INTRODUCCIÓN
“Hace mucho tiempo en
una galaxia muy muy
lejana...”. ¿Te suenan
familiares estas palabras? Así inicia
Star Wars o La guerra de las galaxias,
una de las series de cine más exitosa
de la historia. Su creador fue George
Lucas, quien en la década de los setenta
produjo la primera de una serie de nueve
películas que han captado la atención
de millones de personas.
La trama de La guerra de las
galaxias puede ser resumida de la
siguiente manera: en una galaxia muy
lejana se desarrolla un largo y cruento
enfrentamiento entre los Jedi, quienes
abogan por el orden y la justicia en
la República Galáctica, siendo Luke
Skywalker el más famoso de todos. Y
los Sith, una secta de seres que utilizan
el lado oscuro de la fuerza en su intento
por apoderarse del dominio galáctico,
liderados por Darth Vader, un brillante
y joven caballero que cambió su carrera
como guardián de la justicia y de la
verdad para establecer su cruel imperio
galáctico; desde su sede en la Estrella
de la Muerte ‒Darth Vader‒ planea
destruir todo lo bueno del universo, pero
las fuerzas benignas logran destruir sus
planes, entonces la paz vuelve una vez
más al universo al triunfar el bien sobre
el mal.
¡Millones de personas han quedado
fascinadas con esta historia! Aunque
el libreto de la película es espectacular,
todos sabemos que dicha guerra de
las galaxias solo existe en la vívida
imaginación de George Lucas.
Ahora bien, ¿y si te dijera que existe
una verdadera guerra de las galaxias, me
creerías? Miles de años antes que George
Lucas creara La guerra de las Galaxias,
Juan, el “Discípulo amado” y escritor de
El Apocalipsis ya había escrito acerca de
la verdadera guerra de las galaxias. En
esta guerra el destino de cada persona
está en juego.
Esta verdadera guerra de las
galaxias es conocida como El conflicto
de los siglos o La gran controversia.
Apocalipsis nos presenta a todo color
y con efectos especiales este conflicto
milenario:
Entonces hubo una guerra en el cielo:
Miguel y sus ángeles luchaban contra el
dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles,
pero no prevalecieron ni se halló ya lugar
para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera
el gran dragón, la serpiente antigua, que
se llama Diablo y Satanás, el cual engaña
al mundo entero. Fue arrojado a la tierra
y sus ángeles fueron arrojados con él
(Apocalipsis 12:7-9).
o estudiemos la verdadera
guerra de las galaxias. Para ello vamos
a dividir nuestro estudio en tres partes:
Primero: presentaremos sus principales
actores. Segundo: haremos un recorrido
por sus distintos episodios. Tercero:
consideraremos su desenlace.
DESARROLLO
I. En primer lugar, estudiemos
quiénes son los actores principales en la
verdadera guerra de las galaxias.
Los actores principales en esta
guerra de las galaxias son Miguel y el
Dragón. ¿Y quiénes son ellos? ¿Qué papel
desempeñan? Iniciemos identificando
a Miguel. Este personaje aparece unas
cinco veces en la Biblia. En Daniel,
capítulo 10:12-13; 21, lo podemos ver
luchando a favor del profeta. En Judas 1:9
lo vemos contendiendo con Satanás por
el cuerpo de Moisés. De igual manera,
Daniel 12:1 dice que en el tiempo del fin
Miguel se levantará para libertar a los
escogidos de Dios.
Hay dos claves que nos permiten
identificar a Miguel; la primera: su
nombre nos viene del hebreo mikael,
cuyo significado es “¿Quién es como
Dios?”. La segunda: de acuerdo con
Judas 1:9, Miguel es el “arcángel” o el
“jefe de los príncipes” (Daniel 10:13;21).
Con estas dos claves podemos llegar a la
conclusión de que Miguel es Jesucristo
s es igual a Dios (Juan 1:1-3) y es
llamado arcángel (1 Tesalonicenses 4:16).
Teniendo claro quién es Miguel,
identifiquemos al Dragón. Apocalipsis
12:9 dice que el Dragón es la “serpiente
antigua, que se llama diablo y Satanás”.
