El hombre sonrió, puso el velero en una bolsa y se lo entregó a Pedrito. El niño abrazó el barquito y exclamó:
- “Barquito, ahora eres mío. Eres mío porque yo te hice y mío porque te compré. Eres mío dos veces”.
APLICACIÓN Y TRANSICIÓN
A veces perdemos cosas que son valiosas para nosotros. Recuperar lo que perdimos es motivo de alegría. Dios se sintió triste al ver que su creación se estaba perdiendo. Por eso, pensó en una manera de salvar a la humanidad. Es lo que la Biblia cuenta en el capítulo 3 del libro de Génesis: el día cuando la humanidad se perdió y lo que Dios hizo para recuperarla.
Leer Génesis 3:1-4.
La rebeldía de Lucifer en el Cielo fue tan insistente y duró tanto tiempo que no hubo otra solución sino expulsarlo de allá. Él rechazó todas las oportunidades que tuvo, y no fueron pocas. Desde entonces hasta hoy, Lucifer nunca desistió de la idea de ser tratado y honrado como si fuera el Creador, aunque es una criatura. Por medio de falsas acusaciones contra Dios, él había logrado engañar a casi un tercio de los ángeles. Y cuando concluyó la creación del planeta Tierra, decidió venir con sus ángeles a fin de convencer a Adán y Eva a unirse a él en la rebelión contra Dios por medio de la desobediencia y del pecado, de la misma manera que él había hecho en el Cielo, entre los ángeles. Así, él planeaba herir a Dios y desafiar su autoridad en el planeta recién creado y delante de todo el Universo. Lucifer quería hacer que Adán y Eva desobedecieron la ley de Dios y que dudaran del amor divino. Además, pensaba que, de ese modo podría quitarle a Jesús su posición de autoridad en el Cielo, y finalmente vengarse de él. Lucifer no estaba arrepentido, por eso, tenía miedo de ser destruido debido al mal que había hecho. Él imaginaba que, si hacía que Adán y Eva caían, evitaría un castigo mayor contra sí mismo.
Entonces, cuando conversó con Eva, por intermedio de la serpiente, Lucifer comenzó a esparcir aquí en la Tierra tres mentiras que apartan a las personas de Dios.
La primera mentira grande del diablo es la idea de que tenemos un alma inmortal, o sea, un espíritu que puede dejar un cuerpo y vivir en otro cuerpo, después en otro, en otro y así sucesivamente.
Cuando la serpiente le dijo a Eva: “No moriréis”, el enemigo estaba induciendo a Eva a aceptar lo contrario de lo que Dios había dicho. Dios avisó que el resultado del pecado sería la muerte. Dios no miente. Los ángeles buenos también vinieron y conversaron con Adán y Eva sobre el asunto y les advirtieron del peligro de escuchar la voz del enemigo. Y en eso, Adán y Eva fallaron. Desde el Edén hasta hoy, el enemigo anda alrededor como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8). Las mentiras que él cuenta desvían a las personas de lo que es correcto y dificultan la salvación de los que terminan dudando de lo que Dios dijo. La Biblia es clara en ese asunto. Veamos lo que dice. ¿Ustedes pueden ayudar a encontrar los textos?
Ezequiel 18:20: “El alma que pecare, esa morirá”
Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte”.
Hebreos 9:27: “[...] está establecido para los hombres que mueran una sola vez”.
Eclesiastés 9:5, 6: “[...] los muertos nada saben, [...] y nunca más tendrán parte de todo lo que se hace debajo del sol”.
Sin embargo, no fue eso lo que la serpiente quiso hacerle creer a Eva.
Como resultado de la mentira de la serpiente, mucha gente hoy cree que una persona muerta puede comunicarse con los vivos y que además es capaz de hacer bien o mal a los que están vivos. A esa creencia se la conoce como espiritismo. Es como si la vida les pertenece a ustedes y no pueden quitársela de ninguna manera; solo puede ser transformada. Esa fue la idea que la serpiente transmitió a Eva. Sin embargo, después que Adán y Eva comieron del fruto prohibido y pecaron, no pudieron alimentarse del árbol de la vida. Y, así como Lucifer había sido arrojado del Cielo, Adán y Eva fueron expulsados del Jardín de Edén. Dos ángeles con espadas brillantes fueron puestos por Dios en la entrada al jardín, para que ningún ser humano pudiera entrar y comer del fruto del árbol de la vida. La inmortalidad humana terminó allí. ¿Saben por qué Dios actuó así? La respuesta está aquí:
“Si al hombre, después de su caída, se le hubiera permitido libre acceso al árbol de la vida, el pecado se habría inmortalizado. Pero ni un solo miembro de la familia de Adán tuvo permiso para participar del fruto vitalizador. Por lo tanto, no hay ningún pecador inmortal. Después de la caída, Satanás pidió a sus ángeles que inculcaran la creencia en la inmortalidad natural del hombre” (Los rescatados, 266).
