“Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (Ezequiel 28:14, 15).
MATERIALES NECESARIOS
Dos hojas de papel oficio para cada participante, lapiceras, marcadores. Una maqueta, diapositiva o cartel bien grande mostrando el antiguo tabernáculo del desierto, con sus tres compartimentos, y cada mueble y utensilio en su debido lugar. En lo posible, una réplica, ilustración o dibujo del arca del pacto, destacándose el propiciatorio y la figura de los ángeles en la tapa del arca.
PREPARACIÓN DEL AMBIENTE
Entregue a cada participante: lapicera, lápiz, marcadores y dos hojas de papel en blanco. En ellas deben dibujar cuatro emoticones bien grandes: uno en cada página. El primero debe ser una carita triste; el segundo una carita feliz; el tercero, una carita de susto; y el último, una de llanto con muchas lágrimas. Todos deben sentarse juntos en círculo. Mientras el líder lee la lista de abajo pausadamente, punto por punto, ellos levantarán el papel al mismo tiempo con la carita que mejor represente sus sentimientos en relación con:
1) Nota baja en la escuela.
2) Despertarse temprano.
3) Viajar.
4) Arreglar el cuarto.
5) Quedar sin Internet.
6) Andar en bicicleta (o a caballo).
7) Comer palomitas de maíz.
8) Ir a la playa (o al parque).
9) Estudiar matemática.
10) Bañarse con agua fría.
11) Comer comida picante.
12) Nadar en una piscina (o en un río).
13) Conducir un auto.
14) Comer ensalada de lechuga.
15) Participar de una guerra.
Anímelos a reaccionar en cada punto mencionado, y sin permitir críticas a la opinión de los demás, felicítelos por su disposición a participar con sinceridad. Si lo prefiere, sustituya los dibujos de emoticones por mímicas o gestos reales que expresen los mismos sentimientos. En ese caso, cada participante hará la expresión facial, y alguien en el grupo será el encargado de sacar fotos graciosas y compartirlas después. Al llegar al punto número 15, comente: “Hoy conversaremos un poco sobre guerra, y voy a contarles la historia de la primera batalla. Les voy a decir dónde sucedió y por qué. También les diré quiénes fueron las personas involucradas y cuál fue la razón del conflicto. Ustedes descubrirán que esa guerra todavía no terminó, y lo que es peor, que nos afecta a todos incluyendo a ustedes y a mí y a todos los que están aquí”.
ILUSTRACIÓN (OPCIONAL)
Pero, antes, les contaré la historia de “Aníbal y las serpientes” (https://bit.ly/3Lz4j0R). Aníbal Barca (247- 183 a.C.) fue un famoso comandante cartaginés, muy conocido por usar estrategias creativas para derrotar a sus enemigos. Aníbal Barca es el general más estudiado en todas las academias militares del mundo. Sus tácticas se imitan hasta los días de hoy, y es considerado uno de los mayores estrategas de la historia de las guerras. En el año 212 a.C., ganó la histórica batalla de Canas, en Italia, entre otras.
Una de las victorias de Aníbal Barca ocurrió en los Alpes, en Europa, y sobre eso hay, inclusive, en el Museo del Prado, en Madrid, una pintura famosa, hecha por el artista español Francisco de Goya, “La travesía de los Alpes”, en 1770 (https://bit.ly/3PyCYOR). En esa ocasión, las tropas romanas estaban distribuidas en los mares, en la costa y en las ciudades. Aníbal cruzó los Pirineos, en el norte de España, y los Alpes, en el norte de Italia, e invadió el territorio romano por la retaguardia desprotegida. Los Alpes son montañas altas, frías y difíciles de escalar. Nadie esperaba un ataque desde las montañas del Norte, pero esa fue la elección que hizo Aníbal. Así, casi logró impedir el nacimiento del mayor imperio que conoció la humanidad, el Imperio Romano. Aníbal Barca condujo por los Alpes un ejército con 90 mil infantes, 12 mil caballeros y 37 elefantes. En el difícil trayecto por las montañas, hubo una avalancha que bloqueó el camino. Aníbal mandó que arrojaran vinagre en las rocas y encendieran fuego por debajo. Eso provocó una reacción química que hizo que las rocas se rajaran. Así, ellos pudieron partirlas, y les fue fácil removerlas y avanzar.
