Romanos 12:12; Efesios 4:12; Proverbios 16:32
Pablo escribió en Gálatas 5:22 y 23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Nuestro fruto espiritual hoy es la PACIENCIA y queremos representarla con el aguacate o palta, como se la conoce en otros países.
A muchas personas les gusta hacer mudas a partir de la semilla. Aquellos que han tenido la oportunidad de hacerlo saben que es muy gratificante ver la semilla brotar, crecer y convertirse en una planta madura. Acompáñenme a analizar la semilla de aguacate. ¡Este proceso es muy interesante! Se pinchan tres palillos de dientes en la semilla y se la coloca colgando sobre un recipiente con agua. Y mientras se espera a que la semilla brote, se debe cambiar el agua cada semana. Hay que ser muy paciente hasta que se ve nacer la primera raíz y luego el primer brote, pero al pasar algunos días, una muda estará lista para ser plantada.
¿Sabían que existen más de 500 variedades de aguacate? Es una fruta muy sabrosa y nutritiva. Es bastante versátil y se puede consumir en recetas saladas y dulces, como el guacamole acompañado de nachos. A algunas personas también les gusta pisarla con el tenedor agregando azúcar o limón. El aguacate puede formar parte de ensaladas o ser usado para untar tostadas.
Encontramos algunos beneficios para la salud del uso moderado del aguacate6:
Ayuda a reducir la presión arterial. Esto se debe a la presencia de potasio en el alimento.
Ayuda a combatir el colesterol malo del cuerpo. La fruta tiene grasas insaturadas que actúan disminuyendo la absorción de colesterol en el intestino y su síntesis por el hígado. Así, ayuda en el control del colesterol LDL (colesterol malo) y aumenta el colesterol HDL (colesterol bueno), además de reducir los niveles de triglicéridos del organismo.
Es bueno para el corazón porque tiene un alto contenido de grasa del tipo mono insaturado, lo que lo convierte en un aliado del corazón.
Disminuye el cortisol, hormona del estrés. El consumo de la fruta también ayuda a controlar la ansiedad gracias al potasio y el litio, ayudando a garantizar una buena noche de descanso. La vitamina B3, que se encuentra en el aguacate, actúa sobre el sistema nervioso contribuyendo al mantenimiento de la producción de algunas hormonas que proporcionan una sensación de relajación en el cuerpo.
6. http://www.uol.com.br/vivabem
Desarrollo del tema
El diccionario define la paciencia como: “la cualidad de ser paciente, soportar la provocación, la molestia, la desgracia o el dolor, sin queja, pérdida del estado de ánimo, irritación o algo similar”. Además, “una capacidad o voluntad de suprimir la inquietud o la molestia cuando se enfrenta a un retraso”.
¡Guau! Sería realmente interesante si pudiéramos vivir dentro de los límites de estas definiciones sobre la paciencia ¡sería maravilloso!
Imagínense cómo sería la relación entre marido y mujer si en lugar de quejarse, perder la paciencia o enojarse por todo, simplemente mantuvieran la calma. Sin duda habría más paz en nuestro hogar y nuestros hijos tendrían la alegría y la bendición de crecer en un ambiente sin tensión ni ansiedad. ¿No sería increíble?
Imaginen la situación: padres gritando a sus hijos porque llegan atrasados al culto del sábado por la mañana. Qué diferente sería si, en vez de alterarse y perjudicar el 'espíritu del sábado', simplemente permitiesen que el dulce Espíritu de Dios les diera la paciencia para responder con calma y compostura. Sabemos que es importante llegar a la iglesia a tiempo, pero incluso llegar a tiempo no podría ser más importante que mostrar el Espíritu de Jesús en nuestro hogar.
En un mundo cada vez más acelerado, con tantas demandas dentro y fuera de casa, todo parece ser urgente. Salimos del trabajo, pero el trabajo no nos abandona, porque el teléfono está todo el tiempo recordándonos y llamándonos a responsabilidades y compromisos. El sentido de urgencia se apodera de nuestra vida en una proporción gigantesca. Como resultado aparece el estrés, no hay tiempo para la familia y la paciencia casi desaparece, especialmente con nuestros seres queridos.
¿Qué se puede hacer para que este maravilloso fruto del Espíritu haga que nuestras vidas y las de nuestros seres queridos sean más agradables y felices?
Busca el autoconocimiento
El autoconocimiento es una tarea fundamental para tomar de- cisiones conscientes y correctas. Es importante desarrollar esta habilidad porque nos ayuda a sobrellevar bien esos momentos difíciles. Conocernos más y mejor también nos ayuda a controlar las emociones, tanto negativas como positivas. Dominar estas emociones nos ayuda a evitar problemas relacionales, ansiedad, frustración e inestabilidad emocional.
¿Por dónde empezar? Un buen comienzo sería hacerse preguntas: ¿Soy una persona impaciente? ¿Cómo puedo lidiar con los contratiempos? ¿Qué “disparadores” se activan despertando en mí la impaciencia? Si tienes estas respuestas puedes buscar estrategias para alejarte de ese estado de irritabilidad. También podrás buscar formas de controlar las emociones que destruyen las mejores relaciones personales, especialmente las familiares.
Practica actividad física y la respiración
Por lo general, la impaciencia tiene un vínculo directo con el estrés. Por ello, la actividad física regular es un excelente aliado que ayuda a relajar el cuerpo y la mente, así como a aliviar la presión emocional a la que estamos sometidos cada día. La presión en el trabajo y en otras esferas de la vida, produce cansancio e irritabilidad, llevando nuestro nivel de paciencia al mínimo. La actividad física permite aliviar esta tensión, cambiar el enfoque y traer equilibrio. Si se asocia con ejercicios de respiración profunda, mejorará la sensación de bienestar, relajación y autocontrol.