Aquí hay una información importante. Lo que podría mantener a Adán y Eva viviendo eternamente era el fruto del árbol de la vida. Cuando pecaron, los seres humanos dejaron de tener acceso al árbol de la vida, que se encontraba en el jardín, y así perdieron a inmortalidad. Si no fuera por el sacrificio de Jesús, el ser humano no tendría ninguna esperanza de volver a ser inmortal. En Romanos 5:12, leemos: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Pero, por intermedio de Cristo algún día podremos recibir la inmortalidad. Vean lo que dice aquí en 2 Timoteo 1:10: “Pero que ahora ha sidomanifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesu- cristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”. Pero recuerden: todavía no somos inmortales.
La segunda mentira grande que aparta a las personas de Dios es la enseñanza antibíblica de que Cristo sería un ángel o un espíritu bueno, pero no un ser divino como Dios el Padre. Algunos hasta dicen que Jesús no existía antes de nacer en este mundo como bebé. Esa teoría contradice las declaraciones del Cristo mismo sobre su preexistencia y su relación con Dios Padre (Si quieren investigar más, aquí hay algunos textos bíblicos: Juan 8:14-19, 24, 58; 1 Juan 4:2, 3; Apocalipsis 1:8, 17, 18). No creer en la divinidad de Jesús es una idea que mina y destruye la fe en la Biblia como revelación del Señor. Si las personas rechazan el testimonio de las Escrituras con relación a eso, es inútil argumentar con ellas. Ninguna evidencia o explicación, por más fuerte que sea, será capaz de convencerlas. Nadie que defienda ese error puede tener una comprensión real sobre Cristo o sobre el plan divino para nuestra redención.
Pero piensen solo en esto: Si Jesús no fuera Dios:
¿Por qué habría tantas profecías en el Antiguo Testamento señalando su venida?
¿Por qué, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, él es la figura destacada?
¿Por qué los héroes de la Biblia, los patriarcas, profetas y reyes que marcaron positivamente la historia de Israel son, muchas veces, símbolos vivos de la persona de Jesús?
La convicción de que Jesús es Dios en carne humana ha incomodado a mucha gente a lo largo de los siglos.
Imaginar que Jesús es “Dios con nosotros” ya le quitó la paz a muchos monarcas y poderosos que tuvieron gran dificultad de reconocer la soberanía del Dios del Universo; así como sucedió en el Cielo, con Lucifer. Y esa verdad, hoy muy clara, no siempre fue así tan evidente.
Estamos en la semana cuando se celebra la Pascua. ¿Ustedes recuerdan qué sucedió el domingo anterior a la crucifixión de Jesús? Él entró en Jerusalén, montado en un asno, y ese día se cumplió una antigua profecía. Muchos de los que dudaban de él, en pocos días pasaron a creer y lo aceptaron como Salvador.
¿Saben cuánto tiempo antes del nacimiento de Jesús el profeta Zacarías había predicho la venida del Rey de Israel? Quinientos años. Desde que había comenzado su trabajo entre las personas, Jesús no había aceptado ningún tipo de honra real. Pero, ese día, él entró en Jerusalén como solían hacerlo los reyes del pasado.
Mucha gente que iba camino a Jerusalén para celebrar la pascua se juntó a la multitud que acompañaba a Jesús. Las personas quedaron muy animadas y comenzaron a gritar que él era el Mesías, el Rey de los judíos. Como Jesús aceptó el homenaje, hasta los discípulos pensaron que había llegado el tiempo de proclamarlo rey. Fue un momento especial. La gente agitaba hojas de palmera y cantaban alegremente. Eso ocurrió en el horario del servicio de la tarde, en el templo. Los sacerdotes hicieron sonar la trompeta para reunir a las personas, pero pocas prestaron atención, ¡y ellos quedaron indignados!
Jesús tenía una intención al permitir esa manifestación. Había llegado el momento de presentarse públicamente como el Redentor. Era hora de llamar la atención al sacrificio que él pronto haría para salvar al mundo. Sabemos que Jesús fue crucificado, pero resucitó, venciendo la muerte y mostrando que él es Dios.
La tercera mentira grande diabólica que aparta a las personas de Dios es la creencia de que Satanás en realidad no existe, o sea, afirma que la Biblia usa su nombre solo para representar los pensamientos y deseos malos de los seres humanos. Pero vea lo que dice el libro Los rescatados y cómo debemos estar atentos: “Nadie está en mayor peligro que los que niegan la existencia del diablo y de sus ángeles. Muchos prestan atención a sus sugestiones mientras suponen que están siguiendo su propia sabiduría. A medida que nos acerquemos al fin del tiempo, cuando Satanás ha de obrar con mayor poder para engañar, hará circular por do- quiera la creencia de que él no existe. Su truco consiste en ocultarse a sí mismo y esconder sus métodos de trabajo. El gran engañador teme que lleguemos a familiarizarnos con sus procedimientos” (Los rescatados, 257).