En otra ocasión, la batalla era entre el reino de Bitinia, en Grecia, contra otro reino en el mismo país, el reino de Pérgamo. Aníbal fue contratado por el rey de Bitinia. Las fuerzas enemigas eran más poderosas. La escuadra que Aníbal comandaba tenía pocos barcos. Cuando se acercaba el enfrentamiento, la solución que Aníbal encontró era bastante sagaz. En esa región montañosa había una gran cantidad de serpientes venenosas. Los agricultores de la zona estaban acostumbrados a cazar y eliminar esos animales indeseables de sus tierras. Aníbal vio en eso una oportunidad. Se ofreció pagar por cada serpiente capturada. Los agricultores aceptaron, cazaron muchas serpientes y se las vendieron a Aníbal. Él puso las serpientes en enormes jarros de barro y los cargó en sus barcos, que estaban provistos de catapultas capaces de lanzar cosas a una gran distancia. Cuando la flota enemiga se acercó, Aníbal arrojó los jarros en la cubierta de los barcos enemigos. Los enemigos se desesperaron y trataron de librarse de las serpientes. No contaban con ese atraque sorpresa. Los marineros de Pérgamo huyeron, lanzándose al agua llenos de pánico. A pesar de tener más barcos, fueron derrotados con facilidad por la astucia del comandante Aníbal Barca.
APLICACIÓN Y TRANSICIÓN
El elemento sorpresa puede llevar a grandes victorias o terribles derrotas. No debemos ser tomados de sorpresa por las artimañas de un enemigo astuto.
Leer Ezequiel 28:12-15, 17.
La primera batalla del universo ocurrió en el cielo. ¿Y saben quién comenzó todo? Un ángel muy poderoso, hermoso, muy inteligente llamado Lucifer. Él se destacaba sobre todos los demás ángeles. Una luz especial lo rodeaba. Su forma era perfecta. Su aspecto, majestuoso. Sin embargo, a diferencia de Jesús, quien siempre existió junto con Dios el Padre y el Espíritu Santo, Lucifer era solo una criatura. Aun así, dijo las palabras como están registradas en Isaías 14:13, 14: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, [...] sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. ¿Qué piensan ustedes de eso? ¿Qué piensan de una criatura que se porta como si fuera Dios?
Un ángel quería ser igual a Dios. Es raro ¿no?
Antes de eso, Lucifer era el jefe de los querubines protectores. Si ustedes miran la tapa del arca del pacto, que estaba guardada en el tercer compartimiento del Santuario del antiguo Israel, llamado Lugar Santísimo, verán que hay dos querubines de oro inclinados en señal de reverencia al Señor (Éxodo 25:17-22).
En el Cielo, Lucifer era uno de esos querubines. Estaba en la presencia de Dios, delante del trono, como guardián. En el Santuario terrenal, en la tapa del arca, las alas de los querubines cubrían el propiciatorio, y el propiciatorio era el lugar donde aparecía una luz, conocida como shekinah, que simbolizaba la presencia de Dios habitando en el Santuario, para la salvación del pueblo. Una de las cosas que se guardaba debajo de la tapa del arca eran las tablas de piedra de los Diez Mandamiento, que representaban la ley de Dios. Como querubín protector Lucifer debería proteger y guardar la ley de Dios, pero él escogió hacer un mal uso de su libertad, y se volvió contra el Señor en desobediencia. Dios quiere que todas sus criaturas sean fieles a él, pero deseaba que lo hicieran por libre y espontánea voluntad, no obligados.
En el cielo, Lucifer comenzó a decir a los ángeles que las leyes de Dios contenían exigencias sin sentido, que los limitaban demasiado, que no eran necesarias, porque ellos eran ángeles. No necesitaban de esas leyes. Dijo que ellos deberían seguir su voluntad, sin restricciones. Lucifer hizo todo eso porque estaba disgustado con Jesús. Ocultó a todos que esa era la razón de su rebelión contra Dios. Él supo fingir y esconder el juego. La envidia que Lucifer sentía de Jesús comenzó cuando cierto día, allí en el cielo, Dios Padre reunió a todos los ejércitos de ángeles en una linda ceremonia para homenajear a alguien. Para sorpresa de Lucifer, esa persona no era él sino Jesús, el Hijo de Dios.