Notemos entonces que el Dragón es
Satanás, el archienemigo de Dios.
Por otra parte, siempre que presento
este tema hay una pregunta que sale a
relucir: ¿Quién creó a Satanás? ¿Cuál es
su origen? En Isaías 14:12-14 y Ezequiel
28:11-19 se devela que Dios creó a un ser
perfecto llamado Lucifer, o el Portador de
luz. Él era “el sello de la perfección, lleno
de sabiduría, y de acabada hermosura”
(Ezequiel 28:12), pero un día dejó de
contemplar a Dios para contemplarse a
sí mismo; como resultado de ello se llenó
de “iniquidad” y “pecado” (Ezequiel 28:16).
Ese ser que una vez fue el portador
de la luz por su propia voluntad llegó a
ser el Satanás, el adversario de Dios y
artífice del mal. Concluimos que Jesús, el
príncipe de la vida, y Satanás, el original
del pecado, son los protagonistas en la
verdadera guerra de las galaxias. .
II. En segundo lugar, demos una
mirada a los diferentes episodios de la
verdadera guerra de las galaxias.
El primer episodio tuvo lugar en
el cielo mismo y lo denominamos la
rebelión. Apocalipsis 12:7 dice que hubo
un a gran guerra en el cielo. Ahora
bien, es importante que entendamos
que esta no fue una guerra física. La
palabra “guerra”, utilizada por Juan,
viene del término griego polemos, de
donde procede la conocida palabra
polémica. Esta guerra fue una guerra
de argumentos. Satanás, que es el
padre de la mentira, buscó por todos
los medios empañar el carácter de Dios;
su propósito era levantarse y usurpar
su lugar (Isaías 14:12-14). Satanás dijo
que Dios era un tirano que lo único que
deseaba era mantener a sus criaturas
humilladas. La famosa escritora cristiana
Elena de White, comentando sobre este
primer episodio, escribió:
Lucifer, el querubín cubridor, deseó ser
el primero en el cielo. Trató de obtener el
control de los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse su
homenaje para sí mismo. Para ello representó falsamente a Dios, atribuyéndole
el deseo de la auto exaltación. Trató
de investir al amante Creador con sus
propias características malignas. Así engañó a los ángeles.
2
En este primer episodio, Satanás fue
derrotado y expulsado del cielo junto con
todos los ángeles que decidieron seguirlo.
¡Miguel se levantó con la victoria!
El segundo episodio es la invasión.
¿Qué paso después de la expulsión de Satanás?
Dios llevó a cabo la maravillosa
creación. Génesis, capítulo 1, dice que el
Señor creó en seis días todas las cosas y
que en el sexto día llevó a cabo la creación
del hombre: “Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó; varón
y hembra los creó” (Génesis 1:27).
Dios colocó a nuestros primeros
padres en un paraíso conocido como El
Edén y les dio un mandato que decía:
“De todo árbol del huerto podrás comer;
pero del árbol del conocimiento del bien
y del mal no comerás, porque el día
que de él comas, ciertamente morirás”
(Génesis 2:16-17).
Fue entonces cuando Satanás
invadió la armonía de El Edén. “La
serpiente era más astuta que todos los
animales del campo que Jehová Dios
había hecho, y dijo a la mujer:
—¿Conque Dios os ha dicho: “No
comáis de ningún árbol del huerto”?
La mujer respondió a la serpiente:
—Del fruto de los árboles del huerto
podemos comer,pero del fruto del árbol
que está en medio del huerto dijo Dios:
“No comeréis de él, ni lo tocaréis, para
que no muráis.”
Entonces la serpiente dijo a la mujer:
—No moriréis. Pero Dios sabe que el día
que comáis de él serán abiertos vuestros
ojos y seréis como Dios, conocedores del
bien y el mal (Génesis 3:1-5).
