No hay dudas de que estamos viviendo en un tiempo de profundos cambios. Muchas de las profecías del libro de Apocalipsis se están cumpliendo ante nuestros ojos. Hay mucho miedo y preocupación sobre cómo será el fin de todas las cosas. Acabamos de salir de un momento trágico, y la humanidad pronto se encuentra con otras situaciones difíciles. Estamos viendo cosas que nunca vimos antes, pero eso no es motivo para desesperarse o pensar que todo está perdido.
A muchas personas les parece que el mundo está fuera de control. Y puede ser realmente que esté fuera de control desde el punto de vista humano. Pero, quiero asegu- rarle que no está fuera de control para Dios. En toda la Biblia, hay evidencias claras de que Dios mantiene todo bajo control, y una de las evidencias más importantes son las profecías. El Señor anticipa lo que está por venir para nutrir nuestra confianza y prepararnos para lo que está por venir. En este sermón, trataremos sobre el futuro que Dios nos dejó revelado. No se trata de una especula- ción o de intentar prever el futuro, sino de profundizar la comprensión de las profecías. Recordemos en la historia a un rey de Babilonia, su nombre era Nabucodonosor y una noche tuvo un sueño. Cuando se despertó estaba perturbado con lo que había soñado y convocó a sus sabios, astrólogos y videntes, y les dijo: “Anoche tuve un sueño. Siento que es importante. Díganme lo que soñé y qué significa el sueño”.
Esos sabios de la época afirmaban que podían contar sueños e interpretarlos, entonces cuando Nabucodonosor los llamó y dijo: “Díganme lo que soñé”, era algo que consideraba que los sabios podían o debían hacer. Pero ellos hicieron otro pedido al rey: “Cuéntanos el sueño y te diremos lo que significa”. El rey insistió en que los sabios deberían decir lo que él había soñado y después darle el significado para tener la seguridad de que el mensaje era correcto.
Frente a la imposibilidad de atender el pedido del rey, el asunto se puso más tenso, al punto de que Nabucodonosor decidió que esos sabios no eran valiosos para él y emitió un decreto para matarlos (Daniel 2:13). Entonces, buscaron Daniel y sus compañeros porque estaban afectados por el decreto. Al conocer la situación, Daniel pidió una oportunidad para solucionar el problema. Daniel y sus amigos oraron a Dios y él les reveló lo que Nabucodonosor había visto en el sueño y lo que significaba. Entonces Daniel fue a presentarse ante Nabucodonosor para contarle lo que había visto en su sueño.
Daniel 2:27-28
Hay un Dios en el cielo que revela los secretos y le reveló a ese rey lo que sucederá en los últimos días, el tiempo en el que vivimos usted y yo. Otro aspecto que me llama la atención es la actitud del profeta de no atribuirse la capacidad de revelarle el misterio al rey ni de querer usar la bendición divina en su propio favor. Las actuaciones sobrenaturales del Señor dan evidencia del poder de Dios y no del poder humano. En ese sueño, Nabucodonosor vio una gran estatua que era diferente a todo lo que había visto. Y cada detalle de esta imagen es importante porque comunica el plan de Dios para la humanidad, desde los días del profeta hasta la consumación final de la historia. Leamos algunos versículos bíblicos para entender mejor la historia del mundo.
Daniel 2:31-34
I. Dios es el que establece los límites de los imperios
Cada parte de la estatua con un metal distinto señala el período de los imperios mundiales. Un primer punto que llama la atención es la indicación de la cantidad específica de los reinos. El relato presenta el número exacto.
Nabucodonosor, rey de Babilonia, era la cabeza de oro de un imperio que duró solo setenta años, y de esos años Nabucodonosor gobernó cuarenta. Babilonia era el reino de oro porque ostentaba abundancia de ese metal en sus artes y construcciones. Según los descubrimientos arqueológicos Nabucodonosor escribió sobre su convicción de que Babilonia nunca terminaría. Que alguien dijera que Babilonia tendría fin en el auge de su poder era considerado algo improbable de ocurrir. Pero esa era la revelación de Dios a Daniel y al rey. Y sucedió tal cual fue profetizado. La Palabra de Dios permanece como absoluta porque el imperio de Babilonia tuvo su fin.
Después de Babilonia, la historia nos muestra la ascensión de Medo Persia. Los persas eran más fuertes que los medos, por eso los libros de historia se refieren a ese imperio solo como el reino persa. Bajo el liderazgo de un hombre llamado Ciro, los medopersas invadieron Babi- lonia. La ciudad de Babilonia tenía grandes murallas a su alrededor, con 60 metros de altura, y lo suficientemente anchas para que los carros transitaran sobre ellas. La ciudad de Babilonia era considerada como una ciudad imposible de ser destruida. Los historiadores nos dicen que dentro de la ciudad había comida suficiente para pasar cuarenta años. Entonces, cuando Ciro con su ejército cercó esa ciudad, el pueblo subió a lo alto del muro, arrojaba comida sobre ellos y se reía.