El Padre informó a todos que Jesús era igual a él. Los ángeles deberían obedecer al Hijo tan fielmente como al Padre. Jesús tenía autoridad para comandar los ejércitos celestiales y trabajaría con el Padre en la creación de la Tierra y de cada ser viviente que debía existir sobre ella (HR, 13, 14). Lucifer sintió mucha envidia y celos de Jesús. Sintió que nada de eso era justo y se llenó de rencor. Él creía que era el favorito entre los ángeles. Quedó decepcionado y se sintió disminuido. A pesar de toda honor, exaltación y privilegios que Dios le había dado, Lucifer creyó que nada de eso era suficiente. Él quería más. Deseaba estar a la altura de Dios mismo. Él sabía que era admirado por los ángeles, que ellos le obedecían con entusiasmo y placer. Pensó que eso le pertenecía a él y no que eran bendiciones provenientes de Dios. Lucifer pensó y sintió muchas cosas desagradables.
Entonces reunió a los ángeles y comenzó a inculcar intrigas. Dijo que esa era la primera y última vez que él se inclinaba delante de Cristo y que nunca más lo volvería a hacer. Dijo que todo era un abuso. Argumentó que los ángeles estaban perdiendo su libertad y sus derechos. De ahí que hizo muchas acusaciones falsas contra Dios. Los ángeles entraron en conflicto. Hubo una confusión tremenda. No todos estuvieron de acuerdo con Lucifer, pero no lograron convencerlo de que estaba equivocado. “Lucifer, no estás siendo rebajado. Nada cambió, eres el mismo que antes. Toda la honra que tenías permanecerá”, dijeron. Sin embargo, Lucifer no les prestó atención. En todos sus esfuerzos, los ángeles leales no lograron hacer que Lucifer cambiara de idea. Ellos hasta lloraron. Y Lucifer todavía los acusó de ser esclavos engañados (HR, 15, 16).
La armonía en el Cielo quedó afectada. Hubo reuniones con Lucifer. Escuchen lo que dice aquí: “El Hijo de Dios presentó delante de él la bondad y la justicia del Creador y la naturaleza sagrada de su ley. Al apartarse de ella, Lucifer iba a deshonrar a su Hacedor y traer ruina sobre sí mismo. Pero la amonestación solo despertó resistencia. Lucifer permitió que prevalecieran los celos contra Cristo. [...] Él alegaba que no se proponía la exaltación propia, sino que estaba tratando de lograr libertad para todos os habitantes del cielo, con el fin de que ellos alcanzaran una existencia superior. Dios soportó por largo tiempo a Lucifer. Este no fue degradado de su posición exaltada aun cuando empezó a presentar declaraciones falsas ante los ángeles. Una y otra vez se le ofreció perdón a condición de arrepentimiento y sumisión. Se hicieron esfuerzos que solamente el amor infinito podía idear para convencerlo de su error. El descontento nunca se había conocido en el cielo. Lucifer mismo, al principio, no entendía la verdadera naturaleza de sus sentimientos. Cuando se comprobó que su insatisfacción no tenía causa, Lucifer se convenció de que los principios divinos eran justos y de que él debía reconocerlos ante todo el cielo. Si hubiera hecho esto, se habría salvado a sí mismo y a muchos ángeles. Si hubiera estado dispuesto a regresar a Dios, y hubiera estado satisfecho de ocupar el lugar que le fuera señalado, hubiera sido restablecido a su función. Pero el orgullo le impidió someterse. Sostuvo que no tenía necesidad de arrepentirse, y se empeñó totalmente en el gran conflicto contra su Hacedor” (Los rescatados, 248-249).