Él no solo influencia a las personas a hacer lo que está mal, sino que, además, él y sus ángeles, se juntan para poner dudas e incredulidad en el corazón de ellas con relación a los caminos de Dios. Sin embargo, los ángeles que hoy son malos no siempre fueron así. El Señor los creó sin pecado. “Los malos espíritus, creados al comienzo como seres sin pecado, eran iguales en naturaleza, poder y gloria a los santos ángeles que ahora son mensajeros de Dios. Pero al caer la causa del pecado, se aliaron para deshonrar a Dios y destruir a los hombres. Unidos con Satanás en rebelión, cooperan en la guerra conta la autoridad divina” (Los rescatados, 256).
¿Ustedes ya se detuvieron a reflexionar sobre cómo esas tres mentiras continúan siendo difundidas hoy? ¿Pueden identificarlas en las producciones actuales? ¿Por qué fue fácil para Satanás engañar a Eva? Una indicación: Él no apareció como un enemigo declarado. Por todo tipo de argumentos y de engaño, Satanás logró hacer dudar a Eva de Dios. Entonces el hombre y la mujer desobedecieron a las claras instrucciones que Dios había dado sobre el tentador y sobre quedar lejos del centro del jardín. Así fue como seres santos y sin defecto, creados a imagen de Dios, usando mal la libertad que tenían, llegaron a ser pecadores expuestos al sufrimiento y la muerte. El pecado entró en el planeta y deshizo la armonía del mundo creado perfecto. Pero, cuando Adán y Eva cayeron, Dios no los abandonó a su propia suerte. Él les presentó el plan de la salvación ilustrado en la muerte de un cordero y profetizado en la figura del descendiente prometido como Salvador de la humanidad. Por lo tanto, Satanás fracasó. Airado y sorprendido ante el plan divino para rescatar al hombre, el enemigo decidió traer toda clase de sufrimiento y confusión, haciendo de todo para evitar que Dios rescatara a la humanidad perdida.
Al conocer esto, necesitamos tomar la decisión de estar del lado correcto de ese conflicto, o sea, con Dios y los ángeles buenos. Los ángeles buenos nunca aparecen a nadie en forma de animales, vampiros, fantasmas, zombis o en el cuerpo de personas muertas. Los ángeles buenos ayudan, protegen y bendicen a las personas de la manera como lo explica la Biblia, o sea, haciendo su trabajo, obedeciendo a Dios.
LLAMADO
Después de aprender todo esto, qué prefieren hacer:
¿Creer en la inmortalidad del alma y en la bondad de espíritus desencarnados o en la promesa de la resurrección de Jesucristo y en el trabajo del Espíritu Santo?
¿Aceptan por la fe lo que enseña la Biblia sobre la naturaleza mortal del ser humano, sobre nuestra necesidad de un Salvador y sobre la promesa de vida eterna?
¿Ahora entienden que, si no existiera pecado, Jesús no hubiera necesitado morir en una cruz para rescatarnos?
¿Les gustaría dejar de dar excusas para el pecado o de intentar justificarlo o explicarlo? Aceptemos que el pecado y la desobediencia a la ley de Dios llevaron a la muerte a su Hijo, quien se ofreció para pagar el precio de nuestra culpa y darnos eterna redención. Re- conozcamos que la cruz de Cristo es la mayor prueba de amor y justicia de parte de Dios. Oremos.
ANUNCIO
En el próximo tema veremos cómo desde el Edén hasta hoy, la transgresión de la ley de Dios, incluyendo el cambio del sábado, es parte del plan del enemigo para apartar al hombre de una comprensión mejor del carácter de Dios y de su plan de salvación.
HORA DE LLAMAR LA ATENCIÓN
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Para que otras personas aprendan un poco sobre el tema de hoy, elijan una de las opciones de abajo y posteen en alguna red social lo que ustedes hagan:
Un video de 30 segundos o un poco más, con su voz y/o imagen, explicando a las personas por qué la Biblia se opone al espiritismo.
Fotos atractivas de las actividades de preparar el ambiente del Tema 2 y/o de las personas que participaron junto con ustedes (escuchando, cantando, hablando, etc.).
Algo interesante (dibujo, audio, video, grabación etc.) para invitar a otros a venir y aprender sobre el Santuario del desierto, Jesús y el gran conflicto.
Una videollamada o visita a una persona, para orar con ella, ayudarla en una tarea, leerle algo y/u ofrecerle aliento espiritual.
El registro escrito o un audiovisual del testimonio de alguien que recibió y leyó el libro misionero o vino a visitar la iglesia y se sintió bendecido.
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