En medio de la ciudad, corría el río Éufrates. Ciro mar- chó con sus hombres hasta el río Éufrates y en un lugar seleccionado les ordenó cavar canales. Él descubrió que cierta noche, el rey de Babilonia, ahora Belsasar, daría una gran fiesta, un banquete. Y Ciro decidió que esa noche intentaría invadir la ciudad. Él hizo que rompieran los diques y desviaran el río hacia los canales. Entonces, él y sus hombres marcharon por el fondo barroso del río Éufrates. Dentro de la ciudad, las dos puertas principales hacia el río estaban abiertas. Los guardas estaban borrachos y, así como Dios lo había revelado, Ciro y sus hombres marcharon y tomaron la ciudad de Babilonia; exactamente como Dios dijo que sucedería.
Después de ese reino vino otro, el de Grecia. Alejandro Magno, enfrentó a Darío, rey de los medopersas, en las planicies de Arbela. Se cree que Darío tenía un millón de hombres. Alejandro Magno tenía cuarenta mil, y aun así salió victorioso. A partir de ahí, Alejandro y sus hombres marcharon por el mundo y conquistaron todos los territo- rios donde pusieron sus pies.
Pero la Biblia dice que habría un cuarto reino, y el que entró en escena fue el Imperio Romano. Observen cuán exacta es la Palabra de Dios. El Imperio Medo Persa estaba representado por los brazos y el pecho de plata de la estatua. Los brazos representaban la coalición de dos poderes, los medos y los persas. Por eso lo de los dos brazos. Al llegar a las dos piernas de hierro, estas representaban a Roma, este imperio quedó dividido en Roma Occidental y Oriental. Roma, está claro, era el poder dominante cuando Cristo nació. Fue un gobernador romano, Pilato, quien condenó a Cristo a la muerte, y soldados romanos lo crucificaron. Roma era conocida por su crueldad cuando era necesario imponer su supremacía.
Ahora la profecía cambia. En vez de establecerse un reino para sustituir a Roma, con cientos de años de anticipación estaba profetizada la disolución del Imperio Romano. Roma gradualmente disminuyó su fuerza y perdió su poder ante las tribus bárbaras. El Imperio Romano de a poco fue reducido a diez tribus principales que for- maron la base de la mayor parte de la Europa moderna. Después, fueron destruidas tres naciones prominentes: los Hérulos, los Vándalos y los Ostrogodos.
II. Las profecías de Dios permanecen
Daniel 2:41-42
Los pies y los dedos de los pies en Daniel 2 tienen algunas contrapartes definidas en otras profecías bíblicas. En Daniel 7:24, donde surgen diez cuernos en la cabeza del cuarto animal, la Biblia dice que son “diez reyes”. Esos corresponden a los “diez dedos”, a los cuales la Biblia llama nuestra atención en la parte final de la estatua de Daniel 2. Hay otros versículos del Apocalipsis donde encontramos la misma referencia a los diez dedos/cuer- nos señalando el mismo significado.
Apocalipsis 12:3 menciona un gran dragón rojo, con siete cabezas, diez cuernos y siete diademas en sus cabe- zas. Aquí están ellos nuevamente. En Apocalipsis 12, surge un dragón con diez cuernos.
En Apocalipsis 17:12, los diez cuernos son diez reyes. Ellos recibieron autoridad como reyes, con la bestia, por una hora. Esta es la última hora de Europa. La Biblia afirma que ellos darán su poder y autoridad a la bestia. Todas las referencias son a los mismos diez reyes, tanto en Daniel 2, Daniel 7, Apocalipsis 12 o Apocalipsis 17.
La profecía nos asegura que el reino sería dividido. Dice que ellos no se unirían más para formar un solo impe- rio. En realidad, en Europa hay una búsqueda constante para hacer que todas las naciones diferentes trabajen jun- tas. Por eso existe el llamado Mercado Común Europeo o Unión Europea. Los países se asocian con intereses mutuos, pero están divididos. No forman una sola nación con un solo gobernante.
III. El fin de todas las cosas
Daniel 2:43-44
Las naciones de Europa intentaron vez tras vez formar un poder unificado. Intentaron unirse por casamientos mix- tos de jefes de estado. Pero nunca formaron una Europa unida. Muchos líderes políticos como Carlomagno, Napoleón y Hitler intentaron conquistar las otras naciones y crear una nación en todo el continente. Pero la profecía había predicho con precisión que todos esos intentos fracasarían. Las Escrituras dicen que no se unirán uno con el otro, así como el hierro no se mezcla con el barro. La profecía también nos dice que esos reinos continuarían hasta la segunda venida de Cristo.
Daniel 2:45
Si el 90% de esa profecía hasta aquí fue absolutamente precisa, ¿no cree usted que el 10% final también será exacto? El sueño es cierto y la interpretación fiel. Cuando Dios trata el futuro no habla de posibilidades, afirma exactamente cómo será todo. Elena de White escribió: “Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que el Señor ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro caudillo. No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra histo- ria pasada” (3JT, 443).
Conclusión
Dios tiene el control de toda la historia. Nada sucede sin que Dios lo sepa o permita.
Los acontecimientos de la historia dejan claro que, así como Dios lo reveló, todo ocurrió.
Todos los planes de Dios se cumplieron porque él sabe todo lo que está por suceder.
Cuando Dios les revela el futuro a los seres humanos, quiere darnos esperanza y seguridad.
No estamos solos en este mundo, tenemos un Dios en el cielo que está interesado en ayudarnos y salvarnos.
El futuro de la humanidad fue revelado y volveremos a ser perfectos como un día la humanidad lo fue, en el momento de la creación.
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