El triste resultado de la rebeldía de Lucifer está narrado de manera simbólica en Apocalipsis 12:7-9. Después de un largo tiempo de gracia, Lucifer fue expulsado del Cielo con sus aliados y simpatizantes. De ahí en adelante intentaron conquistar adeptos en otros mundos, encontrando espacio solo en un planeta recién creado por Dios. Entonces, por medio del pecado de Adán y Eva, la humanidad cayó. Dios vino a rescatarnos. Su plan incluyó la venida del Descendiente de la mujer, que salvaría al mundo. Siglos más tarde, en la cruz, el carácter de Lucifer se reveló con claridad delante del Universo, así como la falsedad de sus actuaciones contra Dios.
Dios tuvo que tomar una actitud. El libro Los rescatados nos cuenta lo que sucedió: “Al expulsar a Satanás del cielo, Dios manifestó su justicia y su honor. Pero cuando el hombre pecó, Dios le dio evidencia de su amor, cediendo a su Hijo para que muriera por la raza caída. En expiación se revela el carácter de Dios. El poderoso argumento de la cruz demuestra que el pecado de ninguna manera podía atribuirse al gobierno de Dios. [...] El príncipe del mal ejerció todo su poder y su astucia para destruir a Jesús. Satanás empleó a hombres como agentes suyos para llenar la vida del Salvador de sufrimiento y dolor. Los fuegos acumulados de la envidia y la malicia, del odio y la venganza, explotaron en el Calvario contra el Hijo de Dios. Ahora la culpa de Satanás se destacó sin excusa. Había revelado sus verdaderos sentimientos. Las acusaciones mentirosas del diablo contra el carácter divino aparecieron con toda claridad. Él había acusado a Dios de buscar la exaltación de sí mismo al exigir obediencia de parte de sus criaturas, y había declarado que, mientras el Creador exigía la abnegación de parte de los demás, él no practicaba ninguna abnegación ni hacía ningún sacrificio. Ahora se veía que el Gobernante del universo había hecho el mayor sacrificio que el amor puede realizar, pues “Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo” (2 Corintios 5:19). Con el fin de destruir el pecado, Cristo se había humillado a sí mismo y había llegado a ser obediente hasta la muerte. Todo el cielo vio la justicia de Dios revelada. Lucifer había aseverado que la raza pecadora estaba más allá de toda redención. Pero la penalidad de la ley cayó sobre aquel que era igual a Dios, y el hombre estaba libre para aceptar la justicia de Cristo y, por el arrepentimiento y la humillación, triunfar sobre el poder de Satanás” (LR, 251).
LLAMADO
Si ustedes tuvieran que decidir entre creer en lo que cuenta la Biblia sobre el diablo y creer en las ideas que aparecen en las películas y libros de ficción acerca de ese ángel malo, ¿qué elegirían? ¿Están de acuerdo con la acusación de Lucifer de que en el gobierno de Dios faltan amor y justicia? ¿Les gustaría poner a un lado el orgullo y ser humildes como Jesús, para acercarse a Dios y a las demás personas? ¿Les gustaría pedir a Dios que controle sus sentimientos y emociones cuando alguien no los trata de la manera como esperan o merecen? ¿Aceptarían que oráramos ahora y le pidamos al Señor capacidad de atención, conocimiento y sabiduría para no ser engañados por el enemigo? Oremos
ANUNCIO
El próximo episodio veremos lo que sucedió mientras Satanás y sus ángeles vinieron a la Tierra para tentar a Adán y Eva a pecar. No falten. Vengan y traigan a un amigo. Los esperamos.
HORA DE LLAMAR LA ATENCIÓN
(hashtags #AdolescentesDSA)
Para que otras personas aprendan un poco sobre el tema de hoy, elijan una de las opciones de abajo y posten en alguna red social lo que hagan:
Un video de 30 segundos o un poco más, con su voz y/o imagen, que explique cuál es el “misterio del ángel protector”.
Fotos atractivas de lo mostrado en el Tema 1 y/o de las personas que participaron junto con ustedes (escuchando, cantando, hablando, etc.).
Una invitación creativa (hablando, dibujando, produciendo, etc.) para que más personas participen en los próximos días, aunque sea por Internet.
Una visita a una persona, para orar por ella, ayudarla en una tarea, ofrecerle algún alimento, ropa o animarla espiritualmente.
El registro escrito o audiovisual del testimonio de alguien que recibió o leyó el libro misionero y se sintió bendecido con su mensaje.
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