Tristemente nuestros primeros
padres desobedecieron al Señor y como
resultado vinieron a ser esclavos de
Satanás. Puede que te preguntes: ¿Por
qué Dios permitió esta prueba? ¿Por qué
no mantuvo a Satanás alejado de Adán
y Eva? Es bueno que entendamos que
Dios es un Dios de libertad. Él no creó
simplemente robots para controlarlos
a la distancia. Adán y Eva tenían libre
albedrío; ellos podían escoger entre
obedecer a Dios o desobedecerle:
tristemente escogieron el camino de la
desobediencia.
El tercer episodio de la verdadera
guerra de las galaxias es la conquista.
Satanás pensó que había destruido
los propósitos de Dios; sin embargo,
antes de la fundación del mundo se
había diseñado un plan de conquista
(Apocalipsis 13:8). Después de la caída,
Dios prometió un libertador que pondría
fin al reinado del mal. “Pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la cabeza,
y tú la herirás en el talón” (Génesis 3:15).
Este libertador sería nada más y
nada menos que Miguel. Nuestro Señor
Jesús tomaría el lugar del hombre caído
y enfrentaría a Satanás y a sus huestes
demoníacas. ¡Y así fue! Miguel, el gran
príncipe encarnado (Mateo 1:18) que con
su muerte pagó el precio del rescate
(Efesios 1:7), pero no quedó en la tumba sino que al tercer día resucitó y conquistó
el imperio de la muerte (Hebreos 2:14).
Con su nacimiento, vida, muerte y
resurrección, Jesús se coronó vencedor
en la verdadera guerra de las galaxias.
Gracias a su victoria todo el universo
obtuvo el triunfo sobre Satanás: “Ahora
ha venido la salvación, el poder y el
reino de nuestro Dios y la autoridad de
su Cristo, porque ha sido expulsado el
acusador de nuestros hermanos, el que
los acusaba delante de nuestro Dios día
y noche” (Apocalipsis 12:10).
III. Gracias a la victoria obtenida por
Jesús sabemos cuál será el desenlace
de la verdadera guerra de las galaxias.
¡No hay duda de que el imperio
del mal será destruido para siempre!
Apocalipsis 20:10 dice que el diablo
será lanzado en el lago de fuego. ¡Su
destrucción será definitiva!
Elena de White, con palabras
poéticas, presenta el final de la verdadera
guerra de las galaxias:
El gran conflicto ha terminado. Ya no
hay más pecado ni pecadores. Todo
el universo está limpio. Una misma
pulsación de armonía y júbilo late a través
de la vasta creación. Del Ser que todo lo
creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito.
Desde el átomo más imperceptible hasta
el mundo más grande, todas las cosas,
animadas e inanimadas, declaran, en su
belleza sin mácula y en gozo perfecto, que
Dios es amor.
CONCLUSIÓN
¿Cuál es la verdad central de la
au¿Cuál es la verdad central de la
auténtica guerra de las galaxias? ¡Jesús
es el gran vencedor! ¡Su conquista
supera, incluso, las hazañas imaginarias
de los Jedi o de Skywalker! Su victoria en
la cruz fue real y contundente, y todos lo
que creen en él disfrutan de su victoria
en el presente y experimentarán su
gloriosa realidad por toda la eternidad.
Jennifer salió junto con unos
amigos a dar un paseo por la ciudad.
Esa tarde todo era felicidad. Sus amigos
reían mientras uno de ellos conducía
plácidamente por una calle despejada;
de repente, en cuestión de segundos
todo cambió. Un conductor se salió de
su carril e impactó el vehículo donde
Jennifer viajaba. El impacto fue tal que
todos murieron excepto ella.
De inmediato fue llevada a
emergencias; los médicos le daban poco
tiempo de vida, por lo que sus padres
llamaron al pastor y juntos rogaron por un
milagro. ¡Solo un milagro podía salvarla
de la muerte y así sucedió! ¡Jennifer pudo
salir de terapia intensiva! Su recuperación
física y emocional tomó tiempo, pero
años después, dando testimonio, dijo:
¡Jesús me ha dado la victoria!
Queridos joven y señorita, Jesucristo
puede darles la victoria. En esta verdadera
guerra de las galaxias ustedes también
pueden decir: “Soy más que vencedor en
Cristo Jesús, mi Señor” (Romanos 8:37).
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