Planifica y sé organizado.
Nuestras vidas están tan llenas de actividades y responsabilida- des que a veces nos perdemos en este montón de cosas. Esto genera ansiedad e impaciencia. Cuanto más desordenado sea el exterior, igual o peor será el interior. De ahí la importancia de tener al menos un mínimo de organización en nuestras tareas y actividades. El uso de la agenda, organizar prioridades, hacer una cosa a la vez, entre otras, nos dará la sensación de un mayor control sobre la situación. Con organización, tendremos la sensación de más seguridad, tranquilidad, calma y menos ansiedad.
Anda más despacio
Velocidad no significa eficiencia y calidad. A veces, la prisa provoca mala calidad en el trabajo y otras áreas de la vida. Claro que hay ocasiones en las que es necesario ser rápido y ágil, pero la mayoría de las veces es mejor ir un poco más lento. Esto ayudará a controlar las emociones y la ansiedad. La tendencia es que las personas muy aceleradas tienden a ser más impacientes e intolerantes porque quieren que todos caminen, actúen, piensen al mismo ritmo que ellas. Necesitamos recordar que las personas tienen diferentes temperamentos y ritmos por lo cual necesitan ser respetados. Necesitamos aprender unos de otros. Los acelerados necesitan ir un poco más lento, los que son más tranquilos, acelerar un poco más. La belleza de los temperamentos radica precisamente en sus diferencias y en las ganas de aprender unos de otros.
Aprende a escuchar al otro con atención
El arte de escuchar necesita ser entrenado. Algunos nacen con este don, otros necesitan desarrollarlo. Escuchar atentamente es fundamental para generar actitudes pacientes. Necesitamos aprender a escuchar con todos nuestros sentidos porque a veces solo somos cuerpo presente, mientras que nuestra mente divaga en otros temas, o está pensando en las respuestas y argumentos que daremos. Gran parte de la pérdida de paciencia con alguien o en alguna situación se debe a que escuchamos solo una parte del tema, o no entendemos claramente lo que nos han dicho. Entonces, cuando malinterpretamos, se arma el problema. Por lo tanto, aprender a escuchar es fundamental para tener relaciones interpersonales saludables. Comencemos entrenando un poco por día y gradualmente aumentemos el tiempo dedicado a escuchar. ¡Seamos buenos oyentes!
Ora a Dios suplicando por paciencia.
Vivimos rodeados de personas impacientes, que se aman a sí mismas y su voluntad tiene que prevalecer. Somos fácilmente influenciados por este comportamiento. Al mismo tiempo, sabemos que ser pacientes no es una tarea fácil. Se necesita mucha oración y súplica a Dios para desarrollar este don. Este fruto de amor llamado paciencia es algo por lo que realmente debemos orar durante esta semana de la familia y en cada día de nuestras vidas.
Conclusión
Basándose en su situación familiar actual, algunos piensan que desarrollar esta paciencia es imposible. Pero la solución a este razona- miento lo encontramos en lo que dijo Jesús: para las personas es imposible, pero no para Dios, “Porque para Dios todas las cosas son posibles” (Marcos 10:27). La verdad es que cuando admitimos que no tenemos la capacidad o el poder de responder pacientemente en situaciones familiares difíciles, es cuando Dios puede lograr lo imposible en nuestro lugar. Necesitamos invocar a Jesús, y él nos llenará con su Espíritu quien producirá el dulce fruto de la paciencia en nuestras vidas. ¡Lo mejor de todo es que esa transformación será evidente en todas nuestras relaciones interpersonales!
¿Qué parte nos toca a nosotros? El desafío es controlar nuestras emociones y palabras, porque “la blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor.” (Proverbios 15:1). El Espíritu de Profecía también nos trae un consejo precioso: “Si se os dicen palabras impacientes, no repliquéis nunca con el mismo espíritu” (OE, 489).
Llamado
Ora para que el Espíritu de Dios te ayude a desarrollar la paciencia en todas las circunstancias, especialmente en las respuestas que das a los miembros de tu familia y a otras personas. Independientemente de lo difíciles que sean las circunstancias, debes elegir “caminar por el Espíritu” en lugar de entregarte a las “obras de la carne”.
Esto asegurará que tus interacciones y relaciones familiares estén llenas del amor de Dios, generando bendiciones todos los días para tu hogar e iglesia. Recuerda que Dios es paciente con cada uno de nosotros. Él nos da muchas oportunidades de arrepentirnos y nos perdona cuando cometemos errores. También necesitamos ser pacientes con otras personas, especialmente con nuestros familiares.
Si la ansiedad o los sentimientos negativos te impiden alcanzar el control de situaciones de conflicto a través de una actitud paciente, tal vez sea necesario buscar ayuda con profesionales de la salud mental. Vamos a orar.
Oración
Querido Padre Celestial, te pedimos que nos concedas paciencia hoy. Ayúdanos a practicarla en nuestro hogar todos los días y con aquellos con los que nos encontremos hoy. Ayúdanos a desarrollar este fruto del amor, porque sabemos que no es una tarea fácil mientras vivamos en este mundo impaciente e inmediatista. Danos este fruto del Espíritu para que podamos ser bendiciones en todas partes, especialmente en nuestros hogares. En el nombre de Jesús, amén.
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